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domingo, 31 de octubre de 2010

Reforma protestante y cultura (en el siglo XXI)

Por. Cervantes-Ortiz, México*
A sólo siete años del medio siglo de los inicios de la Reforma luterana, parecería que el desgaste religioso que han sufrido las comunidades herederas de esta corriente de vida y pensamiento ha menguado también el impacto cultural del protestantismo en todas sus variantes. Nada más lejos de la realidad, aunque visto sin triunfalismos, hay que aceptar que las diversas oleadas revivalistas (o avivamentistas), que también, por fuerza, producen resultados culturales, han contribuido a que el legado protestante, sobre todo a través del rostro evangélico, cobre fuerza cada vez que se establece histórica y socialmente.
Parecería, también, que las nuevas generaciones de creyentes, tan volcadas como están hacia el gusto por la música, tienden a olvidar algunos de los demás aspectos y expresiones en los que la fe protestante se ha vaciado para transmitir mucho de su genio. Vale la pena, por lo tanto, hacer un breve recuento de algunas de dichas manifestaciones para valorar hasta dónde llega hoy, en los inicios del siglo XXI, la capacidad protestante de transformarse y, de manera proteica, seguir siendo un vehículo plural del Evangelio. Algunos de los/as autores/as a mencionar, no siempre se asumieron como creyentes convencionales, pero la distancia que tomaron de las iglesias establecidas no disminuye la importancia de su testimonio artístico.
Hace poco, el pintor Lucas Cranach (el Viejo, 1472-1553), uno de los más grandes pintores del Renacimiento alemán, ha sido reconocido en Roma mediante una exhibición de su obra. Fue uno de los más notables artistas ligados a la Reforma, especialmente debido a sus retratos de Lutero y a la manera en que aplicó plásticamente sus postulados. Las famosísimas manos en oración (Las manos del apóstol, 1508), de Alberto Durero (1471-1528), concentran en una sola imagen todo el espíritu de la Reforma (aun cuando es anterior a ella), gracias a su extraordinaria síntesis. Su trabajo posterior, ligado al del príncipe elector Federico de Sajonia, el mismo que apoyó a Lutero, siempre se ha asociado al movimiento reformador. En el espectro protestante holandés (y reformado), Rembrandt (1606-1669) y Vincent Van Gogh (1853-1890) trasladaron a imágenes sublimes el espíritu de la fe. El primero, mediante una lectura verdaderamente deslumbrante de los personajes bíblicos, y el segundo a través de un manejo impresionante de la luminosidad, sobre todo en sus famosos girasoles, metáfora visual de las palabras en que Jesús se define a sí mismo como la luz del mundo.
En la música, se ha dicho que nadie entendió mejor a Lutero que Juan Sebastián Bach (1685-1750), gracias a que su percepción de la grandeza de Dios se encuentra desplegada majestuosamente en sus obras. Su enorme aprecio por la tradición bíblica, tal como aparece en obras maestras como La Pasión según san Mateo (1727) y diversas cantatas, o en sus innumerables obras para órgano. Jorge Federico Händel (1685-1759), a su vez, famoso por su oratorio El Mesías (1741), integró el arte vocal inglés, el barroco italiano y la excelencia organística alemana. Sus cantatas de tema bíblico también son una referencia obligada.
El nombre del judío converso Félix Mendelssohn también es inevitable en un recuento de este tipo. José de Segovia ha resumido en una frase magnífica las aportaciones de este gran músico: “Dedicó una de sus sinfonías a la Reforma y recuperó La Pasión según San Mateo, de Bach. Su fe evangélica le lleva a hacer un oratorio sobre Pablo, usando solamente el texto bíblico, y otro sobre Elías, con algunos de los mejores coros de alabanza que se han hecho en la historia de la música”. La Sinfonía de la Reforma concluye con “castillo fuerte”, el más famoso himno de Martín Lutero.
En la literatura hay varios nombres de poetas y novelistas que también han “traducido” el espíritu protestante a sus ámbitos culturales específicos. Así, en Inglaterra, James Hogg (1770-1835) se sumergió en los abismos de la predestinación con su novela Memorias privadas y confesiones de un pecador justificado (1824), en la que radicaliza la experiencia enfermiza de fe de su personaje mediante la figura del doble. Hoy es considerada, según las modas de la época, como una novela gótica. En Estados Unidos, Emily Dickinson (1830-1886) liberó su fe calvinista de las amarras del dogma para forjar una poesía alegre y a la vez sumamente crítica en relación con los temas religiosos. Habiendo estudiado teología en el seminario para señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke, escribió en soledad y aislamiento una obra que sólo se descubrió después de su muerte. La presencia de la Biblia es muy fuerte en su poesía: “El brillo del sol me habla esta mañana,/ y la afirmación de Pablo se vuelve real:/ ´el peso de la Gloria´. [...]/ La fe de Tomás en la anatomía/ era más fuerte que su fe en la Fe. (...) ¿Por qué censuraríamos a Otelo,/ cuando el criterio del Gran Amante dice:/ ´No tendrás otro Dios que yo´?”.
En Francia, André Gide (1869-1951) y Jean Paul Sartre (1905-1980), ambos de familias protestantes y ganadores del premio Nobel, exploraron intensamente el tema de la libertad, como una especie de revancha personal. Un nombre discordante es el de John Updike (1932-2009), fiel seguidor del “divertido teólogo” que era para él Karl Barth. Éste último, desde sus alturas de reflexión, jamás habría imaginado la posibilidad de propiciar el surgimiento ¡de un novelista barthiano!, con toda la “mala fama” que este adjetivo adquirió en los círculos conservadores. Updike sigue esperando a sus lectores protestantes.(1)
Desde América Latina, Rubem Alves (Brasil, 1933) también ha ido más allá de los límites de la fe que recibió para expresarse con una autenticidad liberadora y sumamente refrescante. Este filósofo y cronista de la vida cotidiana se quejaba amargamente desde los años ochenta de que en el subcontinente el protestantismo aún no ha dado frutos culturales reconocibles. Acaso el tiempo le ha dado la razón y sean las telenovelas brasileñas el espacio en donde se han volcado los caracteres culturales con que el protestantismo popular se expresa mejor.
En el cine, los nombres ligados a la herencia protestante son varios y muy interesantes: los nórdicos Carl Dreyer (Ordet. La Palabra, 1955) e Ingmar Bergman (1918-2007) autor de El séptimo sello y la trilogía sobre la ausencia de Dios), desde el luteranismo más ascético; Jean-Luc Godard (1930), con una lectura contemporánea radical del nacimiento virginal de Jesús (Yo te saludo, María, 1984); y Paul Schrader (1946), con una capacidad narrativa potenciada por un pasado teológico que no logra ocultar. Suyos son el guión de La última tentación de Cristo (1988), de Martin Scorsese y otras fábulas modernas en donde la religión reaparece como tormento y posibilidad (Hardcore, Gigoló americano).
En fin, que hasta la saga familiar televisiva de Los Simpson entra de lleno en el espectro de la influencia protestante, aunque con sus matices propios de esta época. Éstas son sólo algunas muestras del enorme abanico cultural que representa el protestantismo, un poco con la mirada puesta en el pasado, pero ante nuevos retos y posibilidades.
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1) Cf. John McTavish, “John Updike and the Funny Theologian”, http://theologytoday.ptsem.edu/jan1992/v48-4-article3.htm.

*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.

Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

sábado, 30 de octubre de 2010

El Movimiento Reformacional ¿Necesita una historia?

Por Theodore Plantinga
Documento Original en Ingles
Pinche aquí para ver
Redeemer University College
Traducción solo para fines educacionales
Nota: Este ensayo sobre el movimiento Reformacional es el primero de una serie. Las partes siguientes serán presentadas en números posteriores de Myodicy. La serie no solo consiste en ensayos narrativos de las ideas, personas e instituciones que discuten, sino también incluye archivos de los documentos que de una manera u otra proveen alguna luz sobre el movimiento e historia que presentamos. Adicionalmente se extiende a una "lista de caracteres" que provee una información básica acerca de las instituciones y personajes involucradas en la historia.
La advertencia de Nietzsche
El subtitulo de este ensayo se posiciona en una cuestión que deseo tocar seriamente. Una respuesta obvia sería un simple no: El movimiento reformacional ha llegado hasta este punto con una historia y no puede continuar al futuro sin ella. Por supuesto que hay algunas narraciones parcialmente centradas en las instituciones y figuras que en sus filas han militado; sin embargo, la historia mayor sigue siendo una historia no contada, una historia desconocida. ¿No podría ser argumentado que es más importante realizar un esquema de las ideas del movimiento, haciendo caso omiso de la cuestión de dónde vinieron? ¿Realmente importa la historia?
Para los que les puede parecer curioso en cuanto a cómo llegué a la decisión de escribir semejante historia, que, insisto, es una historia informal, quiero dejar claro que nadie me pidió que lo hiciera. Se me ha sugerido a veces, que en mi retiro, el que debería escribir la historia de Redeemer University College, puesto que he participado en ella durante tanto tiempo, especialmente en sus primeras etapas. Esa historia que forma parte de la historia del movimiento reformacional - o que contribuye a la historia más grande. Y si tal proyecto se ejecuta bien, sería claramente beneficiosa para Redeemer. Pero no es evidente, desde el punto de vista del movimiento reformacional el que este no puede ser identificado con ninguna institución, pero el mismo se beneficiará de tener su historia escrita.
Mi reclamo temporal esta basado en que una historia escrita pude probar que no es beneficiosa, esta no en una opinión casual. La tesis de que la historia es algo potencialmente mortal y contraria a la continuación del desarrollo de una nación o una comunidad deben tomarse muy en serio. Esto fue dado por la articulación de Nietzsche (1844-1900), que se ocupa de estas cuestiones, en su estimulante ensayo "Las ventajas y desventajas de la historia para la vida".
El argumento de Nietzsche es bastante familiar para aquellos que han estudiado filosofía de la historia, voy a esbozar aquí brevemente su pensamiento. Él nos advierte: "... hay un cierto grado de insomnio, de reflexión, de sentido histórico que daña a todo ser viviente y, por último, lo destruye, ya sea un hombre, un pueblo o una cultura." Esto no significa que Nietzsche se opone a la historia en todas sus formas. El problema es que uno puede obtener demasiado de la historia: "Para ciertos excesos de la historia la vida se desmorona y degenera ...." Historia, señala, es una forma de análisis y, por tanto, cobra un precio doloroso de los temas que investiga. De todo lo que vive, clama Nietzsche, podemos decir, por lo tanto que, "... deja de vivir cuando se ha diseccionado por completo, vive dolorosamente y se enferma cuando se empieza a practicar una disección histórica sobre el mismo.". Nietzche Pone en tela de juicio la esperanza de lograr la claridad a través de análisis histórico, en su lugar Nietzsche apunta a la necesidad de protección y de un velo de niebla que envuelve la historia y nos protege: "Todo ser viviente tiene que estar rodeado de una atmósfera, un misterioso círculo de niebla ...."
¿Qué hay entonces? ¿Necesitamos una historia de la movimiento reformacional? Si se le pidiera a Nietzsche para asesorar a los reformationales sobre este asunto, bien podría hablar enigmáticamente del valor de la "protección de un velo de nubes". ¿Pueden los héroes del movimiento reformacional, ponerse de pie e inspeccionar la clara luz del día, sin "nube" ni "niebla" que los rodean y ocultan sus defectos de la vista?, Nietzsche escribió esto en respuesta al exceso de conciencia histórica que se ha acumulado gradualmente en la cultura alemana, especialmente por el impacto causado en la mente alemana por causa de la Filosofía Histórica de Hegel (1770-1831). Nietzche no quiere decir que la historia como tal es siempre algo malo y que debe evitarse, pero sí muy le preocupaba mucho el lado oscuro de la inquietud con la historia y el pasado.
Nietzsche era de profesión en un experto en lo que llamamos clásicos, durante sus días como profesor de universidad, estudió los antiguos griegos. Esas tempranas figuras de la civilización occidental pueden ser llamadas "los antiguos", pero no de edad. Por lo tanto, no se cargan con lo que Nietzsche llama un "exceso de la historia", una imagen que no apunta a un color gris.
La afirmación de Dilthey
El juvenil vigor con que Nietzche clamo para destacar a los antiguos griegos tiene reminiscencias con el espíritu del movimiento reformacional en sus primeros días. Pero ahora hemos llegado a un tiempo que los estudiantes de Evan Runner (1916-2002) están cerca del retiro o ya se han retirado. Y la gran mayoría de ellos cuenta con una considerable cantidad de cabellos grises en sus cabezas. Yo no soy la excepción. ¿Hay que prestar atención a la advertencia de Nietzsche, entonces, y tratar de sacudirnos nuestra historia? Mi respuesta, obviamente, es no. ¿Por qué escribir semejante historia? En parte porque el impulso a participar en la narrativa histórica es, en principio, y en general una buena cosa, como Wilhelm Dilthey (1833-1911) nos ha asegurado:
Describir los hechos de los hombres y escucharlos es una necesidad peculiar del espíritu humano que puede ser satisfecho ni por arte ni la ciencia, ya que ningún contenido es una simple presentación de hechos, justo como sucedieron. El Arte arroja un velo sobre la realidad desnuda, para que sea más hermoso y para transfigurarlo; la ciencia busca una respetuosa ley en la sucesión de apariencias.
Dilthey hizo esta observación en el contexto de una discusión clásica sobre la filosofía de la historia, esta estaba ocupada de la cuestión del papel de la historia en relación con las artes (por ejemplo, la poesía) y las ciencias naturales. La historia, a su juicio, tiene su gloria y su tarea propia y, por tanto, pueden hacer una contribución única para el bienestar humano. Estoy aliado con Dilthey en afirmar que este es el caso, por lo tanto, voy a continuar con mi historia informal. También sostengo mi cálido agradecimiento por la historia que asociamos con Dilthey, la que está en consonancia con el pensamiento reformacional, especialmente representada por el Dr. Evan Runner. Hago esta afirmación a pesar de que, como demostraré, los reformacionales no son todos de una mente a la hora de poner una serie de situaciones bajo la rúbrica de la filosofía de la historia.
En los próximos ensayos de esta serie, espero poder arrojar algo de luz sobre ciertas cuestiones institucionales. En otras palabras, espero poder contar algo de cómo la historia del movimiento reformacional finalmente tomó forma concreta en algunas escuelas de enseñanza superior, en la que sus ideas encontraron un importante apoyo. Sin embargo, la dimensión institucional de la historia del movimiento reformacional no es mi objetivo principal. Desde mi formación académica en filosofía (con una especialización en filosofía de la historia), mi trabajo se centrará más en las ideas que en las instituciones. Espero aclarar las ideas mantenidas por los reformacionales y no sólo las ideas de sus líderes intelectuales.
¿Se puede obtener desde el trabajo de Dooyeweerd?
Mientras que muchos observadores del movimiento reformacional pueden pensar que no hay gran misterio en cuanto a lo que fueron sus ideas, sostengo que este asunto no es del todo clara. No basta con decir simplemente que cualquiera que sea la creencia de los reformacionales tengan de Herman Dooyeweerd (1894-1977) y se hagan uno con sus escritos. Hubo más diversidad y el desacuerdo dentro de sus filas que es generalmente se conoce, por lo que es justo preguntar qué era lo que celebraron juntos como grupo. No ofrezco un plan para responder a esta pregunta en mi primer ensayo, pero creo que la serie en su conjunto arrojará alguna luz sobre estos asuntos.
El punto en el párrafo anterior necesita cierto énfasis para comenzar: en las mentes y los corazones de los reformationales - y aquí me refiero sobre todo de los estudiantes de Evan Runner - hay algunas creencias y actitudes que no llevan mucho de relación con lo que se lee en Dooyeweerd. Lo que creyeron y no creyeron no siempre es fácil de determinar, porque yo no estoy interesado sólo en los miembros del movimiento que articulan creencias compuestas de cuidadosos escritos. Como este es un intento de clarifique esta cuestión, pido a los lectores a tener en cuenta que el pensamiento de la reformacionales está muy relacionado con el contexto social, político y económico de la época en que floreció.
A modo de ejemplo, recuerdo una época (fines del decenio de 1960 y principios de 1970), en la que muchos de los reformacionales parecen bastante afianzados con la crítica radical de la sociedad de América del Norte emanado de lo que entonces se conoció como la Nueva Izquierda. Sin embargo, algunas décadas más tarde, si nosotros tomamos los escritos reformacionales, aquellos que nos recuerdan de la Nueva Izquierda, parecen pintorescos para muchos de nosotros, y considerando esto estamos un poco avergonzado al recordar cómo habían sido capturadas en estas palabras. Esto es por lo que el flujo de ideas reformacionales no está al margen de las grandes corrientes de la historia, sino que el movimiento es parte de su época histórica y no puede dejar de ser influenciados por lo que estaba en el aire cultural y político. Por lo tanto, no basta decir que para entender las ideas reformacionales uno debe leer los escritos de Dooyeweerd, o tal vez en un resumen de introducción de Dooyeweerd tal como la conocida obra de Kalsbeek.
La reticencia autobiográfica de Dooyeweerd
Si usted me ha seguido hasta este punto y está dispuesto a reconocer que una historia de la movimiento reformacional (incluso informal) sería una cosa de valor, con todo se plantea la cuestión: ¿quién puede escribirla? Tal vez sus figuras centrales serían los mejores candidatos. El problema es que ellos no tenían un pensamiento unificado en torno a este tema como para ser hábiles en la tarea.
La figura más importante en el movimiento, Dooyeweerd, no escribió nada en la forma de una autobiografía o un conjunto de memorias. ¿Existe una razón por su relativo silencio sobre su propia vida? Sólo puedo especular, y debo admitir que nunca le conocí, solo tropecé con él en persona en una ocasión. Él estaba dando un discurso público en una iglesia de Toronto, y pensé podría preguntarle acerca de la relación entre sus ideas y las distintas escuelas y corrientes de la filosofía continental europea de los siglos XIX y XX. Su respuesta a mi pregunta, en parte impulsado en su tono y el espíritu de alguien que estuvo presente, fue notablemente vigilante y defensivo. Lo propuso fue que su filosofía se inspirada en fuentes bíblicas y en la religión cristiana. Mi esperanza fue que Dooyeweerd se explayara sobre las influencias que han marcado su vida filosófica y nos daría una improvisada "cómo ha cambiado mi mente", situación que no se dio.
En el estilo cultural, Dooyeweerd llega como un ser Germánico, y por lo tanto algo impersonal y carente de calor. En el siglo XIX y también en la mayor parte de los XX, las figuras que lograron la prominencia pública en Alemania y Países Bajos, incluyendo a los profesores que atrajeron la atención fuera de la universidad, tendieron a ser callados sobre sus vidas privadas. Incluso sus nombres de pila bien podrían ser ocultados de la vista, p. e. sobre la portada de un libro. En el curso de muchos años en los cuales he tomado un interés especial con las figuras de esta clase y he escrito sobre ellos y/o he traducido sus escrituras, me he encargado detectar sus nombres de pila, y en unos casos esto ha probado un desafío tremendo. Si es posible me gusta incluir aquellos nombres de pila (por ejemplo, revelé en una nota anterior de aquella L. en L. Kalsbeek era por Leendert). También me gusta proporcionar fechas de nacimiento y muerte si he podido conseguirlos.
Es difícil de imaginarse Dooyeweerd que está de acuerdo con a un estilo de entrevista amistosa de la clase que damos por sentado hoy. Por supuesto, siempre hay excepciones, en pocas ocasiones Dooyeweerd realmente arrojó bocados sobre su propia vida y nos dio alguna perspicaz idea sobre como fue el proceso por el cual él vino para adoptar las ideas que tarde o temprano fueron amalgamadas como la filosofía de la idea-ley. La mayor parte de este material es articulado y/o hablado en una publicación principal que sirve como una biografía - aunque una biografía intelectual - de Dooyeweerd. Hablo del libro de Marcel Verburg (Originalmente una disertación doctoral).
En Efecto, el libro de Verburg merece un poco del crédito por estimularme para escribir esta historia informal del movimiento reformacional. Ya que por mucho tiempo he estado convencido de que los materiales históricos sobre este movimiento tienen que hacerse más extensamente conocidos, hice un compromiso hace tiempo para traducir este muy largo libro (447 páginas en el holandés) al inglés, que es un proyecto sobre el cual todavía estoy enganchado. Cuando el libro aparezca, permitirá los que no leen el holandés añadir considerable conocimiento de los orígenes personales e históricos del cuerpo de ideas que asociamos con el término "reformacional".
Paul Arthur Schilpp (1897-1993) es un profesor de filosofía americano que ha hecho el mundo un gran servicio por el desarrollo y la inauguración lo que llamó "a la Biblioteca de los Filósofos Vivos", que incluye muy largos volúmenes fieles a A.J. Ayer, C.D. Broad, Martin Buber, Rudolf Carnap, Ernst Cassirer, John Dewey, Hans-Georg Gadamer, Karl Jaspers, G.E. Moore, Karl Popper, Willard Van Orman Quine, Sarvepalli Radhakrishnan, Paul Ricoeur, Bertrand Russell, Jorge Santayana, Jean-Paul Sartre, P.F. Strawson, Alfred North Whitehead, y un número de otros pensadores notables (pero no de Ludwig Wittgenstein, era bastante reticente).
Lo que en particular aprecio sobre estos volúmenes, es que cada uno de cual incluye ensayos sobre varios aspectos del pensamiento del filósofo que está siendo tratado, y las autobiografías intelectuales que ellos contienen. Desde luego esto me ocurrió años des pues que Schilpp pudiera producir un volumen sobre Dooyeweerd. No conozco si tal cosa fue alguna vez contemplada, pero también podría haber sido hecho por alguien otro distinto a Schilpp, usando lo que él había producido como un modelo habría forzado a Dooyeweerd a escribir una autobiografía intelectual.
La renuencia autobiográfica de Runner
Ahora, cuando damos vuelta y miramos a Evan Runner, se crea una historia diferente. El enfoque de Runner estuvo más orientado hacia el modo histórico de presentación, sobre todo en su dimensión personal o individual, que el que Dooyeweerd tuvo. Además, Runner sobresalió en lo improvisado, espontáneo y sin ensayo, dando las más encantadoras citas sobre su propia vida incluso extralimitándose. Todos sus antiguos estudiantes que estaban cerca de él e interactuaron con él en situaciones sociales recordarán tales sesiones narradoras. Entonces era natural, en aquel tiempo, esperar y esperar que Runner escribiera algún día sus memorias. Pero nunca lo hizo.
La razón no es que esto nunca se le ocurriera. En los tempranos días de su retiro, cuando solía visitarlo bastante a menudo, aun cuando yo no viviera en Grands Rapids (los padres de mi esposa vivían en el vecindario de Runner), le propuse este tema muy seriamente. Más expresamente, recuerdo cuando le señalé que el era una gran figura en la historia, y que si él no escribía sobre los acontecimientos y controversias en las cuales él había estado implicado, explicando su papel e intención en ellos, los otros le asignarían su lugar en la historia. Él pareció entender perfectamente bien este punto. Prometí ayudarle con cualquier memoria que quisiera escribir. Ya que yo tenía considerable experiencia en las labores de edición y publicación en ese punto de mi vida, mi oferta de ayuda no era solamente un gesto de cortesía. Runner nunca me dijo que él había decidido no escribir memorias, pero tampoco indicó alguna vez que él estuviera trabajando en algo similar.
Algunas veces, cuando se escribe la historia, el desafío no debe explicar que pasó y por qué, sino explicar por qué algo que podría haber esperado sucediera no ocurrió. Las preguntas de este tipo también se harán cada cierto tiempo en esta serie. Consecuentemente estoy guiado a preguntar: ¿si Runner no escribió memorias después de ser impulsado para así lo hiera, cuál fue la razón? Esta pregunta puede servir como un camino en uno de los temas principales en esta serie. La pregunta general que trato de contestar es: ¿independientemente de lo que haya pasado al movimiento reformacional? ¿Tuvo éxito? ¿Pensaron sus líderes habían tenido éxito? ¿Fallaron? ¿Pensaron sus líderes que habían fallado?
Así esta la cuestión, mencionaré dos factores que por mucho tiempo han estado en mi mente derramando luz sobre la pregunta por qué Runner no escribió sus memorias. Por favor tenga en cuenta que los dos factores que mencionaré implican juicios o interpretaciones mías: no estamos hablamos en términos de hechos simples y llanos.
El primer factor es que él no podía decidir si su movimiento (digo "su" porque fue claramente dominante en la rama norteamericana del movimiento reformacional) había tenido éxito o había fallado completamente. Desde luego una decisión sobre este asunto habría sido central a cualquier esfuerzo a organizar la historia reformacional.
La segunda consideración o factor consisten en que Runner era un perfeccionista acérrimo, lo que fue exacerbado por las altas expectativas colocadas en él y por las excesivas declaraciones hechas sobre él. Un lector podría preguntarse por qué el perfeccionismo sería una barrera casi insuperable al momento de escribir memorias personales u otros materiales que no son ficción. Adjunto una pequeña comparación para compartir alguna luz sobre el problema.
Hace algunos años un especial conferencista invitado vino Redeemer para hablarnos en un número de sesiones en el curso de un par de días. Lo que recuerdo sobre todo sobre esta visita es que nuestro expositor sin ser consciente fue atacado por un colega de nuestra facultad quien lo presentó antes de la primera conferencia y decidió describirlo como una persona muy humilde. Mis oídos se levantaron cuando oí esto, y pensé para mí: "Que interesante, Veamos cuan humilde es". Entonces me puse a escuchar buscando pruebas de aquella excepcional humildad que nuestro conferencista invitado tenía. Oímos una conferencias excelentes, pero yo no podía menos de sentirme decepcionado sobre el tema de su humildad. Como estoy analizando esta pequeña experiencia algunos años después de que ocurrió, reconozco que allí el conferencista no se equivocó en nada de su exposición; el problema era simplemente que él había sido puesto en una posición difícil, principalmente por lo que fue dicho sobre él en la calida introducción que le precedió.
Y así sucedió con Runner. Los que le siguieron y le admiraban eran a veces tan extravagantes en su alabanza de él que hicieron muy difícil para Runner producir algún escrito que cumpliría con lo que la gente buscaba. Esto es la parte de la razón por qué Runner brilló más en situaciones espontáneas orales, como las conferencias dinámicas en las cuales él se desvió bastante libremente de su texto preparado, que en ocasiones cuando le pidieron producir algún material escrito. Él era un orador, él no era el tipo de profesor que " leería un papel " a una audiencia sometida.
De todos modos, las monografías que se rumoreaba que el escribiría en su retiro no se materializaron, y tampoco aceptó mi oferta en relación con sus memorias. Pero un proyecto que vale la pena que nació en sus años posteriores, después del Club Groen había sido disuelto (aunque él aún no se había retirado aún), fue un juego interesante de respuestas que él proporcionó a las preguntas que le fueron puestas por Harry Van Dyke y Al Wolters. Aquellas respuestas fueron publicadas en uno de los dos libros de ensayos dedicados por vía de un festschrift ("festschrift": un volumen tributo o memorial completado con ensayos y artículos de admiradores de, habitualmente, un colega fallecido. N. del T.).
Winston Churchill (1874-1965) una vez comentó: "La historia será amable a mí, ya que tengo la intención de escribirla." La historia, por cierto ha sido amable a él, en parte debido a la influencia que ejerció sobre el esfuerzo histórico que se realizó para entender la segunda guerra mundial. Él hizo una magnifica labor produciendo juego de libros en los que detalló lo que vio en el acontecimiento de la guerra y su explicación en el papel de dar forma al esfuerzo de los aliados en guerra. Churchill, como se piensa por muchas personas, es el gran hombre del siglo veinte. Thomas Carlyle (1795-1881) seguramente aprobaría el pensamiento de Churchill. A Carlyle le gustó pensar en la historia en términos de "héroes" o "Grandes Hombres", y él hasta desafió a pedir "la adoración de héroes". Él declaró: "... La Historia Universal, la historia de lo que el hombre ha logrado en este mundo, está bajo la historia de los Grandes Hombres que han trabajado aquí. "
En la filosofía de la historia, uno normalmente hace la mención de Carlyle y luego continúa a explicar por qué muchos filósofos de historia han encontrado tal entendimiento de historia inadecuada. Sospecho que Dooyeweerd estaría entre ellos, y que él tendría alguna compasión por el entendimiento mucho más complejo de Hegel, del papel del individuo mundial histórico en relación con los objetivos más grandes de la fuerza divina, que inspira el proceso histórico y lo conduce adelante. Dooyeweerd, habiendo adoptado el estilo teutónico de filosofar, hasta tendría alguna admiración para el acercamiento todavía más impersonal a la escritura de historia que es incorporada en los análisis Marxistas. Pero donde los Marxistas tienen la gente siendo puesta al corriente en situaciones tan impersonales como "la lucha de clases" e incorporando "intereses de clase", Dooyeweerd tendería a pensar en ellos como en acercamiento a "los motivos básicos" que ellos entienden sólo en parte. Y entonces no es ningún accidente que Dooyeweerd no se inclinara a echar una mano a futuros historiadores escribiendo una autobiografía o hasta una memoria intelectual en la cual él presentó como es que vino al juego de ideas que ahora asociamos con él. En su respuesta a la pregunta una vez le formule, él señaló su nacimiento estuvo en el motivo bíblico básico.
Creo que Dooyeweerd ha hecho a su propia causa un deservicio por su reticencia autobiográfica. En años recientes, J. Glenn Friesen ha estado avanzando la tesis de que las ideas principales de Dooyeweerd fueron inspiradas por un pensador alemán del siglo diecinueve llamado Franz von Baader (1765-1841), quien no fue Reformado y se establece en la tradición mística. Vale la pena preguntar que diferencia haría si la tesis Friesen fuera verdadera, históricamente hablando. En otras palabras, si esto es verdad el caso que Dooyeweerd dibujó mas centradamente en una tradición mística que en la corriente Reformada, pero no reconoció su deuda con aquella tradición, entonces ¿tienen sus ideas menor valor? ¿Se sentirían varios Calvinistas de pura cepa obligados a tomar la distancia de él? A medida que reflexionamos esta pregunta, debemos recordar que había profundas dudas Dooyeweerd en los últimos años acerca de la caracterización de su trabajo como "filosofía calvinista".
Y luego están las cuestiones menores que tienen que ver con la originalidad Dooyeweerd en relación con D. H. Th. Vollenhoven (1892-1978), que generalmente se anuncia como su "compañero-trabajador" en el viñedo de la filosofía cristiana. La cuestión de la originalidad se extiende también a Abraham Kuyper (1837-1920), a quien Dooyeweerd a menudo ha criticado. Por el contrario, él y Vollenhoven eran relativamente silenciosos sobre sus evaluaciones de la labor del otro. (Tenga en cuenta que Vollenhoven estaba casado con la hermana de Dooyeweerd.) Habida cuenta de que soy un gran creyente en la afirmación de Dilthey para el valor de la historia, no puedo sino concluir que las generaciones que han sido de gran ayuda en su evaluación de la filosofía de Dooyeweerd si hubieran recibido una narrativa de su propia pluma que arrojarse luz sobre este tipo de cuestiones.
Se podría incluso dar marcha atrás a una generación o dos y considerar en términos biográficos a Kuyper. Cuando lo hacemos, tenemos una historia diferente. Hay más datos autobiográficos en su caso, y su vida se suma a toda una dramática historia, una historia que a menudo se ha contado. Parte de la razón de la diferencia, por supuesto, es que Kuyper se reveló como el centro de atención y tuvo tanto éxito en la vida pública que incluso sirvió un período como primer ministro de los Países Bajos (1901-05). Y así se podría hacer llamar fácilmente a Kuyper un "gran hombre" en la tradición de Carlyle. Hay una serie de biografías de Kuyper en circulación, y algunos de ellas son claramente hagiográficas en su naturaleza (hagiográficas, una biografía que idealiza o idolatra a la persona de la que se expone, N. del T.). Presumiblemente, los profesores están en una categoría diferente que los líderes políticos cuando se trata de la publicación de la historia de su vida - por lo menos, así es como los holandeses y los alemanes tienen una larga reflexión.

Continúa en la segunda parte...
Fuente: Reformacional

viernes, 29 de octubre de 2010

Conmoción por la muerte del ex presidente Kirchner. Condolencias desde el mundo religioso

Buenos Aires, jueves, (ALC) - El ex presidente, titular del Partido Justicialista, diputado nacional y presidente de la UNASUR, Néstor Kichner, murió ayer a los 60 años de un paro cardíaco mientras se encontraba en su residencia de El Calafate, junto a su esposa, la actual mandataria Cristina Fernández, y está siendo velado desde las 10 en la Casa Rosada. Manifestaciones de dolor desde el mundo religioso.
Numeroso público se ha dado cita desde ayer en la histórica Plaza de Mayo, para demostrar a la Presidenta su afecto y apoyo y decir ¿Gracias! a quien fuera mandatario desde el 2003 al 2007. El féretro fue instalado en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, sitio por donde ya han desfilado líderes de la región mientras aún se aguarda el arribo de otros.
La muerte del ex presidente y principal figura política nacional de la década conmocionó a la Argentina, y también causó sorpresa al mundo, cuyos líderes dieron muestras de apoyo a la Presidenta y el pueblo.
La Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), envió una carta a la mandataria donde expresa su adhesión a las muestras de dolor, más allá de las convicciones personales o banderías políticas.
La FAIE resalta el caracter democrático de Kirchner "que ha gobernado nuestro país en un periodo difícil de nuestra historia, y lo ha hecho sin recurrir al estado de sitio, sin represión ni muertes, garantizando la libertad de expresión y procurando mejores condiciones de vida para los más humildes. Más allá de aciertos y errores, propios de toda acción humana, y de los desacuerdos que se generan en toda gestión política, valoramos desde nuestra convicción evangélica la plena vigencia en materia de derechos humanos que se estableció durante su gobierno, la libertad que gozamos en expresar nuestras convicciones, aún cuando fueran en disidencia, y el aporte significativo a la pacificación y vigencia democrática en el plano continental que buscó como Secretario de la UNASUR".
La misiva comparte el dolor y el vacio personal ante la pérdida de un ser amado. Oramos, dice, "para que en su vida pueda suceder lo misterioso y máximo que le da sentido a nuestra existencia: el poder vivir esta situación (como todas) con Dios y - a su debido tiempo- transformar el dolor en acción positiva hacia los demás que la necesitan y confían en ella, y así continuar en su labor de conducir este país en la democracia".
Horas antes, la Iglesia Evangélica Metodista Argentina emitió una carta donde también se solidariza y conduele con la familia presidencial, resaltando los valores sociales y democráticos del fallecido.
La iglesia Católica, una de las adversarias más fuertes de Kirchner, encarnada en la figura del Cardenal Jorge Bergoglio, realizó una homilía en la Catedral porteña. El primado llamó a rezar por el “eterno descanso” del difunto Néstor Kirchner y pidió que “Dios conceda a la Presidente un acertado ejercicio de su mandato”.
El cardenal abrió la ceremonia asegurando: “Venimos a rezar por un hermano nuestro que murió. Pedimos al señor por su familia, su mujer, sus hijos, sus amigos y por sus compañeros de militancia”. “Sería una ingratitud muy grande que el pueblo, esté de acuerdo o no con él, olvidara que este hombre fue ungido por la voluntad popular”, señaló.
La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina, que también ha confrontado con la Presidenta por leyes como la de matrimonio igualitario, expresó su pesar rogando entereza y unión del pueblo.
El Gran Rabino de Argentina, Shlomó Ben Hamú, también se manifestó conmocionado por la "dolorosa noticia" y expresó su "más profundo y sincero pésame y que Dios le dé fuerza y ánimo a la Presidenta". La coletividad judía en el país es una de las más grandes del mundo.
En tanto, el Centro Islámico de Argentina lamentó "la irreparable pérdida de quien fuera el presidente de los argentinos durante el periodo 2003-2007 y el estadista que supo hacer de nuestra querida patria una Nación más justa próspera e igualitaria".

Fuente: ALCNOTICIAS

jueves, 28 de octubre de 2010

El mal según Vargas Llosa

Por. José de Segovia, España*
Se publica ahora la última novela del reciente Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Se trata de un viaje al corazón de las tinieblas de la mano de Roger Casement (1864-1916). El sueño del celta se aventura por los caminos de la maldad, que tanto ha recorrido el escritor peruano. Ya que la obra del Nobel es una de las mayores cartografías de la capacidad de horror y destrucción del ser humano, desde La ciudad y los perros (1962) hasta La fiesta del chivo (2000), pasando por La guerra del fin del mundo (1981) o Lituma en los Andes (1993). En sus libros Vargas Llosa nos avisa que “la degradación moral nos lleva al abismo”.
El escritor encontró el rastro fascinante de Casement, leyendo una nueva biografía de Joseph Conrad (1857-1924), el autor de El corazón de las tinieblas. El diplomático británico llevaba ya años viviendo en África, cuando el escritor polaco le conoció en su primer viaje al Congo, como capitán de un barco contratado por la compañía belga del rey Leopoldo II (1835-1909). Casement desempeñó un papel fundamental en la narración de Conrad –como el escritor nacionalizado inglés reconoce en su propia correspondencia–, siendo la primera persona que conoció en aquel país, cuyo pueblo sufrió las mayores atrocidades del colonialismo. Probablemente, el primer genocidio moderno.
Casement presencia las más brutales formas de tortura: mutilaciones, decapitaciones, flagelaciones, incineraciones de cuerpos vivos, violaciones y matanzas ejemplarizantes de todos aquellos –sin excluir niños, mujeres y viejos– que no pudiesen entregar la cuota diaria de caucho a sus amos blancos. “Todo un sistema montado sobre la hipocresía que presentaba la colonización belga como una empresa evangélica, civilizadora”, dice Vargas Llosa. Con horror, Casement comprueba que el hombre blanco puede ser más salvaje que los nativos, que ellos llaman “salvajes”.
Tras denunciar la situación en el Congo, Casement hizo una investigación sobre la explotación de los indígenas en el Amazonas por una empresa peruana. “Sin pensar en escribir sobre él”, Vargas Llosa empezó a buscar documentación, al encontrarlo “un personaje interesantísimo, realmente novelesco, con no una sino muchas vidas, algunas de ellas oscuras, que parecían poco compatibles”.
UNA DOBLE VIDA
Retirado del servicio consular en 1913, Casement se une a los independentistas irlandeses, siendo inglés y protestante. Acusado de homosexualidad, tras venir de Alemania en un submarino, es juzgado por traición en Londres, siendo bautizado –como católico– la víspera de ser colgado. En la tradicionalmente moralista Irlanda, su figura todavía produce malestar, aunque se confía en que sus diarios estuvieran falsificados.
Lo que le interesa a Vargas Llosa de Casement, es precisamente esa doble vida: su valor para denunciar la crueldad colonizadora, a la vez que esconde las miserias propias de un hombre en contradicción permanente. Es un diplomático británico, pero lucha por la independencia de Irlanda. Se debate entre el
protestantismo y el catolicismo, la represión moral y las perversiones homosexuales que cuenta en su diario –que llega a calificar de “barbaridades”, un autor tan poco sospechoso de homofobia como es Vargas Llosa–.
Como Conrad, Casement viaja a África, convencido de que el colonialismo es un movimiento benéfico para los indígenas porque les aporta el cristianismo y la civilización, para descubrir en él un sistema de explotación monstruosa, profundamente destructor de la moral y todos los valores que él admiraba. El libro de Vargas Llosa nos muestra la tragedia de un continente, que ha sido víctima de la rapiña, la hipocresía y la doble moral de Occidente.
No hay duda que el testimonio de Casement desenmascara la historia oficial del estado creado en 1882 por el rey Leopoldo II de Bélgica, ocultando la muerte de millones de congoleses en nombre de la civilización. Sin embargo, si una novela como El corazón de las tinieblas sigue atrayendo a tantos lectores, siendo capaz de hablarnos tan poderosamente, es por su inquietante cuadro de la condición humana.
VIAJE AL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
Cuando Stanley publicó sus exploraciones por las tinieblas de África, su oscuridad era una metáfora de lo desconocido. Con Conrad este itinerario se convierte en todo un viaje interior, como si el misterio de la humanidad estuviera de alguna forma silenciado allí. La expresión de las fuerzas de la oscuridad que aquí se manifiestan, nos muestran una verdad oculta y destructora, pero a la vez fascinante. Cuando uno se sumerge en esa locura, entramos en un mundo de alucinaciones y pesadillas, al límite mismo de la razón.
Como el marinero Marlow de El corazón de las tinieblas remonta el río Congo –a la búsqueda de un agente de una compañía belga que ha enloquecido en la selva, Kurtz–, Conrad recorrió cuatro meses el continente negro, Y el descubrimiento final de Kurtz es una confrontación con nuestro yo más íntimo. Es un viaje realmente al fondo del alma, en un barco lleno de contradicciones, miedos y preguntas.
Eleanor Coppola cuenta la obsesión de su marido por esta historia en el diario íntimo Con el corazón en tinieblas. El libro describe el turbulento rodaje de Apocalypse Now (1979). El viaje de Marlow se convierte para Coppola en una espiral hacia el interior de la bestia, que el director encuentra en la guerra de Vietnam. El eco de la voz de Marlon Brando pronunciando las últimas palabras de Kurtz –¡el horror!, ¡el horror! –, resuena a lo largo de todo este recorrido infernal que hace el director, los dos años que pasó en Filipinas haciendo la película. Su esposa fue testigo de esa batalla personal que estuvo a punto de romper su matrimonio, cuando iba a cumplir ya cuarenta años.
“Creía que me iba a morir, literalmente”, dice Coppola. El actor Martin Sheen sufrió de hecho un ataque al corazón. Eleanor cuenta como “bebía y lloraba, obligándoles a rezar juntos”. El equipo se instala como aquellos soldados americanos en una fantasmagórica zona, en la que los sueños se vuelven pesadillas. La introducción de la película tiene por eso ese sentido onírico que lleva a la imagen de Willard luchando contra el espejo de su dormitorio en Saigón, con la voz de Jim Morrison de los Doors anunciando el fin, mientras los helicópteros cruzan la jungla, mezclándose con el ventilador del techo de su habitación. Es la misma atmósfera opresiva del libro, donde todo parece apresado en la densa tela de araña de una inmensa e ininterrumpida jungla que empieza y termina en la desembocadura del Támesis. Por eso la historia, estrictamente hablando, no tiene principio ni final, ya que acaba volviendo a su inicio. Cuando Marlow habla con la prometida de Kurtz al final de la novela, le miente sobre sus últimas palabras, haciendo que en vez de “el horror”, invoque su nombre. Esa mentira la equipara a la muerte. Ha llegado entonces a “el corazón de una inmensa oscuridad”.
LA VERDAD OCULTA
Esa verdad oculta nos hace ver lo que hasta entonces había permanecido escondido bajo el manto de las convenciones sociales. Kurtz representa la Sociedad Internacional para la Supresión de las Costumbres Salvajes, pero de nada le sirven sus “espléndidos monólogos sobre el amor, la justicia y el modo de conducirse”. Pues “la selva le había susurrado cosas acerca de sí mismo que él desconocía”, dice Conrad, “y el susurro le resultó fascinante, irresistible”. Un general en Apocalypse Now intenta explicar la locura de Kurtz, como alguien que ha caído en la tentación de ocupar el lugar de Dios. Se presenta como un emisario de luz, apóstol de la ciencia y el progreso, al que solo mueve la compasión, pero no puede escapar a los lazos sutiles del poder de la oscuridad. Así es como todos sucumben.
Más allá de la evolución política del actual Premio Nobel del socialismo al liberalismo en los años setenta, hay un pesimismo en su obra, que ha hecho de sus retratos del poder una obra mucho más compleja que la figura del tirano que encontramos en libros como El señor presidente de Miguel Ángel Asturias o El otoño del patriarca de García Márquez. La literatura de Vargas Llosa está llena de dudas e incertidumbres. Así en Historia de Mayta (1984), nos muestra un idealista convertido en agresivo militante político en un cuadro en diferentes versiones entrelazadas de lo ocurrido en Jauja en 1958. Tras su perspectivismo, hay una verdad evasiva, que muestra al hombre luchando contra un mal primigenio, al que es imposible vencer.
Al escritor le gusta la frase de Bataille, “el ser humano es el abismo donde los contrarios se funden”. El sueño del celta es por eso un conmovedor relato sobre la maldad, pero ¿qué es la maldad según Vargas Llosa? “A diferencia de los animales, que sólo matan para alimentarse o defenderse, el hombre mata también por codicia, por celos, por envidia, por apetito de poder, por fanatismo, prejuicio, racismo, estupidez o una inclinación irracional de su ser a destruir y hacer daño a los otros. Eso es el mal.”
EL MISTERIO DEL MAL
“Los creyentes presumen que nació con el pecado original –dice el escritor–, aquella culpa y castigo con que se inicia la vida en el paraíso terrenal. Los no creyentes lo llaman la pulsión o instinto tanático, atracción por la muerte que se disputaría con el eros, el amor a la vida, el alma de los seres humanos. En todo caso sea cual fuere su fuente, el mal siempre ha estado ahí irredimible, indiferente al progreso material y científico, incansable en la civilización y en la barbarie, sembrando dolor, frustración, odio y muerte a lo largo de la historia.”
“La luz vino al mundo”, dice el Evangelio de Juan, pero “los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (3:19). Conrad contempla esa oscuridad impenetrable, “como uno observa a un hombre que yace en el fondo de un precipicio, donde el sol no brilla nunca”. La muerte de Kurtz aparece al comienzo de un poema de T.S. Eliot, Los hombres huecos (1925), cuyos versos finales aparecen en Apocalypse Now: “Así es como acaba el mundo, no con un estallido, sino con un quejido”. Ya que este autor cristiano ve el libro como una metáfora de la oscuridad del alma, pero ante ella declara con fe: “Tuyo es el Reino”.
La buena noticia del Evangelio es que una cruz ha atravesado ese abismo. Alguien se ha enfrentado a “la potestad de las tinieblas” (Lucas 22:53). Su último grito de victoria ha traído la alborada de un nuevo día. Jesús dice: “Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí, no permanezca en tinieblas” (Juan 12:46).

*José de Segovia es periodista, teólogo y pastor en Madrid

Fuente: © J. de Segovia. ProtestanteDigital.com (España, 2010)

miércoles, 27 de octubre de 2010

Lutero y la Reforma protestante


Ahora que se acerca el 31 de octubre, día de la Reforma protestante, es bueno recordar la película sobre Lutero en la que el reformador aparece ante el gran público con el atractivo de un joven asombrado por el poder liberador de la Palabra de Dios. El protagonista de Shakespeare In Love, Joseph Fiennes, resaltaba su fragilidad con una humanidad, lejos de la figura monstruosa que ha fabricado de él la leyenda negra.
Por eso quien piense que la Reforma no es más que cuestión de política y crea que Lutero no fue sino un mero instrumento de los príncipes alemanes contra los campesinos, no reconocerá al personaje que tiene delante de la pantalla. Ya que en esta historia hay más Evangelio que en toda La Pasión entera de Mel Gibson. Porque el tema de esta película es en realidad la gracia de Dios, que nos revela a un Padre amante y lleno de misericordia.
La película arranca con la ya mítica tormenta por la que Lutero decide hacerse monje en Erfurt en 1505, a pesar de la oposición de su padre. Es allí donde conoce al vicario general de los agustinos en Alemania, Staupitz, magistralmente interpretado por el actor suizo Bruno Ganz, que tantas grandes películas hizo en el nuevo cine alemán con directores como Wim Wenders. Su habitual papel contenido adquiere aquí un singular dramatismo en este interesante personaje, que ha venido a ser prototipo del católicismo-romano más filoprotestante, siempre tan cerca, pero a la vez tan lejos de la Reforma. Para él, como para tantos católicos hoy, el problema del protestantismo es que no ve lo positivo que todavía hay en la Iglesia de Roma, aunque le recomienda leer la Biblia cada día, mandándole a Wittenberg para estudiar.

La famosa visita de Lutero a Roma ha sido rodada en Italia misma por este director británico, afincado en América, llamado Eric Till, que ha hecho hace poco una película sobre Bonhoeffer. Se detiene allí en el inmenso circo, en que se ha convertido la religión papista. Esta experiencia deja a Lutero escandalizado ante semejante espectáculo de manipulación, superstición e inmoralidad por parte del clero. Es esa pompa y lujo vaticano la que lleva a León X a hacer una venta masiva de indulgencias, que es mostrada en la película con todo detalle y exactitud histórica. Pero esta denuncia de la corrupción, lejos de verse como algo anacrónico, muestra una actualidad singular por su enfrentamiento contra toda tiranía y opresión espiritual. En ese sentido las noventa y cinco tesis de Lutero contra el comercio vaticano, no sólo inician un proceso de Reforma de la Iglesia el 31 de octubre de 1517, sino que siguen siendo una denuncia contra todo tipo de corrupción religiosa.
EL MENSAJE DE LUTERO
El mensaje de Lutero por eso va más allá que una mera declaración del valor de la libertad de conciencia. Pocas veces en el cine he visto un tratamiento tal de la Biblia como algo emancipador para el hombre.
Cuando tantos identifican hoy el cristianismo bíblico con fundamentalismos e integrismos religiosos, basados en un fanatismo peligroso, Lutero nos presenta la Palabra de Dios como una realidad liberadora
. Ya que entender que la autoridad del Papa no está por encima de las Escrituras, ni que los Evangelios pueden ser negados por las palabras de los hombres, lleva a una fe que ya no está basada en el consuelo, sino en la verdad misma. Es por eso que Lutero se niega a arrodillarse ante la autoridad de Roma, que
representa el cardenal Cayetano, porque su conciencia está ahora “cautiva de la Palabra de Dios”.

Es interesante también el papel que tiene la política en la Reforma. El apoyo del príncipe Federico el Sabio (interpretado aquí por un Peter Ustinov a punto ya de fallecer, pero lleno de una sabiduría e inteligencia que ya quisieran tener muchos actores jóvenes) hace posible la traducción de la Biblia. Es esta obra la que realmente produce la Reforma, pero también el redescubrimiento de la experiencia de gracia de Lutero. Pero ese apoyo de los príncipes en Augsburgo, con el que se cierra la película, se convierte en el abrazo del oso, cuando al final vemos los efectos de la guerra contra los campesinos. Es ahí donde vemos las consecuencias prácticas de la visión de Lutero sobre los dos reinos, que divorcia en cierto sentido la realidad espiritual de la temporal.
LUTERO, EL PERSONAJE
Lutero es presentado aquí también como alguien entrañable por su relación con el personaje de una niña minusválida llamada Greta, que aparece a lo largo de toda la película. Es como la afirmación de Jesús de que el Reino pertenece a los niños. Esa compasión de Dios por una criatura indefensa es la que resalta una y otra vez, como cuando entierra al enfermo mental que se ha suicidado en “campo santo”. Es en ese sentido que yo creo que esta es una historia sobre la gracia de Dios, aunque no se mencione nunca la palabra. Tampoco se habla por cierto de justificación, pero no hay mejor explicación que la que da Lutero en su emotivo sermón, cuando predica entusiasmado por el pasillo de la iglesia de Wittenberg. Ya que una de las virtudes de esta obra es precisamente su lenguaje, capaz de hacer entender las ideas centrales de la Reforma de una forma clara y sencilla, perfectamente comprensible para cualquier espectador.
Ese amor activo es el que destaca al final de la película en su relato del hijo pródigo, cuando le explica a los niños que el Padre corre en busca de su hijo. Es la asombrosa gracia de Dios, que se muestra en un hombre como Lutero, con todas sus debilidades, capaz de confesar a su esposa Catalina, que hay días que se siente tan deprimido, que ni siquiera se puede levantar de la cama. Es por eso que muchos creemos que la Reforma fue una obra de Dios. Ya que esta no es la historia de un gran hombre, sino de un gran Dios, que ama profundamente a criaturas tan miserables y atormentadas como aquel monje. Mi pregunta por lo tanto es: ¿Conoces tú también así el amor de Dios? Porque no hay nada que se le pueda comparar...

Escrito por José de Segovia

José de Segovia es la Dirección de Protestante Digital

Fuente: © J. de Segovia. ProtestanteDigital.com (España, 2010).

martes, 26 de octubre de 2010

Continúa un insólito tiempo de milagros y sanidades en Alabama

En Mobile, Alabama, el avivamiento ha traspasado las paredes de las iglesias. El centro de convenciones de la ciudad se llena de alabanzas y sermones varias noches a la semana, convirtiéndose en un centro de sanidades y avivamiento espiritual, incluyendo milagros físicos documentados.
Algo diferente en este avivamiento es que Dios está usando un predicador de estilo tradicional, combinando sus talentos con un joven evangelista británico. El predicador es John Kilpatrick, cuya antigua iglesia tuvo el avivamiento de Brownsville en los noventas. Él dice que en este avivamiento, los milagros llegaron de inmediato: “Vi gente que recuperaba la vista. Y vi gente que escuchaba sin sus audífonos”.
CANTANTE DE GOSPEL VUELVE A CAMINAR
La famosa cantante de góspel Delia Knox asistió a esta cruzada de milagros en setiembre último y pudo levantarse de su silla de ruedas y caminar después de 22 años de inmovilidad en sus piernas.
Ese día tres de septiembre, predicó el evangelista británico Nathan Morris. Knox se levantó y dio algunos pasos por su cuenta y luchó por salir de su silla de ruedas, acompañada por su esposo, el Obispo Levy Knox. El reverendo John Kilpatrick de la Iglesia de Su Presencia, en Daphne, oró por ellos. A su alrededor, los participantes alababan al Señor para que Delia recibiera un milagro.
Delia Knox, lentamente comenzó a caminar mientras su esposo la sostenía de sus brazos, las personas la rodeaban y estaban maravillados. El reverendo Kilpatrick la motivó a que moviera más sus piernas y caminara más. Luchando, haciendo muecas, sonriendo, llorando y sudando, Knox, se movió a través de la multitud jubilosa. Pero agotada por el esfuerzo, regresó a su silla de ruedas.
El milagro dado por Dios a Delia Knox, ha sido publicado en YouTube y ya ha tenido más de 80.000 visitas. Kilpatrick dijo que ella sigue recuperando la fuerza en sus músculos, y añadió que sus doctores reconocieron que lo sucedido es “absolutamente un milagro”.
OTRAS SANIDADES MILAGROSAS
Carrie Tomás, de Picayune, Mississippi, dijo que los médicos le habían informado que nada podían hacer por su hijastro, Caleb Petty ,quien desde los 10 años de edad había estado sufriendo de dos tumores cerebrales malignos, uno de los cuales era grande e inoperable.
Durante un servicio en la Bahía de Avivamiento del Espíritu Santo, el 19 de agosto, Thomas Morris, anunció que Dios había hecho desaparecer un tumor cerebral. “Yo sólo sabía que era Caleb,” dijo Carrie Tomás. Cuando los médicos tomaron radiografías al día siguiente, durante una cita que había sido programada tres meses antes, no se encontró ninguna señal de los tumores.
El milagro de Caleb causó un avivamiento en quienes lo conocen, incluyendo la sanidad de un pariente casi sordo. “Dios sanó sus oídos y de repente dijo: Cuiden lo que dicen porque ahora puedo escuchar”, comenta Carrie. Jason Thomas, padre de Caleb dice: “Me siento abrumado. Wow! Es como… Señor, cuánto me amas”.
MÁS CASOS
Otras personas también ha recibido su milagro, una de ellas es Rebeca Barberree, quien dijo que había sido incapaz de girar su cuello y apenas podía levantar la mano después de un accidente automovilístico en el 2003 y una cirugía en la espalda en el 2006. Pero mientras asistía a una reunión de avivamiento se dio cuenta de que podía estirar los brazos en adoración Dios “He sido capaz de hacer todo lo que no podía hacer antes”, dijo.
Debbie Casebolt sufría de cáncer desde 1999, sus pulmones estaban tan mal que los doctores le dijeron que tenía sólo horas o días para vivir. Los Casebolt asistieron al avivamiento, y Debbie se sentía fortalecida cada día.
El doctor sacó nuevas radiografías y sus pulmones estaban prácticamente sanos: “El dijo, sí, esto es un milagro. No compito en carreras, pero me siento viva de nuevo”, agrega Debbie. El Pastor Ralph Casebolt de la Iglesia Oasis de Vida dice: “Dios es un Dios de milagros, somos testigos de ello y no tenemos duda”.
EVANGELISTA GOZOSO
Al evangelista británico Nathan Morris le encantan los resultados: “Los altares están llenos cada noche”. Especialmente le emociona ver que los cristianos, aún pastores, que experimentan la renovación de su fe y fervor.
Morris cuenta el caso de un pastor que iba a salir del ministerio, abandonar la iglesia, pero que el poder de Dios comenzó a surgir por su cuerpo mientras escuchaba la predicación. A partir de allí volvió a predicar y muchos milagros comenzaron a ocurrir en su iglesia.
Este avivamiento se transmite en vivo a través de internet, extendiendo su alcance más allá de Mobile. Nathan cuenta de un joven que salió furioso de la casa de su novia porque estaba viendo el servicio por internet: “En ese momento dije a la cámara: ‘tú que ves por el Internet, no te vayas, siéntate’. Dicen que él quedó con la boca abierta, se sentó y entregó su vida a Jesucristo”.
Muchas personas están informando que son sanadas al ver los servicios online en lugares lejanos. “No pueden llegar aquí, pero reciben en sus hogares lo que sucede en este lugar”, afirma el pastor Ralph Casebolt.
El equipo ministerial ora que el fuego del avivamiento se difunda por la región, por todo el país, y por todo el mundo para que muchos vean milagrosos cambios en sus vidas.

Fuente: CBN news, Mundo Cristiano – Edición: ProtestanteDigital.com

lunes, 25 de octubre de 2010

Las certezas de Habacuc



Wenceslao Calvo, España*
Algunos pasajes de la Biblia ponen los pelos de punta. Recuerdo a un amigo que en mis años perdidos de juventud me dijo en cierta ocasión que había comenzado a leer el libro de Apocalipsis, pero que tuvo que dejar de hacerlo a causa del pavor que le sobrevino ante la abundancia de juicios espantosos que hay en dicho libro.
Especialmente le estremeció la parte donde dice que los hombres ansiarán morir, a causa de lo insoportable de su situación, pero la muerte huirá de ellos(1). A partir ese momento cerró el libro. Era más de lo que podía soportar.
Uno de esos pasajes que pueden provocar una reacción parecida a la de mi amigo es el capítulo 2 de Habacuc, especialmente desde el versículo 6 hasta el final. Allí están contenidos los cinco ayesque presagian lo peor y que se podrían resumir en la declaración: ´Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano.´(2), lo cual constituye el peor mensaje posible para los gobernantes, artífices e ideólogos de cualquier proyecto político nacional o supranacional, dado que irremisiblemente están condenados al fracaso.
Si alguien se levantara en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el Parlamento Europeo, en la cámara legislativa de cualquier país, o en la sala de un Consejo de Ministros y proclamara tal mensaje sería considerado un desequilibrado mental o calificado de la misma manera que los romanos hicieron con los cristianos, al acusarlos de odium humani generis(3).
Y sin embargo, justo en medio de esa profusión de ayes destructivos emerge una declaración magnífica, inesperada y gloriosa, que está en contraste total con el tono dominante del pasaje. Es la que dice: ´Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar.´(4) Así pues, de entre las ruinas y desolaciones humeantes de todas las empresas humanas, surge sólida, grandiosa y majestuosa esa realidad trascendental de que finalmente solo habrá un factor que sea hegemónico en todos los lugares y para todas las gentes: la gloria de Dios hecha patente y conocida por todas las criaturas de la tierra.
Finalmente, no hay ni una sola de todas las empresas humanas que quede a flote en esta catástrofe de juicios que caen a diestro y siniestro; ninguna que tenga la suficiente entidad para soportar el fuego de la prueba. Pero el brillante, inmutable y victorioso propósito original de Dios será cumplido. Esto debería ser motivo de ponderación para hacernos pensar si merece la pena trabajar por algo que está destinado a la destrucción o si más bien deberíamos emplear nuestras energías en lo que permanece para siempre.
El hecho de que el versículo de la gloria de Dios no esté puesto al final de los juicios, sino en medio de ellos, como si fuera una cuña introducida, puede indicar que el creyente no debe perder de vista, ni en los momentos más oscuros, cuando todo a su alrededor se hunde, la perspectiva del triunfo último de la causa de Dios.
Una causa que tiene tres características:
  • Gloriosa. Porque lo que resalta por encima de todo es un nombre, y solamente uno, que es el nombre sobre todo nombre. Todos los demás nombres, por más categoría y lustre que hayan tenido, palidecen y se extinguen ante el fulgor de aquel que es digno de recibir honor y gloria.
  • Plena. Donde Dios será todo en todos. Ese mismo Dios, que algunos ahora quieren ver reducido a la mínima expresión y relegado a una esquina de la escena, cuando no hacerlo desaparecer del todo, es el que ocupará no solamente el lugar central de la misma, sino que la llenará toda ella. Serán sus enemigos, por el contrario, quienes serán reducidos a nada.

  • Bendita. Ya que su glorificación no consiste solo en que su nombre sea exaltado, sino en que esa exaltación es vida y plenitud para aquellos que le reconocen. Es decir, es su bondad y gracia lo que se manifiesta en abundancia en su propósito. Hay un lado severo en Dios, que se aprecia en los terribles juicios ya mencionados; pero hay un lado compasivo en él, que se manifiesta en derramar su amor para restauración. Si Dios se glorifica en el primer lado, mucho más en el segundo.
El capitulo 2 del libro acaba con una escena solemne, de austera pero sobrecogedora majestad: la presencia de Dios que produce silencio en toda la tierra; un silencio que es expresión de sometimiento, de admiración, de reverencia y de adoración. Las palabras sobran, los argumentos están de más, las explicaciones no tienen sentido. El lenguaje humano es incapaz de balbucear algo que pueda, ni de lejos, expresar aunque sea superficialmente esa realidad. Porque esa santa presencia de Dios es, por sí misma, suficientemente abrumadora como para hacer enmudecer todas las bocas.
Después de todas las obras, pretensiones, propuestas, imaginaciones, empresas y opiniones humanas, que acaban disolviéndose en la nada, hay uno que es y que está, en un presente eterno, gloriosamente presente.
Habacuc comenzó su libro cuestionando a Dios y haciéndole preguntas. Estaba lleno de incertidumbres y ansiedades, tal vez como nosotros podemos estar también. Pero ya en ese capítulo 2 percibe la certeza inmutable a la que debe aferrarse; una certeza que será aún más manifiesta en el capítulo 3…


1) Apocalipsis 9:6
2) Habacuc 2:13
3) Tácito, Anales, XV, 44
4) Habacuc 2:14

*Wenceslao Calvo es conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid


© W. Calvo, ProtestanteDigital.com (España, 2010).

domingo, 24 de octubre de 2010

Homosexualidad y fe cristiana: cuatro ideas a revisar, según J. Wentz

“Dios odia el pecado pero ama al pecador”. Muchos cristianos evangélicos estarían de acuerdo con esta frase, y la aplicarían a la homosexualidad. Joel Wentz, que ha investigado las experiencias de cristianos que sienten atracción hacia personas del mismo sexo, cree que esta afirmación no es suficiente por su simplicidad ante la complejidad del problema.
En un artículo publicado por la conocida revista estadounidense ‘Relevant Magazine’ propone revisar cuatro ideas que se dan por asumidas de forma más o menos consciente en las iglesias evangélicas. Joel Wentz es actualmente miembro del staff de la Universidad New England en Biddeford, Maine.
‘Hay que diferenciar entre la persona y el pecado’. ¿Es todo lo que podemos decirle a alguien que de forma honesta lucha entre sus tendencias homosexuales y lo que sabe que la Biblia dice de ello? Joel Wentz ha dedicado su Master de Postgrado a investigar la experiencia de estudiantes con tendencias gays y lesbianas que estudian en universidades protestantes de Estados Unidos. Explica que su intención ha sido “saber qué sienten estos jóvenes, que han crecido en ambientes predominantemente cristianos y que a la vez se han dado cuenta de su atracción por personas del mismo sexo”.
De su investigación (y de las muchas conversaciones que ha realizado mientras ésta ha durado), Wentz ha llegado a la conclusión que es necesario “repensar” cuatro suposiciones habituales sobre homosexualidad y fe cristiana que se dan entre los evangélicos.
“Es importante”, especifica Wentz, “advertir que mis conclusiones no tienen la intención de cuestionar la teología” acerca de la homosexualidad, aclara. “Simplemente creo que para que llegue a existir un diálogo constructivo, la iglesia debe esforzarse más en entender las experiencias de nuestros hermanos y hermanas que crecen con sentimientos de atracción hacia personas de su propio sexo”, dice.
LA TENDENCIA A OBVIAR EL PROBLEMA
La primera suposición que Wentz quiere repensar es la que dice que ‘todo el mundo es heterosexual’. Parece obvio que la afirmación es inexacta, pero Wentz considera que es algo asumido inconscientemente y muy presente en los ambientes cristianos. Se detecta en expresiones como “esto es un poco gay” o hablar de “los gays” como algo externo al grupo. “Asumimos que nadie alrededor nuestro es homosexual, y que por ello nadie se sentirá ofendido”. Pero no todo el mundo es heterosexual.
Una segunda suposición muy presente en ambientes cristianos es que ‘ser homosexual es siempre una elección (preferencia elegida) y que nadie nace o se desarrolla siendo gay (orientación)’. Wentz dice que no es fácil decantarse por una u otra teoría científica (¿se nace gay o no?), sobre todo porque ninguna de ellas ha demostrado ser definitiva. Pero lo que si ve el autor de este estudio como algo muy real es que tras hablar con muchas personas que tienen tendencias homosexuales, es casi imposible para un heterosexual entender realmente las luchas y la presión social que experimenta alguien con atracción por personas del mismo sexo. Y que por ello, “lo más sencillo es llegar a la conclusión que quien es homosexual lo es porque así lo ha decidido”, pero que esto es un error de simplificación.
Opina Wentz que es difícil defender que todo homosexual lo es por decisión propia cuando “conoces a personas que han crecido en una familia cristiana sana, con amor y atención de su padre, su madre y sus hermanos; y que pese a ello te reconoce entre lágrimas que tiene tendencias homosexuales. ¿Es normal que alguien así escoja una camino que le llevará a tanto miedo y sentimiento de culpa?”.
En un extremo, dice el autor del artículo, están las subculturas alternativas que buscan integrar a quienes no se sienten parte de la mayoría. En ellas hay muchos que encuentran su identidad como nadador a contracorriente. Tienen sus propios símbolos, música y personalidades que definen sus expresiones de rebeldía. “En este contexto sí veo más posible que haya personas que simplemente escogen ser gay” como una forma de afirmarse en una subcultura alternativa.
“Cada persona tiene experiencias específicas y razones que han llevado a que su sexualidad se haya desarrollado de una forma u otra”. Por ello, se hace un “daño significativo” cuando se llega a la conclusión simplista de que la homosexualidad siempre es una elección. “Desde la postura bíblica, puedo afirmar con seguridad que actuar dejándose llevar por una atracción homosexual está fuera del plan original de Dios, a la vez que afirmo con seguridad que es un fracaso por parte nuestra cuando perdemos las oportunidades que se nos dan de entender y responder con humildad a las vivencias interiores que experimentan chicos y chicas cristianas con tendencias homosexuales”.
EL SIMPLISMO QUE NO AYUDA AL DIÁLOGO
‘Si no eres heterosexual es porque no oras ni lees suficientemente la Biblia’. Esta es la tercera idea peligrosa, considera Wentz. Una de las respuestas más hirientes para cristianos que reconocen sus sentimientos homosexuales es preguntarle si ha orado sobre ello, o si sabe lo que la Biblia dice en cuanto al tema. ¡Claro que han orado, y claro que saben lo que la Biblia dice sobre ello! Han crecido en un ambiente en el que todo el mundo asume que estas cosas no pasan (suposición número 1), y por tanto tienen un “miedo paralizante” a romper los esquemas reconociendo su orientación sexual.
Decirle a un cristiano que reconoce su situación de tendencia homosexual que ore por su problema es redundante, seguramente orar sea una de las cosas que más haya hecho durante años. Decir que la solución está en orar más o mejor es “invalidar su experiencia y le muestras que no tienes la disposición a estar a su lado en el camino de procesar esta parte de su identidad”, dice Wentz.
La mayoría de cristianos con tendencias homosexuales conocen perfectamente los textos bíblicos que tratan el tema, precisamente porque tienen un especial interés en investigar lo que la Biblia dice en cuanto a ello. La experiencia de muchos es que “han trabajado muy activamente para reconciliar su fe y su sexualidad, y entender lo que la Biblia dice sobre este tema es una faceta elemental en todo ello”.
Una cuarta y última presuposición que debe replantear, cree Wentz, es que ‘la sanidad siempre significa pasar a ser heterosexual’. Aunque no duda en afirmar que “creo con firmeza que Dios puede cambiar la orientación sexual de alguien que es gay o lesbiana si esta es su voluntad”, tampoco deja de pensar que como cristianos “tomamos muchas veces el paso peligroso de decir que esto es exactamente lo que Dios va a hacer en todos los casos”.
“Al crear este paradigma, acabamos perpetuando la expectativa de que si alguien realmente está siguiendo a Cristo, él o ella sólo puede ser heterosexual”. ¿Qué sucede, pues, si alguien realmente cree y quiere vivir su vida según el evangelio, pero sus tendencias homosexuales no cambian? La única respuesta bajo este paradigma dudoso sería que, en realidad, si su sexualidad no ha cambiado no es un creyente verdadero. Ante este panorama, Wentz dice que ha visto a “demasiadas personas haber dejado de la fe por estas ideas equivocadas”.
El autor del artículo concluye que lo más necesario para tener un diálogo franco y constructivo sobre fe y homosexualidad es “ser humildes” y “examinar críticamente nuestras suposiciones”. “A lo mejor no es tan sencillo como decir ‘ama al pecador, odia el pecado’”.

Fuente: Joel Wentz, Relevant Magazine. Redacción: ProtestanteDigital.com

sábado, 23 de octubre de 2010

¿Biblia prohibida?

Por Eloy Roy. Canadá.

Los profetas eran hombres de una libertad de espíritu excepcional. Esos poetas geniales amaban a Dios y a su pueblo entrañablemente. Implacables con todo cuanto tendía a convertir a Dios en ídolo y al pueblo en esclavo, eran los grandes críticos socio-religiosos de su época. A la injusticia le libraban una lucha sin cuartel, sobre todo cuando se usaban hipócritamente a Dios y a la religión, o a cosas lindas como la unidad y la paz para encubrirla.
Apenas unos sesenta años atrás, a los sacerdotes católicos ni se les permitía leer el Antiguo Testamento sin una autorización especial. Según parece, era para proteger su castidad. No obstante, sospecho que no era tanto el erotismo bíblico como la voz de los profetas la que más asustaba, porque esa voz representaba una amenaza directa contra los privilegios de la clase dominante en la que los “príncipes” de la Iglesia ocupaban un lugar eminente.
Por la misma razón, creo yo, los dirigentes de la Iglesia se pusieron a interpretar la Biblia en forma abstracta, espiritual o simbólica. De los profetas retuvieron casi nada más que sus luchas contra los ídolos y sus vivencias de carácter místico. Su mensaje de fuego contra las injusticias, el que constituye tal vez el aporte histórico más monumental a la formación de la conciencia en materia de “justicia social”, quedó prácticamente anegado por preocupaciones de orden supuestamente “más elevado”…
Se usó y abusó de la Biblia para legitimar el sistema del que la jerarquía católica era el garante sagrado, en el cual una clase social, estimándose superior o elegida por Dios, se atribuía a sí misma derechos por encima de los demás, convencida de que ése era el “orden” que desde toda eternidad Dios había establecido para el bien de la humanidad y la paz del mundo.
Aunque ese sistema produjera la miseria de muchos, había que aceptarlo y asumirlo como Cristo había aceptado y asumido la cruz. En otras palabras: ¡la injusticia justificada y la opresión santificada como camino de salvación! Nada menos. Lo único que podía aportar la fe del cristiano era rezar para poder aguantar y, a ejemplo del cireneo, ayudar a otros más miserables a cargar con la cruz.
En una lectura independiente de todo poder, es decir hecha sin prejuicios ni censura, uno descubre que la Biblia tiene páginas fundamentales que denuncian ese sistema injusto como idolatría, es decir como el pecado supremo. Descubre que la Biblia es antes que nada el libro de los pobres que buscan desesperadamente salir de su estado de sujeción, y que el Dios único y verdadero es el Dios de ellos y su única esperanza – a pesar de que por miedo, por atavismo u oportunismo suceda que los mismos pobres a veces sean los primeros en rechazarlo.

En la Biblia, todo otro dios que no sea el Dios de los pobres y que no esté comprometido con las víctimas de la injusticia, es un ídolo o un falso dios. Estar con el Dios vivo es estar del lado de los pobres y de los oprimidos y caminar hacia la liberación. De lo contrario es estar con los ídolos. Ése fue el mensaje de fuego de los profetas.
Por eso, en los años 70, a raíz del Concilio Vaticano II (y no por determinación de Lenin, Mao, Castro o del Che), cuando los católicos de América latina estaban empezando a descubrir el mensaje de los profetas, las dictaduras católicas de la época se asustaron, juzgaron que la Biblia era peligrosa y aún subversiva y, en ciertos países, no vacilaron en quemarla.
Por motivos parecidos, la misma Curia vaticana no descansó hasta no acabar con los programas que intentaban difundir un mensaje bíblico actualizado y al alcance del pueblo oprimido que le daba al mensaje de los profetas la importancia que le correspondía.
Para el poder, cualquier poder, religioso o ateo, político u económico, los profetas son unos rebeldes que fomentan la subversión. De hecho es lo que fueron y, por eso, muchos fueron asesinados. Puesto que Jesús era también un profeta, y ¡qué profeta!, terminó como terminó.
Puede ocurrir, sin embargo, que el mismo poder no cuestione a los profetas ni a Jesús. A veces tiene, al contrario, todas las apariencias de la fe y de la virtud, pero, en la práctica, no retiene sino una parte del mensaje de ellos, es decir sólo lo que le conviene. Así se cumple la propia palabra de Jesús sobre el tema:
¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los hombres santos. También dicen: "Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos consentido que mataran a los profetas". Así ustedes se proclaman hijos de quienes asesinaron a los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron! ¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo lograrán escapar de la condenación del infierno? Desde ahora les voy a enviar profetas, sabios y maestros, pero ustedes los degollarán y crucificarán, y a otros los azotarán en las sinagogas o los perseguirán de una ciudad a otra. Al final recaerá sobre ustedes toda la sangre inocente que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al que ustedes mataron ante el altar, dentro del Templo. En verdad les digo: esta generación pagará por todo eso. ¡Jerusalén, Jerusalén, qué bien matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido! Por eso se van a quedar ustedes con su templo vacío. Y les digo que ya no me volverán a ver hasta que digan: ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!" (Mateo 23, 29-39; ver también: Hechos 7, 51-57.)
El cristianismo, que era portador de un proyecto de sociedad genuinamente revolucionario, está abortando simplemente porque la conciencia cristiana se enredó en miles de cosas “santas” higiénicamente expurgadas de toda influencia de los profetas, privando así a la humanidad de la “sal” que debía darle sabor (Mt 5, 13). Hemos cínicamente remplazado a los profetas con policías e inquisidores, pensando que era lo mismo. Y por eso, en muchas partes donde los cristianos intentan más o menos felizmente recuperar su vocación de seres libres, cada vez los templos se quedan más vacíos…
En unas próximas entregas, me propongo entresacar de la Biblia varios textos demasiado descuidados esperando mostrar con ellos que la justicia no es algo marginal a la fe cristiana y cómo ilumina todo lo que debería ser el proyecto de la Iglesia. Esos textos son una mina de oro y como el “picante” de la Biblia; sin ellos, la Palabra de Dios queda desabrida, el amor se estanca, la Iglesia se enmohece y los cristianos se momifican en vida.

Fuente: ECUPRES

viernes, 22 de octubre de 2010

Dios ¿el opio de los mineros chilenos?

Nota editorial de Protestante digital, España*

No está bien visto que una persona tenga una fe en Dios lo exprese en la esfera pública. Sí en la ciencia, en el propio potencial, o en la infinita bondad del ser humano, aunque estos aspectos tengan sus más que evidentes limitaciones.
Pocos se han atrevido a decirlo claramente, pero sí de manera velada, ante la inusitada experiencia y testimonio de los 33 mineros que han salido de las entrañas de la tierra de Chile hace unos días.
Este velamiento se observa en primer lugar en dejar en anécdota la importancia de esta fe en el Jesús de la Biblia, que llevó a los 33 mineros a lucir al salir de la cápsula Fénix las ya famosas camisetas con el “Gracias Señor” delante, y en la parte trasera “De Él serán la gloria y la honra”; así como la cita del Salmo 95:4, “Porque en Su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas”. Estaba claro que su bautismo en la montaña finalizaba con un reconocimiento a un Dios que habían experimentado en la tumba de la mina como parte esencial y central de su experiencia iniciática en lo trascendente.
Esta acción de censurar o distorsionar la fe en su expresión pública ocurre en mucha mayor medida con los cristianos evangélicos. Por ejemplo con Martin Luther King, al que se le niega sistemáticamente en los medios la raíz de su fe -como pastor bautista- que fue básica en su concepto y desarrollo de la lucha por los derechos de sus hermanos de raza negra en Estados Unidos. Es como decir que Teresa de Calcuta fue una luchadora por los pobres y desposeídos de la India, obviando siempre que fue una monja católica.
Pero quizás la forma más sutil es la que en España escuchamos en un conocido programa de radio. “¡Pobres, a algo tenían que aferrarse!, en circunstancias así uno se agarra a un clavo ardiendo”. Es decir, la fe, la religión de los mineros, ha sido su opio para soportar la angustia de su tiempo de encierro. Se le “perdona” esa debilidad comprendiendo la situación extrema que sufrían.
Esta idea, que implica una clara displicencia, contiene al menos dos aspectos que merece la pena analizar.
El primero, la fe es una solución a la que recurrir cuando estamos o nos sentimos débiles y necesitados. Pero lo mismo podría decirse del amor y la amistad, y esto no significa que estos conceptos estén inventados como “recurso de última hora” para situaciones desesperadas. Con Dios ocurre lo mismo, ¿no será que hemos sido creados con una necesidad interior, hambre y sed de Dios, que nos llevan a Él, especialmente, nadie lo duda, en los momentos más difíciles?
La segunda idea es que parece que tener fe en Dios es una dependencia negativa, que ata la libertad, por lo que su uso debe limitarse a situaciones concretas y extremas (como si fuese la quimioterapia para un cáncer). Sin embargo, mirando a nuestro alrededor, vemos que en situaciones críticas (y menos críticas) es excepcional encontrar un ser humano que no dependa en su camino vital de algo o alguien, visible u oculto: alcohol, pornografía, ambición, fama, dinero, drogas, fútbol, juego, consumismo… y seguiríamos en una lista interminable.
Que las depresiones, las rupturas familiares, los suicidios, las generaciones de jóvenes ni-ni, surjan con mayor fuerza estadística en nuestras modernas y opulentas sociedades occidentales, que viven un claro bienestar social, con casi todo lo asegurable asegurado ¿no indica que el problema es que dependemos de demasiadas adicciones personales, de muchos opios, que nos atan e impiden disfrutar de la vida, sustituyendo al Dios que nos hace libres por dioses que nos encadenan a la “normalidad” de nuestro tiempo?
La historia de los mineros es que esta fe les ha llevado a la libertad, interior y exterior. Dentro y fuera de la mina. En la crisis, y fuera de la crisis. No ha sido el opio que adormecía su consciencia, sino la fuerza que les ha ayudado a atravesar de pie y con los ojos abiertos la dura realidad.
A muchos grandes pensadores les convendría estar enterrado en una mina un tiempo indeterminado y sin la seguridad completa de que llegasen a ser rescatados. Muy seguramente verían luego la vida y la fe de otra manera. El problema es que ese entierro llegará desgraciadamente cuando ya el retorno sea imposible, demasiado tarde para poder pensar y ver con claridad lo invisible. No lleguen a ese punto. Por favor.

*Redacción es la Dirección de Protestante Digital

Fuente: © Protestante Digital, 2010, España.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Laicidad y proyectos de nación

Por. Cervantes-Ortiz, México*
Quizá sea en la visión política y social a largo plazo en donde este asunto adquiere perfiles más conflictivos para las diferentes situaciones porque a pesar de las afinidades ideológicas y culturales, como se dijo líneas arriba, el manejo de la cuestión religiosa adquiere características propias.
En este sentido, es impensable en muchos países que el gobierno pague pensiones a los obispos católicos retirados, como sucede en Argentina, o que una entidad que agrupa iglesias evangélicas de diversos signos solicite jubilaciones pagadas por el Estado, como hace unos meses se ha hecho en España.
Semejantes variantes reclaman ajustes políticos hacia los cuales se ha llegado luego de una dinámica marcada por la manera en que las iglesias se relacionan con los diferentes regímenes. El catolicismo español, en otras épocas tan ligado al franquismo, no puede, necesariamente, ver con buenos ojos que los pastores/as protestantes sean homologados salarialmente con los sacerdotes.
Y es que también la percepción social desempeña un papel a la hora de tomar decisiones como las mencionadas. Porque ya ha llegado el tiempo en que las diversas agrupaciones religiosas se han atrevido a proponer “proyectos de nación” alternativos que, desde su lenguaje, se presentan no sólo como viables, sino hasta urgentes, más allá de que sean seriamente discutidos por los congresos o parlamentos nacionales.
En varias ocasiones, Octavio Paz intentó superar los esquematismos propios de décadas pasadas en el sentido de comparar la forma en que se han desarrollado los países con mayorías católicas o protestantes. Plenamente consciente del papel que habían desempeñado la Reforma y la Contrarreforma en la conformación de los países de la América anglosajona y de la América de raíz hispano-católica, no dudó en afirmar que dichos movimientos religiosos, culturales y políticos dejaron una honda huella en el devenir de nuestras sociedades.
De ese modo, veía que la temprana inclinación de Estados Unidos hacia la democracia, le venía en gran medida por su herencia protestante y que las dificultades para consolidar gobiernos estables al resto de países del continente era consecuencia de sus inclinaciones al autoritarismo, resabio del espíritu de la Contrarreforma. En lucha con el jacobinismo propio de algunas tendencias del pensamiento liberal, Paz propuso el replanteamiento del triunfalismo visionario de esta corriente de pensamiento desde que alcanzó el poder en varios de nuestros países.
En México, donde una nueva forma de dictadura reemplazó a la que controló al país durante más de 30 años, se dio una especie de “concordato” entre el Estado y la Iglesia, en el entendido de que los religiosos no tendrían cabida en la construcción de los proyectos nacionales y sí el suficiente espacio para su práctica, siempre y cuando no trataran de interferir en las grandes decisiones.
Esta situación terminó en la década de los 90, cuando las iglesias fueron reconocidas, por fin, como “asociaciones religiosas”, lo que despertó la ambición de sus jerarquías o les recordó lo que había quedado adormecido por casi 70 años acerca de la función que podían desempeñar en el ámbito sociopolítico. Para el catolicismo esto no fue ningún problema, pues sus brazos armados y partidarios nunca dejaron de buscar el poder, o al menos, de resistir las iniciativas y acciones que veían como lesivas para sus intereses. Pero para las iglesias evangélicas eso fue una completa novedad, pues por doquier surgieron proyectos, planes y programas de acción que, inocente o astutamente buscaban tener influencia efectiva sobre la marcha del país.
La candidatura o el ascenso de antiguos religiosos al poder (como ha sucedido en Haití y Paraguay) plantean nuevas exigencias para la manera en que se experimente la laicidad en los países latinoamericanos. Y la dinámica particular de cada uno conducirá a escenarios en donde aquélla deberá dar lo mejor de sí, pues luego de 200 años de esfuerzos por crear infraestructuras sociales, políticas y culturales, los referentes de la laicidad seguramente se multiplicarán para dar cabida a otras expresiones no sólo de la religiosidad sino también de la irreligiosidad, el agnosticismo y la búsqueda de sentido, propias de mentalidades en constante cambio y desarrollo. Los Estados laicos de hoy se verán desafiados por otras alternativas de reorganización de los significados para la vida de las personas. Lejos quedará, entonces, la posibilidad de superar o menospreciar a la religión como algo ajeno a la humanidad, pues ésta seguirá transformándose sin atisbar con suficiente claridad lo por venir.

*Cervantes-Ortiz es escritor, médico, teólogo y poeta mexicano.

Fuente: © L. Cervantes-Ortiz, ProtestanteDigital.com (España, 2010).