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viernes, 30 de julio de 2010

Eutanasia: el inicio del largo camino

Por. César Vidal, España*
Existen indicios más que razonables de que, en los próximos años, la eutanasia será planteada en el seno de la sociedad española como una de las prácticas que no sólo deben ser legalizadas sino incluso consideradas un signo de progreso e incluso un derecho. A decir verdad, en los últimos años se ha intentado crear un ambiente social favorable a semejante paso recurriendo a medidas de propaganda que han pasado por el cine, los debates televisivos e incluso la glorificación política de un médico al que un informe del Colegio de médicos de su provincia señalaba como culpable de mala praxis.
Lejos de tratarse de un debate neutro o de un avance social, estoy personalmente convencido de que la defensa de la eutanasia es sólo una manifestación más de la “cultura de la muerte”, una cosmovisión que no sólo considera que el aborto es un derecho sino que además está empeñada en que la vida pueda también destruirse en sus últimos momentos apelando a falaces argumentos supuestamente humanitarios. En esta entrega y en las siguientes intentaré desgranar la historia de la eutanasia, la manera en que se ha plasmado legalmente hasta el día de hoy y los resultados que se han derivado de esa medida.
La primera obra de relevancia que intentó defender la eutanasia fue un libro publicado en 1920 y titulado El permiso para destruir la vida indigna de ser vivida cuyos autores eran Alfred Hoche, catedrático de psiquiatría en la universidad de Friburgo y Karl Binding, un catedrático de derecho en la universidad de Leipzig.
La tesis de la obra era que los pacientes que pedían “asistencia mortal” debían poder obtenerla de un médico en determinadas condiciones. Hoche y Binding procuraban afinar en la aplicación práctica de sus tesis y sostenían que el permiso para causar la muerte a un paciente debía ser otorgado por un panel formado por tres expertos, que el paciente debía poder retirar cuando quisiera la petición y que no debía perseguirse al médico que llevara a cabo “el homicidio por compasión”.
Sin embargo, a la vez, el médico y el jurista señalaban que en el caso de “cáscaras vacías de seres humanos” ese permiso podía suprimirse y quedar al arbitrio del médico el provocar la muerte. Como ejemplo de esas cáscaras, citaban a enfermos que padecieran un retraso mental, que sufrieran daño cerebral o que padecieran algunas enfermedades psíquicas. Según los autores del libro, la sociedad ahorraría dinero – el que se gastaba en gente que vivía una “vida sin significado” – que podría dedicarse a mejores fines.
El libro causó verdadera sensación y, de hecho, sus tesis pronto se vieron apoyadas por lo que ahora denominaríamos sondeos de opinión. Así, una encuesta realizada en 1920 indicaba que el setenta y tres por ciento de los padres y tutores de niños con una grave incapacidad eran partidarios en Alemania de que se acabara con su vida. Era el inicio porque en breve las tesis fueron asumidas por otras personalidades del mundo de la ciencia, el periodismo e incluso el cine.
La discusión teórica se convirtió en realidad al llegar al poder el Partido nacional-socialista obrero alemán mandado por Adolf Hitler. En honor a la verdad hay que señalar que los nacional-socialistas propugnaban, al menos de cara a la opinión pública, una versión mucho más moderada de la eutanasia.
Así, en agosto de 1933, el ministro de justicia indicó su punto de vista favorable a la eutanasia indicando que permitiría “que los médicos acabaran con las torturas de los pacientes incurables, a petición propia, en interés de la verdadera humanidad”.
Pero una cosa era intentar convencer al pueblo alemán y otra que quedara convencido. En un intento claro de alcanzar ese objetivo, en 1936 se publicó una novela de un médico llamado Helmut Unger en la que se defendía claramente la eutanasia. El argumento era el drama de un médico cuya esposa sufre una esclerosis múltiple. Cuando ella le suplica que le de muerte, el médico acepta. Llevado a juicio, el doctor se enfrenta con los miembros del jurado y les espeta: “Si ustedes fueran inválidos, ¿querrían ser un vegetal para siempre?”. Al final, el jurado absolvía al médico. La historia encajaba como un guante en el plan de eutanasia de Hitler y de manera inmediata se convirtió en una película. De hecho, las SS realizaron una investigación sobre el impacto social de la obra y señalaron que la recepción social había sido muy favorable.
Previamente preparado el terreno, la cuestión era concretar eso en el terreno de lo práctico. La ocasión la proporcionó el caso del “Niño Knauer”. El padre de la criatura –ciego, retrasado y al que le faltaban un brazo y una pierna- se dirigió personalmente a Hitler para suplicarle que se diera muerte a su hijo. Hitler se tomó el asunto con enorme interés hasta el punto de que dio orden de que lo estudiara su médico personal Karl Brandt. En 1938 –hace ahora setenta años- concedió un permiso para practicar la eutanasia al niño. Acababa de pasarse de la teoría a la práctica.

Continuará

*César Vidal es escritor, historiador y teólogo

Fuente: © C. Vidal, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

miércoles, 28 de julio de 2010

Blood money: la sobrina de M. Luther King protagoniza un film de denuncia al negocio del aborto

Alveda King, Sobrina de Martin Luther King, protagoniza “Blood Money”, título que es traducido como “Dinero manchado de sangre”. Se trata de una película documental que expone la verdad que se esconde detrás de la industria del aborto. Llegará a los cines españoles en octubre próximo.
El film, dirigido por David K. Kyle, examina la historia del aborto en los Estados Unidos y desvela la estrategia usada por las instituciones abortistas, como la Planned Parenthood Federation, para promover esta práctica.
“La meta era de tres a cinco abortos por cada joven entre los 13 y 15 años”, relata en la película una mujer que perteneció a la transnacional abortista, y revela que “teníamos un plan completo para promover el aborto y lo denominamos educación sexual”.
“El plan consistía en romper la inocencia natural de los jóvenes, separarlos de sus padres y sus valores tradicionales, y convertirlos en expertos en sexo en sus propias vidas para que vinieran a nosotros, donde les daríamos pastillas anticonceptivas de baja dosis para que las chicas quedasen embarazadas o condones defectuosos”, agrega.
La película, protagonizada por Alveda King, sobrina del conocido líder por los derechos humanos Martin Luter King (pastor protestante), llegará en otoño a los cines españoles gracias a las gestiones de European Dreams Factory, la misma que distribuyó la película “Bella” y que viene distribuyendo la taquillera “La Última Cima”. Una empresa de valores cristianos (católica) que deberá afrontar la polémica que sin duda trae esta película-denuncia.
El filme incluye diversas entrevistas a líderes pro-vida y testimonios personales de mujeres que alguna vez abortaron. En resumen: muestra la crudeza del drama del aborto y quiénes son los que están detrás de estas historias beneficiándose a partir de la destrucción de seres inocentes.
Pueden ver aquí el trailer de la película Blood Money (en inglés).
http://www.emision.net/new/descargavideo.php?videos/DineroManchadoDeSangre.wmv
PREMIO A “BELLA”
El actor mexicano Eduardo Verástegui, protagonista y coproductor de la película “Bella”, que aborda el tema del aborto y la adopción, fue galardonado este año con el premio Teresa de Calcuta. Carlo Casini, presidente de la Comisión para Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo, hizo entrega de la distinción a Verástegui,en el Parlamento Italiano.
Se calcula que la difusión de “Bella” ha hecho desistir de su intención de abortar al menos a 300 mujeres.
Casini, quien es también presidente del Movimiento para la Vida en Italia, explicó que el Parlamento Europeo otorga el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, pero que en general no tiene en cuenta a las personas que luchan por la defensa de la vida y la familia. Por este motivo, explicó que los Movimientos para la Vida del viejo continente han decidido instituir este premio, dedicado a la religiosa albanesa, para galardonar a quienes apoyan la vida y la familia natural.
MULTIMEDIA
Puede ver aquí em inglés -subtitulado en castellano- el trailer de la película "Dinero manchado de sangre (Blood money).

Fuente: ReL – Edición: ProtestanteDigital.com

martes, 27 de julio de 2010

La Iglesia Reformada Argentina, contraria a la mayoría evangélica que condena el matrimonio gay

BUENOS AIRES, (Ecuprensa, ALC/ ProtestanteDigital.com)


La Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas en la República Argentina (ACIERA), entidad que nuclea a una mayoría de las iglesias evangélicas del país, emitió un comunicado sentando su posición frente a la aprobación del matrimonio gay por parte del Congreso. La Iglesia Reformada Argentina no tardó en emitir una respuesta, dando a conocer su postura, contraria a la de ACIERA.
Como nunca antes, en Argentina miles de cristianos han ganado las calles y los medios de comunicación en los últimos meses, para dar la voz profética y sentar las bases de los valores que emergen de la Biblia en relación a la unión de personas del mismo sexo. Así lo expresa La Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas en la República Argentina (ACIERA).
“Hemos dicho con claridad que amamos a los homosexuales, como Cristo les ama, con pasión, y declaramos así mismo que Cristo es suficiente Salvador contra el pecado, el gran mal de la sociedad”, aclara la organización en el comunicado dado a conocer inmediatamente después de la aprobación de la ley que admite el matrimonio gay. “Por eso, como ciudadanos nos opusimos al proyecto que finalmente fue ley en la madrugada de anoche”, dice el documento.
AGENTES DE CAMBIO
ACIERA considera que como Iglesia de Cristo, los cristianos de Argentina han sido desafiados a ser agentes de cambio y transformación social, a predicar con su voz y con sus actos. “Hoy más que nunca la sociedad argentina necesita el protagonismo de la Iglesia de Cristo, nuestro mensaje se deberá oír a tiempo y fuera de tiempo. Redoblemos con toda valentía y esfuerzo nuestra vocación evangelizadora, nuestra participación ciudadana, nuestra acción profética y nuestro compromiso en oración y ayuno”, expresa.
En cuanto a la evangelización, la Asociación considera que en este momento se ha ampliado sensiblemente el campo misionero. “El mismo es, ahora, la televisión, los medios, el arte, la participación política, el periodismo, toda esfera social trascendente, y muy especialmente la educación en todos sus ámbitos”.
Refiriéndose a la participación ciudadana, la entidad -que nuclea a la mayoría de las iglesias evangélicas del país- afirma que desde ahora inicia “una campaña de concientización a fin de que cuando seamos convocados a las urnas, lejos de pecar por ignorancia elijamos autoridades a conciencia, con una visión de futuro respecto de cuál sea el producto de nuestro sufragio”.
El comunicado afirma: “No votaremos más a quienes determinadamente se levantan en contra del conocimiento de Dios”.
LOS TIEMPOS ANUNCIADOS
A la luz de los últimos acontecimientos sociales, ACIERA considera que claramente se ha establecido “un nuevo orden social apartado de los fundamentos del cristianismo, y que no distingue entre libertad y libertinaje”.
“Los tiempos anticipados por la palabra de Dios llegan inexorablemente y la acción de la Iglesia de Cristo, Santa y en comunión con Él, deberá cumplir su función de alertar sobre el pecado, presentar el mensaje de salvación en Cristo a todos los seres vivientes y tomar autoridad espiritual sobre autoridades, principados y potestades que operan en las regiones celestes, en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, sabiendo que ante Él se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de ella, y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor” expresa el documento.
Afirma también que, estratégicamente, “el foco de la acción y oración, deberán ser los niños, los adolescentes y los jóvenes, sembrando en ellos la Palabra de Dios viva y eficaz, y los valores que de ella emergen”.
El comunicado concluye citando un conocido himno evangélico: “Hoy, más que nunca, ‘firmes y adelante huestes de la fe, sin temor alguno que Jesús nos ve’”.
RESPUESTA DE IGLESIA REFORMADA
La minoritaria Iglesia Reformada no tardó en dar a conocer una respuesta, expresando su desacuerdo con lo expresado por ACIERA.
“Es incomprensible cómo quienes firman el comunicado dicen ‘amar a los homosexuales’ y luego declaran con total desparpajo que hemos entrado – a partir de la sanción de esta Ley – en un ‘nuevo orden social apartado de los fundamentos del cristianismo’. Es decir, se arrogan una vez más el derecho a ser los únicos voceros del mensaje de Cristo. Su amor a los homosexuales, a las lesbianas, a los transexuales y a los bisexuales, se manifestaría en negarles sus derechos, en mantenerlos en un estado de discriminación, en condenarlos a vivir en la marginalidad y en ‘ofrecerles’ ser ‘redimidos’ de su ‘pecado’”, afirma.
“ACIERA tiene derecho a decir lo que quiera. Lo que ya no puede hacer más es esconder su hipocresía y su impotencia y desesperación ante una sociedad que, maduramente, ha asumido la responsabilidad evangélica de hacerle espacio a una minoría largamente ignorada y tristemente discriminada a lo largo de los siglos”, dice a continuación. Más adelante afirma que “finalmente se ha hecho justicia” y da gracias a Dios por ello.
UN HIMNO, CAMPO DE DEBATE
En su respuesta, la Iglesia Reformada dice que la desesperación ha llevado a ACIERA a recurrir a “un himno famosísimo para tratar de reconquistar el terreno que en esta ‘gesta’ absurda han perdido. ‘Firmes y adelante’ es la traducción de famosísimo himno: ‘The Kingdom of God on Earth’, del Rev. Sabine Baring-Gould (traducido por J.B.Cabrera), escrito en 1865 para los niños de una misión de la iglesia anglicana que él pastoreaba en ocasión de una visita que realizarían a otra escuela dominical”.
A continuación relata que este pastor había tomado las órdenes sagradas un año antes y se convirtió con el tiempo en obispo en Horbury (Yorkshire). Pero además fue arqueólogo, historiador, hagiógrafo, anticuario y literato. Produjo una asombrosa cantidad de libros, panfletos y artículos. Escribió dos novelas y 23 cuentos de fantasmas, género al que era aficionado. Su libro más conocido es "El libro de los Hombres-lobo", escrito un año después del himno “Firmes y adelante”.
Tales datos son citados por la Iglesia Reformada para afirmar son “señal de su apertura a las ciencias, a otras visiones de la realidad, a nuevas aproximaciones a los más diversos temas”. A continuación expresa: “Dicho esto creemos que utilizar el título del tan querido himno, que nos remite a textos como: 1° Timoteo 6:12 y a Efesios 6:12-13, es una afrenta al honor de este recordado teólogo”.
Por último, el comunicado (firmado por el Pastor Gerardo Oberman, Presidente de IRA, y el Doctor Lucas Millenaar, Vicepresidente), expresa: “Desde las Iglesias Reformadas en Argentina, firmemente arraigadas en el Evangelio liberador de Jesucristo, sin temor alguno recordamos que es Jesús quien nos ve… “.

Fuente: Ecuprensa, ALC. Edición: ProtestanteDigital.com

lunes, 26 de julio de 2010

¿Qué Iglesia española?

Por. Emilio Monjo, España*
Al pensar en la situación de reforma religiosa que se vive en España en el siglo XVI, la respuesta que se dé a ésa pregunta es fundamental para la comprensión del propio tiempo de los hechos y para nuestro presente en la aplicación de sus principios.
Siempre lo es, pero en este caso de manera especial, la importancia del adecuado uso del lenguaje. Si planteáramos la pregunta diciendo si los que se agrupan bajo el genérico “disidentes religiosos” eran católicos o protestantes (o evangélicos si gusta más el término), se habría incurrido en la confusión de lo que debe ser el vehículo de la verdad: el lenguaje.
Para nuestros padres y hermanos reformadores del XVI no existía más que Una Iglesia, Santa y Católica; luego estaba lo que el diablo había fabricado: herejías, corrupciones y, especialmente, la iglesia de Roma (“papismo”, “romanismo”, en su modo de hablar). Ellos siempre se presentaron como católicos; su fe era la católica, por eso entendían que su deber era avisar contra el peligro para esa Iglesia Católica que suponía la acción y poder de Roma, la cual aparecía como anticatólica por excelencia.
En la Confesión de Londres (1560/1), donde Casiodoro de Reina explica la fe de la iglesia española allí exiliada, escribe: “Por esta confesión protestamos que somos miembros de la Iglesia Católica”. Cuando trata en el capítulo XV “de la disciplina eclesiástica” dice: “(…) Que por ella primeramente se procura retener a los fieles, que son congregados en algún cierto lugar, en la justicia y limpieza de vida, asimismo en la unidad de la fe y consentimiento de doctrina que profesa la Iglesia Católica”. (Una buena muestra de la riqueza espiritual de nuestra iglesia en Londres en ese tiempo es que, al tratar el tema de la disciplina eclesiástica, no propone un reglamento para ejercerla, sino que se limita a declarar que como es algo bueno para la Iglesia, “nosotros nos sujetamos a ella de buena voluntad, deseando y pidiendo ser enseñados con caridad de los que mejor sintieren, y corregidos con la misma en las faltas que en nosotros, como hombres, se hallaren”.)
Antonio del Corro, en su confesión que incorpora a la edición del comentario a Romanos (volumen VI de la Colección “Obras de los Reformadores Españoles del siglo XVI”) declara de la Iglesia Católica que “la Iglesia es una sola, y que ésta no está encerrada, como antiguamente entre los judíos, en un ángulo o reino, sino que es católica y universal y difundida por todo el orbe de la Tierra”. Por ello avisará tantas veces en sus escritos este autor que la mayor perversión de esa Iglesia Católica es la pretensión de Roma de encerrarla en su jurisdicción.
Juan Pérez de Pineda en todas sus “amonestaciones al cristiano lector” luego de explicar la doctrina antigua (la Católica) sobre diversos asuntos de la fe, y contraponer la doctrina nueva (la romana), asume la vida y existencia de la Iglesia como entidad ajena a Roma (Breve Tratado de Doctrina). La enseñanza católica es la opuesta a la que pretende la iglesia de Roma.
Cipriano de Valera, en su presentación a “todos los fieles de la nación española” de su traducción de la Institución de Calvino, dice que la doctrina que les ofrece en sus páginas “es la doctrina de Cristo anunciada en el mundo por sus Apóstoles, y por consiguiente es doctrina sana, antigua y verdaderamente Católica y Apostólica, por la cual los hombres alcanzan verdadero conocimiento de Cristo”. Ésa es la doctrina que enseñan hoy, añade, en las “Iglesias reformadas”. En otro lugar (Dos Tratados: del Papa y de la Misa) presenta la situación hablando de “los cristianos católicos, de religión reformada”, con ello nos proporciona la terminología más adecuada. Efectivamente, las iglesias que se han desprendido del dominio de Roma, son iglesias de la Iglesia Católica de religión reformada. (Es evidente que “reformada” en este caso nada tiene que ver con un sentido denominacional actual.)
Muchos han caído en la trampa del lenguaje, la “perversión de palabras” ante la que previene la Escritura, ha producido un efecto mortífero. El discurso y la estética equívoca de Roma, de la que ha sido hija predilecta su Inquisición, ha colocado a los oponentes como “luteranos”, calvinistas”, “protestantes”, etc. Incluso entre los que están fuera de la iglesia de Roma, se la nombra como “la Iglesia” o “la Iglesia Católica”.
Nuestros reformadores del XVI, sin embargo, vieron claramente la trampa y no cayeron en ella. Siempre se presentaron como católicos, y expusieron su fe como la fe Católica frente a las desviaciones de Roma (o de cualquier otro grupo herético). La breve, pero correctísima, indicación que se hace sobre María Bohórquez en la pasarela de reflexión sobre la intolerancia que se ha abierto en parte de la antigua sede del tribunal de la Inquisición en Triana (Sevilla) muestra esta situación. Se dice que defendió su fe como “católica” ante sus acusadores. La Inquisición, como con todos los demás de la iglesia clandestina de Sevilla, la condenó por “luterana”. (¡No la iba a condenar por fidelísima católica!) Esto tiene implicaciones importantes. Entre otras, que nuestro reformadores, al considerar al rey o al emperador, “católicos”, les emplazan para que libren con su actuación a la Iglesia Católica de la tiranía y corrupción de la iglesia de Roma. ¡Cuánto se habrá avanzado si se recupera ese lenguaje!
Termino esta reflexión señalando otro aspecto importante: nuestros reformadores fueron católicos (de religión reformada) que estuvieron en lugares diversos, pero en esos lugares “estaban” como una simple circunstancia: unos en la iglesia de Inglaterra, otros en la iglesia Luterana, otros en la iglesia de Ginebra, otros (¡esos tuvieron el más alto honor!) en la iglesia pequeñita, clandestina, de Sevilla (o de Valladolid, o tantos otros lugares). Seguramente perderá el tiempo quien pretenda hacerlos miembros de alguna denominación eclesiástica actual.
Doy las gracias a esta revista por alojar en su espacio estas palabras; también a quien haya tenido la paciencia de terminar la lectura de esta reflexión, y les invito a que (más o menos) dentro de unas tres semanas, d. v., nos volvamos a encontrar. Este apartado se ocupará de la Reforma en España en el siglo XVI, vista en el contexto de la europea, pero no como quien visita unas ruinas inútiles, sino como quien tiene en sus manos unos planos y proyectos con los que el Señor edificó a su Iglesia, y que siguen vigentes para edificarla también en nuestra época. De eso se trata.

*Emilio Monjo es historiador, escritor y director del CIMPE. Ademas, es de la Colección Historia de la Editorial MAD. En cuanto al campo de formación y académico es Doctor en Filosofía por la Universidad de Sevilla, y autor de varias obras.


Fuente: © E. Monjo Bellido, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

domingo, 25 de julio de 2010

UN MUNDO LIBRE DE VIOLENCIA EN TODOS LOS NIVELES

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México.

1. La violencia en la oración sálmica

El salmo 119 es famoso por su extensión y porque está dedicado íntegramente a celebrar la importancia de obedecer los mandatos divinos plasmados en la Ley. Pero el salmo también exhibe como parte de esta relación con la Ley, una protesta explícita contra la violencia, pues la presenta como un fuerte obstáculo potencial para la obediencia a la Palabra divina: “Líbrame de la violencia humana pues quiero cumplir tus preceptos”, dice en el v. 134. Esta posibilidad sugiere que la violencia, como un estado ya muy arraigado en la vida humana, es capaz de alejar a la humanidad de Dios para instalar en el mundo la espiral interminable de violencia y el cinismo que ella conlleva. Aceptar los cánones del mundo en cuanto a la naturaleza violenta de la sociedad representa ponerse del lado opuesto a Dios.
Sin embargo, las abundantes historias de violencia sistemática desatadas contra grupos humanos específicos en el A.T. parecería que contradicen lo que el salmista enuncia, pero por el contrario, fortalecen la crítica de la situación imperante, pues el creyente que escribe parece estar cansado de lo que sucede y levanta su protesta mediante una observación radical del espíritu de su época, de muchas más y, por supuesto, con alcances hasta la nuestra. Acostumbrarse a la violencia es ya en sí un pecado porque supone aceptar un estado de cosas contrario a la voluntad de Dios. Sumarse a dicha atmósfera, así sea en el nivel más pequeño, implica ir en sentido contrario de la búsqueda divina por superar el predominio de la violencia por encima del diálogo. Como parte de su programa “Decenio para superar la violencia”, un documento del Consejo Mundial de Iglesias dice lo siguiente, una serie de observaciones que pueden hacernos pensar y actuar:
La violencia nos repele, pero también nos atrae.
La violencia nos alarma, pero también nos entretiene.
La violencia nos destruye, pero también nos protege.
Como seres humanos, nuestra valoración de la violencia parece indecisa. Muchos creen que la violencia es inevitable. Mirando al mundo, a nuestras comunidades locales y a nosotros mismos, no es sorprendente llegar a esa conclusión. Es fácil ser pesimista sobre la naturaleza humana cuando vemos lo que somos capaces de hacernos unos a otros.
La fe nos dice que hay otra manera de ver la naturaleza humana. Al considerar el lugar de la humanidad en la creación, el Salmista proclama que somos la mayor obra de la creatividad divina (Sal 8). Si los seres humanos han sido hechos a imagen de Dios (Gn 1:27), tenemos derecho a buscar expresiones de lo divino en nuestra naturaleza. Ceder por completo a una visión negativa de la humanidad es adorar a un dios mezquino, vengativo y glorificador de la violencia, y no al Dios que estaba en Cristo.
Esto no significa que debamos vivir en un mundo de fantasía en el que todo sea bondad y alegría. A partir de nuestra visión de lo que la humanidad puede ser, debemos transformar nuestra cultura de violencia en una cultura de paz. Para ello, nuestro realismo tiene que ser tan completo como nuestra esperanza.
Quizá hemos de empezar por aceptar nuestra complicidad en la violencia y asumir nuestra responsabilidad. Siempre es tentador culpar a los demás de lo que hay de malo en el mundo. Son los demás miembros de la familia. Es la iglesia. Es el gobierno. Es el capitalismo mundial. O bien culpamos a nuestros genes o a nuestro medio ambiente. Esto no es decir que no necesitemos un análisis claro de los efectos de todos estos factores en la creación de un mundo violento. Pero no han de ser una excusa para que no aceptemos nuestra propia responsabilidad. El sentirnos victimas creemos que tiene dos inconvenientes. Uno es que nos impotentes para cambiar las cosas, con lo que la situación de víctima es una profecía autocumplida. El otro es que parece haber algo en la psicología humana que convierte a las víctimas en victimarios, de manera que un niño maltratado a menudo se convierte en un padre maltratador, un grupo antes oprimido pasa a ser opresor.[1]
2. La superación de la violencia en la utopía apocalíptica
Erradicar la violencia, el viejo sueño de los salmistas y profetas es un horizonte de fe que reaparece con mucha fuerza en la visión apocalíptica con que cierran las Escrituras. La intensidad del deseo con que escribe el habitante de Patmos es directamente proporcional al grado de sadismo con que estaba siendo perseguida la Iglesia en esos momentos. Como escribe Jorge Pixley al referirse a que no todos los cristianos resistieron la persecución y el odio del Imperio Romano:
Las persecuciones romanas contra los cristianos llevaron a miles de cristianos (los cálculos varían entre diez mil y doscientos mil) a las torturas y muerte durante trescientos años. Sin embargo, es preciso distinguir cambios importantes en la naturaleza de estas persecuciones. En tiempos de Tiberio (14-37) vivieron Jesús y sus seguidores en la provincia de Judea, no siendo ellos aún “cristianos” sino judíos. El imperio, apenas estaba conformándose como tal. Fue aparentemente solo durante el reinado de Trajano (98-117) que el imperio se dio por enterado de la existencia de cristianos como tales. Trajano y sus sucesores Adriano (117-138), Antonino Pío (138-161), Marco Aurelio (161-180) y Cómodo (177-192) gobernaron durante el período de mayor gloria cuando la paz romana fue una realidad alabada por casi todos. […] Las persecuciones durante los reinados de Decio (249-251) y de Diocleciano (285-305) fueron las más sangrientas de todas.[2]
Esta confrontación aparece esquematizada en el Apocalipsis como una “guerra baja intensidad”, es decir, como la administración de la violencia del Estado en “dosis necesarias” para estos opositores de la pax romana, máscara ideológica y operativa del sistema de explotación del momento. Ante ello, el vidente “llama a las iglesias de Asia a resistir las asechanzas de Satanás y ser fieles para lograr su premio (Ap 2 y 3). Se indigna por la suerte de los que fueron degollados por causa de la palabra (Ap 6,9-11). Y califica al imperio como una bestia con diez cuernos y siete cabezas que tiraniza a los santos, y también como la Gran Ramera que se sienta sobre siete colinas (Ap 13 y 17, respectivamente). Clemente convive tranquilamente con el Imperio; Juan y los suyos son exiliados y degollados. ¿Por qué?”.[3] La violencia estatal sólo es superada, según Apoc, mediante una intervención divina, pero la militancia de fe es una acción en permanente oposición a dicha violencia, aunque el texto ve más allá de los sucesos y proyecta su esperanza hacia un futuro muy amplio. Queda claro que “la hostilidad al imperio de parte de Juan es mucho más básico que un cuestionamiento de las prerrogativas que exigía el emperador. No veía en la bestia o la ramera a un emperador demente o ególatra sino a toda una institución imperial pecaminosa”.
El gran pecado del Imperio es la violencia contra inocentes, no sólo contra los/as cristianos/as. La defensa que viene a realizar Dios contra ese sistema violento abarca a toda la humanidad: el ideal que presenta Apoc no es el martirio impune sino la reivindicación que viene a realizar Dios de todos los masacrados de la historia, pues quienes no están del lado de la violencia están de su lado y obtienen, más que la salvación desde una idea reducida o exclusivista, el “visto bueno” de Dios que es lo más importante para avivar y establecer su causa como justa: 11.18: contra los que destruyen la tierra; y 18.24: los masacrados injustamente. Por eso Dios toma partido por quienes han sido las víctimas, aunque los victimarios se sientan sostenidos por bases religiosas. Dios mismo viene a enjugar las lágrimas de los seres humanos violentados (21.4) y a hacer justicia contra los criminales y violentos, quienes han trastornado el orden de Dios para el mundo (21.8). La justicia divina viene a acabar definitivamente con la violencia, pero esa acción básica y permanente debe ser proclamada y vivida por el pueblo de Dios en todas sus formas.

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[1] ¿Por qué violencia? ¿Por qué no paz? Una guía de estudio para la reflexión y la acción de personas y grupos de iglesia en el Decenio para Superar la Violencia. Ginebra, Consejo Mundial de Iglesias, 2003, en www2.wcc-coe.org/dov.nsf/f2b3c6f6c91ade2ec1256bea002bc786/8c6df3fd5f5d1ae5c1256d41004d6ceb?OpenDocument#%C2%BFEs%20inevitable%20la%20violencia%3F
[2] J. Pixley, “Las persecuciones: el conflicto de algunos cristianos con el Imperio”, en RIBLA, núm. 7, http://www.claiweb.org/ribla/ribla7/las%20persecuciones.htm
[3] Idem.

Fuente: Leopoldo Cervantes - Ortiz, Mexico.

sábado, 24 de julio de 2010

Asamblea de la FLM pedirá perdón a la comunidad menonita por persecuciones del siglo XVI

Stuttgart, ALEMANIA - miércoles, 21 de julio de 2010 (ALC) - El acto ecuménico más prominente de la Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) consistirá en la petición de perdón – primero a Dios y luego a las hermanas y hermanos menonitas de la tradición anabaptista. Basados en la doctrina teológica de líderes como Martín Lutero y Melanchton, los luteranos del siglo XVI persiguieron violentamente e, incluso, ejecutaron a anabaptistas. Estos hechos permanecen vivos en la memoria de los anabaptistas.
Los resultados de la Comisión Internacional de Estudio Luterano-Menonita (2005-2008) ofrecen perspectivas comunes de esta dolorosa historia y permiten a los luteranos reconocer no solamente estas pasadas injusticias, sino también unos “inapropiados, engañosos e hirientes retratos” de anabaptistas que perduran hasta el día de hoy. El consejo de la FLM, fundado en este estudio, fue unánime en octubre de 2009 en aprobar la petición de perdón. Aunque siguen vigentes importantes diferencias teológicas, pueden, no obstante, ser examinadas dentro de una atmósfera nueva a partir del momento en que el legado de las persecuciones quede abordado.
En este acto la FLM ruega “a Dios que se sirva otorgar a nuestras comunidades una cura de nuestras memorias y una reconciliación.” Los menonitas han manifestado que están ansiosos por responder. Este acto, por parte de la comunión luterana, de abordar sinceramente un legado penoso, es de trascendencia para todo el Cuerpo de Cristo.

La Asamblea tiene lugar del 20 al 27 de julio- http://www.flm-asamblea.org

Fuente: ALCNOTICIAS

viernes, 23 de julio de 2010

Fe y obras

Por. Dr. Máximo García Ruiz, España

¿Dónde comienza y dónde termina el círculo que forman la fe y las obras? En su búsqueda de Dios Unamuno decía: “Obra como si creyeres y acabarás creyendo para obrar” (D. I.: 164). Él pasó su vida haciendo circunloquios en torno a este gran dilema, sin que sepamos si finalmente consiguió alcanzar una postura íntimamente satisfactoria. ¿Qué es primero la fe o las obras? ¿Y cuál es el camino que conduce a Dios?
Hay que rehuir de las respuestas absolutas. Los caminos de Dios son inescrutables y Él llama a todos, pero lo hace de formas diferentes. La experiencia de conversión se muda en algo muy personal, muy íntimo. Y diferente. La puerta de entrada es la fe. No podemos abrirla sin fe, pero el apóstol Santiago nos alerta de lo falaz que puede resultar hablar de fe sin mostrarla por medio de las obras, es decir, del testimonio personal, de la actitud ante las demandas de la vida cotidiana, ante el prójimo, ante las adversidades y ante las alegrías, ante el éxito y ante el fracaso, ante el amor y ante el odio, ante la guerra y ante la paz.
Desde el punto en el que la propia Biblia nos dice que la fe es un don de Dios, es decir, un regalo fuera del alcance del esfuerzo humano, todo lo que la rodea se convierte en un misterio. No depende del esfuerzo personal, no depende de las obras, no depende de la herencia religiosa, no depende de la piedad, no depende de la cultura o de la raza, ¡es un regalo de Dios! ¿Y de qué medios se sirve Dios para otorgarla? ¿Qué criterios utiliza? ¡Es un misterio! ¿Por qué unos la poseen con tanta firmeza y otros en condiciones de vida análogas no son capaces de experimentarla? ¡Es un misterio! ¿Por qué unos la piden, la buscan, la suplican y se mueven toda su vida en ese terreno indefinido de la no-fe, del agnosticismo, de la duda, mientras que otros se zambullen en una mística infinita sin aportar aparentemente mayores méritos? ¡Es un misterio!
No iba desencaminado Unamuno cuando inmerso en su lucha interior buscando su identidad espiritual y su compromiso cristiano, entendiendo que fe y obras no pueden disociarse, consciente de que la adquisición de la fe es en sí misma un misterio, se recomienda a sí mismo comenzar a recorrer el camino cristiano, aún en medio de la oscuridad (“obra como si creyeres”) en la confianza de que en el camino se iría despejando la tiniebla en la que se debatía y se haría la esplendorosa luz de la fe.
Fuente: Lupaprotestante, 2010.

lunes, 19 de julio de 2010

El Barcelona FC ficha a Adriano, evangélico como Kaká

‘La moto’ Adriano, un seguidor de Dani Alves en lo deportivo, es un portento físico que ha encontrado en la familia y en la fe en Jesús la fuerza para triunfar. Adriano Correa es el discípulo aventajado de Daniel Alves. Determinado, luchador incansable. El nuevo fichaje blaugrana es un profesional de los pies a la cabeza, con valor añadido. Su perfil personal y profesional es muy parecido al de su mentor, a quien siempre ha tenido como ejemplo a seguir.
Ambos se conocieron en 2003 cuando ganaron con la ‘seleçao’ brasileña en el Mundial sub-20, derrotando a la España de Iniesta en la final. La amistad y la admiración mutua con Alves se fortaleció cuando coincidieron en el Sevilla.
UNA VIDA EJEMPLAR
Nacido en Curitiba, en la ciudad más europea de Brasil, apareció como una exhalación en el modesto Coritiba, el club de su corazón. La ‘torcida’ del ‘Coxa’ quedó maravillada por su derroche por la banda izquierda y lo bautizaron como ‘La moto’. Era el apodo perfecto para el carrilero incansable que es.
En su ciudad natal, empezaba una carrera de éxito fundamentada en un entorno familiar que le ha ayudado a crecer también como persona.
Si Adriano es un jugador “total” se debe en gran parte –además de su físico- a que es ambidiestro gracias a su padre, Athaide, que le incentivó a jugar con la zurda cuando, con 8 años, sufrió una lesión en la derecha, su pierna buena.
Como buen cristiano, y al igual que Kaká, la familia es una parte fundamental en las prioridades del nuevo lateral blaugrana. Casado con su novia de toda la vida y padre de un hijo (Adrian, de tres años), el brasileño lleva una vida de orden, alejado de las fiestas y las salidas nocturnas. Apegado a los suyos, y de fuertes convicciones religiosas, es evangélico, como, por ejemplo –aparte de Kaká- también lo fueron otros dos jugadores del Barcelona, Sylvinho y Edmílson. Como fruto de este estilo de vida, Guardiola le da al jugador una alta valoración añadida a sus virtudes deportivas.
Ha dejado un excelente recuerdo y testimonio allí por donde ha pasado. En el Coritiba, donde estuvo hasta el 2005, la afición nunca se ha olvidado de él. Los lectores del Jornal do Estado, el principal periódico del estado de Paraná, lo incluyeron en el 11 inicial en el Centenario del ‘Coxa’. En Sevilla, sólo hablan maravillas de su comportamiento dentro y fuera del campo. Y con la seleçao hizo lo indecible para afirmarse y hacer grupo. Ganó la Copa América 2004, pero primero Parreira y después Dunga lo dejaron sin Mundial.
Con su llegada al Camp Nou, y un nuevo cambio de seleccionador brasileño, considera que, a la tercera va a la vencida y que las puertas de la canarinha se le abrirán definitivamente. Aunque de momento, sólo piensa en clave blaugrana.

Fuente: El Mundo. Edición: ProtestanteDigital.com

domingo, 18 de julio de 2010

Sobre lo que hace (y no hace) el psicólogo. El papel del psicólogo: mitos y verdades

Por. Lidia Martín T. España*
Llegados a este punto de la cuestión, viene siendo hora de hacer una parada en el camino para considerar qué hace (y no hace) un profesional de la psicología, creyente o no, cuando recibe a un paciente en su consulta. Pareciera una cuestión sin importancia, pero adquiere especial relevancia a la luz de las expectativas erróneas que a veces las personas tienen sobre la acción profesional del terapeuta y las esperanzas desmesuradas que a veces se depositan sobre él.
Los hay, por una parte, que ven en el psicólogo prácticamente un mago que, de un momento a otro, tocará con su varita mágica esa tecla maravillosa que hará que todo cambie. Nada más lejos de la realidad (ya nos gustaría que la cosa fuera tan fácil). En el otro extremo, están los que dudan de que el profesional tenga algo bueno que aportar, básicamente también porque no creen que las personas puedan cambiar y menos porque otro se lo diga (la cuestión, obviamente, tampoco es tan simple).
Que las personas cambian es una realidad inapelable. Sólo hace falta que se produzcan las circunstancias adecuadas con los parámetros propicios para que ese cambio tenga lugar y, en ese asunto, precisamente, es donde el terapeuta intenta incidir, a veces con éxito, otras veces con menores resultados de los que nos gustaría ver.
Consideremos cómo lo hace, contrastando lo que el psicólogo es con lo que no es, lo que hace con lo que no hace y desmontando algunas de las muchas ideas erróneas que circulan alrededor de esta figura y su ejercicio profesional:
* El psicólogo es un profesional que ha dedicado muchos años de su vida de forma seria y sistemática a estudiar lo que hoy sabemos acerca del comportamiento humano. No es, por tanto, un curandero, y no hace magia, sino terapia. Necesita de la implicación seria y real del paciente para poder introducir los cambios urgentes que el caso pueda requerir y funciona con la persona que solicita la ayuda como un equipo que persigue, de forma coordinada, un objetivo común: mejorar la situación que llevó a ese individuo a pedir ayuda.
* El psicólogo fundamenta sus intervenciones, y ahora más que nunca, en estudios e investigaciones realizadas acerca de la forma en que las personas nos comportamos. Las técnicas utilizadas han sido sometidas al ojo escrutador de personas que, de forma seria, buscan ayudar eficazmente a otros y no hacerles perder tiempo, esfuerzo y dinero. No funciona entonces, simplemente desde su intuición, sus buenas intenciones o su posible sentido común y, por supuesto, tampoco lo hace por ensayo y error, divagando en voz alta o baja sobre la vida de sus pacientes y tomando decisiones a la ligera sobre ellos, sino cuidando por su bienestar integral y completo.
* El psicólogo ayuda al paciente en el análisis pormenorizado y objetivo de su situación problemática, ayudándole a constituir una visión clara de su problema antes de abordarlo y presentándole una perspectiva diferente a la que él tiene. Así, no ha de tomar decisiones jamás en nombre del paciente, lo cual sería del todo antiético, sino que dota al individuo de recursos para que esas decisiones puedan ser tomadas por el propio interesado con, al menos, unas mínimas garantías de acierto.
* El psicólogo proporciona a la persona un soporte emocional en momentos de dificultad, cubriendo necesidades como ser escuchado, comprendido, acompañado o reforzado en los pequeños y grandes avances. Es un sostén diferente al que aporta el propio círculo personal del paciente, porque el psicólogo no es parte implicada ni tiene un peso emocional para la persona cuando solicita la ayuda. La objetividad y la no implicación personal previa con el paciente son pilares fundamentales de cara al éxito de la labor del profesional sin las cuales no habrá garantía de éxito alguna. No sustituye, por supuesto, el consuelo y la cobertura emocional que sólo el Señor es capaz de proporcionar, pero sí dota de un entorno humano de acogida que los familiares y amigos no pueden dar de la misma forma, y que es, entonces, otro de los muchos métodos y vías de los que el Señor se sirve para hacernos llegar Su ayuda en la adversidad.
* El psicólogo, como estudioso del comportamiento y sus implicaciones en cada situación, advierte sobre los peligros de ciertas conductas, normaliza otras que a la persona pueden preocuparle sin fundamento suficiente que lo justifique, establece objetivos a corto, medio y largo plazo, desmonta mitos o creencias obstaculizadoras para el avance personal y supone, a veces, la motivación y el impulso práctico que la persona puede estar necesitando para empezar a movilizarse en aras de resolver un determinado problema. Pero el psicólogo no resuelve esos problemas de forma individual y milagrosa. La realidad es que no tiene el poder de controlar la conducta de su paciente, sino que más bien le invita a desarrollar ciertos cambios de forma voluntaria y personal para resolver alguna de las situaciones que le angustian y mejorar su estado general. No es un adivino, por otro lado, ni una máquina de rayos X para atravesar los pensamientos e intenciones de cada cual, pero sí puede, por el conocimiento que posee sobre la conducta, anticipar posibles consecuencias ante un determinado comportamiento y prevenir males mayores.
Los psicólogos somos, entonces, ni más ni menos que profesionales que, sin ningún tipo de dotación milagrosa o sobrenatural, aprovechamos para el bien de las personas el conocimiento que hoy tenemos sobre ellas. Cuando la profesión se ejerce, además, por parte de alguien que ama a Cristo y entiende que desde su labor no ha de hacer sino honrar a Su Creador y glorificarle con todo lo que hace, el cuidado de las personas ha de ser aún más exquisito, cuidando de no atribuirnos funciones que no nos corresponden, pero muy conscientes de que el Señor, en Su gracia, nos ha permitido conocer algo acerca de lo que las personas son y sienten, piensan y hacen, temen y quieren.
¿Qué mejor que usar ese conocimiento para bienestar y sanidad, fortaleza y misericordia hacia los que sufren, también dentro de Su propio pueblo?
MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí la entrevista en audio de Esperanza Suárez a Lidia Martín Torralba “Psicología y fe: ¿amigas o enemigas?”

*Lidia Martín T. es psicóloga, docente y escritora

Fuente: © L. Martín T, ProtestanteDigital.com (España, 2010)..

sábado, 17 de julio de 2010

Campeones del mundo

Por. Wenceslao Calvo, España*
El domingo y lunes, 11 y 12 de julio de 2010, Madrid fue una explosión de euforia popular. Las gentes se echaron a las calles, nada más producirse el pitido final del árbitro, para festejar el triunfo que consagraba a España como campeona del mundo de fútbol. Se dice que nada semejante se había visto nunca en la capital, aunque contemplando las imágenes en blanco y negro a cámara rápida del 14 de abril de 1931, el día que fue proclamada la II República, no resulta tan fácil hacer esa afirmación; con todo, es posible que así sea.
Y es que ante la dura realidad presente y el inquietante panorama futuro, el fútbol ha venido a poner la única nota agradable capaz de generar ilusión y levantar la moral de un pueblo alicaído, sumido en una profunda depresión. Cuando las noticias, rumores y sobresaltos de índole económica, social y política nos dibujan un cuadro casi como los plasmados por Goya en su ´etapa negra´, el fútbol ha tenido la virtud de sacarnos por unos días de la sima del pesimismo y elevarnos hasta las nubes de la exaltación y la gloria.
Claro que pasado mañana, cuando toda esta euforia colectiva haya pasado, volveremos a la sombría realidad, aunque siempre habrá quien diga: ¡Que nos quiten lo bailao! Creo que ahora puedo comprender mejor a otras naciones, cuya frustración es tan profunda en tantos aspectos y sus expectativas tan oscuras, que se vuelcan totalmente en el fútbol, como si tuviera poder redentor.
Pero en estos días de tanta saturación futbolística me venía a la mente el pasaje de 1 Corintios 9:24-27, en el que el apóstol Pablo compara la vida cristiana con una competición deportiva. Sin duda, las asociaciones son totalmente actuales y vigentes, pareciendo que dicha carta fue escrita ayer mismo. Y es que el mundo del siglo XXI no es tan diferente del mundo del siglo I.
Veamos algunas de las enseñanzas que se desprenden de ese texto:
La existencia de un triunfo. Es evidente que el triunfo es lo que da propósito a la competición, no teniendo sentido participar de no haberlo. De hecho, hay una concatenación intrínseca entre la una y el otro, porque en la misma idea de competición ya está implícita la de triunfo. La vida cristiana es una competición y por lo tanto hay aparejado un triunfo.
La cantidad de aspirantes al mismo. Todos los que han participado en este Mundial de fútbol acudían con la aspiración o el sueño de ganar. Muchos equipos de todo el mundo que también aspiraron a estar en Johannesburgo, quedaron ya eliminados en las fases previas. De la misma manera, hay mucha gente que le gustaría tener las bendiciones prometidas por Dios a través de Cristo.
El triunfo es únicamente para el que vence. Aunque la ciudad de Madrid iba a darles un gran recibimiento a los futbolistas españoles aun en el caso de que no hubieran ganado la final, hasta tal punto se consideraba una hazaña lo que habían hecho, la realidad es que lo que cuenta es quién ganó. Los derrotados, incluso el que cae en la final, a fin de cuentas son eso, derrotados. No hay diferencia en ese aspecto con la vida cristiana, donde finalmente lo que importa es llegar hasta el final y ganar.
El galardón del triunfo. En el campeonato del mundo de fútbol es una copa de oro, así como en los tiempos del siglo I era una corona de laurel. Y junto a ello el prestigio, la fama y la gloria. Aunque todo eso lo denomina el apóstol Pablo ´corruptible´, mientras que el triunfo que se pone delante del cristiano es de naturaleza imperecedera.
La renuncia para conseguirlo. Todo lo que vale cuesta. De ahí el esfuerzo y ardor que han puesto nuestros futbolistas para llegar adonde han llegado. ¿Merece la pena luchar por algo que en definitiva es terrenal y no merecerá, mucho más, pelear por algo que es celestial? Si éstos no han escatimado sacrificios para llegar a la cima, ¿no seremos capaces nosotros de negarnos a todo aquello que nos lo pueda impedir.
El favorito no puede confiarse. Es sabido que la confianza engañosa es el precedente de la derrota. No es garantía de nada ser favorito. Es más, puede ser incluso un peligro partir con tal condición. Lo mismo pasa en la vida cristiana. De ahí que asistamos, con más frecuencia de la debida, a fracasos sonoros en personas de renombre y fama que un día hicieron profesión de fe cristiana. Grandes conversiones, grandes decepciones. Si alguna vez ha habido alguien que tenía la condición de favorito, ése fue el apóstol Pablo. Y sin embargo, lejos de confiarse en su apostolado, en sus dones o en sus inmensos logros, admite la posibilidad de ser derrotado, si no toma medidas radicales.
El peor adversario. En el caso del cristiano no es el contrincante externo, sino el interno. En efecto, hay algo dentro de nosotros mismos, que es el peor enemigo que puede haber. Se le llama ´carne´, ´vieja naturaleza´ o ´concupiscencia´, entre otros nombres, para designar esa fuerza descomunal que se yergue para someternos a su señorío y arrebatarnos el triunfo. Es un combate a muerte, no habiendo posibilidad de término medio.
Compitamos, pues, en la más importante y grande de las competiciones, sabiendo que lo que está en juego no tiene comparación.
´¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.´ (1 Corintios 9:24-27)

*Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid

Fuente: © W. Calvo, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

viernes, 16 de julio de 2010

Sobre la ordenación de las mujeres.Réplica, aclaración y cuestionamientos de forma y fondo al texto de Éver Gutiérrez Ovando

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México

Diles que no se sigan por una sola parte de la Escritura, que miren otras, y que si podJustificar a ambos ladosrán por ventura atarme las manos.1]
Teresa de Jesús
El asunto de la ordenación de las mujeres no es una cuestión de oficios, sino de la correcta relación entre hombre y mujer en Cristo, ya seo que ello se aplique a la tarea política, el servicio social, la profesión, la vida en el hogar, el ministerio o el episcopado.[2]
Krister Stendahl

1. El apoyo a la contrarreforma
Como parte de una contra-ofensiva para orientar el ánimo de la feligresía y de los representantes oficiales de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM) con miras a la reunión que se realizará en los próximos días (19-23 de julio) en Toluca, Estado de México, la revista El Faro ha publicado, en su número más reciente (mayo-junio de 2010) una parte de la ponencia que expuso el Pbro. Éver Gutiérrez Ovando ante el consistorio de una iglesia de la capital.[3] Desde la portada, la revista anuncia pomposamente que el texto en cuestión presenta argumentos “a favor y en contra” de la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral, algo que, por supuesto, no se cumple, pues las “conclusiones” del artículo son previsiblemente contrarias a que las mujeres tengan acceso a los ministerios. Por ello, es necesario desmantelar los argumentos de este texto, y mostrar la forma en que se le utiliza para servir a semejante despropósito. (La revista incluye también otros artículos contra el aborto, la homosexualidad y la violencia intrafamiliar.[4])
En primer lugar, uno esperaría que Gutiérrez siguiera una línea similar a la de Bonnidell y Robert G. Clouse (Mujeres en el ministerio. Cuatro puntos de vista. Terrassa, CLIE, 2005, Colección teológica contemporánea, 15, edición original de Inter-Varsity Press, 1989), quienes efectivamente incluyen los argumentos a favor y en contra de la ordenación de las mujeres en igualdad de circunstancias, con la debida tolerancia y respeto ante las posturas en juego. La introducción de este libro, que merece tomarse en cuenta para el debate actual en la INPM, termina como sigue:
Esperamos que estos ensayos y debates ayuden a los lectores a desarrollar sus propias posturas sobre el papel de la mujer en la Iglesia. Como se ha dicho anteriormente, se trata de uno de los problemas más graves que enfrentan los creyentes de nuestro tiempo. Los seguidores de Jesucristo deben buscar entender su voluntad en relación con los derechos de la mujer. Independientemente de la necesidad de adaptarse al tiempo en el que vivimos, los cristianos tenemos el deber de tratar de forma justa a los demás, sin importar la raza, clase social o género”.[5]
Lamentablemente, Gutiérrez no actuó así, y puso por delante sólo un ejemplo “a favor” del ministerio de la mujer en la iglesia tomado del número especial (en español) de Mundo Reformado (marzo-junio de 1999),[6] revista de la Alianza Reformada Mundial (ARM; dato que no se consigna), dedicado íntegramente a “Las mujeres y el ministerio ordenado” (y no como se afirma: “la mayor parte de su contenido”, Gutiérrez, p. 4). El epígrafe de la introducción es muy elocuente y necesario de citarse:
Dado que se es “llamado por Dios” al ministerio, no se elige simplemente ser ministro tal como se opta por una profesión. Se debe recibir el llamado y la iglesia debe confirmar el llamado. Las cuestión es, pues, si Dios llama a las mujeres, tal como lo hace con los hombres, a ser ministros en su nombre […] Dejemos que quienes tienen escrúpulos que sólo consideren lo que ha costado a la iglesia no servirse de los talentos de la mujer. Cualquiera puede consultar el libro de los himnos y ver lo que las poetisas [sic] […] han enseñado a cantar al pueblo de Dios. Que luego pregunte qué significaría si a esas mujeres se les permitiera pasar del relativo anonimato de los himnos a la plena visibilidad de la que han gozado los hombres en la iglesia como evangelistas, predicadores y maestros7]
Gutiérrez se basó únicamente en la experiencia de la Iglesia Presbiteriana Independiente de Brasil (IPIB), pero únicamente habla de los aspectos legales tomados de la constitución brasileña, y no incluye detalles del testimonio de Leciane Goulart Duque Estrada, quien hace un recuento de la lucha que se dio en esa iglesia hermana desde 1972 hasta alcanzar la ordenación de las mujeres en 1999. Allí se lee lo siguiente:
La historia de esta lucha puede ser descrita como una construcción cuyas bases son sólidas. Poco a poco las mujeres fueron movilizándose, ganando espacios y haciendo que sus voces fueran escuchadas. Se creó el Grupo de Reflexión sobre el Ministerio de la Mujer, donde pastoras ordenadas de otras denominaciones fueron invitadas a enseñar y dar testimonio de sus experiencias. […].Hubo también encuentros de mujeres para divulgación y discusión de ese asunto desde la perspectiva bíblica, enfatizando el papel de la mujer en la iglesia y en la sociedad, donde se elaboraron estrategias de actuación con vistas a la aprobación del ministerio ordenado de la mujer.[8]
Queda claro que se oculta una lucha eclesiástica de las mujeres en todos los niveles (espiritual, teológico, educativo y cultural) por el reconocimiento de sus derechos, pues parecería que Gutiérrez desea reforzar la idea de que solamente con argumentos ajenos a la Biblia y a la doctrina cristiana pudieron las mujeres de la IPIB “presionar” a sus dirigentes. Mucho del pánico que existe en la INPM acerca de la eventual “aprobación” de la ordenación femenina proviene del miedo al futuro, al cambio y a una nueva situación en la que las mujeres ejerzan sus ministerios a plenitud. Goulart escribe al respecto:
Los que argumentan que la apertura de espacio para el ministerio ordenado de la mujer o para una vida profesional causaría serios problemas sociales […], describen un análisis extremadamente simplista de la realidad actual […] ¿no son los presbíteros y pastores, maridos y padres, hombres con responsabilidades dentro del hogar que deben orientar a sus hijos e hijas? El buen testimonio de incontables pastoras y presbíteras ya ordenadas desmiente muchos de los argumentos en contra de la ordenación y, a pesar de los traumas y desafíos enfrentados, desempeñan plenamente sus ministerios.[9]
2. Otras lecturas de la misma tradición
Además, lo que Gutiérrez tampoco dice es que uno de los artículos principales de dicha revista Mundo Reformado es “En busca de aceptación y reconocimiento. Las luchas de las mujeres en el ministerio", del doctor Salatiel Palomino (antiguo profesor suyo, graduado del Seminario de Princeton, ex rector del Seminario Presbiteriano y ex moderador de la Asamblea General de la INPM), en el que expone con lujo de detalles algunas de las humillaciones de las que han sido objeto muchas mujeres que ejercen el ministerio cristiano sin ninguna esperanza de reconocimiento oficial y lleva a cabo un sólido ejercicio de análisis exegético-teológico de los pasajes bíblicos más controvertidos, advirtiendo que “en el estudio y la discusión de la enseñanza bíblica en torno a la ordenación de la mujer, ‘un argumento, independientemente de cuán ‘lógico’ sea, que se desvía de los valores bíblicos de igualdad, respeto mutuo, la dignidad y la interdependencia entre seres humanos y la dependencia de Dios, para enfatizar la superioridad y la dominación de un grupo de personas sobre otro, no es un argumento bíblico ni un argumento válido’”.[10] Este artículo puede leerse íntegramente en Lupa Protestante (www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2182&Itemid=129
Obviamente, Gutiérrez tampoco informa que, para discutir tales problemas de marginación contra las mujeres, en su texto Palomino desmenuza y pone, literalmente, en su lugar un panfleto del actual vicepresidente de la directiva de la Asamblea General que desde 1988 ha sido utilizado para atacar despiadadamente y sin respeto alguno a las mujeres y a quienes apoyan sus ministerios con “lindezas” como éstas: “¿Qué pensaríamos si una mujer embarazada de siete meses subiera al púlpito a predicar? La verdad es que lo consideraríamos antiestético, antibíblico, anti… todo”,[11] y “Si bien es cierto que Dios concedió muchos privilegios a la mujer, también es cierto que le puso limitaciones; por eso afirmo categóricamente que la palabra de Dios, la historia, la psicología, la razón y la idiosincrasia mexicana, no permiten que la mujer ocupe puestos oficiales (de pastoras, ancianas gobernantes o diaconisas) dentro de nuestras iglesias presbiterianas”.[12] Asimismo, para destacar la fortaleza de sus “argumentos bíblico-teológicos”, el autor de ese pasquín llegó al extremo de utilizar mayúsculas como muestra de su violencia verbal.
La metodología usada en este artículo, que esconde información y llega al extremo de manipular el contenido de una publicación que tiene como propósito todo lo contrario de lo que se afirma como conclusión, puesto que la ARM siempre promovió el ministerio de las mujeres, al igual que la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), organismo recién formado (a cuyo concilio de organización asistió el Pbro. Samuel Trinidad, secretario de la directiva de la Asamblea General de la INPM). En la sección 6 (Justicia de género) de las resoluciones finales de la CMIR se establece:
1. Ordenación
La Sección ve la ordenación como un elemento central para la comprensión de la comunión. La verdadera unidad no puede realizarse en un contexto donde no es reconocido el llamado de Dios a las mujeres para actualizar sus dones en el ministerio de la Palabra y de los Sacramentos.

Metodología

La CMIR promueve la ordenación de las mujeres y trabaja hacia el momento en que su ordenación sea vinculante para la comunión.
La CMIR desarrolla un mapa de Iglesias miembros para indicar dónde no están bien resueltos los asuntos relacionados con la ordenación de las mujeres y la justicia de género, a fin de trabajar con y apoyar a estas iglesias miembros.
La CMIR fortalece el programa de acompañamiento para las mujeres en el ministerio ordenado al incluir este tema en la agenda de los dirigentes de la CMIR cuando visiten a las Iglesias miembros.
La CMIR continúa ofreciendo su apoyo y acompañamiento a la educación teológica de las mujeres, especialmente jóvenes, y el Fondo de Educación Teológica se utilizará para estos fines.[13]
3. No sólo es cuestión de metodología
La estructura del artículo de Gutiérrez y su distribución en las páginas de El Faro sirven también para conducir el ánimo de los lectores/as: el segundo caso expuesto es el de la iglesia católico-romana (sin señalar sus fuentes), acerca del cual habla de siete razones “por las que las mujeres pueden recibir las órdenes sagradas” (p. 5): un solo [así, sin acento] sacerdocio en Cristo; con poder de presidir; desviaciones culturales; mujeres diaconisas hasta el siglo IX; posibilidad de que las mujeres sean ordenadas; la Iglesia amplia acepta mujeres en el sacerdocio; y las mujeres también son, de hecho, llamadas a ser sacerdotes (usar la palabra sacerdotisa sería, evidentemente, un sacrilegio). La menos clara es la relativa a las “desviaciones culturales”, pues aunque se habla de prejuicios en contra de las mujeres, éstos no se especifican. En la misma página se muestran, resaltados, los argumentos en contra, siete también: “Jesús no estableció la ordenación de las mujeres; Pablo prohibió a las mujeres enseñar (1 Tim 2.12); no es un elemento básico para la fe; las mujeres no pueden representar a Jesús porque Él es varón; la Iglesia antigua y antes y después de la Reforma no ordenaba mujeres; el ministerio presbiterial va contra la naturaleza de las mujeres; y Cristo es el esposo, la Iglesia la esposa. En el ministerio sacerdotal un hombre debe representar a Cristo”.
Como Gutiérrez no explica ni desarrolla estos argumentos y sólo los presenta por separado, puede darse por sentado que los acepta, dadas las conclusiones a las que llega al final. Cada uno de ellos puede ser refutado con base en estudios serios, algunos de los cuales han sido muy divulgados. El primero cae por su propio peso: si Jesús no ordenó mujeres, tampoco lo hizo con los discípulos varones, pues es hasta el libro de los Hechos en que surge una especie de “reconocimiento” a su seguimiento de, aproximadamente, tres años, pero ello en ninguna manera constituye una ordenación. Sólo metafóricamente se puede aceptar que esos años con Jesús fueron equivalentes a sus “estudios teológicos formales”, los cuales no desembocaron en ningún acto eclesiástico equivalente a la ordenación. Habría que estudiar qué hizo la iglesia cristiana en los siglos posteriores en relación con la ordenación y cómo la instituyó al momento de jerarquizar los ministerios.[14] Osiek y Madigan escriben:
Examinando los testimonios hemos encontrado varias suposiciones que resultan ser falsas. La primera de esas falsas suposiciones es la de que nunca hubo mujeres con oficios eclesiásticos en occidente. A pesar de que es en oriente donde claramente se da una preponderancia de testimonios de mujeres diáconos, occidente no carece de ellos, siendo normalmente prohibiciones conciliares, presumiblemente promulgadas para controlar o suprimir la práctica existente. Existen inscripciones en occidente, aunque son mucho menos habituales que en oriente. Muchos de estos testimonios se pasan por alto normalmente y se deben tomar en serio. […]
La segunda falsa suposición es que el título de diaconisa sustituyó al de mujer diácono a finales del siglo III. A pesar de que los testimonios sobre la función de esas mujeres son poco precisos, el título de diakonos para las mujeres existe durante el siglo VI. […]
La tercera falsa suposición es que todas las mujeres con oficios eclesiásticos eran célibes, bien vírgenes o viudas. […]
No hay duda de que existen muchos menos testimonios de mujeres presbíteros, pero no se restringen a grupos marginales o heréticos. Lo que resulta intrigante es el hecho de que la cantidad de referencias es mayor en occidente que en oriente, a pesar de los grandes esfuerzos de varios concilios para eliminarlos.[15]
El segundo argumento es reforzado por Gutiérrez con una frase de antología, digna de los tiempos en que se hablaba de la inerrancia bíblica con un absolutismo categórico, negando, de paso, los contextos culturales de la escritura del Nuevo Testamento y la comprensión de la evolución textual del mismo: “Pablo no escribió porque estuviera cegado por prejuicios, ni contradice al Señor Jesús, ni el Señor contradice al Antiguo Testamento [¡hay que leer con más atención el Sermón del Monte completo!]. En todo hay perfecta armonía porque el autor es el mismo Espíritu Santo” (p. 7, nota 3, énfasis agregado). Para empezar, es muy probable que Pablo no fuera el autor de esta carta y, además, como se ha demostrado fehacientemente, las orientaciones de la misma están dirigidas a restar poder e influencia al creciente liderazgo femenino. Véase, en apoyo de esta interpretación lo que escribe Elsa Tamez, autora de un comentario completo a la misma carta:
Para las mujeres cristianas, la carta de 1 Timoteo ha sido un problema. En ella se les prohíbe explícitamente que enseñen (2.12) y que opinen (2.11). También se recomienda con fuerza que las mujeres se casen y procreen; y si enviudan, que no se queden sin marido (5.14). Las jóvenes viudas organizadas en la iglesia, son descritas negativamente (5.13). El interés de que la mujer asuma el rol tradicional de ama de casa es tan desesperado que lo pone como requisito para la salvación (2.15). […]
Posiblemente el autor tiene temor de que se socave la casa patriarcal con la participación activa de estas mujeres visitando las casas. Las otras enseñanzas que valoran el celibato (“prohíben el matrimonio…”, 4.3) son una amenaza para el autor, pues éstas pudieran ser muy atractivas para las mujeres, especialmente las viudas, que no quieren casarse y volver a someterse a la casa patriarcal. […]
…si bien pudo ser que el autor tenía en mente a las mujeres ricas, su discurso lo elevó a un grado de universalidad tal que cualquier particularidad quedó casi borrada. Por esa razón, el ejercicio hecho aquí de estudiar el tema de la visibilidad, exclusión y control de las mujeres tiene como objetivo subrayar la particularidad de un hecho circunstancial que corresponde a un tiempo y espacio, que ocurrió en los orígenes del cristianismo, y que no es el nuestro. Quien universaliza el mandato del autor con la intención de aplicarlo hoy día, no sólo es un mal lector de la Biblia, sino que está irrespetando las Escrituras.[16]
Sobre que este asunto no es un elemento básico para la fe, habría que discutir detalladamente cuáles aspectos lo son o no, puesto que la doctrina de la imagen de Dios en el ser humano (imago Dei) viene inmediatamente a cuento a la hora de que esté en entredicho la dignidad humana, como en este caso del de la mujer. Minimizar el problema de que la Iglesia no acepte sus ministerios es también un asunto grave. Lo mismo sucede con el argumento sobre la representación de Jesús: al negársela a las mujeres, la salvación se reduce, para ellas, a un seguimiento sumiso e indigno mediado por la supuesta superioridad del género masculino. Este punto lo discute así:
Aunque el uso de términos en masculino con referencia a Dios es significativo, y la encarnación de Jesús como hombre era teológicamente necesaria, la Escritura nunca ofrece este argumento. De hecho, no hay evidencias que indiquen que el ministro representa a Cristo para la congregación. Es más, cuando se usa este argumento de la naturaleza de Dios en contra de la ordenación de mujeres para el ministerio podemos contestar desde el mismo principio: ambos, hombre y mujer, fueron creados a imagen de Dios.[17]
Acerca de los demás argumentos, en general, bien valdría la pena que Gutiérrez y sus lectores nos acercásemos a un libro escrito por Jürgen Moltmann y su esposa Elisabeth, especialmente el capítulo “Ser hombre en una nueva comunidad de mujeres y hombres”, en donde ambos teólogos reformados discuten críticamente las posibilidades de compartir los ministerios dignamente y con plena disposición a la colaboración entre ambos sexos.[18]
Gálatas 3.28 tiene un lugar muy especial en el texto de Gutiérrez, pues se centra en su intención de refutar que el texto paulino se refiere a la desaparición de las diferencias entre hombres y mujeres. Para él, al reconocer que “hay diferencias en una áreas, queda abierta la puerta a la admisión [de] que también existan diferencias en otras áreas, como de hecho ocurre”, lo que lo lleva a decir que Gálatas no habla del servicio, “donde claramente se dice que no todos somos iguales”. Schüssler Fiorenza cierra así el comentario a este famoso versículo:
Mientras los escritores patrísticos y gnósticos sólo podían expresar la igualdad de las mujeres cristianas con los hombres como “virilidad” o como abandono de su propia naturaleza sexual, Ga 3,28 no ensalza la masculinidad, sino la unicidad del cuerpo de Cristo, la iglesia, donde son superadas todas las divisiones y diferencias sociales, culturales, religiosas, nacionales y sexuales y donde todas las estructuras de dominación son rechazadas. No es el amor patriarcalizante de la escuela post-paulina, sino el ethos igualatorio de la “unidad en Cristo” predicado por el movimiento misionero paulino y pre-paulino lo que proporcionó a Pablo la ocasión para sus recomendaciones a propósito de la conducta de las mujeres profetas en la comunidad cristiana.[19]
En otro apartado que se resalta en la p. 6, Gutiérrez incluye una especie de glosario (“Algunas distinciones”) para aclarar el significado de algunos términos: posición, sacerdocio, talento, don y ministerio. Sobre el sacerdocio, llama poderosamente la atención que no se refiera a las implicaciones del sacerdocio universal de los creyentes, con todo y que cita I Pedro 2.9. Justamente, Palomino trabaja este asunto en el artículo citado, donde escribe al respecto:
Al convocarnos a todos a la salvación, al unirnos a todos en el Cuerpo de Cristo, al concedernos a todos los dones del Espíritu Santo, al llamarnos a todos a ser siervos y siervas de Dios, al enviarnos a todos a proclamar el Evangelio, Dios no ha hecho ninguna distinción en razón del género. El ministerio cristiano, por lo tanto, requiera o no la ordenación, ha de ser llevado a cabo por todos y todas las creyentes a favor de este mundo. Limitar el ministerio ordenado sobre la base del sexo de la persona es entonces contrario a esta enseñanza bíblica.[20]
4. Lo que urge es convertirse
Finalmente, en sus conclusiones (“Orden funcional en la iglesia”), Gutiérrez subraya que dado que “el hombre tiene la responsabilidad de ser cabeza (liderazgo) tanto en el hogar como en la iglesia, por tanto la mujer tiene la responsabilidad de someterse voluntariamente en reconocimiento del orden de Dios (1 Co 14.34-36; Ef 5.23; Col. 3.18; 1 Ti 2.1—12; 1 P 3.1-7)”. Es decir, que el principal deber o “ministerio” de las mujeres es el de la sumisión. La cadena de citas bíblicas no es más que un despliegue de referencias absolutas a la afirmación indiscutible, a priori, de que las cosas deben seguir como están. En realidad, la mención del orden divino es un apoyo para consolidar el régimen patriarcal que, como verdad cultural, no puede ni debe ser tocado. E. Moltmann-Wendel observa, en este sentido, la forma en que la Iglesia, en ocasiones, se somete y utiliza las “bondades” del sistema social para mantener la situación:
El patriarcado no ha llegado al mundo de manos del cristianismo. Es una vieja, extendida y masculina ordenación del mundo. El cristianismo no ha conseguido imponerse a esta ordenación de dominio. Desde muy pronto, más bien, los hombres se apoderaron de él y lo pusieron al servicio del patriarcado. Con ello se paralizó el potencial liberador del cristianismo. […] La liberación del patriarcado por parte de la mujer y también del hombre corre pareja al redescubrimiento de la libertad de Jesús y a una nueva experiencia de la fuerza del Espíritu. Tendremos que abandonar el Dios monoteísta de señores y hombres y, a partir de los orígenes del cristianismo, descubrir el Dios rico en relaciones, que ama apasionadamente, que unifica, el Dios comunitario. Éste es el Dios viviente, el Dios de la vida, deformado por el patriarcado mediante el ídolo del dominio. En él encontrará también el hombre su liberación de las deformaciones que el patriarcado le ha hecho soportar en el pasado y que aún tiene que sufrir ahora.[21]
Las palabras finales de Gutiérrez no podían ser más aleccionadoras, pues con gran sutileza, reafirma todo lo que ha expuesto antes, dejando de lado cualquier posibilidad de diálogo con otras posturas. La seguridad con que exhibe su defensa del statu quo es ejemplar:
Consecuentemente, la función directriz/gobernante de la iglesia está reservada para el hombre. No hay ejemplos de mujeres “ordenadas” o “reconocidas” ancianas en las Escrituras; tampoco son animadas a buscar tal oficio. […]
Concluimos pues, que el hombre es cabeza, y como cabeza es llamado a desempeñar, pues [sic], la posición de autoridad en relación con la mujer. Pero esta autoridad ha de ser practicada no para el abuso, sino para el beneficio de la mujer (y de toda la familia e iglesia). Esta es la enseñanza de Efesios 5.21-33 y de todo el mensaje bíblico (p. 7, énfasis agregado).
Semejante arrogancia es imposible de superar, pues la eliminación del adversario (en este caso, las mujeres y todo el conjunto del debate exegético, hermenéutico, teológico e histórico) no supone más que la intención probatoria de un prejuicio arraigado, que ni siquiera las palabras amables (“esta autoridad ha de ser practicada no para el abuso, sino para el beneficio de la mujer (y de toda la familia e iglesia”) escogidas para atemperar el golpe consiguen disminuir. Ahora resulta que Gutiérrez es el vocero más autorizado en este planeta para definir y decidir cuál es “todo el mensaje bíblico”. Caramba, ni siquiera autoridades como Gerhard von Rad, Karl Barth u Oscar Cullmann se atrevieron a tanto. Ante todo esto, es muy difícil conceder el beneficio de la duda a Gutiérrez en el sentido de que en el resto de la ponencia lleve a cabo un buen trabajo analítico mediante las disciplinas mencionadas. Cabe preguntarse si se ha acercado mínimamente a la gran cantidad de publicaciones o sitios web que hay sobre el tema, o incluso si ha leído algo de las teólogas y exegetas actuales.
Lo que queda claro es que con artículos como éste, siguen sin responderse las preguntas de cómo traducir, en nuestro tiempo, el innegable interés de Jesús por levantar a las mujeres de su estado de indefensión, tal como aparece en el evangelio de Lucas, o cómo interpretar, por ejemplo, la exigencia permanente de conversión que experimentó alguien como Pedro, quien en el libro de los Hechos debió pasar por varias de ellas: a Jesús mismo, a los gentiles, a los otros apóstoles como Pablo, etcétera: quizá fruto de todas ellas haya sido su posterior enseñanza acerca del sacerdocio universal de las y los creyentes, enseñanza central de la Reforma Protestante. Parecería que ahora los varones hemos de convertirnos, también en esa línea, a las mujeres, en un esfuerzo por profundizar en la alteridad que Dios mismo nos pone delante, todo el tiempo, como prójimas inexcusables que son. Es muy probable que ellas también deban convertirse a sí mismas también. Nuestra obsesión por la conversión de los demás nos impide, acaso, advertir éstas y otras muchas conversiones a las que nos llama el Señor. En el lenguaje de Mateo 25, habría que tratar de descubrir la manera en que Dios nos interpela en las mujeres, tal como lo hace en cada persona necesitada, desnuda, hambrienta y pobre.
Nos falta mucha obediencia, sensibilidad y creatividad ante tales evidencias. Obediencia, porque seguimos sin respetar las acciones de Dios en el mundo y nos negamos a ver con claridad el futuro hacia el cual nos llama, a nosotros, que hemos sido tan celosos de cantar y reivindicar su gloria y honra en el mundo, y nos negamos a creer que en los ministerios de las mujeres éstas no perderán ni un ápice. Sensibilidad, porque nos atrevemos a negar también la presencia de los dones, de los carismas mediados por la libertad soberana del Espíritu, y que él deposita adonde y a quien él le place. Creatividad, porque seguimos suponiendo que el Dios soberano está comprometido con nuestros intereses y formalidades y no es capaz de sorprendernos para “hacer nuevas todas las cosas”. Afortunadamente hoy se cuenta con recursos como la Biblia Isha, una edición de las Escrituras que permite asomarse al otro lado de la realidad para advertir que desde siempre Dios se ha preocupado por dignificar a todas sus criaturas.
El celo evangelizador no puede ni debe entrar en conflicto con la dignificación de las personas, hombres y mujeres, en la Iglesia. Porque nunca nos hemos preguntado si las palabras de Jesús en Mateo 23.15 (“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”) se aplican a nuestra obsesión por “ganar almas”, particularmente femeninas, para luego de que ingresan a nuestro círculo religioso hacerles sentir que ante Dios valen mucho menos que los varones. Pero el peso específico de la historia marginal y marginada de las mujeres, en este caso, al interior de la Iglesia está ahí, y la necesidad del empoderamiento social, cultural, intelectual y humano que necesitan ellas en México, un país con escaso acceso al desarrollo personal o educativo de amplia visión, también. Porque acaso la ordenación reconocida como don de Dios sea el único recurso de proyección para muchas mujeres y hombres en el seno de la INPM y otras iglesias. Vaya que es grande la responsabilidad y la necesidad para abrir el diálogo que permita superar la barrera del género en la Iglesia. Ojalá tengamos como iglesia y como creyentes el valor suficiente para responder a este enorme desafío.
Notas
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[1] Cit. en “Intuiciones teresianas para la lectura e interpretación de la Biblia”, www.mercaba.org/FICHAS/Santos/TdeJesus/intuiciones_teresianas_para_la_l.htm#FOOTNOTE_15
[2] K. Stendahl, The Bible and the Role of Women: a Case Study in Hermeneutics. (La Biblia y el papel de las mujeres: un studio hermenéutico de caso.) Filadelfia, Fortress, 1966, p. 43. Stendahl, profesor y pastor luterano, fue decano de la Escuela de Divinidades de la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
[3] É. Gutiérrez Ovando, “Argumentos a favor y en contra de la ordenación de la mujer”, en La Luz de El Faro, mayo-junio de 2010, pp. 4-7, www.publicacioneselfaro.com.mx
[4] Los demás artículos son: “El niño saltó de alegría en mi vientre: principios bíblicos para un reflexión sobre el aborto”, de Iván Efraín Adame A., decano del Seminario Presbiteriano (STPM) expuesto previamente en la Consulta Nacional sobre Temas de Ética, STPM, 28 y 29 de junio de 2007; “Lo que el joven cristiano [sic] debe saber acerca de la homosexualidad”, de Francelia Chávez R., secretaría ejecutiva del Ministerio de Educación de la INPM; y “El problema de la violencia intrafamiliar en las familias cristianas”, de Alma Irma Maldonado T.
[5] Op. cit., pp. 28-29, énfasis agregado. La introducción concluye con una cita del filósofo reformado Nicholas Wolterstorff, profesor del Seminario Calvino de Grand Rapids referente a la exigencia de justicia por parte de las mujeres en la Iglesia y al reconocimiento de sus dones espirituales. Las posturas expuestas y discutidas por las demás son la tradicionalista (Robert D. Culver, “Las mujeres guarden silencio”, pp. 31-68), en pro del liderazgo masculino (Susan T. Foh, “La cabeza de la mujer es el hombre”, pp. 69-119), en pro del ministerio plural (Walter L. Liefeld, “Vuestros hijos e hijas profetizarán”, pp. 121-160) y en pro de la igualdad.(Alvera Mickelsen, “En Cristo no hay hombre ni mujer”, pp. 161-206). El volumen cierra con bibliografías en español e inglés.
[6] El contenido completo de la revista es: “Introducción”, de Páraic Réamonn (pp. 1-2); “El caso del sínodo de Blantyre, Malawi”, de Felix L. Chingota (pp. 3-24); “Ocurre en Brasil”, de Leciane Goulart Duque Estrada (pp. 25-35, en español; 36-46, en portugués); “En búsqueda de aceptación y reconocimiento. Las luchas de las mujeres en el ministerio”, de Salatiel Palomino López (pp. 51-66); “Una perspectiva de Zambia”, de Petronella D.S. Ndhlovu (pp. 67-74); “Y por fin llegó a Grecia”, de Ioanna Sahinidou (pp. 75-85); y “Apéndice. La ordenación de mujeres en las iglesias miembros de la ARM” (pp. 86-96), un cuadro cronológico y por país de los avances de la ordenación en el mundo reformado. La revista puede leerse en inglés en el sitio web de la ARM: www.warc.ch/dp/rw9912/index.html (El autor de estas líneas puede enviarla fotocopiada a quien se lo solicite: lcervortiz@yahoo.com.mx Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla .) Con anterioridad, la ARM había publicado Walk, my sister. The ordination of women: Reformed perspectives (Camina, hermana mía. La ordenación de las mujeres: perspectivas reformadas). Ursel Rosenhäger y Sarah Stephens, eds., Ginebra, 1993 (Estudios, 18); en Internet: www.warc.ch/dp/walk/index.html fruto de una consulta realizada en 1992, con participantes de 16 países. Otras publicaciones de la ARM relacionadas con el tema son: Reformed World, “Women and men as partners in God’s misión” (Hombres y mujeres como copartícipes en la misión de Dios), vol. 45, núms. 1 y 2, marzo, junio de 1995; Partnership in God's mission in the Caribbean and Latin America, 1998, (Estudios, 37); Patricia Sheerattan Bisnauth, Creating a vision for Partnership of women and men. Evaluation report of regional workshops on gender awareness and leadership development (Creando una visión para la colaboración entre hombres y mujeres. Reporte de evaluación de los talleres regionales sobre conciencia de género y desarrollo del liderazgo), 2003, http://warc.jalb.de/warcajsp/news_file/doc-459-1.pdf; y P. Sheerattan, Created in God's Image: From Hierarchy to Partnership. A Church manual for Gender Awareness and leadership Development (Creados a imagen de Dios: de la jerarquía a la colaboración. Un manual eclesiástico para la conciencia de género y el desarrollo del liderazgo), 2003.
[7] Paul K. Jewett, Man as Male and Female: A study in sexual relationships from a Theological Point of View. Grand Rapids, Eerdmans, 1975, pp. 162, 170, cit. por P. Réamonn, “Introducción”, en Mundo Reformado, Ginebra, ARM, vol. 49, núms. 1-2, marzo-junio de 1999, p. 1, énfasis agregado. Existe traducción al español del libro citado: El hombre como varón y hembra. Miami, Caribe, 1975.
[8] L. Goulart Duque Estrada, “Ocurre en Brasil”, pp. 26-27. Algo similar a lo descrito aquí ha comenzado a suceder en México con las reuniones de hombres y mujeres a favor del sacerdocio universal de las y los creyentes. Véase el sitio: www.iglesiaigualitaria.blogspot.com
[9] Ibid., p. 35. Énfasis agregado.
[10] S. Palomino López, “En búsqueda de aceptación y reconocimiento…”, p. 59. Palomino está citando el texto de la Rev. Laura Taylor, “El papel de la mujer en la iglesia y en el reino de Dios: la nueva creación, el liderazgo y la ordenación de las mujeres”. Inédito, documento de estudio solicitado por el Presbiterio “Juan Calvino”, México, 1993, p. 45.
[11] Bernabé V. Bautista Reyes, La ordenación de las mujeres: desde una perspectiva bíblica, histórica y teológica. México, Manantial, 1988, pp. 32-33. Cf. José Ramiro Bolaños Rivera, La mujer cristiana: bases bíblicas y teológicas para considerar su ordenación a los ministerios de gobierno eclesiástico y cuidado pastoral. Tesis de licenciatura en Teología. Guatemala, Universidad Mariano Gálvez, 1997, http://biblioteca.umg.edu.gt/digital/13012.pdf
[12] Ibid., p. 24. Énfasis original. Llama mucho la atención el hecho de que el Pbro. Bautista, con estas ideas en mente, haya publicado Un milagro llamada (sic) Manuela y..., en honor a su esposa (México, edición de autor, 2008).
[13] “Section 6: Report of the gender justice section”, en www.reformedchurches.org/docs/Section6Report.pdf, versión de LC-O.
[14] Cf. Suzanne Tunc, También las mujeres seguían a Jesús. 2ª ed. Santander, Sal Terrae, 1999 (Presencia teológica, 98).
[15] Carolyn Osiek y Kevin J. Madigan, eds., Mujeres ordenadas en la iglesia primitiva. Una historia documentada. Estella, Verbo Divino, 2006 (Aletheia), pp. 20, 30.
[16] E. Tamez, “Visibilidad, exclusión y control de las mujeres en la Primera carta a Timoteo”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 55, www.claiweb.org/ribla/ribla55/visibilidad.html, énfasis agregado. Cf. E. Tamez, “La opción por los pobres pero obedientes. Fundamentalismo patriarcal y el sujeto en 1 Timoteo”, en Pasos, núm. 104, nov.–dic. de 2002, pp. 24-28; e Idem, Luchas de poder en los orígenes del cristianismo. Un estudio de la primera Carta a Timoteo. San José, DEI, 2004, y Santander, Sal Terrae, 2005 (Presencia teológica, 141).
[17] Susan T. Foh, “Una postura en pro del liderazgo masculino”, en B. Clouse y R.G. Clouse, op. cit., p. 93. Énfasis agregado.
[18] E. Moltmann-Wendel y J. Moltmann, Hablar de Dios como mujer y como hombre. Madrid, PPC, 1994, pp. 69-88.
[19] E. Schüssler Fiorenza, En memoria de ella: una reconstrucción teológico-feminista de los orígenes del cristianismo. Bilbao, Desclée de Brouwer, 1989, p. 269.
[20] S. Palomino, op. cit., p. 60.
[21] E. Moltmann-Wendel y J. Moltmann, op. cit., p. 73. Énfasis agregado.

Fuente: Leopoldo Cervantes - Ortiz, Teólogo, poeta, escritor mexicano.

jueves, 15 de julio de 2010

La discusión que hizo llorar a la senadora Negre de Alonso

Por. Luis Eduardo Cantero, Medellín*
Me encuentro lejos de Argentina, estoy en Colombia realizando investigaciones tanto para mi tesis doctoral como para una organización no gubernamental, analizando el papel de la mujer en este país. Pero, eso no me ha impedido seguir las discusiones acaloradas y argumentaciones floja, que cualquier abogado constitucionalista se daría cuenta. Tal vez harían burlas de sus comentarios, comparaciones, que en nada ayudan, solo han creado una brecha profunda en todos aquellos que no compartimos estas uniones de personas del mismo sexo, que no cumplen con las categorías mínimas, pues considero que ni los propios animales aceptarían estas relaciones.
Hasta ahora los animales les darían ejemplo sobre el respeto al orden establecido por Dios, él creo una pareja (femenino y masculino) para ambos reinos, los vemos en los animales, las aves, etc; este legado seguirá siendo modelo frente a esos modelos revolucionarios, que ya venían en la historia de la creación humana, tratando de invertir el orden, no hay razón ni fundamento filosófico que nos traten de convencer o idiotizar e invertir el orden establecido para la existencia del género humano, somos modos de ser Dios. Eso no cambia, un hombre es lo que es y no puede ser otra cosa, aunque traten de justificar la orientación sexual por cuestiones de construcción social, cultural, psicológicas, etc.
Desde la filosofía, he aprendido a mirar las cosas desde lo que esta hecho, su estructura lleva consigo una funcionalidad, la heterosexualidad tiene una funcionalidad, pues cumple el complemento por lo cual ha sido creada. Cosa que no encuentro en los gays, pues su modelo generaría graves problemas tanto de salud como de otras cosas. Ellos están tratando de justificar un modelo que en nada ayudaria, al contrario, creo que generaría inseguridad en la población heterosexual, esto se refleja en el llanto de la senadora y de los que no dieron el voto a favor de estas uniones del mismo sexo.
Ese llanto es el dolor de muchos y muchas que no aceptamos tales uniones, pues tengo mis pantalones bien puesto y estoy seguro que el tiempo será nuestra defensa y que Dios será el juez; espero no estar equivocado, pero tenemos que prepararnos desde nuestras comunidades a crear manuales de funciones que nos ayuden a defendernos ante cualquier argumento de discriminación, tenemos que crear filtros que nos permitan presentar y defender nuestros principios, porque la lucha apenas comienza, como aconsejaba el apóstol Pablo en Romanos que la ley siempre genera muerte para aquellos que no se someten a ella. Como le sucedió a una familia católica en los EE.UU., (les invito a ver ese vidio, esta en you tube, y aquí en mi blog) nos tenemos que preparar mejor, ya es hora de crear una asignatura de Derecho canónico evangélico, que le de herramientas lógicas y jurídica a la pastoral. Si con ley, ellos no quieren obligar aceptarlos, entonces tenemos que levantarnos con la ley de la Palabra de Dios, estamos llamados a amarlos como personas, pero no aceptarlos en su condición negativa para la creación humana (orden natural). Es hora hermanos, hermanas y colegas de hacer frente a lo que se viene. Recordemos que debemos estar preparado para hacer defensa de nuestros principios y doctrinas. Que Dios nos bendiga y nos ayude. Un abrazo desde Medellín, Colombia.

*Luis Eduardo Cantero es Teólogo, filósofo. Docente universitario y pastor bautista
Nota relacionada al comentario:


(La Nación) Las antagónicas posiciones en torno al matrimonio gay que se profundizaronen las últimas semanas tuvieron su reflejo en el debate parlamentario de la iniciativa. El mayor momento de tensión derivó en el llanto de la senadora Negre de Alonso. Los mayores cruces los protagonizaron el jefe de la banca oficialista, Miguel Angel Pichetto, y la senadora de Peronismo Federal Liliana Negre de Alonso, tanto al comienzo, pasado el mediodía de ayer, como al final de la sesión, 13 horas más tarde.
Cuando a Pichetto le tocó cerrar la lista de oradores, cerca de las 3.30, el senador afirmó que la "objeción de conciencia" impulsada por Negre de Alonso es una medida "próxima a la Alemania nazi".
La senadora peronista se alteró e pidió la palabra, pero Pampuro, a pedido de Pichetto, no le permitió la interrupción. Al no tener el micrófono habilitado, la legisladora, quien intervino varias veces para defender su postura, respondió a los gritos.
Apenas el legislador oficialista finalizó su discurso, la peronista exigió la rectificación del kirchnerista. A pesar de que lo consiguió, Negre de Alonso no pudo evitar el llanto.
La senadora también había protagonizado la primera discusión de la jornada, cuando se quejó por la anulación del dictamen propuesto la semana pasada por el arco no kirchnerista en la Comisión de Legislación General que impulsaba la unión civil.
"Quiero plantear una cuestión de privilegio en contra suyo presidente y en contra del secretario parlamentario Estrada", planteó Negre de Alonso al presidente provisional del Senado, José Pampuro (quien está a cargo del Senado porque Julio Cobos está al frente del Poder Ejecutivo, debido a la gira presidencial a China).
Tras cuestionar a Pampuro por impugnar el dictamen y calificarlo de "tramposo", advirtió: "Esto lo llevó a las últimas consecuencias porque usted ha violado la Constitución. Usted no debe realizar ese tipo de actos. Si usted no es abogado, debe pedir asesoramiento".
Pichetto fue el encargado de responderle a la senadora, que impulsó la firma del dictamen sobre unión civil. "Pido una cuestión de privilegio contra la senadora Liliana Negre por violentar el reglamento y la historia de este Senado y del Congreso. Este proyecto que ha venido en revisión, nunca podía ser dejado de lado", lanzó.

Fuente: La Nación/Yahoonoticias