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martes, 29 de abril de 2014

Chandalas – Miseria urbana

Por. Hilario Wynarczyk, Argentina
Las formas de la miseria urbana son lacerantes. Los vagones del subte parecen el escenario de los teatros de variedades. En sus puertas laterales  esperaban los actores busca-vida hasta el aviso de entrada a ofrecer sus números vivos. De un modo parecido en el coche del subte mientras alguien sumido en la pobreza hace su oferta al público otros en una de las puertas de los extremos del coche esperan que el escenario quede libre.
Así desfilan los que por único capital tienen la desgracia. El no vidente, el mutilado, el enfermo de SIDA, y los niñitos mendigos (acompañados por otros algo mayores que parecen sus pequeños capataces). Algunos niños hacen un ritual de saludo como los jugadores de básquetbol (puño contra puño, mano con mano) y ofrecen la mejilla para solicitar un besito (no creo que hayan inventado esta liturgia).
Los más patéticos son los niñitos desgreñados y tan sucios como la basura de una ciudad sucia con la costra de suciedad negra adherida a las plantas de sus pies. Me hacen pensar en la casta de los chandalas, así explicada por Friedrich Nietzsche en El ocaso de los ídolos citando los edictos hindúes de la Ley de Manú. Los chandalas “no usarán otras ropas que los andrajos de los cadáveres, ni otra vajilla que cacharros rotos, ni otros adornos que hierro viejo, ni otro culto que el de los malos espíritus; andarán errantes sin descanso de un lado para otro. Les estará vedado escribir de izquierda a derecha y usar la mano diestra para hacerlo”[1].
A su turno los vendedores de bienes ofrecen guías urbanas, agendas, cuadernos, pañuelos descartables, chíclets, linternas y otros objetos que posiblemente compran en negocios para “buscas” en el barrio de la estación ferroviaria de Constitución. También hay dos o tres “estudiantes de ciencias sociales” que de noche venden libros en una línea de subte; y en un tren que viaja de Buenos Aires a los suburbios hay evangélicos, seguramente pentecostales, que llevan enormes canastos y ofrecen masitas fabricadas en un hogar para drogadictos.
Muchos de estos vendedores con el cabello prolijamente corto, casi al ras, y camisas, pantalones y zapatillas “de marca” compradas, me imagino, en los mercados populares conocidos como “saladitas”, parecen física y mentalmente bastante enteros, todavía.
Y así llegan a su turno los vendedores de servicios. Malabaristas, músicos y cantantes. Algunos entonan algo así como trova cubana al estilo de Silvio Rodríguez. También venden sus propias grabaciones. Otros hacen oír con equipos portátiles grabaciones “truchas” de temas famosos y las ofrecen al público.
En las calles al anochecer los recolectores de basura (todavía en los 70s llamados “cirujas”) abren bolsas y contenedores, almacenan y llevan, dejando parte en el suelo hasta la llegada de los camiones que trabajan para el Estado. Forman pequeñas agrupaciones familiares, algo así como clanes,  que me hacen pensar en agrupaciones de personas que se desplazan por el territorio como las técnicamente llamadas “bandas de recolectores” de las etnologías clásicas que estudiaban a los indígenas de las planicies y sus mitos como las formas de la conciencia de pueblos primitivos. Sus hijas y sus hijos también parecen enteros. Quizás les ayuda la fantasía de estar trabajando como recolectores relativamente integrados a las categorías laborales por el imaginario de una parte de la sociedad y del Estado.
Otra franja humana de la misma desgracia es la de quienes duermen en las veredas en el centro de la ciudad y barrios de clase media alta y alta. Desde que Francisco Primero asumió su papado pude notar en un barrio de clase media alta y alta, cuyo interior alberga la iglesia de donde deriva  su nombre, que ciertas personas se detienen a conversar con los pordioseros, a veces con tono compasivo (relación asimétrica), y otras veces, como si no hubiese distancia social (relación simétrica), les ofrecen traerles algo o les preguntan si quieren que les traigan algo.
Así, la miseria que atraviesa la trama urbana por momentos hace pensar en una regresión a las formas arcaicas de la organización social de la producción y el sistema de castas, aunque por cierto, se trata de una metáfora, un recurso retórico para hacer gráfico el pensamiento, pues a rigor en nuestras sociedades el sistema de castas no existe.

[1] NITETZSCHE, Friedrich. 1998 (original 1888). El ocaso de los ídolos. (Estudio preliminar de Enrique López Castellón, U. Autónoma de Madrir, traducción de Francisco Javier Carretero Moreno). Madrid: Edimat. P. 86.

 Fuente: Lupaprotestante, 2014.

domingo, 27 de abril de 2014

La Biblia Gay

Por. Will Graham, España*
Bueno, aunque no lo creas, por fin ha sucedido. En un intento de prevenir  “la interpretación homofóbica de la palabra de Dios ”, se acaba de publicar la primera Biblia pro-gay de la historia en los EEUU. Llevando una cruz con los colores del arco iris en el portal, la nueva versión Queen James  (“Reina Jaime”) declara que Dios es su autor y que Jesucristo es un colaborador importante. Está en el mercado, lista para ser comprada desde justo antes de la Navidad.
Los editores de la Queen James han defendido su traducción en la página oficial de la Biblia escribiendo que,  La homosexualidad fue primeramente mencionada en las traducciones bíblicas en inglés en la New Revised Standard Version (1946). Antes de esto, no hay mención o referencia a la homosexualidad en ninguna otra traducción bíblica en inglés”.
No obstante, el erudito bíblico Douglas Moo no está convencido. Respondiendo públicamente ante las declaraciones hechas por la comunidad Queen James , Moo contestó : “Pocas traducciones bíblicas emplean la palabra moderna ‘homosexual’ u ‘homosexualidad’ .  Pero la historia de la traducción bíblica demuestra que otras versiones han utilizado otros vocablos para referirse a lo que hoy día llamaríamos relaciones homosexuales”.
Pasajes  anti-gay  tales como Génesis 19:15, Levítico 18:22, 20:13, Romanos 1:27, 1 Corintios 6:9-10, 1 Timoteo 1:10 y Judas 1:7 han sido meticulosamente reformulados con el propósito de no ofender a la comunidad LBGT y de justificar las relaciones homosexuales como una práctica aprobada por Dios.
¿Qué, pues, se puede hacer con semejante Biblia? Respuesta simple: Quémala. Tírala a la basura. Córtala en pedazos. No es digna ni siquiera de limpiar tu nariz.
1.- No es inspirada por Dios . Aunque reconocemos que solamente los manuscritos originales fueron directamente ‘exhalados’ por Dios, la versión Queen James consciente y premeditadamente esquiva los pasajes problemáticos relacionados con la homosexualidad. En vez de acercarse al texto bíblico abierta y objetivamente como eruditos honestos, los traductores interpretan toda la Biblia dentro de los límites de su cosmovisión pro-gay. Es decir, en vez de someter la homosexualidad a la Escritura, invierten el orden y someten la Escritura a la homosexualidad.
2.- Justifica la falsedad y el pecado humano . La versión Queen James ha nacido debido a una reacción negativa en contra del tono anti-gay de las traducciones bíblicas tradicionales. Se las considera demasiado ofensivas. La verdad, sin embargo, es intrínsecamente ofensiva. Nací en 1985. Ahora bien, 1984 y 1986 podrían sentirse terriblemente ofendidos por esto, pero queda el hecho. La verdad permanece. Aquí no estamos hablando de si deberíamos mostrar misericordia y amor a la comunidad gay; se trata de establecer lo que Dios ha designado como ‘bien’ y ‘mal’. Contario a la opinión popular, Dios no aplaude a los hombres cuando andan en contra de Él y, por lo tanto, tampoco podemos hacerlo nosotros. No podemos justificar el pecado que Dios nos ha llamado a denunciar.
3.- Es un insulto a la creación del Padre . La Biblia nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. ¿Pero cómo es Dios? El relato bíblico da testimonio de que Dios es trino, esto es, que mora en comunión eterna. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se gozaban y se amaban mutuamente desde antes de la creación del mundo. En este contexto comunal se registra la creación de Adán y Eva. El Padre determinó que su imagen en la tierra fuese reflejada por un hombre y una mujer juntos: ni un hombre con otro hombre ni una mujer con otra mujer. Una Biblia pro-gay, pues, frustra el propósito creador del Padre. Hoy día muchos se preocupan por no ofender a la comunidad gay; ¿pero cuántos se paran a pensar por si están ofendiendo al gran Diseñador del universo?
4.- Pisotea la sangre de Jesucristo . Sin contentarse por negar el propósito del Padre en la creación, el equipo de traductores de la Biblia arcoíris también ataca el propósito redentor del Hijo, o sea, que Cristo vino para salvarnos del pecado. Para que uno sea salvo, hace falta una renuncia pública del pecado y un corazón arrepentido. Pero una versión pro-gay de la Escritura justifica la iniquidad de la cual Cristo procuró liberarnos. Al fin y al cabo, ¿por qué arrepentirse si Jesús está de acuerdo con nuestro pecado? Tal mensaje mata la eficacia del Evangelio y desecha cualquier demanda de arrepentimiento que proviene de Aquel que dijo:  “¡Arrepentíos porque el Reino de los cielos se os ha acercado! ”
5.- Niega el Espíritu de santidad . En último lugar, la quinta razón para rechazar la Biblia Queen James es que se opone directamente a la obra santificadora del Espíritu Santo. Él se encarga de transformarnos a la imagen de Jesús. Cualquier espíritu que va en contra del Espíritu de santidad no ha descendido del cielo, sino que ha subido del abismo. Nuestro hermano, el apóstol Juan, nos exhortó a “probar los espíritus” (1 Juan 4:1), y el espíritu detrás de la Biblia gay no tiene nada que ver con la libertad concedida por el Espíritu de vida. El Espíritu no nos libera para que pequemos ; sino para que dejemos  de pecar.
Con todo, estas son apenas algunas de las razones por la cuales la Biblia Queen James tiene que volver a la mazmorra de la cual ha surgido. No es versión de la Biblia; es una ‘per-versión’ de la Biblia. Dios salva a los homosexuales arrepentidos. Aleluya. Pero esto no quiere decir que podamos justificar las prácticas gays. Dios salva a las prostitutas arrepentidas. Dios salva a los pedófilos arrepentidos. Dios salva a los violadores arrepentidos. Dios salva a los adúlteros arrepentidos. Dios salva a los que cometen incesto y luego se arrepienten. ¿Pero quién pensará en publicar en una Biblia para justificar aquellos pecados? ¡Nadie! Así que este invierno no olvides de quemar tu Biblia pro-gay. Por lo menos te mantendrá calentito.

*Will Graham – Profesor – De Irlanda del Norte, afincado en Córdoba (España)
 
Editado por: Protestante Digital 2014

jueves, 24 de abril de 2014

¿Cómo reconocer al falso profeta?

Por. Juan Stam*
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana. 
Personalmente, creo que Dios habla hoy por medio de mensajes proféticos. ¡Claro que sí! Dios no se ha quedado mudo ni ha dejado de hablarnos por su Espíritu. Creo en el don profético, pero no creo para nada en la mayoría de las adivinaciones maquilladas de "profecía" que abundan en nuestro tiempo. No creo en profetas sin mensaje profético, ni en "movimientos proféticos" en los que se mueve cualquier otro espíritu que no sea el Espíritu que inspiraba a los antiguos profetas de Yahvéh.
A través de la historia, la profecía fiel y verdadera siempre ha estado acompañada por la falsa profecía, como si fuera su propia sombra. Nuestra época no es ninguna excepción.
La profecía es un don muy peligroso e incómodo, por muchas razones. Una de ellas es lo difícil de distinguir entre profecía fiel y falsa profecía. La misma Biblia, desde Deuteronomio hasta Jeremías, da una variedad de criterios muy distintos pero no parecen ser definitivos o incondicionales; casi siempre hay excepciones a cualquiera de ellos. Pero a la vez, la existencia de las dos "profecías", la falsa y la que realmente es de Dios, nos obliga a optar a favor o en contra de cada pretendida profecía. Y en el caso de profecía falsa, la misma exigencia implacable del mensaje profético no nos permite callar. El mismo Espíritu de los profetas nos obliga a levantar la voz en denuncia valiente, pero ... ¿si nos hemos equivocado, como siempre es posible, podríamos estar oponiéndonos a una auténtica palabra de Dios?
En mi lucha personal por ser fiel al Señor, al Yahvé que también hoy nos habla, lo que más me ha ayudado es medir a todo supuesto profeta por su prototipo normativo, o sea, compararlos con los profetas bíblicos para ver si se parecen. Si no corresponden a ese modelo, tengo razones para sospechar que estoy frente a un caso de profecía falsa. Sin pretender dar respuestas finales, me permito sugerir algunas de las pautas bíblicas que nos pueden orientar para reconocer a los falsos profetas:
(1) Cuando un dizque profeta se limita al vaticinio, sin traer un mensaje de Dios para nuestra vida, hay que dudar de él o ella. En la Biblia, la profecía predictiva nunca es una finalidad en sí sino que es sólo una parte, casi siempre (o siempre) muy secundaria, del mensaje profético. El mensaje no está en las predicciones mismas, sino ellas vienen en función del mensaje. Los profetas no son astrólogos sino predicadores. No más de cinco por ciento de los escritos proféticos tiene que ver con el futuro, visto desde el tiempo del profeta, y menos de un por ciento puede ser futuro todavía para nosotros hoy. ¿Y qué del otro 95 por ciento? Bueno, junto con las mismas profecías predictivas, todo eso tiene carácter ético, como mensaje al pueblo y sus líderes. Podemos decir, sin exagerar mucho, que frente a un cinco por ciento que es predictivo, un cien por ciento de los escritos proféticos es ético, mayormente social, económico y político. Basta leer esos libros, y los relatos de Samuel, Natán, Elías y Eliseo, para descubrir esta verdad muchas veces olvidada.
Jeremías plantea muy claramente un criterio ético para reconocer a los falsos profetas: "Si hubieren estado en mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo: lo habrían hecho volver de su mal camino y de sus malas acciones" (Jer 23:22). Cuando oímos o leemos supuestas profecías, siempre debemos preguntarnos: ¿Cuál es el mensaje ético de esta profecía? Los profetas fieles no perdían tiempo en simples predicciones; dejaban eso a los adivinos. Profecía predictiva sin mensaje ético profético, huele muy fuertemente a profecía falsa. Casi seguro es adivinación en vez de profecía fiel. Cuando Dios habla proféticamente, es para algo serio, no para entretenernos o impresionarnos con predicciones triviales.
Una buen prueba para las profecías puede ser preguntarnos, ¿Cómo obedezco esta profecía? Claro, una profecía falsa puede exigir también una obediencia errada, pero si una profecía no exige ninguna acción de obediencia, muy probablemente es adivinación y no verdadera profecía.
(2) Los profetas bíblicos profetizaban a partir de un profundo conocimiento de la realidad de su nación y generalmente daban razones bien fundadas para su mensaje. Cuando uno lee a los profetas hebreos con una óptica socio-política, resulta sumamente impresionante su dominio analítico y crítico (o sea, profético) de las condiciones imperantes de la sociedad y de la historia de su tiempo. Otro tanto puede decirse de Juan de Patmos. Por su análisis económico del imperio romano, por ejemplo, Juan merece un doctorado en ciencias económicas (Ap 6:5-6; 13:16-18; 17:4; 18:3,7,11-17,23; ver "Apocalipsis y el imperio romano", en este sitio web). Los profetas eran los sociólogos, economistas y politólogos de su tiempo, aunque por la inspiración divina eran más que sólo eso.
Igualmente, con las profecías de hoy, debemos plantearnos tres preguntas: ¿En qué análisis de la realidad histórica se basan? ¿Qué actitud asumen hacia esa realidad? y ¿Qué acción proponen para nosotros en medio de la coyuntura que vivimos?
La profecía bíblica no ocurre en el vacío, sino en medio de la historia y vinculada esencialmente con la historia de la salvación. Cualquier "profecía" desconectada de la historia, y de la voluntad de Dios para nosotros en medio de ella, muy probablemente es profecía falsa. Mejor entonces recurrir a Nostradamus o el horóscopo, y no meter a Dios en tales especulaciones.
(3) Los profetas falsos se acomodaban al sistema vigente, muchas veces poniéndose incondicionalmente a las órdenes de los poderosos. En cambio los profetas verdaderos, debido a su honestidad, vehemencia y valentía, mantenían relaciones muy tensas con las autoridades y con los profetas del sistema. Las palabras del rey Acab a Elías valen para todos los profetas: "¿Eres tu el perturbador de Israel?" (1 R 18:17). Me parece que la gran mayoría de las profecías que escuchamos hoy día son sedantes y no podrían perturbar a nadie, ni mucho menos a los poderosos.
Más adelante, cuando los profetas profesionales de la corte profetizaron sólo bendiciones y éxito para Acab, éste quiso rechazar al profeta Micaías ben Imlá porque "me cae muy mal, porque nunca me profetiza nada bueno: sólo me anuncia desastres" (1 R 22:8). El rey envió a un mensajero para traer a Micaías, y éste le dijo, "Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente", a lo que Micaías respondió, "Tan cierto como que vive Yahvéh, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que Yahvéh me diga" (22:13-14). Micaías lo hizo, después de mofarse del rey y de los falsos profetas, y el rey se enojó tanto que ordenó al gobernador "echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua" (22:27).
Amós ofendió tanto a los ricos y cómodos de Samaria que lo sacaron por la fuerza del reino del norte. (¡Qué ofensivo, llamar a las ricas de Samaria "vacas de Basán"!). Cuando el falso profeta Jananías profetizó, en nombre de Yahvéh Todopoderoso, que Dios iba a quebrar el yugo del rey de Babilonia, para devolver a los exiliados y los utensilios del templo, Jeremías le respondió; "A pesar de que Yahvéh no te ha enviado, tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira. Por eso, así dice Yahvé: 'Voy a hacer que desaparezcas de la faz de la tierra. Puesto que has incitado a la rebelión contra Yahvéh, este mismo año morirás'" (Jer 28:16). En el capítulo 23 Jeremías lanza una feroz denuncia contra los reyes como "pastores que destruyen el rebaño" (23:1) y después contra los profetas mentirosos (23:9-32) y contra las profecías falsas (23:33-48).
De los falsos profetas exclama Jeremías, "En cuanto a los profetas: Se me parte el corazón en el pecho y se me estremecen los huesos. Por causa de Yahvéh y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho... Los profetas corren tras la maldad, y usan su poder para la injusticia. Impíos son los profetas y los sacerdotes... Entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles... viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores... Los profetas de Jerusalén han llenado de corrupción todo el país" (23:9-15). ¿Qué diría Jeremías de nuestros profetas de hoy? ¿Y de nuestros partidos cristianos y políticos evangélicos? (Todo el capítulo de Jeremías 23 está lleno de enseñanzas para la iglesia hoy).
Para los profetas fieles, callarse no estaba dentro de sus posibilidades. La Palabra de Dios ardía en sus corazones y martillaban sus huesos (Jer 23:29). No todos los profetas vaticinaron el futuro, pero todos ellos denunciaron el pecado, la corrupción y la injusticia. Profeta no puede ser quien encubre o calla esas cosas. Por eso, los profetas sufrieron la persecución, la cárcel, el exilio y hasta el asesinato (Mt 23:30-31). Los profetas falsos tuvieron mucho mejor suerte, porque sólo decían lo que la gente quería escuchar y se cuidaban especialmente de no ofender a los poderosos. "Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz., paz; y no hay paz" (Jer 6:14). Igualmente los profetas de hoy, si nunca ofenden a nadie podemos estar seguros de que son profetas falsos. Un "profeta inocuo" es una contradicción de términos.
(4) Este mismo capítulo de Jeremías nos da otra clave para contestar nuestra pregunta: los falsos profetas pueden reconocerse porque usan livianamente el nombre de Dios. En un sorprendente epílogo al capítulo 23, Dios prohíbe tajantemente que se usa la expresión "Oráculo (o Carga) de Dios" (23:33-40 hebreo). Aunque ese mismo término es muy frecuente en otros pasajes, queda obvio del pasaje que los seudo-profetas la repetían frívola e irreverentemente para cualquier opinión caprichosa que se les ocurriera, y por eso el Señor les prohibió totalmente hablar en su nombre.
Hoy en día es alarmante la facilidad ligera con que nuestros profetas anuncian que "el Señor me ha dicho" o "tengo una palabra profética de Dios". ¿No será eso tomar en vano el nombre del Señor? Debe preocuparnos que nuestra situación se parezca tanto a los falsos profetas del tiempo de Jeremías. ¿No sería mejor un moratorio sobre las pretensiones de hablar en nombre de Dios, como el que Yahvé, evidentemente enojado, impuso sobre Israel?
(5) Para los profetas fieles, su misión era un sacrificio, más que un privilegio. En ningún momento buscaban su beneficio propio. Muchos de ellos no querían ser profetas (Moisés, Isaías, Jeremías), pero Dios los obligó. En cambio, los falsos profetas disfrutaban como privilegio su oficio y su rango, y hasta lucraban de él. Se creían dueños de su carisma, que empleaban no para servir sino para servirse, como seguidores del mercenario Balaam. Por eso buscaban siempre agradar al público y complacer a los ricos y poderosos a quienes debían más bien denunciar. Para los mismos fines pretendían manipular a la gente, y aun manipular a Dios.
¡Qué parecido a nuestro tiempo!
CONCLUSIÓN
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.
No hay fórmulas mecánicas ni criterios invariables; todos tienen alguna excepción, incluso los que planteamos aquí. En eso está la libertad de Dios de actuar dónde, cuándo y cómo él quiere. Pero creo, y he visto, que estas orientaciones nos ponen el alerta contra abusos del oficio profético. Al fin es un acto de fe, en la sincera convicción del corazón de cada cual, aceptar o no una supuesta profecía.
Pero estamos obligados a optar, y creo que es mayor el peligro de creer y seguir una falsa profecía que el de posiblemente mantener sanas reservas ante una profecía incierta, aunque pudiera ser verdadera. En ese caso, Dios podrá seguir hablándonos y guiándonos hacia mayor certidumbre.
Autores: Juan Stam

©Protestante Digital 2014

domingo, 20 de abril de 2014

LA IGLESIA Y SU TIEMPO – EL PAPA Y LA ECONOMÍA (DOS CARTAS)

La Iglesia y su tiempo
En su carta del 11 del actual, el señor Alberto J. del Campo Wilson sostiene que "todos los teólogos manifiestan que la Iglesia no toma partido por opciones temporales determinadas, como no lo hizo N. S. Jesucristo". Quiero disentir radicalmente. A Jesús lo mató el Estado romano, a seguir de un juicio público y las acusaciones esgrimidas por actores del sistema en medio del cual vivía y predicaba. Y así aconteció por las consecuencias prácticas de su teología, su discurso contra la injusticia y la hipocresía de la teocracia, y su ejemplo en acción. Recordemos la manera en la que expulsó a los vendedores en el templo en la principal fiesta religiosa de su pueblo: "Y les dijo: Escrito está: mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones", Mateo 21: 13). Pablo de Tarso mismo fue un muy cruel actor de este poder público, como a sí mismo se describió en Hechos de los Apóstoles (22: 3 al 5), hasta que se convirtió en seguidor del Nazareno. Y entonces, estando preso, se salvó de una conjura por tener la ciudadanía romana que le permitía el derecho a un juicio en la capital del imperio. Así se marchó y siguió predicando, primero a las gentes de la diáspora.
Yo entiendo que los grandes martirios públicos no se explican por razones metafísicas. Se explican por lo que significan frente a las formas del poder público.

Hilario Wynarczyk
 

El Papa y la economía

El 6 de este mes el lector Víctor Zajdenberg identifica al papa Francisco con un cierto "ideario económico". Todos los teólogos manifiestan que la Iglesia no toma partido por opciones temporales determinadas, como no lo hizo N. S. Jesucristo. En su adhesión a la Doctrina Social de la Iglesia, en su Evangelii Gaudium, el papa argentino, en esta extensa exhortación apostólica que, pareciera, algunos han analizado superficialmente, sacándola de contexto, manifiesta una clara posición humano-espiritual. En toda una definición, se lee en el parágrafo 58 de su documento que "el papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos...". Por eso nos exhorta a "... la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética a favor del ser humano". No otra cosa transmitió Juan Pablo II (próximo a ser declarado santo) en su encíclica Sollicitudo rei socialis (1987), diciendo que "... la justicia social exige también que al trabajador no se deje a merced de las leyes de la competencia, como si su trabajo se tratara sólo de una mercancía...".
Claro está, nadie osaría jamás tildar a semejante pontífice de haber sido "marxista o excesivamente progresista" económicamente, ya que fue el principal responsable de la caída del régimen comunista en Europa.
 
Alberto J. del Campo Wilson
Fuente: La Nación, 19 y 11 de abril, 2014.

viernes, 18 de abril de 2014

En memoria de García Márquez

Por. Juan Antonio Monroy, España*
¿Creía Gabriel García Márquez en Dios? ¿Era ateo o creyente?.. Conocí a García Márquez en Managua, Nicaragua, en enero de 1985.
Gabriel García Márquez, el célebre escritor colombiano, Premio Nobel de Literatura en 1982, autor de la más que famosa novela, CIEN AÑOS DE SOLEDAD, desde hace años padecía un cáncer linfático que se agravaba a medida que transcurría el tiempo. Hoy, 17 de abril de 2014, ha fallecido a los 87 años de edad en México DF, donde vivía desde hace años, después de pasar las últimas semanas aquejado por una neumonía
El autor de CIEN AÑOS DE SOLEDAD nació el 6 de marzo de 1928 en Aracataca, un pequeño pueblo colombiano al pie de la sierra de Santa Marta.
Criado por sus abuelos, cursó estudios primarios y secundarios en Barranquilla y Zipaquira, donde en 1946 terminó el bachillerato.
A los 19 años ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional en Bogotá. Allí escribió una serie de quince cuentos que fueron publicados en el diario “El Espectador” entre 1947 y 1952.
De 1948 a 1954 lo vemos en Cartagena de Indias, Barranquilla y Bogotá, donde empieza a trabajar como periodista en “El Espectador”.
Viaja a París en 1955 y permanece unos tres años en Europa. Vuelve de nuevo a Barranquilla para contraer matrimonio con Mercedes Barcha. Ese mismo año, 1958, publica la novela corta de título EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA.
Entre 1959 y 1967 desarrolla una activa labor como periodista en Colombia, Cuba, Nueva York y México.
En el verano de 1967 aparece la primera edición de CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Tres meses más tarde García Márquez viaja a España y se instala en Barcelona. Allí permanece durante ocho años. A lo largo de todo este período publica algunas obras importantes, entre ellas EL OTOÑO DEL PATRIARCA, varios volúmenes de cuentos y un ensayo en colaboración con Vargas Llosa que fue titulado como LA NOVELA EN AMÉRICA LATINA.
Decidido a cambiar de aires deja España en 1975. Se instala en México, donde inicia un período de intensa actividad periodística.
En 1981 se publica otra novela suya de impacto, CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. Un año después, el 10 de diciembre de 1982, Gabriel García Márquez recibe en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura, que “coronaba el reconocimiento internacional de una carrera construida mediante un derroche de esfuerzo y personalidad”.
Entre las incontables opiniones vertidas en torno a García Márquez quiero reproducir aquí una del profesor George McMurray, de la Universidad del estado de Colorado (EEUU). En la conclusión de una obra biográfica publicada primeramente en inglés y más tarde en español, McMurray que decía, sobre el entonces aún vivo "Gabo":
“García Márquez es hoy el más conocido de los escritores latinoamericanos vivos. Es, además, uno de los artistas realmente sobresalientes de nuestra época. La totalidad de su obra no sólo comunica la cruda realidad de un continente que emerge en medio de los desgarrones del combate sino también, por medio de los elementos humanistas y universalizantes del mito, la imaginación y la percepción estética, una visión sumamente original del hombre y de su mundo”:
DIOS Y GARCÍA MÁRQUEZ
¿Creía García Márquez en Dios? ¿Era ateo o creyente?
Conocí a García Márquez en Managua, Nicaragua, en enero de 1985. Ambos formábamos parte de las 350 personas llegadas de todo el mundo para asistir a la toma de posesión del presidente Daniel Ortega. García Márquez estaba allí como amigo personal del presidente. Yo fui invitado en mi condición de periodista por el entonces ministro de Asuntos Exteriores Miguel D´Escoto.
En el curso de una recepción celebrada el miércoles 9, un día antes de la toma de posesión, pude hablar con García Márquez. Naturalmente, toqué el tema de CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Le pregunté qué significaba ese “Macondo, Dios existe” en el tercer capítulo de la novela y me contestó literalmente:
“Puede que ahí esté la clave del libro”.
¿Lo dijo sabedor de mi preocupación por el tema de Dios?
¿Lo dijo para dar una respuesta que cerrara la conversación?
¿Lo dijo porque lo cree, porque efectivamente es así?
No hay más vida que la vida que a cada uno nos tiene asignada el Eterno. No hay más tiempo que el que marca el reloj de Dios. No podemos, como quería García Lorca, atar en los árboles el tiempo con un cable de noche negra.
Desde hace un mes,  Juan Antonio Monroy está escribiendo una serie sobre “Cien años de soledad” , la genial obra de García Márquez, bajo el título de “100 años de soledad y Dios”. Se publican en la sección “ El punto y la palabra ” de Protestante Digital. Se prolongará a lo largo de los próximos domingos. 
 

©Protestante Digital 2014
  
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miércoles, 16 de abril de 2014

¿Hay nicolaítas evangélicos hoy?

Por. Juan Stam, Costa Rica*
Es importante entender en qué consistía el "nicolaitismo" tan ofensivo para Jesús, el Señor de la iglesia, en Apocalipsis. 
Juan de Patmos menciona dos veces a un misterioso pero muy peligroso grupo herético que él llama "los nicolaítas" (Apoc 2:6,15). Los cristianos de Éfeso, que tenían mucho discernimiento doctrinal, aborrecían las obras de los nicolaítas. Cristo les felicita, porque él también las aborrece (Apoc 2:6). Pero en Pérgamo esta falsa enseñanza, con su repudiable conducta, había comenzado a infiltrar la congregación (2:15).
Cualquier cosa que Cristo aborrece debe tomarse muy en serio. Es curioso, y parece contradictorio, que el mismo Jesús que critica a los efesios por haber perdido su primer amor, les felicita por tener este odio, que, de hecho, es un odio que él comparte con ellos. Por eso es importante entender en qué consistía este "nicolaitismo" tan ofensivo al Señor de la iglesia.
Juan no nos explica la doctrina de los nicolaítas, ni sus obras que deben ser odiadas, ni tampoco por qué se llaman "nicolaítas". ¿Será un apodo que Juan mismo inventó? ¿Algún "Nicolás" fue su fundador?
Los primeros lectores lo entendían, pero hoy no sabemos. De todos modos, lo importante no es explicar el nombre sino descubrir cuál era su enseñanza tan reprobable.
La mejor clave para descifrar la falsa enseñanza de este secta herética, y casi la única clave que disponemos, es su correlación con dos errores más: la "doctrina de Balaam" (2:14) y las "profecías de Jezabel" (2:20).
Todo indica que los tres -nicolaítas, balaamitas, y jezabelitas- eran una y la misma herejía. Y de Balaam y Jezabel, Juan señala el mismo error grave: enseñan al pueblo de Dios a comer viandas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación.
Aquí surgen algunas preguntas: ¿Qué tiene de malo comer carne sacrificada a los ídolos, si uno no cree en ellos? Pablo lo permitía, porque los ídolos no son nada (1 Cor 8:1-10). Entonces, ¿por qué lo prohibe Juan?
Otra pregunta: ¿de qué tipo de fornicación se trata aquí? ¿Sería posible maestros cristianos enseñaran el "amor libre" en las iglesias y que un grupo de cristianos y cristianas lo practicaran? También: ¿Qué tiene que ver Balaam con todo esto?
El Antiguo Testamento habla de Balaam pero en ninguna parte menciona lo de comidas sacrificadas a ídolos ni fornicación. Pero inmediatamente después del episodio de Balaam, la Biblia cuenta que los israelitas comenzaron a fornicar con las hijas de Moab, a asistir a sacrificios y a comer lo sacrificado.
Por eso, Dios ordenó una gran masacre en Baal-peor (Num 25:1-3,9).
Los rabinos explican el papel de Balaam en esa tragedia. Cuando no pudo profetizar contra Israel, y temía que iba a perder el pago prometido por Balac, Balaam concibió otra estrategia para cobrar su sueldo: Después del fracaso de su misión profética, Balaam propuso a Balak levantar tiendas con una mujer vieja afuera que invitaba a los israelitas a entrar a comprar lino. Adentro una jovencita bonita les ofrecía vino amonita, y al quedarse borrachos les seducía sexualmente para hacerles adorar a ídolos y renegar a Dios. Parece que Juan cita esa historia antigua para asociar la doctrina de los nicolaítas con uno de los personajes más repugnantes del Antiguo Testamento.
La situación en Tiatira era aún más peligrosa, por tres razones: (1) esta nueva teología de acomodo al mundo ya venía promulgada por una dizque profetisa; (2) en Tiatira toda la vida económica estaba organizada en gremios; para prosperar, o aún sobrevivir, era necesario afiliarse al gremio correspondiente, pero las reuniones y fiestas de los gremios siempre incluían actos de adoración al emperador y a los dioses. "Jezabel" les daba el mensaje acomodaticio: no hay ningún problema en compartir esos actos de idolatría. Por eso, (3) en Tiatira el grupo nicolaíta era mucho más grande que en Pérgamo. Parece que en Sardis eran aún más, de modo que los que no cayeron en esa idolatría eran "unos pocos" (3:4).
Era muy atractiva esa doctrina. Con sólo ir al templo del emperador, quemar incienso y decir "César es señor", uno quedaba bien con Dios y con el diablo. La vida era mucho más cómoda, con posibilidades de prosperidad y tranquilidad, sin problemas.

Los nicolaítas "no eran ni chicha ni limonada". ¿Habrá nicolaítas en nuestras iglesias hoy?

Autores: Juan Stam

©Protestante Digital 2014

domingo, 13 de abril de 2014

Por qué me opongo al matrimonio gay

 Por. Will Graham, España*
Me opongo al matrimonio gay por la misma razón que me opongo a cualquier otro tipo de relación sexual fuera de los confines del pacto del amor heterosexual. Me opongo al matrimonio gay por la misma razón que el Antiguo y el Nuevo Testamento se oponen a él. De hecho, me opongo al matrimonio gay por la misma razón que Cristo se opuso a él. ¿Cuál es esta razón? Respuesta: la creación. ¡Es así de sencillo!
Cuando los teólogos contemporáneos de su generación preguntaron a Jesús acerca del divorcio, Jesús apeló al Edén para demostrar la voluntad de su Padre con respecto al matrimonio (Marcos 10:2-9). Cristo enseñó que Dios quiere que el hombre y la mujer estén juntos hasta que la muerte los separe. Esta ideal se dio a conocer en la misma creación- antes de que naciera la cultura humana- para que todos entendieran que el anti-homosexualismo no es fruto de una determinada nación o tribu. Adán y Eva juntos representan el plan universal de Dios para el resto de la historia humana. “Según las enseñanzas de Jesús,” escribe el renombrado Dr. Wolfhart Pannenberg, “la sexualidad humana entre hombre y mujer pertenece a la unión indisoluble del matrimonio. Este estándar es la base de todo lo que enseña el cristianismo sobre el comportamiento sexual”. Jesús se refería a la creación a posta. Créeme: sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
Es a la luz de la creación que tenemos que entender todas las condenaciones a la ‘sodomía’ que se nombran en las Escrituras. La Biblia no es anti-gay por ser anti-gay. Es anti-gay porque es pro-creación. El hecho de que varias leyes anti-homosexuales fuesen incorporadas en la Torá judía nos revela que la  Revolución gay  no nació en nuestra generación. En los días de Levítico, la homosexualidad era tan desenfrenada entre los apostatas e idolatras de las naciones vecinas a Israel que el pueblo de Dios tuvo que separarse de ellos y consagrarse al Señor. En los días de Moisés, por ejemplo, cualquier manifestación de homosexualidad merecía la pena de muerte inmediata (Levítico 20). ¡Dios no la toleraba para nada!
La misma condenación se transmite en el Nuevo Testamento.En vez de seguir la corriente tan lujuriosa y carnal de la cultura greco-romana que prevalecía en el primer siglo, Pablo advirtió a todos los creyentes de la homosexualidad en términos bien, pero bien, severos. La homosexualidad, explica Pablo, es una exhibición pública de idolatría y apostasía (Romanos 1) y excluye a los hombres (y mujeres) del Reino de Dios (1 Corintios 6). El apóstol habló directamente sin dar rodeos. Es imposible malinterpretarlo (aunque algunos pensadores están intentando hacerlo). ¿Qué más podría haber dicho Pablo para posicionarse con más contundencia?
El veredicto categórico de la Escritura es rotundo: la homosexualidad tiene que ser devuelta al abismo de donde ha salido. No hay nada en la Biblia que promueva una vida gay. Se trata de un pecado sumamente detestable. “Es abominación” (Levítico 18:22). Ésta, por lo menos, es la opinión de Dios. Y no solamente esto, representa una rebelión abierta contra las enseñanzas de Jesucristo, el Señor de la Iglesia. ¿Qué quiere decir todo esto?
Primero, quiere decir que si alguien está luchando contra inclinaciones homosexuales, no significa que esté condenado al lago de fuego.Significa, sencillamente, que tiene que batallar contra esta tentación- como cualquier otra- en el poder del Espíritu y por medio de las disciplinas espirituales que Dios nos ha dejado (las Escrituras, la oración, la comunión con los santos). Debe recordar también que Cristo es poderoso para conquistar cualquier pecado vil que nos asedia. Su gracia vence nuestra iniquidad. Así que hay esperanza para todos. ¡Bendito sea Dios!
Segundo, quiere decir- y voy a emplear términos muy claros- que cualquier Iglesia que acepte el matrimonio gay ya no es una Iglesia. Se hace anti-Iglesia.Puede llamarse como quiera, pero ha dejado de ser un vocero del Omnipotente. No es fiel al Señor de la Escritura ni a la Escritura del Señor. Una Iglesia gobernada por la Biblia jamás podría desviarse en esta cuestión tan fundamental. De nuevo, cito al Dr. Pannenberg, “Si una Iglesia se dejara llevar hasta el punto de ver la homosexualidad como forma de desviación del patrón bíblico y de reconocer las uniones homosexuales como equivalentes a un verdadero matrimonio de amor, tal Iglesia ya no estaría posicionándose a favor de la Biblia, sino en contra de ella”.
Así que la creación, el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la verdadera naturaleza de la Iglesia: éstas son las razones por la cuales me opongo al matrimonio gay. ¡Menuda combinación! ¿Verdad?
Autores: Will Graham

©Protestante Digital 2014
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jueves, 10 de abril de 2014

Hace 69 años Bonhoeffer, el pastor que murió por conspirar contra Hitler

El 9 de abril de 1945 fallecía el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, ajusticiado por los nazis, a quienes se opuso en medio de una sociedad mayoritariamente pasiva ante las barbarie.
Sus obras hoy son estudiadas y seguidas como uno de los mejores logros de la teología en el siglo XX. Pero el pastor luterano Dietrich Bonoeffer no destacó sólo por su pensamiento, sino por la puesta en práctica de unos principios enraizados en el evangelio que le llevaron a oponerse en Alemania al nazismo dominante y por ello, ser finalmente ajusticiado.
Bonhoeffer luchó contra el nazismo conjuntamente con otros colegas, entre ellos el reconocido Karl Barth, el pastor luterano Martin Niemöller y otros opositores a Hitler, creando la“Iglesia Confesante”, que se oponía a las políticas antisemitas del régimen nazi.
El pastor fue arrestado y permaneció en distintas cárceles alemanas y varios campos de concentración durante dos años, hasta que el 9 de abril de 1945 fue asesinado en la horca. Según un testigo, sus últimas palabras fueron: “Este es el fin, para mí el principio de la vida”.
PUSO SU VIDA EN JUEGO
Dietrich Bonhoeffer formó parte de un pequeño número de disidentes que pusieron su vida en juego en su lucha contra el Tercer Reich.
Nació en Breslau el 4 de febrero de 1906, siendo el sexto hijo de Karl y Paula Bonhoeffer. Su padre era un destacado profesor de psiquiatría y neurología; su madre era una de las pocas mujeres de su generación que obtuvo un título universitario.
Desde el principio, los intereses de Bonhoeffer lo llevaron más allá del ámbito tradicional de la academia alemana, y su intelecto y logros teológicos le valieron reconocimientos. Completó sus estudios en Tubinga y Berlín. En 1928, sirvió como vicario en la parroquia alemana en Barcelona; y en 1930, completó sus exámenes teológicos y estudió en la Union Seminary en Nueva York.
También se convirtió en un activo del movimiento ecuménico en ciernes, lo que le valió para hacer contactos internacionales que resultarían cruciales para su trabajo en la resistencia. En 1931, comenzó a enseñar en la facultad de teología en Berlín.
Desde esta posición destacó en su mensaje la defensa de los judíos y su oposición a ese régimen que se levantaba en Alemania bajo parámetros racistas.“Deploramos el hecho de que las medidas del Estado contra los judíos en Alemania han tenido tal efecto en la opinión pública que en algunos círculos la raza judía es considerada una raza de estatus inferior”, dijo en una conferencia en Bulgaria.
Cuando la iglesia oficial se plegó a los intereses del régimen nazi, Bonhoeffer se negó. Le habían pedido que ejerciera como pastor en la Iglesia de Prusia, que había aceptado la disposición aria según la cual se prohibía a cualquiera que tenía sangre judía ejercer un ministerio en la Iglesia.
Así, Bonhoeffer se vio enfrentado a los “cristianos alemanes” de Hitler, que querían suprimir de la Biblia el Antiguo Testamento, desjudaizar a Jesús y transformarlo en un héroe político.
En abril de 1943 fue detenido por la Gestapo acusado de conspirar contra Hitler y encarcelado en Berlín. Enviado posteriormente al campo de concentración en Buchenwald, fue ahorcado por los nazis el 9 de abril de 1945. Hitler se suicidó 21 días después.
CONTRA LA “GRACIA BARATA”
En su libro “El costo del discipulado”, Bonhoeffer plantea algunas de las ideas más sobresalientes de la teología del siglo XX. Allí analiza el sermón del Monte y a la luz de este pasaje denuncia l que consideraba “el mayor peligro” para la iglesia, un concepto que llamó “gracia barata”.
Bonhoeffer decía: “la gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado”.
Sin duda, él experimentó en su propia vida que el seguimiento de Cristo significaba pagar un alto precio.
 
Editado por: Protestante Digital 2014

Noticia relacionada:
Vivió entre una sociedad inmoral, formada por personas buenas que miraban para otro lado sin querer afrontar lo que con su pasividad estaban consintiendo.

domingo, 6 de abril de 2014

La Biblia y el Capitalismo

Por. Juan Stam, Costa Rica*
En el Colegio donde estudié, en Paterson, Nueva Jersey, nos tocó un profesor que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás. Lucía el pintoresco apellido de "Bontekoe" ("vaca abigarrada", en holandés) y era una mezcla de Don Quixote y Sören Kierkegaard con una fuerte dosis de Sócrates. "Bonty" fue el profesor que nos hizo pensar, y pensar críticamente. Un día nos asignó la desafiante tarea de buscar las bases bíblicas del capitalismo. Esa pesquisa provocativa creó tempestades dentro de mi cerebro que me siguen inquietando hasta el día de hoy.
¡Qué tarea más difícil! Como buenos cristianos y cristianas (y calvinistas, por feria), sabíamos que nuestra fe tenía que ser integral y que nuestra ética tenía que estar fundada en las sagradas escrituras. Pero nuestra búsqueda no fue nada fácil, y sabíamos que tendríamos que defender nuestras propuestas ante el riguroso escrutinio del maestro. Algunos apelamos al octavo mandamiento, pero él nos preguntó si no robaban los capitalistas (hoy día, ¡quién lo puede dudar!). Otros apelaron a algunas parábolas de Jesús, pero el profesor cuestionó nuestra interpretación de esas parábolas y señaló que era precario sacar doctrinas de las parábolas, que tenían otro propósito.
Tampoco es que la Biblia no hablara de la ética política o que no tuviera mucho que decirnos sobre la vida económica. Tiene mucho que decir, aunque por supuesto sus enseñanzas tienen que entenderse en su contexto antiguo y no deben tratarse como modelos a copiar mecánicamente hoy. Nuestra moderna economía de mercado internacional es muy distinta a la economía agraria de ellos. Pero creo que podemos encontrar en la Biblia unos principios fundamentales para nuestra orientación hacia temas económicos, y lejos de ser pro-capitalistas, me parece que favorecen de una u otra manera al socialismo. A ver...
El primer político de la Biblia, en el sentido de ocupar un puesto en el gobierno de un país, fue José, quien fue también el primer "carismático" (Gén 41:38). Después de interpretar, con sus dones espirituales, los sueños del Faraón y el futuro de la economía egipcia, José entró en el gobierno de Egipto al más alto nivel: Primer Ministro, Ministro de Agricultura y Economía, y Ministro de Planificación. Y según el relato de Génesis 47, José reestructuró drásticamente todo el sistema económico de Egipto. Nacionalizó toda la agricultura y hasta la tierra en una economía centralizada y planificada, para salvar muchas vidas (Gén 50:20). Implantó una economía para la vida y no para la ganancia de algunos y la miseria de otros.
No pretendo ahora afirmar una interpretación literal de este relato, pero de alguna forma debemos verlo como un mensaje sobre la ética teológica de la economía. Tampoco pienso que la gestión de José fuera una solución económica para los problemas de hoy. Pero me parece claro que el relato tiene un significado anti-capitalista. No me explico cómo nuestros políticos han logrado demonizar la nacionalización, como si estuviera opuesta a la fe y la Biblia, y santificar la "libre" competencia como el único modelo legítimo para la vida económica. ¡Qué ironía hoy, que mientras algunos países latinoamericanos acaban de casarse con la privatización y los tratados de "libre" comercio, en los mismos Estados Unidos se comienza a hablar de nacionalizar la banca (por lo menos, en parte) y otros sectores de la economía estadounidense.
¿Qué tipo de economía habría promovido José si hubiera sido un neo-liberal (pido disculpas por el anacronismo)? Durante los siete años de las vacas gordas, se hubiera vivido una borrachera de consumismo, como ha pasado al mundo capitalista en las últimas décadas. No se hubiera planificado la economía para posibles tiempos de escasez; más bien, se hubiera desregularizado. Pero al llegar los años de las vacas flacas, con exceso de demanda y falta de oferta, los precios hubieran disparado hacia el cielo y una plaga de hambre y muerte hubiera cubierto toda la tierra. ¿Podría eso ser la voluntad de Dios?
Durante largos años he seguido buscando una respuesta a la pregunta de nuestro profesor, y creo haber encontrado el principio medular de un sistema económico conforme a la voluntad de Dios. Creo que ese principio es la igualdad. En todo momento, la perspectiva económica de la Biblia (y de la iglesia primitiva) se orientaba hacia la mayor igualdad humanamente posible. Al contrario, un sistema económico que favorece a los ya ricos, aún cuando no excluya del todo a los pobres, es anti-bíblico.
Creo que por eso la Biblia, y la iglesia durante siglos, prohibían la práctica de la usura. En el fondo, ¿es justo que los que ya tienen y les sobra saquen ganancias a expensas de los que no tienen? ¿Es justo que los que son dueños de varias casas se enriquezcan más cobrando altos alquileres a los que no han logrado ser dueños de una sola vivienda? ¿No debemos reconocer una injusticia fundamental en un sistema basado en el principio básico de la desigualdad? Nuestro actual sistema produce una desigualdad creciente, y peor en América Latina que es el continente más desigual, de mayor brecha entre ricos y pobres, de todo el planeta.
   No estoy proponiendo que se cierren todos los bancos ni que dejen de cobrar intereses. Pero creo que, como cristianos, no debemos dar esas cuestionables ventajas por sentadas . Quizá pueden verse como un mal necesario o el mal menor. Pero si ese sistema, con sus injusticias, nos está favoreciendo, debemos reconocer que esas riquezas son en el fondo mal habidas ("riquezas injustas", Lc 16:11) y debemos intentar volver esa injusticia en justicia por hacer de nuestra vida entera un proyecto a favor de los que no han podido beneficiarse del mismo sistema y una constante lucha por cambiar el sistema.
El Antiguo Testamento tiene mucha legislación social y económica, casi todo en defensa de los pobres. Era prohibido cosechar las esquinas de la finca, o recoger espigas que caían de la carreta, porque esos eran para los pobres. El deuteronomista estipula que cada séptimo año debía ser un "Año de remisión" o "Año sabático" (Deut 15:1-18) en el que debían cancelar toda deuda (y eso, que los préstamos eran sin intereses) y levantar toda servidumbre, porque "entre ustedes no deberá haber pobres" (15:4 NVI). ¿Qué pasaría con nuestro sistema bancario, y con "la deuda eterna" de los países del tercer mundo, si intentáramos seguir estos principios? Después, según Lev 25, cada año cincuenta, después de un ciclo de siete años sabáticos, ha de declararse "año de la libertad" o "Ano de Jubileo". Lo esencial de este año, encima de las estipulaciones anteriores, consistía en una total reforma agraria, para que cada tribu y cada familia quedaran con iguales recursos productivos. (Para más detalles, pueden consultar en este mismo sitio web los artículos #30 con fecha 12.18.07 y #39 y 40 fechados 4.8.08).
Algunos afirman, equivocadamente, que esta legislación nunca se cumplió en Israel, por lo que no tiene vigencia como paradigma hoy. Hay evidencias bíblicas que sí se practicaban estas leyes igualitarias, por ejemplo cuando Israel tomó posesión de Canaán y cuando regresaron del exilio. Pero además, Jeremías 34 muestra que cuando los israelitas no cumplían el Jubileo, sabían que estaban desobedeciendo a Dios e incumpliendo las condiciones del pacto.
Hay una frase en Lev 25 que es especialmente importante: "La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es mía y ustedes no son más que forasteros y huéspedes" (Lv 25:23 NVI). El pensamiento hebreo tomaba con total seriedad el hecho de que todo sin excepción pertenece a Dios. "De Yahvé es la tierra y todo cuanto hay en ella" (Sal 24:1), y nosotros no somos dueños sino mayordomos del Dueño que nos permite ser huéspedes en su casa. Este concepto, profundamente bíblico y muy radical, no deja lugar por la primacía del concepto de propiedad privada que domina en el capitalismo. El derecho a la propiedad no es absoluto; más bien, bíblicamente, no existe. La posesión no es derecho sino gracia.
El Pentecostés, fiel a esta tradición, fue un nuevo Jubileo ahora en el Espíritu de Yahvé (cf. Isa 61:1-3; Lc 4:18-19). El proyecto socio-económico del final de Hechos 2 no fue accidental ni un mero apéndice al relato del derramamiento del Espíritu. Una señal del don pentecostal tuvo que ser "buenas nuevas para los pobres, liberación a los cautivos" (Isa 61:1-2), y lo cumplió la nueva comunidad (Hech 2:42-47). La pentecostalidad hoy nos exige también esta práctica de justicia (no es mera filantropía, sino justicia), porque sin Jubileo no hay Pentecostés. ¡El Pentecostés es también un proyecto de igualdad económica!
Las descripciones de esta comunidad cristiana original están repletas de conceptos de tipo socialista, difícilmente compatibles con el capitalismo: los fieles "tenían todo en común (¡comun-ismo!); vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno" (Hech 2:44-45). Más adelante nos informa que "nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían" de modo que "no había ningún necesitado entre ellos" (Hech 4:32,34), porque los ricos hasta vendían sus posesiones "para que se distribuyera a cada uno según su necesidad" (4:35). Así debe ser también hoy, conforme a nuestro contexto, la práctica pentecostal entre nosotros.
Este proyecto no fue pasajero; los creyentes siguieron compartiendo con los pobres (Gál 2:10). Lo más impresionante es que Pablo dedicó el clímax de su ministerio a un proyecto de ayuda económica para los y las pobres de Jerusalén, llevando consigo los creyentes "primogénitos" y las monedas de las provincias evangelizadas por él (Rom 15:25-31; 1 Cor 16:1-4; 2 Cor 8-9; Hch 20:1-6,22-25; 21:10-14). Pablo hizo este peregrinaje a Jerusalén con dos objetivos: ayuda económica a los pobres, y un gran gesto de unidad en Cristo, hacia los de Jerusalén que le habían hecho mucha guerra. A pesar de profecías que le advertían de los peligros de su viaje, Pablo fue fiel al proyecto, llegó hasta Jerusalén y de ahí fue a Roma en cadenas.
En 2 Corintios 8-9 Pablo está solicitando fondos para este proyecto, pero lo hace con una bella teología de la gracia de Aquel que siendo rico se hizo pobre para enriquecer a otros (2 Cor 8:9), quien también es poderoso para hacer que abunde en ellas la gracia de compartir con los pobres (9:8-11). El compartir es una acción eucarística, de gratitud (eujaristia) a Dios por su gracia (jaris). En medio de esta solicitud de ofrendas, Pablo recurre dos veces al principio central y fundamental de la ética económica bíblica: la igualdad. "Es más bien cuestión de igualdad. En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos necesitan... Así habrá igualdad" (2 Cor 8:13-14).
El comentario de Juan Calvino sobre este texto es elocuente: "Dios quiere que haya tal analogía e igualdad entre nosotros, que cada cual ha de suministrar a los que tienen menos, según esté a su alcance, a fin de que algunos no tengan en demasía, y otros estén en aprietos”. (Agradezco al hermano Sergio Arce por esta cita de Calvino).
Sigue mi peregrinaje. En mi búsqueda de bases bíblicas del capitalismo, inspirada por mi viejo profesor, voy encontrando algo que se parece mucho más al socialismo. No comencé esta aventura con la menor sospecha de ese descubrimiento. ¿Habrá algo que no estoy viendo o que estoy viendo mal? Quizá algún lector amable podría aclarar mejor este tema y ayudarnos a encontrar una convincente base bíblica para el capitalismo. Invitamos participaciones...
 
Autores: Juan Stam

Fuente: Protestante Digital 2014

jueves, 3 de abril de 2014

Reino Unido: Justin Welby y matrimonio gay: lo legal no es lo moral

La Iglesia Anglicana acepta la dimensión legal de la nueva normativa sobre matrimonio homosexual en Reino Unido, pero defiende al matrimonio tradicional como el único moralmente admisible en la fe cristiana.
El matrimonio homosexual es legal en Inglaterra y Gales desde este pasado sábado. La Iglesia de Inglaterra (Comunión anglicana) acepta esa nueva realidad, pero mantiene las directrices de no oficiar ceremonias religiosas para parejas del mismo sexo.
La reina Isabel II aprobó oficialmente el matrimonio gay en julio de 2013, después de que el proyecto fuese aprobado por el Parlamento.
La Iglesia anglicana se había pronunciado previamente en contra argumentando que al cambiar la definición del matrimonio no era positivo para la sociedad.
MATRIMONIO TRADICIONAL, EL ÚNICO ACEPTADO
Este pasado mes de febrero la Cámara de Obispos de la Iglesia de Inglaterra emitió un comunicado sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, admitiendo que no había una postura unánime en su seno, pero que "estamos todos de acuerdo en que la comprensión cristiana y la doctrina del matrimonio como la unión de por vida entre un hombre y una mujer se mantiene sin cambios", escribieron los obispos.
En noviembre de 2013 la Iglesia de Inglaterra anunció que entiende que sus enseñanzas tradicionales sobre el matrimonio no son homofóbicas, afirmando que su postura oficial en materia de relaciones sexuales es que son "una expresión de fidelidad e intimidad, que pertenecen de forma exclusiva al seno del matrimonio”, entendiendo que el matrimonio es una unión entre un hombre y una mujer.
RESPETO A LA LEY
Ante la nueva normativa legal, "La iglesia (anglicana) acepta lo que es la ley, y debe actuar demostrando de palabra y obra el amor de Cristo por todos los seres humanos", el Arzobispo de Canterbury, Justin Welby dijo a The Guardian el jueves.
Esto significa que existirá un apoyo pastoral y atención a las personas de orientación homosexual, pero sin que ello signifique que la Iglesia de Inglaterra vaya a permitir la bendición religiosa de uniones del mismo sexo reconocidos por la nueva ley.
 
Fuentes: The Christian Post

Editado por: Protestante Digital 2014