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viernes, 31 de diciembre de 2010

El paso del 2010 al 2011

Por Dr. René Padilla, Argentina*

Cada vez que llegamos al final del año en curso nos hace bien reflexionar sobre cómo hemos utilizado los doce meses pasados, qué logros hemos alcanzado, en qué hemos fallado, qué tareas han quedado inconclusas. Y, por supuesto, a la evaluación del pasado conviene añadirle la reflexión respecto al futuro. La reflexión sobre cómo estamos viviendo es un ingrediente esencial de la sabiduría.
Desde la perspectiva cristiana, tal reflexión es un ejercicio espiritual. Toma en serio la enseñanza bíblica: “El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y fue resucitado” (2Co 5:14-15). Al final del 2010 y el comienzo del 2011, por lo tanto, estamos llamados a reflexionar sobre cómo hemos vivido el pasado y cómo anhelamos vivir el futuro en respuesta al amor de Cristo. Me permito sugerir a mis lectores que en estos días se tomen el tiempo para realizar ese ejercicio espiritual.
Para quienes formamos parte de la Comunidad Kairós, este año que concluye en unas horas ha sido un año de alegrías y tristezas. ¿Por qué mencionar estos dos factores? Después de todo, los dos son los hilos con los cuales está tejida la tela de la vida humana. Aquí los menciono, sin embargo, porque pienso que tanto las alegrías como las tristezas de este año se conjugan para definir en gran medida el futuro de los ministerios de Kairós. Sin entrar en detalles, me explico.
A lo largo de todo este año tuvimos momentos sumamente difíciles desde el punto de vista financiero. Para tristeza nuestra, en varias oportunidades no se pudo cumplir a tiempo con el pago de remuneraciones, impuestos o deudas de otra índole. Para completar el cuadro negativo, hubo deficiencias administrativas, propias y ajenas, que impidieron mantener al día los informes financieros y estar en condiciones de dar cuenta regular del movimiento de dineros.
Los cambios que, por la gracia de Dios, se han logrado en los últimos meses son sustanciales. Por un lado, se sentaron las bases para una administración mucho más responsable y eficiente, que responda a las exigencias del momento. Como resultado, hoy las cuentas están prácticamente al día y se han tomado medidas para asegurar que haya absoluta transparencia en lo que atañe a las obligaciones financieras y legales. Por otro lado, la generosidad de personas cercanas a Kairós hizo posible la iniciación de emprendimientos que, además de ser un ministerio en sí, ya están produciendo ingresos que son un paso más, aunque sea modesto, hacia el cumplimiento del ideal de la autofinanciación de la Fundación.
Sin desmerecer la inmensa importancia de una administración eficiente, la causa de mayor alegría es el crecimiento en extensión e impacto de varios de los ministerios de Kairós a lo largo de este año. Para comprobarlo, basta que nuestros lectores echen un vistazo a la información que sobre ellos aparece regularmente en nuestra página web, que es en sí un logro más. Por medio de esta página notarán el alcance internacional que están adquiriendo tanto el Centro de Estudios Teológicos Interdisciplinarios (CETI) como Ministerios Comunitarios. Ediciones Kairós (los libros y la revista) siguen llenando vacíos y haciendo un aporte significativo en el área de las publicaciones. Y en el Centro Kairós va tomando forma lentamente una comunidad de personas que aspiran a ver cómo la kononia del Espíritu se plasma en la vida diaria en todas sus dimensiones.
Alabamos a Dios por todo lo que ha hecho posible que realicemos durante este año en servicio al Reino de Dios y su justicia. En el paso del año 2010 al 2011, miramos el futuro con esperanza. Esa esperanza que por la gracia de Dios va acompañada por la fe y el amor. Esa esperanza que fructifica en las alegrías y nos capacita para sobreponernos a las tristezas con las cuales está tejida la vida humana.

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Fuente: *El blog del Dr. René Padilla. Fundador y presidente emerito de la Fundación Kairos. Es Doctor en Teología biblica, Teólogo ecuatoriano y residente en Bs As. Argentina.

jueves, 30 de diciembre de 2010

SIEMPRE EN LA MANO DE NUESTRO DIOS (Sal 91; Col 3.1.17)

Por. Rev. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México*

¡Oh Señor!, Tú sostienes con tu mano
todos nuestros momentos, sin cansancio ni olvido:

cada instante nos sacas de la nada,
nos haces nuevamente,
concitando las mil casualidades
que hacen que un cuerpo vivo pueda seguirlo siendo.

...Y todo, ¿para qué? Para poder seguir
gastando vida y vida inútilmente,
para dar pasos vanos,
para volvemos contra la mano que nos alza,
para, lo que es peor, olvidarte, y sentados
en tu mano creer que nos lo somos todo.[1]

José María Valverde, “Salmo de la mano de Dios”

1. Las metáforas sálmicas del cuidado divino

Los salmos, como siempre, son el reducto de la voz cansada por los años, por el cúmulo de experiencias que, con el paso del tiempo, van transformando a las personas, porque incluso en términos de la fe nunca somos los mismos y vamos cambiando, para bien o para mal, en nuestra percepción del caminar que Dios nos ha dado y las razones por las que nos puso en el mundo. El salmo 91 establece una certidumbre que solamente otorgan años de constancia y fidelidad, y por eso puede iniciar con una exhortación: “Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo;/ pasemos la noche bajo la protección del Dios todopoderoso./ Él es nuestro refugio,/ el Dios que nos da fuerzas,/ ¡el Dios en quien confiamos!”. Las diversas metáforas para expresar el cuidado de Dios por sus fieles van desde el ámbito militar (fortaleza, castillo), pasan por la naturaleza (roca, refugio) y llegan hasta las formas zoológicas y humanas (plumas, brazos, manos), con lo que se enriquece la imaginación creyente para tratar de abarcar el cuidado divino por su creación y sus criaturas. La “anatomía de la gracia divina” o del Dios personal que se desvela por proteger a su hijos e hijas se concentra en lugares determinados, pues como escribió Calvino: “La providencia que ubicamos en Dios, le pertenece no sólo a sus ojos, sino también a sus manos”.[2]

Más Tú no te fatigas
y a tus hijos mimados sigues soplando el fuego
sin dormir ni olvidarte del más bajo,
como todos de Ti...
Y eso no solamente es a nosotros
en quienes te contemplas y quizá un día te amen.

Tú sostienes los miles de flores no miradas,
los ríos, aves y árboles; las olas y los vientos.
¡Oh, cómo te desvelas atizando la lumbre
de un insecto que pudo lo mismo no haber sido!

Acudes de uno en otro:
de la piedra ignorada en el fondo del agua
al gusano que roe su madera,
como si eso pudiera serie contado un día.

La vida humana está llena de temores y dudas, pues lo que llamamos la providencia de Dios es un asidero psicológico y espiritualidad ante las eventualidades y contingencias de todos los días, es decir, de lo impredecible. Por ello el salmo no vacila en hablar de Dios como un ave protectora (“Con sus plumas te cubrirá,/ y debajo de sus alas estarás seguro”, v. 4), como un “escudo y adarga (escudo de cuero, de origen árabe)”. El “terror nocturno”, “la saeta que vuela de día”, las epidemias (“pestilencia”) o la mortandad que destruye “en medio del día” (vv. 5-6) son muestras de estos riesgos imprevistos que acechan a cualquier persona. El otro motivo de temor es la guerra y la violencia estructural de la sociedad (v. 7), impuesta por la necesidad de algunos de imponer su voluntad a los demás y de otros para obtener beneficios. El v. 8 es una especie de alto en el camino para observar el rumbo de las cosas: “Con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos”.

Pienso el viento en el mar
clamando en soledad siglos y siglos
—para dejarlo todo lo mismo que al principio—

desde el día que hablaste hasta el que calles,
¡Oh!, ¿cómo no te olvidas siquiera un solo instante,

pues que nadie te mira y nada ha de quedar?
Si yo toco una piedra,
Tú me la has sostenido durante miles de años,

velando cada día para que hoy estuviese.

La propuesta es poner a Dios como razón de ser de la esperanza en la vida y con ello adelantar en el camino de la certeza y la seguridad (vv. 9-10). Porque eso significa creer en que Dios utilizará sus propios medios (“ángeles”, v. 11) para protección de sus fieles, “que guarden sus caminos” y “para que sus pies no tropiecen en piedra” (v. 12). Incluso se anuncia protección contra los animales, reales o mitológicos (“león, áspid, dragón”, v. 13: en la revisión 1909 se hablaba, en vez del áspid, serpiente venenosa, del basilisco, aquel ser que mataba con sólo mirar). Al final del salmo, Dios mismo reconoce la fe del creyente en todas estas formas de seguridad prometidas y anuncia que lo librará, le responderá y lo acompañará en su angustia (vv. 14-15) y que, finalmente, le dará una larga vida y le mostrará su salvación (v. 16). Semejante promesa es una maravillosa garantía basada en la fidelidad divina. De ahí que el notable biblista Walter Brueggemann diga que el máximo resumen del mensaje bíblico sea la frase divina: “No temas. Yo estoy aquí”.[3]

¡Y tantas, tantas cosas,
tantos ríos corriendo sin descanso,
sin pararse a tomar aliento nunca,
tantos bosques y pájaros sin cesar floreciendo
por si algún día un hombre los mirase al pasar!
Sí; las cosas renacen de nuevo en cada instante
y ese bullir divino nos las hace ver vivas.
Vivas: o sea, alzadas
en vilo por la mano del Señor,
con temblor de su sangre.
Vivas: o sea, al borde de la muerte,
que se intuye debajo de esa mano,
si se apartara un día.

2. Vivir y morir en la eterna mano de Dios, garantía de su amor

Colosenses 3, a su vez, es una exhortación a levantar la mirada hacia las cosas verdaderamente importantes según los criterios divinos y a hacer a un lado la superficialidad como nota dominante de la vida. “Buscar las cosas de arriba” (v. 1) es una forma de redefinir las prioridades de la existencia si se afirma la fe en Cristo como algo relevante. “Mirar las cosas de arriba” (v. 2) es someter todo lo demás a la nueva mirada espiritual. Cada creyente, afirma el pasaje, ha muerto y ahora, su vida “está escondida con Cristo en Dios” (v. 3). Esta afirmación paradójica coloca la vida cristiana y la vida en general, dentro de otros marcos, opuestos y contrarios a los dominantes, esto es, desde una perspectiva contestataria y creadora de nuevos valores. La nueva vida en Cristo, escatológicamente hablando, se encuentra, en efecto, “escondida en Cristo”, pues se manifestará plenamente al final de los tiempos, mientras tanto, da muestras de su presencia de manera esporádica y, por ello, exigente desde una ética responsable y activa. He aquí un buen resumen de esta perspectiva escatológica y ética para la vida: “Esta perspectiva escatológica ‘realizada’ que marca la perspectiva con que fue escrita la carta [...] acaba por ser traducida en una postura muy específica en relación con la sociedad circundante. [...] Tal código de conducta ‘es esencialmente una orientación secular de conducta dentro de estructuras existentes de la sociedad’”.[4]

(En el fondo de vuestro corazón,
¿no teméis de las cosas
que puedan sepultarse de repente en la nada?)
y la mano de Dios también está en la muerte.

Sabedlo bien: la muerte no es el olvido súbito
de la mano de Dios, por negligencia
que nos deja caer en los abismos
al quedar separados de su fuente de ser.

De modo que esta vida visible, en sus diversas etapas y transformaciones, es apenas un conjunto de transiciones hacia la manifestación futura de la plenitud de vida anunciada y experimentada “en Cristo”, según la fórmula paulina. La “vida escondida con Cristo en Dios”, por decirlo así, la que nos está esperando en el futuro, se anticipa ahora en lo que somos y hacemos y nos llama a que en cada ciclo que avancemos no solamente seamos mejores personas (en el esquema de los buenos propósitos para cada inicio de año) sino que avancemos en el camino hacia la plenitud de esa vida, una forma de existencia superior que está escondida, por decirlo así, en la mano de Dios. Si estamos ahí siempre, podemos tener la esperanza de crecer para ser cada vez más dignos de esa “vida superior” ...pero a la cual sólo podemos llegar a través de ésta, tan limitada, mezquina y apesadumbrada como la vivimos ahora. De ahí que podamos decir, como en la “Oración de un creyente desconcertado”:

A veces me siento muy mal dentro de mí. Van pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera me envidiaría. Pero yo no me siento bien.

Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?

¡Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro! Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor conmigo mismo y con todos. Pero la experiencia me dice que no puedo esperar grandes cambios. Estoy demasiado acostumbrado a un estilo de vida. Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.[5]

Eso no está en su amor.
Ved la muerte; mirad cómo Dios nos la endulza

y nos lleva hacia ella de la mano,
cómo nos la prepara antes, igual que un lecho...

Ni aun esos que tropiezan con una muerte fiera

estaban ese instante dejados de su mano...

Estar en la mano de Dios es una metáfora auténtica y profunda del deseo por proyectar la vida hacia otras alturas, distintas a la mediocridad con que cotidianamente la asumimos, aun cuando exteriormente tengamos éxito y una “buena vida”. Por ello el “código de deberes domésticos” (Col 3.18-4.1)[6] desafía a practicar esa “vida superior” en las supuestamente “cosas pequeñas” de la existencia mediante una serie de criterios básicos (3.5-17) : “hacer morir lo terrenal” (v. 5) y “revestirse de la nueva humanidad que se renueva continuamente en el camino hacia el conocimiento pleno” (v. 10) no significa experimentar una falsa superioridad espiritual a toda prueba sino ser capaz de poner a funcionar (“aterrizar”) en las acciones elementales de la vida diaria las grandezas de la “vida escondida en Cristo” y superar las mezquindades y veleidades de la cotidianidad para que realmente “Cristo sea el todo en todos” (v. 11). Ante un nuevo año estamos, una vez, más ante esta posibilidad efectiva de cambio y creatividad personal y comunitaria.



[1] J.M. Valverde, “Salmo de la mano de Dios”, en E. de Champourcin, ed., Dios en la poesía actual. Selección de poemas españoles e hispanoamericanos. 3ª ed. revisada y aumentada. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1976, pp. 378-379, http://textosoracionte.blogspot.com/2007/08/salmo-de-la-mano-de-dios.html.

[2] J. Calvino, Concerning the eternal predestination of God. Trad. de J.K.S. Reid. Cambridge, James Clark, 1961, p. 162, cit. por William P. Brown, Seeing the psalms. A theology of metaphor. Louisville, John Knox Westminster, 2002, p. 167.

[3] Cit. por Bill Zieche el 21 de febrero de 2010 en la Iglesia Presbiteriana Heritage, Muskego, Wisconsin, http://heritagechurchmuskego.org/sermons/feb10/2.21.2010.pdf. Cf. W. Brueggemann, Spirituality of the Psalms. Minneapolis, Fortress, 2002; y Carl N. Jacobson, “Psalm 91”, en R.E. van Harn y B.A. Strawn, eds., Psalms for preaching and worship. A lectionary commentary. Grand Rapids, Eerdmans, 2009, pp. 235-238.

[4] P. Lima Vasconcellos, “Colosenses y Efesios: desdoblamientos de la tradición paulina”, en RIBLA, núm. 55, www.claiweb.org/ribla/ribla55/colosenses.html

[5] “Oración de un creyente desconcertado”, en “Oraciones de fin de año”, http://webcatolicodejavier.org/campanadas.html.

[6] Cf. I. Foulkes, “Los códigos de deberes domésticos en Colosenses 3,18-4,1 y Efesios 5.22-6.9. Estrategias persuasivas, reacciones provocadas”, en RIBLA, núm. 55, www.claiweb.org/ribla/ribla55/los%20codigos.html; y Keith Hack, Colossians 3 principle. Principle reflections of the christian life. Longwood, Xulon Press, 2006, un sencillo acercamiento a la aplicabilidad de la fe en la vida diaria.

Fuente: Leopoldo Cervantes – Ortiz, Teólogo mexicano, enviado por su autor.

martes, 28 de diciembre de 2010

Arrestado por decir que la homosexualidad es un pecado

Dale McAlpine, un predicador que se dedica a predicar en las calles de Inglaterra fue arrestado y detenido durante casi ocho horas luego de que los oficiales alegaran que estaba violando la ley por predicar que el homosexualismo es pecado. La decisión de estos oficiales le costará a la policía británica alrededor de $11,000 dólares más gastos legales según la resolución anunciada por el Instituto Cristiano que luchó en defensa del predicador.
El informe del Instituto dijo que este era el segundo caso sólo este mes. El 8 de diciembre, un tribunal de Birmingham llegó a la conclusión de que la policía en el condado de West Midlands violó la ley cuando detuvieron, esposaron en la calle al predicador Anthony Rollins. “El señor Mcalpine fue detenido y recluido en una celda por expresar sus puntos de vista cristiano,” dijo el juez del caso, que se resolvió hace unos días. “Lamentablemente, no es un caso aislado. Hemos defendido una serie de cristianos injustamente detenidos en virtud del artículo 5 de la Ley de Orden Público. Hay un problema con la ley que necesita ser arreglado.”
El tribunal le concedió a Rollins una remuneración de 4,250 libras británicas y le ordenó a la policía pagar sus gastos legales. En el caso de Mcalpine, la policía tuvo que pagarle 7,000 libras, (alrededor de $ 11,000 USA, además de sus gastos legales. En el caso de McAlpine, la policía británica dio marcha atrás en cuestiones de detención ilegal, encarcelamiento ilegal y violación de los derechos humanos.
Él estaba predicando de la Biblia en Wokington Town Center y en su sermón no se hacía mención de la homosexualidad. Pero cuando terminó, Sam Adams, quien se identificó como un “Oficial de Enlace LGBT,” se le acercó, el instituto informó. “A pesar de que el Sr. Mcalpine nunca había mencionado la homosexualidad, [Oficial] Adams le advirtió que podía ser arrestado si él había hecho comentarios homófobicos. Mcalpine respondió que él no era homofóbico, pero a veces predica que el comportamiento homosexual es un pecado, ya que es lo que dice la Biblia, “dijo el informe.
“Los oficiales de policía uniformados fueron llamados a la escena sin razón, y le informaron a Mcalpine que “describir la conducta homosexual como un pecado es contrario a la ley”, dijo el informe. Mcalpine dijo que quería cumplir con la ley y la policía respondió: “¿Qué has estado diciendo, homofóbico sabio?” Estás bajo arresto por un delito con agravante racial según la Sección 5 de Orden Público”.
El instituto informó que la detención fue tan monumental que incluso Peter Tatchell, un “activista homosexual”, ofreció aparecer como testigo de la defensa. “La ley no protege la libertad de expresión en el Reino Unido y no es un crimen expresar la creencia de que la conducta homosexual está mal. Sin embargo, ha habido una serie de casos problemáticos, donde la policía ha sobrepasado la ley”, dijo el juez.
Estas situaciones se han ido desarrollando cada vez más en todo el mundo. Lo que está sucediendo en Europa y lo que está pasando en Canadá nos ofrece una ventana al futuro de lo que sucederá en los Estados Unidos. Resulta difícil creer que la Inglaterra moderna – con su rico patrimonio cristiano (Juan Wesley, Whitefield, Spurgeon, etc) se vaya al extremo de detener a un hombre por sus creencias.


Fuente: BBC Mundo

Le invito a ver el video:


lunes, 27 de diciembre de 2010

Amalia ‘Yuyito’ González autora de “De la fama a la fe”

NOTIPRENSA SAGEPE Editores realizó una conferencia de prensa con el objeto de presentar el más reciente libro “De la fama a la fe”, la historia autobiográfica de la actriz Amalia “Yuyito” González. Lo hizo en un destacado lugar de la ciudad de Buenos Aires y contó con la presencia de su familia, amigos, medios de comunicación y público en general.
Alejada del mundo del espectáculo, la ahora ex vedette decidió consagrar su vida a Dios. Por ello, Amalia es la autora de un interesante libro que muestra el impacto de la fe en la vida de una actriz, de una vedette, o simplemente de una mujer con necesidad de Dios. El desafío de llevar a las librerías la historia de vida de ‘Yuyito’ fue tomado por SAGEPE, quienes no sólo publicaron el libro, sino que van por la difusión masiva a todo nivel. El jueves 16 de diciembre, se llevó a cabo en el Patio Thames en el barrio de Palermo, Buenos Aires, Argentina, un encuentro con la actriz y los medios para dar a conocer “De la fama a la fe”. Con un salón completamente colmado, en un ambiente de mucho respecto y expectativa, Amalia González respondió a las preguntas de la reconocida locutora y periodista, Graciela Garzón, quien también abrazó la fe cristiana. Luego los medios tuvieron oportunidad de hacer preguntas y hasta tener entrevistas exclusivas con la mujer que dejó las tablas por el poder transformador de la Cruz.
Además se hicieron presentes Jorge y Susana Ibarbalz, pastores de Amalia, quienes dieron testimonio del cambio de vida de la actriz. Ibarbalz destacó el “compromiso en ética, integridad y amistad” de la actriz con la comunidad de fe en la cual se encuentra inserta.
Por su parte, Sandra Pedace, directora de SAGEPE editores dijo que “como Editorial el creciente interés que el mercado otorga a lo mediático y lo positivo de dar a conocer ‘el detrás de escena’ de un personaje como Yuyito, que luego de encontrarse con Dios ha sabido aprender de sus errores y ahora aconsejar sobre temas tan importantes como la inseguridad en la adolescencia, los complejos de inferioridad, el deseo de ser famoso a cualquier precio, los excesos, la exigencia de la vida mediática y luego la crisis, es de vital importancia. Por ello decidimos publicar su libro y apoyarlo en todo sentido. Somos su editorial y somos los responsables de distribuir este bellísimo libro a todo el país.”

El Testimonio vivo

De joven, la actriz, buscó la fama, dinero y éxito. Cierto día todo se desvaneció y descubrió que la felicidad no es cuestión de rating ni de reconocimiento. No es cuestión de un nombre mediático, sino que implica algo más. “En un momento la búsqueda del espejismo de la fama, los halagos, la seducción, el reconocimiento público, el dinero, perdió todo sentido para mí y se desvaneció. Aun con un nombre vigente y con todo para seguir por muchos años, se me hacía insoportable la idea de continuar con el estilo de vida que llevaba siquiera un minuto más. Sin dudas había buscado mi felicidad en el lugar equivocado; pero ¿quién iba a ser si dejaba de ser Yuyito? ¿Qué otra cosa sabía hacer para ganarme la vida? ¿Cómo iba a sostener económicamente el consumismo al que estaba acostumbrada? Necesitaba urgente un cambio de vida, pero ¿cómo sería posible? Tantas preguntas, que necesitaban respuestas rápidas que yo no quería afrontar, me colocaron en una verdadera situación de crisis. Cinco años después de aquel momento puedo afirmar que esa crisis fue la gran oportunidad para sanar cada área de mi existencia y que el proceso todavía continúa de victoria en victoria. Tal vez seas tú quien hoy está diciendo “basta” a una forma de vida o a algún aspecto de tu carácter, a algún recuerdo que te persigue, alguna culpa que da vueltas en tu cabeza y te roba la paz… Por eso quiero que sepas que sea cual sea nuestra circunstancia, dolor, escasez, pérdida, hay alguien que puede sanar las heridas de nuestro corazón, alguien que tiene una vida nueva para regalarnos, que perdona los errores del pasado, nos da una mente nueva, nos consuela, seca nuestras lágrimas y nos brinda su mano para caminar una vida distinta junto a Jesucristo” aseguró Amalia con fortaleza y convicción.

“Reuní a mis hijos para contarles sobre ese milagro de la obra del Espíritu Santo. Esa fue la primera palabra del evangelio que di para otros, y tuve el privilegio de que sean mis propios hijos. Todos en casa comenzábamos a ver el mover de Dios.” contó emocionada Amalia.
“Dios fue y sigue haciendo una obra de restauración en mi casa, en mi persona, poniéndome en el lugar de mamá que él quiere para mis hijos, de ama de casa ocupada en las necesidades de la familia. Quebró ese modelo de mujer desvalorizada que se había fijado en mis pensamientos, y me colocó en un lugar de privilegio como autoridad espiritual sobre mi familia. El aceptar a Cristo provocó un terremoto que afectó todas las áreas de mi vida” confesó González en su libro.

‘De la fama a la fe’ está disponible para la venta en:

BUENOS AIRES
SAGEPE Editores

Av. Francisco Beiro 5550 (1419) Buenos Aires – Argentina

Tel (5411) 4641-8668
ventas@sagepe.com.ar
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Letra Viva Books

4450 N.W. 135 Street Miami, FL 33054 – EEUU

Tel/Fax (305) 685
-9445
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Publicado por Editor de Contenidos de Cristianet

domingo, 26 de diciembre de 2010

La egolatría, la peor egolatría

Por. Francisco (Paco) Rodés, Cuba*

Los protestantes sabemos mucho de la idolatría, nos gusta predicar contra ella. Los textos del Antiguo Testamento que la condenan los conocemos de memoria: “No tendrás dioses ajenos delante de mi, no te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que etsé….no te inclinarás a ellas ni las honrarás.”(Éxodo 20.3-4ª).

Estamos prontos a señalar los sitios donde pensamos que hoy se practica este pecado, por supuesto, en otras expresiones religiosas; nosotros nos sentimos libres del mismo. ¡Nosotros no somos idólatras! Pero cuidado, es bueno recordar lo que dice el Salmo 19:12,13: “ Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos, Preserva a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mi. Entonces seré integro, estaré libre de gran rebelión.” El ídolo es todo aquello que se enseñorea de nosotros, se apodera de un lugar que le corresponde solo a Dios, interfiriendo y emitiendo falsas señales, peligrosas y engañosas que enturbian la vida espiritual. Jesús llamó al amor a las riquezas un ídolo incompatible con la adoración de Dios. (Mateo 6,24). Por esto el salmista pide ser librado de los pecados que le son “ocultos”, que no los puede reconocer. Menciona la soberbia, que es el vano orgullo, la autocomplacencia de creerse una cosa falsa de uno mismo. Una distorsionada conciencia del yo, que entorpece las relaciones con nuestros semejantes.

Mal de los buenos

Por esto pienso que la egolatría es una de las peores formas de idolatría que podemos encontrar. Y lo peor de todo es que abunda en aquellos que brillan por sus dones y sus aportes positivos, por ser los “buenos” de la sociedad, los inteligentes y sacrificados. Porque poseen una increíble capacidad de adaptarse a los más refinados ambientes de cultura y talento, perfectamente vestida de un bello ropaje, surgiendo en el rincón de la interioridad, agazapada a la espera de la menor ofensa para lanzar su veneno. Un ego hipertrofiado, es a veces alimentado por éxitos profesionales, por logros en las metas personales alcanzadas. El aplauso y los halagos de los demás es un nutriente efectivo. Esto nos llamó la atención al estudiar la Historia; grandes figuras que hicieron notables aportes a la humanidad adolecían de este ponzoñoso mal. Incluyéndose aquí a los Padres de la Iglesia, aquellos sabios que dejaron una riquísima herencia de escritos teológicos y pastorales; algunos de estos santos varones no podían resistir la tentación de agredir duramente a otros igualmente santos, pero que tenían diferentes puntos de vista a los suyos.

Por esto, decimos que la egolatría es mal de los buenos, pero que no por eso deja de ser terriblemente destructiva, como cualquier otra idolatría. Jesús se refirió a esto en una de sus maravillosas parábolas, la del fariseo y el publicano que van al templo a orar (Lucas 18.9-14). Ubica el escenario en el templo, el lugar del encuentro con Dios, precisamente allí puede darse la manifestación de la más refinada egolatría. El hombre que se siente satisfecho de su rectitud, de su pureza de vida, complacido de sus logros religiosos ante Dios, muy diferente a los demás pecadores. “Oraba consigo mismo”, dice Jesús. El ególatra tiene su referente en sí mismo, se mira en su propio espejo, y se siente satisfecho. Y lo peor es que piensa que ora a Dios, pero su pensamiento gira en torno a su ego, ese eje invisible del que irradian las energías para todas las actividades. Todo lo que hace alimenta ese ídolo, sus obras buenas, su moral, su rectitud, está viciada por la insidiosa fuerza de este altar interior. Pero, ¿no es normal en todos los seres humanos el hacer las cosas que brinden algún tipo de satisfacción interior, algún sano orgullo? Por supuesto que sí, hacer el bien trae su gratificación espiritual. Se trata de una cuestión de equilibro. Si empezamos a creernos que somos mejores que los demás, si olvidamos que lo que tenemos lo hemos recibido, si nos cegamos a nuestra fragilidad humana, nuestras miserias, entonces es que empieza a engordarse el ego, a tiranizar desde su oscuro rincón. Una señal inequívoca se enciende y es cuando nos erigimos en jueces de nuestro prójimo. “Yo no soy como ese publicano”, discurría el fariseo. Se creía superior al prójimo, y por tanto con derecho a juzgarlo, usando las reglas que miden por las simples apariencias.

El Padre Nuestro contra la egolatría

La más refinada argucia del ego es la manipulación de Dios. Hacer a Dios la expresión de mis secretas intenciones de controlar a otros, de imponerme sobre otros. Tanto la invasión física que realizaron en el pasado los cruzados y los conquistadores españoles y anglosajones, las diversas colonizaciones se hicieron con la bandera de Dios. Hoy tenemos dentro de nosotros un pequeño ego colonizador, queriendo proyectarse sobre otros, y mi experiencia de Dios tiene que ser la del otro.

Es imposible enumerar las formas sutiles en que creemos que Dios debe acomodarse a mi propia visión. Pero el Padre Nuestro que nos legó Jesús es el mejor antídoto, porque habla de un Padre que no es exclusivamente mío, ni de mi gente, sino “nuestro”; es decir, no es excluyente, sino que se extiende a todas sus criaturas. “Estás en los cielos”, distante, inalcanzable por nosotros mismos. No está en nuestro poder, ni en mi cabecita arrogante, sino muy distante de las manipulaciones, en un lugar no profanado, como es el firmamento, resonando la sentencia del profeta “sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos” (Isaías 55.8). Mucho mas alto que nuestros “sentimientos religiosos”, que nuestra piedad sincera, pero viciada por hábitos humanos. Lo mejor que podamos decir es que su nombre sea santificado, es decir liberado de nuestra profanación de nuestro uso vano de su nombre. Los labios que hablan de Él deben ser purificados del egocentrismo.

Venga Tu Reino

La expresión Venga tu Reino, es el proyecto de Dios para la vida humana. Su voluntad, no la nuestra, es el sometimiento de nuestro ego a un fin más alto, lo más profundo de nosotros alumbrado por un propósito divino. Nos convoca a no confundir las buenas intenciones nuestras, nuestros criterios humanos con su voluntad. Agónicamente Jesús en Getsemaní, ora, “si es posible pase de mi esta copa, pero no se haga como yo quiero, si no como tú.” No es fácil quebrar el altar de nuestro ego. San Pablo también, orando por la enfermedad, que era un aguijón en su cuerpo, oró tres veces ser liberado, pero la respuesta fue “bástate mi gracia, mi poder se perfecciona en la debilidad”. La conciencia de nuestra fragilidad, que se experimenta cuando los sucesos de nuestra vida, salud, bienestar, etc. no se conforman a nuestros deseos, da lugar a una oportunidad para que nuestro ego se enriquezca con una nueva dimensión de espiritualidad, experimentando la presencia y el poder divinos de un modo especial.
Las categorías, los valores los caminos de Dios con frecuencia contradicen los nuestros. El que quiera venir en pon de mi “tome su cruz cada dia y sígame”. Es la crucifixión del yo idolátrico, para adquirir un nuevo sentido, “el que pierda su vida por causa de mi la ganará’. Y tomar la cruz no significa que nuestra auto estima sea rebajada, ya que el mandamiento de amar, claramente establece el amor al prójimo “como a ti mismo”, es decir hay un legítimo amor propio, que buscará la salud y el bienestar personal, como algo válido. No quiere decir esto pues, que anulamos y pulverizamos nuestro ego. No, no dejamos de ser, sino que nos humanizamos, encontramos nuestro verdadero derrotero, realizamos lo que hay de más bello en nuestro ser más íntimo, que es el amor al prójimo. Pero el espíritu humano se forja y crece en la disciplina propia.

Una persona puede nacer con dotes especiales para la música, pero para llegar a ser un gran músico, será necesario que alguien lo descubra, y lo ponga en el camino correcto. Necesitará maestro que le transmitan la herencia de los grandes maestros del pasado, que le enseñe la técnica de manejar un instrumento. Su potencial como músico se irá desplegando a la medida que siga las pautas del arte. Su voluntad tendrá que someterse a una disciplina. Y finalmente tocará en una orquesta, si no es un solista. Para seguir con el símil es mejor pensar en una orquesta, porque tocamos en compañía de otros, oiremos otros sonidos diferentes y tendremos una batuta que dirija. El ego se funde en el conjunto grupal. Muy parecida a la metáfora bíblica del “cuerpo de Cristo”. El ego brilla en el conjunto, se goza en el buen director y con la buena compañía de profesionales, deleitando a su público. Dios tiene una melodía para nosotros, quiere que estemos atentos a sus pautas, que sigamos en su disciplina, para tocar en su orquesta. Nuestra vida encuentra su camino haciendo esa voluntad suya, que se confunde y se une a la mia. No desparezco, sino que crezco. Esto es la superación de la idolatría del egocentrismo. Este el camino que nos trazó. Jesús, el sendero del Reino.

* Francisco Rodes, es pastor bautista cubano, profesor de historia en el Seminario Evangelico de Matanza, Cuba. Ademas, es Doctor en Ministerio.

sábado, 25 de diciembre de 2010

“HA NACIDO UN NIÑO”: HACIA UNA NAVIDAD MÁS PLENA Y RESPONSABLE

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México*

Cristo se hizo hombre de su pueblo y de su tiempo: vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todas las personas. Si muchos se han alejado de la Iglesia, es precisamente porque la Iglesia se ha alienado un poco de la humanidad. Pero una Iglesia que sepa sentir como suyo todo lo humano y quiera encarnar el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente.[1] Óscar A. Romero

1. Navidad: la fiesta del Dios-con-nosotros

La escueta enunciación de Mateo acerca del nacimiento de Jesús es una muestra de cómo su “opción navideña” consistió en narrar los sucesos desde una perspectiva popular, pero no por ello menos seria, y también desde una visión basada en las profecías antiguas. Luego de presentar la genealogía de Jesús para presentarlo como descendiente del rey David, su apuesta inicial, desarrollada consistentemente en el resto del relato, plantea un conflicto acerca de la paternidad de Jesús (Mt 1.18-19), el cual se resuelve únicamente por la intervención sobrenatural de un ángel para confirmar el origen del niño (v. 20). Los nombres anunciados para el niño, Jesús y Emmanu-El, el primero ligado a la historia antigua de salvación (sinónimo actualizado de Josué y Oseas), y el segundo en relación con la profecía de Isaías sobre la cercanía de Dios (vv. 22-23, “Dios-con-nosotros”), destacan la intervención de Dios en medio de los conflictos de su pueblo. La intervención del Espíritu, como una especie de “tercero en discordia”, convence a José de sumarse al proyecto divino: es una historia de fe y convencimiento (v. 24).
José “despierta del sueño” y experimenta una conversión a los incomprensibles planes de Dios: primero recibió a su mujer (v. 24b) y después asumió la paternidad del niño adjudicándole el nombre sugerido por el ángel (v. 25b). La materialidad de la vida cotidiana se impone, subraya Mateo, quien agrega que la relación conyugal entre María y José no fue una ficción. Jesús es colocado, así, en medio de una historia de amor, en el seno de una familia común y corriente para participar de la vida de su pueblo sin ninguna forma de fingimiento. Y lo primero que va a aflorar en la historia es el conflicto con el poder, pues la narración mateana, aunque no insiste como lo hace Lucas, en subrayar las responsabilidades civiles de la pareja para justificar su viaje hacia Belén, presenta al antagonista político e ideológico de Jesús sin medias tintas ni eufemismos. El cap. 2 inicia con la figura de Herodes, el gobernante autosuficiente, contrapuesto a la de los visitantes extranjeros que buscan al Mesías judío, en abierto contraste con las inclinaciones nacionalistas de un judaísmo cerrado y conservador. Esa línea de pensamiento viene desde la genealogía del cap. 1, en la que sorpresivamente aparecen integradas, con todo derecho, varias mujeres extranjeras. Ahora, los magos representan el tipo de audiencia que Mateo supone como esperable en el marco de la misión futura de Jesús. Su fe e insistencia en adorar al “rey de los judíos” (2.2b) se opuso radicalmente al boato y magnificencia en los que vivía el poderoso aunque sumiso Herodes, una especie de virrey con aspiraciones.
La cercanía de Dios, materializada en el Niño de Belén, surge en medio de una feroz oposición por parte del poder espurio de Herodes, el idumeo que usurpaba el papel de rey en medio de un judaísmo sometido, tan contrario al espíritu de los Macabeos, por ejemplo, que no puede producir sino repulsión. Se trataba de un gobernante falso y entreguista, un instrumento al servicio de los invasores. De ahí que la sola mención de otro “rey de los judíos” que pusiera en entredicho su lugar político debía producirle un rechazo automático y una “turbación” de grandes proporciones que el texto no esconde (v. 3). Su estrategia homicida y genocida, desatada con la misma orientación que la realizada por el Faraón egipcio en la época del éxodo, coloca a este lacayo del imperio romano en la línea de los gobernantes autoritarios y criminales de todas las épocas. La cercanía de Dios, en este horizonte político y estructural, vendría a mostrarse como una fuerza espiritual contracultural que debería superar el rechazo de los poderosos para afirmarse como una forma efectiva de resistencia creativa al poder asesino. Así es como debe leerse la estrategia divina para librar al niño de la muerte. Jesús va a realizar la presencia de Dios en medio de su pueblo de una manera completamente nueva.
2. Una Navidad más plena y responsable: una lectura “desde abajo”
Los magos, hombres poderosos e ilustrados, astrólogos para mayores señas, se toparon con una señal extraordinaria y fueron conducidos hasta Belén para presentar sus ofrendas al verdadero rey (v. 9). La sociedad judía y su gobernante sometido reaccionan en el mismo sentido, pues la alienación de que son presa les impide reaccionar favorablemente, es decir, para sumarse a la iniciativa de establecer la cercanía de Dios. El poder divino es suplantado por una autoridad política sumamente cuestionada.
Este rey que ha nacido se contrapone al reinante, Herodes. Los judíos no se han percatado del nacimiento del nuevo rey, pero sí los paganos; son éstos los que anuncian su nacimiento al pueblo de Dios. Agitación de Herodes, siempre sospechoso de posibles pretendientes al trono, y de la ciudad entera, al unísono con el tirano que la domina. Ante la noticia, Jerusalén tiene la misma reacción que el rey, no ve en el que ha nacido un posible liberador. De hecho, el pueblo no hará esfuerzo alguno por encontrarlo.[2]
La lectura social y política del nacimiento de Jesús de Nazaret (un cambio de régimen por el nacimiento de un nuevo gobernante) obliga a replantearse las implicaciones del nombre “Dios-con-nosotros” (quien viene a reinar pero no solamente en los corazones, según la interpretación más “romántica”) mediante una serie de claves espirituales y culturales que “liberen” a la fiesta navideña de los grilletes con que el mercado económico la han secuestrado, pues la entregan más como un producto de consumo que como una posibilidad de redención y con ello siguen atentando contra su capacidad transformadora. Por eso, en países como Uruguay, el más laico de América Latina, paradójicamente la fiesta misma es rescatada de las garras del consumismo al proponerla como una festividad laica, ligada a la celebración de la vida familiar.[3] La cercanía de Dios tiene que ser vivida, hoy, de una manera casi clandestina, contracultural, de manera similar a Jesús, quien comenzó a recorrer el camino histórico de su pueblo.
Rafael Aguirre, estudioso español del significado socio-cultural de los orígenes del cristianismo, ha escrito estas palabras sobre lo que estuvo en juego durante la primera Navidad:
Los relatos que están en el origen de la cultura navideña son literatura subversiva, presentan una visión desde abajo que denuncia el orden romano y la teología imperial que lo legitimaba. Pero hoy normalmente no se capta la carga crítica de su lenguaje disfrazado, porque leemos desde arriba lo que está escrito desde abajo. La cultura, gestada por el cristianismo, al hacerse dominante ha sofocado la carga innovadora que tenía en sus orígenes, cuando era aún un fenómeno contracultural.[4]
Con todo esto en mente es posible atisbar, en medio de tantas distracciones “navideñas”, el sentido en que la fiesta alrededor del nacimiento de Jesús puede y debe ser vivida como un instante supremo en el esfuerzo porque su nombre simbólico (Emmanu-El) se vuelva una realidad, esto es, que se asuma con responsabilidad para tratar de hacer plena esa compañía divina. De otra manera, la historia humana seguirá estando marcada por un derrotero sin rumbo claro y seguiremos en la necesidad de utilizar un “lenguaje disfrazado” para referirnos a la misma realidad, pero desde otra perspectiva, casi oculta y, evidentemente, más contestaría y profética. Celebrar el nacimiento de Jesús implica, más bien, alejarse del adocenamiento impuesto por el consumismo y rescatar su significado como posibilidad efectiva de un nuevo inicio, comenzando con las estructuras petrificadas del poder en turno, para pasar a los demás niveles con fe y esperanza.
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[1] Cit. por David Nacho, “Nos hiciste para ti. Reflexiones para el Adviento”, en www.kairos.org.ar/blog/?p=475.
[2] J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1982, p. 27.
[3] Así lo manifiesta el editorial del diario El País: En los tiempos que vivimos, es corriente que este deber no se cumpla o no se cumpla como se debe cumplir. Por ello, la renovación constante de la evocación de la llegada del Mesías tiene que actuar como estímulo para que todos, sin excepción, en esta noche de Paz y de Amor que nos recuerda el villancico, acudamos por un instante a un sitio de nuestros corazones para reflexionar y hacer un examen de nuestras conciencias”, www.elpais.com.uy/101224/predit-537426/editorial/feliz-navidad En Cuba también se vive de otro modo la Navidad: cf. J.A. Paz, “La Navidad te saluda”, en http://alcnoticias.net/interior.php?lang=687&codigo=18696 23 de diciembre de 2010. En España hay solicitudes de eliminar la fiesta del calendario oficial.
[4] R. Aguirre, “El lenguaje disfrazado de la Navidad”, en El Correo, Vizcaya, 24 de diciembre de 2010, www.elcorreo.com/vizcaya/v/20101224/opinion/lenguaje-disfrazado-navidad-20101224.html. Énfasis aagregado

*Fuente: Leopoldo Cervantes - Ortiz, Teólogo mexicano

viernes, 24 de diciembre de 2010

El reverendo Timms: Pat el cartero; un pastor anglicano opuesto al de: Los Simpson

Son dos series de dibujos animados que no tienen casi nada que ver, aunque sí tienen algunos parecidos notables... y una forma atípica y peculiar de presentar la religión y sus representantes.
Aparentemente, entre “Los Simpson” y “Pat el cartero”, serie que emite en España Clan TV (canal infantil de RTVE), no parece haber casi ninguna similitud a primera vista, ya que destacan los enormes contrastes que existen.
Así, la serie norteamericana es una obra de un genio excepcional como es Matt Groening, y ha marcado un antes y un después en la historia de la televisión. La inglesa, en cambio, es una serie muy correctamente hecha pero que se olvidará antes o después.
La primera es una serie para adultos (sólo el formato de dibujos animados puede disimular ese hecho), y la segunda va dirigida como producto a un público claramente infantil, y para el área de edad más temprana.
A estas alturas todos sabemos que los Simpson responden a una visión ácida, sarcástica e irónica de la vida, buscando provocar una reflexión en el televidente cuestionando prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana y de la cultura contemporánea, desde una perspectiva escéptica que roza en ocasiones el cinismo. Pat el cartero es sin embargo una serie absolutamente blanca y limpia, cuyo único objetivo es presentar a los niños historias muy simples con la finalidad de entretenerles un rato.
CURIOSAS SIMILITUDES
Sin embargo, un análisis de ambas series descubre tres llamativos puntos de contacto que apenas se encuentran en ninguna otra producción televisiva.
Por un lado, ambas representan comunidades tradicionales basadas en los arquetipos propios de la civilización occidental, tal como ésta se veía a sí misma antes de comenzar a autodestruirse. En Los Simpson es una típica población del interior de Estados Unidos. En Pat el cartero, una población rural de la Inglaterra idílica retratada al modo con que John Ford retrató la Irlanda rural en El hombre tranquilo, con John Wayne y Maureen O´Hara en papeles inolvidables.
Tanto la serie de la Fox como la serie de Woodland aparecen pobladas de personajes característicos (policías, profesores, maestros, tenderos) presentes en el inconsciente colectivo del televidente como propios de una sociedad normalmente constituida. Las autoridades naturales (la paterna, la escolar, la que es propia de la ancianidad en forma de respeto) quedan siempre a salvo, con candor infantil en la serie británica, y -a pesar de las puyas mordaces- en la norteamericana. Ninguna de las dos cae en el multiculturalismo: la población inmigrante mantiene sus costumbres adaptándose a la cultura a la que llegan, sin pretender el recorrido inverso.
Hay un claro segundo punto de coincidencia: la familia como núcleo de la sociedad. En Los Simpson el matrimonio y la familia son lo único que, aun dentro del caos y desmadre a que se ven sometidos por los guionistas, permanecen como anclaje sólido de la vida. Como si aún viviésemos en los años cincuenta o sesenta, la familia rota de Milhouse Van Houten aparece como la excepción trágica. En Pat el cartero no se concibe otra cosa que lo que hoy llamamos «familia estructurada», como entorno propio del crecimiento y la educación.
RELIGIÓN SIN COMPLEJOS
Por último, está la forma en la que ambas producciones abordan la religión sin complejos. Las dos tienen su pastor evangélico (ningún cura católico), como corresponde a dos culturas de raíces netamente protestantes, la norteamericana y la inglesa. El pastor norteamericano y el anglicano forman en ambas series parte cotidiana e imprescindible de la trama de la vida.
Son, eso sí, muy diferentes. El reverendo Lovejoy, en los Simpsons, es de mediana edad, está casado, tiene hijos y en cuanto a su fe, podría dudarse incluso de que crea en algo, a pesar de que hay un persistente empeño de los creadores de Los Simpson en mantener el papel social integrador de la religión.
El reverendo Timms, sin embargo, es un entrañable pastor anciano, no se sabe si está o no casado (no aparece nunca su esposa), y es también un permanente punto de referencia como elemento social integrador. No goza en la serie de la importancia de Lovejoy en la suya. Pero aunque aparece poco, no se concibe la vida en el pueblo sin la presencia de sus característicos cabellos canos.
Ni en Los Simpson ni en Pat el cartero hay miedo alguno a mostrar la presencia de la fe o la religión, y su simbología, como parte de la realidad y la identidad de la cultura en la que viven los personajes... y en la que viven los televidentes.
Son, en ese sentido, pequeños oasis que aún reflejan la realidad de estos dos países: pueblos dentro de una cultura protestante, resultados de una fe que aún persiste, a pesar de la desintegración de la sociedad... y de la propia religión.

Fuente: ReL. Edición: ProtestanteDigital.com

jueves, 23 de diciembre de 2010

Un paseo acompañado por palmas y palmeras

Carta del Dr. René Krüger, Profesor titular del I.U.ISEDET, Argentina.


Amigas y amigos:
Les envío un cordial saludo en esta Navidad, acompañado por una breve reflexión sobre una planta de difusión original en todas las regiones tropicales y subtropicales de la tierra y hasta en las islas oceánicas más solitarias. Como planta de adorno, se ha extendido por todo el mundo. No me refiero al clásico “arbolito de Navidad”, sino a las palmas y palmeras.
La gran familia de las palmas y palmeras posee varios récords del reino vegetal. La hoja más larga del mundo es la de las palmeras del género Raphia, llegando a medir hasta 25 metros. La semilla de mayor peso pertenece al Coco de mar o de las Seicheles, con un peso de hasta 22 kilos. La inflorescencia mayor es la del género Corypha con la increíble cantidad de hasta diez millones de flores.
Todo lo que tiene esta planta es aprovechable. Ella brinda agua, leche, aceite, harina, vino, vinagre, miel (tipo melaza), dátiles, coco rallado, palmito, medicamentos, techos; sus fibras se emplean para tejidos, cestería, cordelería; las hojas son alimento para animales; el tronco suministra material de construcción, combustible, carbón; la planta entera es una decoración viviente.
Hay un amplio uso metafórico de esta planta y sus singulares hojas en la mitología, la religión y la cultura en general. La vinculan con la divinidad y ceremonias de iniciación, en el Cantar de los Cantares hay una asociación erótica por la esbeltez de esa planta; según el Evangelio de Juan, saludaron con ramas de palmera a Jesucristo en su entrada a Jerusalén; ciertas culturas la consideran el árbol de la vida o un árbol sagrado por el enorme valor para la subsistencia de las personas y los animales. Es símbolo de fertilidad y de riqueza e incluso decora escudos y monedas. Es símbolo de fecundidad, vida, fortaleza, justicia, victoria, martirio y paz.
Dice el Salmo 92,12: El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano.
En este constante intercambio de significados, símbolos, metáforas y comparaciones, ¿qué impide que adoptemos la palmera como un símbolo que remite al Mesías, Señor y Salvador nuestro, cuyo nacimiento celebramos una vez más en esta Navidad?
No hace falta asimilar este empleo a récord alguno. Quizá sea mucho más significativo pensar en la extensión universal del Evangelio de este Señor, tal como la difusión mundial de la magnífica planta.
Les invito a pasear y ver algunas palmas y palmeras. Las fotos tomadas en Argentina, Paraguay, Cuba y Perú son un pequeñísimo muestreo de la riqueza visual de esta planta.















Les deseo unas tranquilas y pacíficas fiestas.

Prof. Dr. René Krüger
Instituto Universitario ISEDET
(Aut. Prov. Decr. PEN Nº 1340/2001)
Camacuá 282
C1406DOF Buenos Aires
ARGENTINA
www.isedet.edu.ar

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Nobel para Vargas Llosa, un acto de justicia para un genio de la literatura…lástima su miopía.

Por. Francisco Rodés, Cuba.
Tanto demoró la Academia Sueca para hacer justicia a uno de los escritores más grandes y creativos de la América Latina y del mundo actual. Su Ciudad y los Perros, y la Fiesta del Chivo, han pasado ya a ser hitos de la novela histórica, esa que nos conmueve las entrañas porque no es una fantasía de una exuberante imaginación, sino una mirada profunda de la realidad, descrita por un verbo rico y fascinante, que explora los entretelones mas sutiles de la experiencia humana. Un novelista de primer orden, y además un hombre sincero y honesto.
Indudablemente que Mario Vargas Llosa es un orgullo de América Latina, pertenece por entero a esta geografía y sus raíces se hunden profundamente en sus tradiciones. Su discurso ante la Academia es una pieza maestra de cultura universal, sentimiento latinoamericanista, genio literario. Uno disfruta su elogio de la fantasía literaria, de sus notas autobiograficas que hablan de un humilde peruano que fue ascendiendo en la escala de la autorrealización gracias al talento y la avidez por lectura. Ay, pero cuando hace confesión de fe de marxista arrepentido, y echa mano del discurso de la peor derecha, entonces nos parece increíble que un intelectual latinoamericano se exprese con tanta miopía histórica. Ya su inicial manifestación contra el terrorismo, en que todos estamos de acuerdo, salvo en la forma de enfrentarlo, nos dio la impresión de que estábamos leyendo un discurso de Bush, cuando preparaba ´sus cruzadas¨ para el ataque a Irak, cuyas consecuencias destructivas perdurarán por muchos años. Una guerra basada en una burda mentira. He aquí sus palabras:
“Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo …. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. ….. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad”
Da pena verlo atrapado en una ideología triunfalista, reflejo del primer mundo, industrializado, rico y con instituciones estables, pero que no que no contempla las enormes desigualdades e injusticas. Solo a unas horas de vuelo de la Europa de Vargas Llosa, yendo hacia el Sur Sud-sahariano, mueren millones de hambre, enfermedades, que podrían resolver todos sus problemas, solo con el dinero que gastan en cosméticos los europeos. Ese es el mundo de libertad que levanta cercas a los inmigrantes y expulsa a los gitanos sin misericordia.
Para este mundo solo hay expresiones de gratitud, pero para los países del Sur, para América Latina hay otra mirada, elogios solo para los países que le parecen los modelos de democracia formal. Pero cuanta indignación nos ha producido sus expresiones referentes a países pobres que tratan de lograr una justicia social, que durante siglos les ha sido conculcada. Así se refiere a Bolivia y Nicaragua, calificando de ¨payasadas¨ los esfuerzos de transformación social que allí ocurren. Cuanta indignación sentirán los pueblos originarios de América, tan orgullosos de tener por primera vez un presidente indígena, que ha elevado la dignidad de su pueblo, que ha rescatado las riquezas de su país de manos extranjeras, que ha brindado una pensión digna para el 100 % de sus ancianos, ha traído salud, alfabetismo para su pueblo. Logros menos impresionantes ha alcanzado el Frente Sandinista en el poder en Nicaragua, pero también notables en la salud y la educación.
Por supuesto que mira a Venezuela a través de los prejuicios anticubanos, como si fuera una simple reedición, sin percatarse de las diferencias entre ambos procesos. No tiene o no quiere tener conocimiento de la reducción de la pobreza, reconocido por la CEPAL a un nivel sorprendentemente bajo, que haya logrado la extensión gratuita a toda la población de la salud, la educación y otros beneficios sociales. Es una pena que Vargas Llosa milite una derecha tan miope. En fin, nos alegramos por el Premio Nobel a una figura cumbre de la literatura latinoamericana y mundial y nos entristece que preste el peso de su prestigio para apoyar a los que quieren entorpecer el avance social de los pueblos de América Latina.

* Francisco Rodés, Pastor bautista cubano, Doctor en Ministerios. Profesor de Historia de la iglesia en el Seminario Evangélico de Matanza, Cuba.

martes, 21 de diciembre de 2010

La envidia

Por. Octavio J. Esqueda, EE.UU*
En los Estados Unidos la frase “el jardín del vecino siempre está más verde” es muy común porque ejemplifica correctamente la percepción que la mayoría de la gente tiene de la realidad. No importa lo que uno haga siempre habrá otro que lo haga mejor; no importa lo que uno compre, siempre habrá otro que tenga algo mejor; no importa lo mucho que uno se esfuerce, siempre habrá alguien mejor en alguna área. Esta situación produce algo tan común como destructivo en nosotros, la envidia.
La persona envidiosa tiene resentimiento por los dones de los demás porque son superiores a los suyos. Cuando uno se compara con los demás, esta superioridad resalta lo más doloroso de todo, nuestra inferioridad y, por lo tanto, nuestra falta de amor propio. La envidia normalmente se centra en lo que pensamos que somos y lo inadecuados que nos sentimos aunque se disfrace en cosas exteriores que no poseemos. La envidia es una clara manifestación de nuestra fragilidad y produce una emoción punzante que crea un resentimiento por ver los logros de los demás junto con un deseo por verlos fracasar.
Por ser un pecado enraizado en lo más profundo de nuestro ser y ser capaz de originar muchos más, la tradición cristiana clasificaba a la envidia como uno de los siete pecados capitales. A pesar de que el monje Evagrius Ponticus (345-399 d.C.) no incluyó a la envidia como de los “pensamientos” capitales cuando diseñó la primera lista de pecados centrales que originan otros, desde que Gregorio el Grande (540-604 d.C.) añadió este pecado a la lista, posiblemente porque es un pecado urbano o social ya que la propiedad privada no era común en el desierto en donde el monje Evagrius vivía, la envidia ha sido catalogada como un pecado tan común como destructor.
Así que, la envidia “de la buena” como comúnmente se menciona no existe; la envidia es siempre mala y pecaminosa. Normalmente tenemos la tendencia a envidiar a los que se encuentran cerca de nosotros y quizá inconscientemente consideramos nuestros rivales. Envidiamos a nuestros compañeros de trabajo, el sueldo de nuestro jefe, al otro equipo de fútbol de nuestra ciudad o país, la casa del vecino, el éxito de un familiar o amigo, a nuestros familiares y lo que es peor en ocasiones a nuestros mismos esposos o seres queridos. Somos envidiosos por el deseo de ser superiores ya que erróneamente basamos nuestro valor y autoestima en que los demás no nos ganen y así exhiban nuestras debilidades.
Los celos y la envidia no son lo mismo aunque en muchas ocasiones se pueden confundir. La Biblia nos dice que Dios es un Dios celoso (Éxodo 34:14) ya que los celos pueden representar una indignación justa por algo de lo que se tiene el derecho de reclamar. Dios, como nuestro Creador y Padre amoroso, desea nuestra adoración incondicional. Un esposo puede legítimamente estar celoso del afecto de su esposa. Los celos divinos siempre son buenos y los humanos desgraciadamente en muchas ocasiones se convierten en algo dañino. La envidia siempre es una muestra de impotencia por algo que nos falta e incorrectamente pensamos que tenemos el derecho de poseerlo.
La envidia es un pecado capital porque va totalmente en contra del amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos. La envidia es lo opuesto al amor o caridad y, por lo tanto, al gran mandamiento (Mateo 22:36-40). El orgullo es la base de la envidia porque la persona envidiosa basa su valor equivocadamente en sí misma y no en Dios. La caridad nos une a Dios y a los demás mientras que la envidia nos aísla de nuestro prójimo. Al destruir nuestras relaciones interpersonales, la envidia se aparta del modelo de comunidad del Dios trino en cuya imagen hemos sido creados.
La base para combatir la envidia es reconocer que nuestro valor se encuentra en lo que somos en Dios y no en lo que podamos hacer o adquirir. La Biblia afirma que los que tenemos fe en Cristo tenemos el privilegio de ser hijos de Dios (1 Juan 3:1-2). Somos valiosos por lo que somos y no por lo que hacemos. No necesitamos compararnos con nadie o conseguir algo para que Dios nos ame o ser valiosos. Dios en su gracia nos da dones y habilidades (Efesios 2:10; Santiago 1:17) y solamente él determina nuestra función en su iglesia de acuerdo a los dones que nos dio (1 Co. 12:11). La envidia se centra en lo que carecemos mientras que el amor o caridad se basa en lo que ya somos en Dios.
La envidia es un pecado que se gesta en secreto porque al reconocer que somos envidiosos revelamos nuestro sentimiento de inferioridad. El amor y el contentamiento, por otro lado, se manifiestan en público y dan refrigerio a los que nos rodean. La envidia es un hábito pecaminoso que nos aísla y nunca nos satisface; la gratitud y el contentamiento nos unen y nos dan la oportunidad de vivir la vida a plenitud. La envidia nos esclaviza; el amor a Dios, a nuestro prójimo y a nosotros mismos nos libera. ¿Qué tipo de persona quiere ser usted?

*El Dr. Octavio J. Esqueda es el profesor de Fundamentos de la Educación de Southwestern Baptist Theological Seminary.
Fuente: Obrero fiel