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lunes, 31 de enero de 2011

EL PACTO DE DIOS EN LA VIDA COTIDIANA DE SU PUEBLO

Por. Rev. Leopoldo Cervantes-Ortiz , México*

1. Pacto y ley: el tercer uso

El pacto de Yahvé con su pueblo debía tener consecuencias espirituales, éticas y comunitarias en la vida cotidiana porque de otra manera se corría el riesgo de hacer del mismo una ficción religiosa más, ajena a las realidades humanas. Los escritores y redactores del Pentateuco, muy conscientes de las limitaciones de la religiosidad, asumieron la tarea de interpretar históricamente los alcances del pacto de Yahvé con el pueblo de Israel para desglosar, mediante las leyes instauradas por la tradición de Moisés, un corpus jurídico que fuera capaz de dar cohesión a la vida comunitaria en todos los sentidos. De ahí que la vida humana, individual y colectiva, es expuesta en todos sus detalles para demostrar la forma en que Yahvé, como Dios de la alianza, deseaba ser significativo en medio de todas las relaciones sociales, morales, económicas y políticas de un pueblo que, más allá de su diferencia cultual con las culturas circundantes, fuera capaz de existir en el mundo con una visión clara de los designios divinos para cada situación de la vida, pero siempre a través del ejercicio de una libertad que diera fe de las condiciones básicas que Yahvé esperaba que se cumplieran como evidencia de que Israel efectivamente podía ser visto como una “comunidad alternativa” que superase las formas enajenantes de la religión.
Dentro de la tradición reformada, uno de los conceptos doctrinales más importantes, relacionados con la comprensión de una ética derivada del pacto de Dios con su pueblo es lo que se conoce como “los usos de la ley”. El primero es el uso original, el político, civil y social, aunque con una enorme cantidad de elementos rituales. Es el uso relacionado con los aspectos externos de la fe y la alianza con Dios. Esta ley original, mosaica, se estableció como una norma comunitaria, organizativa y litúrgica. Escribe Calvino, jurista y teólogo:
Por Ley no entiendo solamente los diez mandamientos, los cuales nos dan la regla para vivir piadosa y santamente, sino la forma de la religión tal y como Dios la promulgó por medio de Moisés. Porque Moisés no fue dado como legislador, para que abrogase la bendición prometida al linaje de Abraham, sino que más bien vemos cómo a cada paso trae a la memoria a los judíos el pacto gratuito hecho con sus padres, del cual ellos eran los herederos, como si él hubiera sido enviado para renovarlo (Institución de la Religión Cristiana, II, vii).
Siguiendo a la carta a los Hebreos (8.5), Calvino explica que, si bien ahora nos repugnan muchos de los lineamientos rituales de los aspectos externos de la Ley, debemos hacer el esfuerzo espiritual por descubrir en qué sentido Dios deseaba conducir a su pueblo por caminos de justicia mediante las instrucciones tan precisas, y a veces tan difíciles de cumplir que aparecen en los libros de Éxodo y Levítico. El segundo uso, el pedagógico, se basa en las palabras paulinas que se refieren a la Ley como un maestro cercano, un ayo, un pedagogo (Gál 3.24) que reconoce sus limitaciones pero que, aun así, cumple una función instructiva para llevarnos a Cristo (“El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”, Ro 10.4). Este uso tiene el propósito de convencer a los seres humanos acerca de la banalidad de sus esfuerzos propios para alcanzar la perfección. Estamos ante lo máximo que puede lograr la religión en este mundo: proponer la bondad como modelo de vida, pero sin las atribuciones suficientes para lograrla.
Las palabras paulinas de Romanos 7, destacan dramáticamente esta incapacidad religiosa y legal para conseguir “empatar” la existencia con la justicia divina: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno… Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Ro 7.12, 22-23). Este conflicto, irresoluble sin la intervención de la gracia divina, dice Pablo, hace que la Ley nos entregue a Jesucristo como única posibilidad de resolución: allí nace la posibilidad de que la Ley divina tenga un efecto profundo en la vida y sea capaz de devolvernos la dignidad y la libertad de hijos e hijas de Dios, pues de otra manera seguiríamos siendo “hijos de la ira” (Ef 2.3):
Así que la Ley sirve para exhortar a los fieles, no para complicar sus conciencias con maldiciones. Incitándolos una y otra vez los despierta de su pereza y los estimula para que salgan de su imperfección. Hay muchos que por defender la libertad de la maldición de la Ley dicen que ésta ha sido abrogada y que no tiene valor para los fieles ? sigo hablando de la Ley moral ?, no porque no siga prescribiendo cosas justas, sino únicamente para que ya no siga significando para ellos lo que antes, y no los condene y destruya pervirtiendo y confundiendo sus conciencias. San Pablo bien claramente muestra esta derogación de la Ley. Y que el Señor también la haya enseñado se ve manifiestamente por el hecho de no haber refutado la opinión de que Él había de destruir y hacer vana la Ley, lo cual no hubiera hecho si no se le hubiera acusado de ello. Ahora bien, tal opinión no se hubiera podido difundir sin algún pretexto o razón, por lo cual es verosímil que nació de una falsa exposición de la doctrina de Cristo; pues casi todos los errores suelen tomar ocasión de la verdad. Por tanto, para no caer nosotros también en el mismo error, será necesario que distingamos cuidadosamente lo que está abrogado en la Ley, y lo que aún permanece en vigor (IRC, II, vii, 14).
La ley moral permanece, pero ahora tenemos que relacionarnos con la Ley en general como Cristo mismo se relacionó. Ésa es la razón de ser del llamado “tercer uso de la ley”, es decir, el uso ético y cristiano de la misma.

2. Levítico y la vida cotidiana

Escuchemos este magnífico resumen acerca de los propósitos del Levítico, como resumen legal para una existencia sana y coherente del pueblo, según los parámetros del pacto con Yahvé:
El objetivo primero del libro del Levítico sería el de articular diversos códigos referentes a la vida civil y cúltica, teniendo como marco el calendario de fiestas (capítulo 23), y centralizar de forma definitiva la reconstrucción de la vida nacional después del exilio en el culto y en la ley en el ámbito del proyecto persa para la región.
El Levítico explicitaría así las propuestas de la reforma de Esdras, tanto en lo que respecta a la reforma del clero y del culto como también a la debida organización de la vida económica del templo y el sistema de las ofrendas, estableciendo la relación necesaria entre la jurisdicción civil y la religiosa.
Los diversos códigos articulados dan a la comunidad judía organizada alrededor del templo indicaciones acerca de todos los aspectos de la observación religiosa en conexión con todas las dinámicas de la vida (económica, social, sexual, física, ética...), teniendo como eje estructurado de la vida de la sociedad la liturgia del culto y el liderazgo del clero.[1]
De manera muy imaginativa, Cardoso Pereira nos lleva de la mano por la anatomía divina y humana para explicar el contenido del libro y lo sintetiza como sigue: las instrucciones relacionadas con “la nariz de Dios” aparecen en los caps. 1-7 (el sacrificio; la ofrenda vegetal; los sacrificios pacíficos; el sacrificio por el pecado; casos de indigencia; el sacrificio de reparación; procedimientos rituales complementarios; y los procedimientos de los sacerdotes en los diversos sacrificios). En los caps. 8-10, se relacionan “el cuerpo de Dios y el ojo del ser humano”, pues reúnen leyes acerca de los sacerdotes, sus funciones y obligaciones en todos los rituales. La presencia de Dios, requerida por el pueblo, se sitúa en 9.4, 6, 23. El cuerpo humano (hombre y mujer) como tal aparece en los caps. 11-15, en busca de la purificación ritual en términos de las comidas (11), el parto (12), la enfermedad (13-14) y el sexo (15). El 16 instala la celebración del Día de la Expiación como centro de las celebraciones. Los caps. 17-26 se ocuparán del “cuerpo social”, el entramado en donde la cotidianidad con todas sus manifestaciones exigirá verificar los resultados de la alianza.
El cap. 19 subraya la necesidad de vivir como consecuencia de la creencia en un Dios de santidad, ajeno por completo a la injusticia y el pecado prevalecientes en el mundo. La santidad exigida al pueblo pasa por una praxis que rebasa la doctrina y se instala en el corazón mismo de la vida diaria, esto es, en donde las personas son lo que son siempre: seres humanos en continuo conflicto entre el ser y el deber ser. Allí se debate verdaderamente si el pacto de ha interiorizado o no: en las relaciones comerciales, laborales y personales. Aquí es donde cualquier ley o creencia pasa por su verificación histórica. Se trata, en palabras de W. Brueggemann, de vivir en una “santidad disciplinada”, pero siempre en medio del mundo, en la vida de todos los días, desde obedecer a los padres hasta pagar el salario justo.


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[1] Nancy Cardoso Pereira, “Comida, sexo y salud: leyendo el Levítico en América Latina”, en RIBLA, núm. 23, www.claiweb.org/ribla/ribla23/comida%20sexo%20salud.htmlhttp://www.claiweb.org/ribla/ribla23/comida%20sexo%20salud.html


***
Jorge Hernández Campos (México, 1921-2004)


Tú eres piedra

eres
piedra
y sobre esta piedra
fundaré lo impalpable
la mirada en la nube
el viento entre los árboles
el calosfrío que divide
el agua
de la piel
la desgana.

eres
piedra
y sobre esta piedra
dura
egoísta
dispondré lo efímero
deleznable
la flor en la oreja
la juventud
y si muchos pecados
mucho
también
arrepentimiento.


eres
piedra
y sobre esta piedra
quemaré la casa
pero edificaré
el vino
la cama
revuelta
el amor repudiado
todo lo que
mísero
nos desnuda.

Y las puertas
del infierno
no prevalecerán
contra ello.

A quien corresponda, 1961

Fuente: *Leopoldo Cervantes-Ortiz, teólogo mexicano, poeta, medico y pastor presbiteriano. Dirigi el Centro de Investigaciones Basileas.

sábado, 29 de enero de 2011

EVANGÉLICOS Y POLÍTICA EN LA ARGENTINA: “Sal y luz a las naciones"

El Instituto Di Tella, conjuntamente con Editorial Siglo XXI, publicó “Sal y luz a las naciones. Evangélicos y política en la Argentina (1980-2001) cuyo autor es el sociólogo Hilario Wynarczyk.
“Sal y luz a las naciones”, 222 páginas, es la continuación del libro “Ciudadanos de dos mundos, el movimiento evangélico en la vida pública argentina 1980- 2001” , 392 páginas, publicado en octubre del año 2009 por el sello editorial de la Universidad Nacional de General San Martín, UNSAM EDITA y también su autor es Hilario Wynarczyk.
En “Ciudadanos de dos mundos” Wynarczyk estudia la formación del movimiento evangélico en la Argentina, el momento de auge de su presencia pública y la emergencia de un movimiento cívico religioso de protesta por la igualdad de cultos.
Ahora en “Sal y luz a las naciones” describe y analiza los intentos de formación de partidos políticos confesionales evangélicos, y “fracciones evangélicas” al interior de la Democracia Cristiana y el Justicialismo, en un ciclo de movilización que arribó a su ocaso en el año 2001.
También considera la participación de los evangélicos en la defensa de los derechos humanos y la Asamblea Constituyente de 1994.
El análisis de estos procesos colectivos – explica el autor al comienzo de “Sal y luz a las naciones” – nos brinda un laboratorio histórico para comprender hasta qué punto es posible llevar adelante con éxito el intento de crear formas de la política basadas en la religión.
El trabajo se basa en un sólido conocimiento de las ideas y modos de organización de las iglesias evangélicas, y el empleo de técnicas de investigación participativa (inmersión personal del sociólogo en el campo estudiado), entrevistas a personas con actuación en todos los segmentos del fenómeno, análisis de documentación, material periodístico evangélico y extra-evangélico, e investigación bibliográfica de fuentes de los propios evangélicos y literatura sociológica.
Sin dudas, ambas obras, que constituyen una secuencia de sociología acerca de las relaciones entre el campo religioso evangélico, la sociedad civil y el Estado en la República Argentina , serán desde ahora un material de consulta necesaria para todos aquellos a quienes les interesa comprender las dinámicas de un colectivo de iglesias con cuatro millones de adherentes, según diversas estimaciones, caracterizados por su activa participación en más de diez mil congregaciones a lo largo y ancho del país.
El autor es doctor en sociología por la Universidad Católica Argentina , máster en ciencia política por la Universidad Federal de Minas Gerais y licenciado en sociología por la UBA. Profesor de metodología y taller de tesis en la Universidad Nacional de San Martín, acredita una reconocida experiencia de investigación de campo en la Argentina y otros países de la región. En el bienio 1999-2001 se desempeñó en el equipo de asesores de la Secretaría de Culto de la Nación que escribió un proyecto de ley de culto para sustituir la norma (todavía hoy vigente) que fue sancionada por el gobierno de la última dictadura, 1976-1983.
Pertenece a las Comisiones Directivas de la Asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el MERCOSUR y el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa , CALIR (en este caso como socio fundador), la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales, RELEP, el PROLADES, Programa Latinoamericano de Estudios Socio-religiosos y el Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública, GEMRIP.
“Sal y luz a las naciones”, editado con la coordinación de Salvador Orsini, del Instituto Di Tella, lleva una presentación escrita por el investigador Alejandro Frigerio, del CONICET.+ (PE)

Agencia de Noticias Prensa Ecuménica
54 291 4526309. Belgrano 367.
Cel. 2914191623
Bahía Blanca. Argentina.
www.ecupres.com.ar
asicardi@ecupres.com.ar
Presentación escrita por Alejandro Frigerio, investigador del CONICET
Hilario Wynarczyk es el sociólogo argentino que más exhaustivamente ha estudiado a los evangélicos. Su trabajo comienza a saldar la deuda que los científicos sociales tienen con la primera minoría religiosa del país –cuya importancia se torna aún más evidente al considerar a la población religiosamente activa–. Su afinado conocimiento de los distintos actores y agrupaciones evangélicas, así como de los matices de su teología, nos permite entender tanto la lógica de las divisiones de un campo que usualmente se supone homogéneo como los motivos de las diversas apuestas partidarias que realizaron a lo largo de las últimas dos décadas del siglo XX. El libro examina los intentos de distintos actores evangélicos por producir discursos que justifiquen bíblicamente su intervención en un campo considerado demasiado mundano y movilizar el apoyo de congregaciones que usualmente no se encuentran bajo su liderazgo religioso. Con el cambiante contexto político y social argentino como telón de fondo, las sucesivas estrategias evangélicas de intervención en la política aparecen condicionadas por su escasa legitimidad social, por la afinidad electiva con determinados partidos y por el predominio de las identificaciones de clase por sobre las religiosas en las decisiones políticas de los sectores populares bonaerenses. El libro representa una contribución absolutamente necesaria para la comprensión de la relación entre política y religión en nuestra sociedad.
Alejandro Frigerio, investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina).

viernes, 28 de enero de 2011

Actividades en la Iglesia: Cómo hacerlas funcionar

Por. Wilbur Madera, Mexico*

Introducción
La parte más pública y visible de nuestro ministerio son las actividades que realizamos. El calendario de la iglesia local está lleno de ellas: Escuela Dominical, estudio bíblico de media semana, convivencia Navideña, Semana de la Reforma, velada de oración, club infantil, celebración del día de la madre, aniversario del grupo de mujeres, cena concierto y la lista podría seguir y seguir. La vida de la iglesia local transcurre de actividad en actividad.
Invertimos tanto tiempo en la planificación y realización de actividades que podemos llegar a pensar que el propósito del ministerio de una iglesia es “hacer actividades”. Es decir, podemos llegar a estar satisfechos con llenar el calendario de la iglesia, sintiendo que estamos cumpliendo nuestra misión. En esos casos, el medio (la actividad) se convierte en el fin (la misión). Pero nuestra misión no es hacer actividades, sino hacer discípulos. Las actividades que realizamos deben ser medios para lograr ese fin supremo. Por eso, debemos ser más sabios y estratégicos con la forma en la que pensamos, planeamos y realizamos las actividades en la iglesia local.
Tendencias de las Actividades
Debemos estar conscientes de las tendencias naturales que tienen las actividades de la iglesia, de tal manera que podamos evitar sus efectos negativos. Si no somos cuidadosos, las actividades, de manera natural tenderán en una dirección extremosa que será perjudicial para el desarrollo integral de nuestro ministerio.
Las actividades tienden a volverse el centro del ministerio
Cada actividad que realizamos tiene la capacidad de reclamar para sí toda nuestra atención; y si lo permitimos, puede llegar a ser el eje alrededor del cual gire todo un ministerio. Algunas actividades por su complejidad, alcance o atractivo pueden convertirse en el centro del ministerio de una iglesia. Hace algún tiempo, en nuestro ministerio, realizábamos una actividad juvenil anual. La actividad duraba unos cuatro días, pero su preparación comenzaba con un año de anticipación. Al irse aproximando la fecha de la actividad, la vida de toda la iglesia solía detenerse por todas las reuniones, preparativos, recursos humanos y materiales que esos cuatro días demandaban. Nos dimos cuenta que sin haberlo planeado, esa actividad se había convertido en el centro de nuestro ministerio. Al percatarnos de esto y tomar medidas correctivas, la actividad regresó a su justo sitio en la estrategia ministerial y la iglesia pudo incrementar su efectividad al evitar que una sola actividad fuera el eje central de toda la iglesia. Si no somos cuidadosos, la realización de una sola actividad se puede volver la finalidad de todo nuestro ministerio.
Las actividades tienden a arraigarse emocionalmente
Las personas establecen vínculos emocionales con ciertas actividades; quizá porque participaron en su formación o bien porque recibieron bendiciones especiales a través de ellas. En las actividades las personas tienen experiencias, vivencias y recuerdos que aquilatan, lo cual dificulta que las evalúen objetivamente. Cuando llega el tiempo de hacer ajustes, modificar el propósito o cancelar por completo alguna actividad en el ministerio de la iglesia, las personas encuentran difícil dejarlas ir por esa liga emocional que aun guardan con ellas.
Ocurre con las actividades algo parecido a lo que nos pasa con las cosas. Quizá tienes en casa objetos antiguos o ya inservibles que no quieres cambiar o dejar ir porque albergas recuerdos o vivencias relacionados con ellos. Quizá es un mueble que adquiriste cuando comenzabas a formar tu familia y ahora al cabo de los años, aunque la decoración de la casa ya cambió y la condición de ese mueble es deplorable, no quieres deshacerte de él porque tienes un vínculo emocional con él. Lo mismo ocurre con ciertas actividades de la iglesia. Ya no benefician tanto el ministerio de la iglesia como antes, se requiere fabricar mucha energía para realizarlas, se invierten muchos recursos materiales y humanos para sostenerlas, pero no las queremos dejar ir porque albergamos buenos recuerdos con ellas y las continuamos realizando año con año. Si no somos cuidadosos, podemos seguir consumiéndonos y gastando los recursos de la iglesia por sostener una actividad que ya cumplió su tiempo y cometido, que ya dejó de ser el mejor medio para lograr el fin para el cual fue diseñada. Hay que ser muy valientes para decidirnos a considerar, seriamente, si lo único que queda de una actividad es nuestro cariño y aprecio emocional por lo que llegó a ser para nosotros, en su momento.
Las actividades tienden a volverse obligación
La realización de actividades que suelen hacerse vez tras vez y año con año, llega a percibirse como una obligación; de tal manera que cuando el liderazgo considera necesario modificarlas o cancelarlas se produce inconformidad y descontento. Seguramente hay actividades que realizas en tu ministerio que sabes que podrías prescindir de ellas, pero temes que si las cancelas, tendrías serios problemas con algún sector la iglesia. En esos casos, la gente ha confundido los fines con los medios y piensa que si dejan de hacer esa actividad estarían dejando de cumplir la finalidad. Por lo mismo, se percibe como obligación la perpetuidad de dicha actividad. Lamentablemente, en nuestras iglesias, muchas veces, realizamos más actividades por “obligación” que por estrategia.
Las actividades tienden a competir entre sí
Solemos agregar actividades a nuestros ministerios sin considerar seriamente la función que cumplirá la nueva actividad en el sistema. El resultado es que nuestro ministerio como iglesia llega a parecerse a una cebolla. Es decir, tenemos capas y capas de actividades aglomeradas una sobre otra. Tarde o temprano, esas actividades comenzarán a competir entre sí. Compiten por recursos materiales, personal y fechas del calendario. En vez de colaborar entre sí, los organizadores de cada actividad tienden a percibirse como participantes de equipos distintos y a veces, hasta contrarios. Si no somos cuidadosos, por nuestra falta de estrategia, podemos provocar que la iglesia se conforme de muchas pequeñas “iglesias”, cada una con su propia finalidad, estrategia y personal.
Características de las actividades
Existen tres características importantes que nos pueden ayudar para crear, planear y evaluar las actividades de la iglesia. Toda actividad que realicemos en nuestro ministerio debe cumplir tres características importantes:
Las actividades deben ser estratégicas
Las actividades deben cumplir una función definida en la estrategia global del ministerio. Es un error agregar actividades a nuestro ministerio sólo porque parecen una buena idea, están de moda, tenemos espacio en el calendario o hay personas que quieren realizarlas. Las actividades siempre deben cumplir un paso específico dentro de una estrategia ministerial.
- Conoce.
- Conéctate.
- Comprométete.
En el primer paso las personas llegan como nuestros invitados. Nuestro desafío es llevarlos al segundo paso para que lleguen a ser nuestros amigos. Y por último, lo que deseamos es conducirlos al tercer paso para que lleguen a ser parte de la familia de la iglesia.
Las actividades, entonces, corresponden a uno de estos tres pasos. Buscamos tener actividades de tipo “conoce” (invitados), otras de tipo “conéctate” (amigos) y también actividades de tipo “comprométete” (familia). De esta manera, todas las actividades tienen la intención de cumplir un paso en la estrategia y ayudar a las personas a avanzar en su relación con Dios. Algunas preguntas útiles para corroborar si nuestras actividades son estratégicas podrían ser las siguientes: ¿A qué paso de la estrategia corresponde esta actividad? ¿Ayuda esta actividad a las personas a avanzar en los pasos de la estrategia hacia la meta? Cuando un ministerio tiene una estrategia definida y cuida que cada actividad cumpla algún paso de la misma, las actividades se vuelven propulsores de las personas, ayudándolas a avanzar hacia el punto donde el sistema las está dirigiendo intencionalmente.
Las actividades deben estar enfocadas
Las actividades deben tener un propósito definido y estar preparadas para alcanzar intencionalmente a un grupo determinado. Establecer un enfoque específico para cada actividad nos ayuda a planearla y evaluarla mejor. Toda actividad debe tener un propósito claro para todos los que la organizan. Si la actividad no se enfoca en un propósito claro, se crea un ambiente ministerial confuso para todos los que participan. También a veces, en una sola actividad queremos lograr múltiples propósitos. Lamentablemente, esto sólo resta calidad y eficacia a la actividad. Por ejemplo, si en una misma actividad queremos recaudar fondos, fomentar la oración, edificar a la iglesia, evangelizar y unir al equipo de trabajo, será muy difícil lograr todos estos objetivos con la misma efectividad. Es mejor reducir el enfoque de la actividad para lograr un solo propósito y poner toda la atención y esfuerzo para la consecución de ese único fin. Por ejemplo, si vamos a hacer una actividad para compartir el evangelio, debemos velar que todos los detalles estén centrados en ese propósito. La música, el programa, la ambientación, el orador, el equipo de edecanes y cada uno de los elementos de la actividad deben estar enfocados en el mismo propósito de evangelizar.
Las actividades enfocadas también se caracterizan por estar preparadas para alcanzar intencionalmente a un grupo determinado. Esto lo hacemos en la vida cotidiana. Cuando organizamos una fiesta infantil en nuestra casa preparamos todos los detalles del festejo pensando en los niños invitados. Igualmente actuamos cuando preparamos una fiesta para nuestros amigos adultos. Preparamos los detalles pensando en las personas para quienes será la fiesta que estamos organizando. Esta misma mentalidad debemos llevarla a las actividades de la iglesia. Al organizar una actividad estamos buscando alcanzar a un grupo específico de personas que comparten ciertas características. Pueden ser niños, jóvenes, adultos, matrimonios jóvenes, adultos en plenitud, etc. Los detalles de la actividad deben pensarse y planearse alrededor de ese grupo particular a quien queremos alcanzar intencionalmente. Algunas preguntas útiles para corroborar si nuestras actividades están enfocadas podrían ser las siguientes: A la luz de la estrategia ¿Qué queremos lograr a través de esta actividad específica? ¿Qué es aquello que celebraremos si sucede a través de esta actividad? ¿A quienes queremos alcanzar intencionalmente por medio de esta actividad? ¿Corresponde el orden y arreglo de los elementos de la actividad a nuestro propósito y al grupo de personas que queremos alcanzar? Logramos mucho más cuando reducimos el enfoque del propósito de nuestras actividades y dirigimos los esfuerzos intencionales para alcanzar a un grupo en particular en cada actividad.
Las actividades deben ser eficaces
Las actividades deben ser el mejor medio posible para lograr el propósito establecido. Debemos tener muy claro que las actividades son sólo medios para lograr fines. Por lo mismo, un medio puede ser mejor que otro para lograr un fin específico. Es decir, una actividad puede ser evaluada, con respecto a otras, de acuerdo con su eficacia en cuanto al cumplimiento del propósito establecido. Por ejemplo, para enseñar cierto tema en la iglesia quizá sea más eficaz un simposio que una conferencia magistral; o bien, para preparar a los líderes de un campamento, quizá sea mejor un retiro que una clase semanal en la iglesia.
Las actividades que realicemos siempre beneficiarán a alguien en la iglesia. La pregunta entonces no es si la actividad beneficia a alguien, sino si es el mejor medio posible para cumplir el propósito que perseguimos. En nuestro ministerio teníamos dos clases tradicionales de Escuela Dominical para los adultos. Yo era el maestro de uno de esos grupos. Me gusta enseñar y me sentía muy contento de hacerlo. Estoy seguro que mis 20 alumnos también estaban muy agradecidos por las enseñanzas. Sin embargo, nuestro ministerio no alcanzaba a más personas en la iglesia. Después de varias evaluaciones, decidimos cambiar la dinámica de la actividad por un sistema de grupos pequeños. Gracias a Dios, ahora en vez de 20 hay más de 250 personas beneficiándose de la enseñanza de la Palabra. ¿Eran buenas las clases tradicionales? Por supuesto que sí, ¡Veinte personas estaban siendo edificadas! Pero los grupos pequeños probaron ser, en nuestro caso, un medio más eficaz para lograr el propósito de enseñar a los creyentes la Palabra de Dios. Algunas preguntas útiles para corroborar si nuestras actividades son eficaces podrían ser las siguientes: ¿Cumple la actividad el propósito para el cual fue diseñada? ¿Debemos hacer algún ajuste para que se logre cabalmente el propósito? ¿Habrá algún otro medio que sea mejor para lograr el propósito? ¿Estamos haciendo un uso sabio de los recursos materiales y humanos al realizar esta actividad?
Pasa cada actividad que planees o realices por el filtro de las tres “E”. ¿Es estratégica? ¿Está enfocada? ¿Es eficaz? Son preguntas difíciles para muchos de nosotros porque implican respuestas honestas y que, a veces, no queremos considerar. Pero recordemos que somos llamados a hacer discípulos y debemos aprovechar bien el tiempo y el esfuerzo para lograr este santo objetivo.
Consejos para la planificación y realización de actividades
Consideremos, ahora, algunos consejos generales para la planificación y realización de actividades.
Considera las actividades como medios
Una de las primeras cosas que debemos tener siempre en cuenta es que ninguna actividad que realicemos es un fin en sí misma. Ninguna actividad en sí misma es la razón, propósito o motivo final del ministerio en la iglesia. Toda actividad es un canal o medio para lograr algo más. Si todo nuestro equipo mantiene esto en mente, será mucho más fácil evaluar, mejorar e inclusive, cambiar el medio para lograr el fin. La mayoría de las iglesias tienen dificultad para ser más eficaces en el ministerio precisamente porque sus equipos ministeriales confunden los medios con los fines. Los propósitos de la iglesia no cambian, pero los medios para alcanzarlos tienen que ser ajustados de acuerdo con la época, circunstancias, recursos y muchos otros criterios importantes.
Define claramente el objetivo de cada actividad
Si no estableces con claridad qué es lo que buscan realmente en cada actividad, cada líder involucrado en ella encontrará algo personal para lograr y celebrar. Por ejemplo, si en una actividad para alcanzar gente no creyente no estableces con claridad cuál es el objetivo o meta, algunos en el equipo podrían celebrar, por ejemplo, que asistieron muchas personas, aunque la gran mayoría hayan sido creyentes de otras iglesias. Por la asistencia numerosa podríamos pensar que la actividad fue todo un éxito, pero si la meta que establecimos fue “que las pecambia nuestra evaluación positiva del asunto. En realidad, “perdimos” porque a nuestra actividad vinieron más bien personas ya creyentes.
El objetivo de cada actividad debe ser enunciado en una frase sencilla y concreta. Esta frase debe ser conocida y abrazada por todos los que participan en la organización. Repite varias veces en distintas ocasiones la meta, antes, durante y después del evento. Encuentra oportunidades para celebrar con todo el equipo cuando el objetivo se haga evidente en el desarrollo de una actividad. Esto mantendrá al equipo enfocado en lo que deben estar enfocados y celebrar lo que deben celebrar.
Cuida que cada actividad cumpla un paso en la estrategia general del ministerio
Con mucha frecuencia organizamos actividades que están aisladas o desconectadas de todo lo demás. La actividad puede volverse el todo del grupo que la organiza y no se cuida la interconexión con todo lo demás que ocurre en la iglesia. Esto pasa, generalmente, porque no se tiene una estrategia general para todo el ministerio de la iglesia local. Las actividades que no son parte de una estrategia global hacen que la gente se estanque en ellas en vez de impulsar a las personas hacia el siguiente punto de su desarrollo cristiano. Por eso, uno de los ejercicios más importantes para el liderazgo de una iglesia es establecer una serie de pasos estratégicos para llevar a una persona de afuera hacia adentro de la iglesia. Es decir, hay que tener muy claros cuáles serán los pasos obvios y naturales que una persona no creyente daría hasta llegar a ser parte integral de la familia de la iglesia.
Esos pasos deben ser obvios, sencillos y estratégicos de tal manera que todas las personas puedan entenderlos y seguirlos. Una vez que los pasos estén establecidos, toda actividad que se organice, bajo la cobertura del ministerio de la iglesia local, debe corresponder a uno de los pasos de la estrategia. Esto nos ayudará a evitar la duplicidad de esfuerzos, la competencia entre ministerios de la misma iglesia y el estancamiento de las personas en una sola actividad. Al contrario, cuando las actividades obedecen a una estrategia general, los equipos ministeriales cooperan entre sí, se optimizan los dones del equipo y las personas son impulsadas en su proceso de desarrollo de su relación con Dios.
Detecta los puntos donde estás duplicando innecesariamente esfuerzos
Es muy común tener actividades organizadas por distintos equipos de la iglesia que están enfocados en el mismo grupo de gente y que quieren lograr objetivos muy similares. Esto hace que los equipos dupliquen innecesariamente esfuerzos y en algunos casos, se cree una atmósfera de rivalidad entre ellos. Duplicar esfuerzos opera en detrimento del avance del ministerio. En vez de dos o tres equipos trabajando por separado para suplir una necesidad, lo mejor es enfocar a un solo equipo en una sola actividad para ministrar a ese sector de la iglesia. Por ejemplo, es común tener varios equipos diferentes ministrando a los jóvenes de la iglesia. Es decir, se tiene Escuela dominical para jóvenes, la reunión del grupo juvenil entre semana, el discipulado, el campamento juvenil, el coro juvenil, el equipo de fútbol juvenil y otro tipo de ministerios. Generalmente, son distintos equipos, que no están coordinados entre sí, los que ministran a los mismos jóvenes de la iglesia local. En este esquema, sin duda se duplican esfuerzos y recursos a diestra y siniestra por no estar trabajando estratégicamente, ¿Qué pasaría si todos los que ministran a jóvenes se aglutinaran bajo una sola coordinación y se planeara estratégicamente el papel de cada actividad dirigida a los jóvenes? Los organizadores de cada actividad estarían colaborando con otros equipos, optimizando los recursos y moviendo estratégicamente a los jóvenes en su desarrollo espiritual. Enfocar todos los esfuerzos en una sola dirección es mejor que dividir los esfuerzos en varias direcciones distintas.
Planifica cada detalle de la actividad pensando en el propósito y en el grupo que quieres alcanzar intencionalmente
Cada actividad debe estar hecha a la medida. Es decir, debe tener un solo propósito principal muy claro y estar orientada para alcanzar, intencionalmente, a cierto grupo en particular. Lamentablemente, muchos no prestan atención a este principio y realizan actividades con múltiples propósitos y sin alguna intención clara de impactar a alguien en específico. En tales circunstancias, se hace imposible saber si la actividad fue estratégica, enfocada y eficaz. El propósito del evento y el grupo que será nuestro “blanco” intencional nos sirven como punto de referencia para la planificación, ambientación, programa, conducción y evaluación de la actividad que deseamos realizar.
Ayuda al equipo a tener siempre presente el cuadro completo
Una tendencia natural de todo equipo de trabajo que realiza una actividad en la iglesia es concentrarse en su evento y propósito excluyendo de su radar lo que hacen los demás y cómo su actividad contribuye al logro del propósito global de la iglesia. Esto hace que en sus mentes, la actividad que realizan se convierta en el centro del ministerio de la iglesia. Por supuesto, esto causa rivalidad, competencia e incluso hostilidades entre las personas de una misma iglesia. Siempre debemos mantener al frente de nuestra planificación y equipo ministerial, la visión y la estrategia general de la iglesia. Cada miembro del equipo de trabajo debe entender muy bien qué función juega la actividad que realizarán dentro de la estrategia general y cómo encajan con los demás equipos de trabajo. Hay que cuidar que nunca dejen de percibir que están en el bosque aunque se concentren en un árbol en particular.
Conecta dones con necesidades, en vez de cargos con necesidades
Cuando hay una necesidad en algún área de ministerio en la iglesia, normalmente, nombramos personas para que ocupen cargos enfocados a cubrir dichas necesidades. Es decir, creamos cargos para solventar necesidades. Las personas llegan a estos cargos, generalmente, por votación. El riesgo es que la persona elegida para el cargo no esté preparada o no esté dotada para cubrir la necesidad. En vez de buscar personas para cargos, debemos preguntarnos a quién ha dotado Dios en nuestra comunidad para poder cubrir la necesidad. Dios no abandona a su iglesia y provee en cada comunidad local a la gente apropiada para que la iglesia cumpla su misión. Debemos, entonces, identificar en nuestra comunidad local quiénes son las personas idóneas y dotadas por Dios para cubrir las necesidades. Tengamos la seguridad que están allí, sólo no las hemos identificado. Conecta naturalmente dones con necesidades. Las personas con los dones apropiados que son colocadas en los lugares correctos, suplirán las necesidades y avanzarán el ministerio de la iglesia.
Cultiva el trabajo en equipo y la cooperación con otros equipos de la iglesia
La iglesia fue constituida por Cristo como un cuerpo. Está diseñada para trabajar en equipo. Cada grupo de ministerio de la iglesia local debe aprender a trabajar en equipo para servir en su área de enfoque, pero también debe aprender a trabajar en armonía con los otros equipos de trabajo que ministran en la iglesia. Todos los equipos de ministerio de una iglesia son colaboradores, compañeros y copartícipes del gozo de servir a Cristo. Tener una visión clara y una estrategia única para toda la iglesia contribuye enormemente para unir a todos los grupos de ministerio de la comunidad local. Si en la iglesia local no contamos con tal claridad de visión y estrategia, quizá es una de las primeras cosas en las que el liderazgo debe trabajar con ahínco.
Ten el valor de hacer ajustes o cancelar por completo actividades que ya no estén cumpliendo su propósito en la estrategia
Una de las cosas más difíciles de hacer en el ministerio de la iglesia local es ajustar o cancelar actividades que por mucho tiempo se han hecho en la tradición de la iglesia particular. Hay muchas emociones involucradas y se requiere mucha sabiduría y prudencia para realizar los cambios. Pero por difícil que sea, cuando estamos conscientes que una actividad o la forma en que se realiza ya cumplió su ciclo, debemos tener el valor de proceder a modificarla substancialmente o cancelarla. Es siempre muy recomendable, tener argumentos sólidos para hacer estos cambios, y sobre todo, tener una propuesta concreta y clara de las reformas o actividades que suplirán la función que cumplía la actividad cancelada. Lanzarse a un cambio sin estar debidamente preparado es suicidio ministerial. En ocasiones, el cambio tiene que ser paulatino, leve y lento. En esos casos, el destino final al que queremos llegar debe estar muy claro, y dividimos la ruta hacia ese destino en pasos transitorios que nos dirijan poco a poco a la meta deseada. En nuestro ministerio, nos convencimos que el formato de grupos pequeños sería una metodología mucho más eficaz que el formato tradicional para el tiempo de enseñanza dominical. En ese entonces, ya teníamos grupos pequeños durante la semana de varones, mujeres y matrimonios, y conservábamos las clases tradicionales para los domingos. Cuando decidimos cambiar el formato dominical, lo primero que hicimos fue dividir a toda la gente que asistía a las clases en grupos de 10 personas y todos estudiaban el mismo material cómodamente sentados alrededor de mesas. Más adelante hicimos otro cambio; ahora los grupos ya serían homogéneos, es decir, de varones, mujeres o matrimonios. Y de esta manera, poco a poco, logramos que toda la enseñanza para adultos estuviera bajo el sistema de grupos pequeños sin importar el día de reunión. Para comunidades cristianas con poca tolerancia al cambio, un proceso paulatino es mucho más estratégico que el cambio revolucionario.
Evalúa cada actividad
Invertimos tanto tiempo en la planificación y realización de una actividad que una vez que ésta termina, estamos tan agotados que ya no queremos saber nada de ella. Pero saltarnos el paso de evaluar una actividad es algo catastrófico para los que queremos ministrar cada vez mejor. Si no evalúas, no podrás mejorar y seguirás repitiendo tus mismos desaciertos. La evaluación de cada actividad nos permite mantener la energía y el ánimo en el equipo de trabajo porque siempre encontramos áreas en las que se presentan nuevos desafíos. También la evaluación continua nos ayuda a crecer como líderes porque tenemos que tomar responsabilidad de lo que salió mal, no sólo de lo que salió bien. Evaluar requiere humildad, honestidad y un sentido real de dependencia en Dios. Debemos encontrar la manera más eficaz de evaluar las actividades de nuestra iglesia de tal forma que contemos con información verdadera, útil y desafiante para incluirla en nuestros siguientes esfuerzos de ministrar en la iglesia de Cristo.
Conclusión
Las iglesias, generalmente, son conocidas por las actividades que organizan. Y si observas por un tiempo suficiente el desarrollo del calendario de una iglesia local podrás definir lo que es más importante para la misma. Las actividades no sólo son nuestra carta de presentación sino también el medio para cumplir la misión. Trabajemos fuerte e intencionalmente en planear y realizar actividades estratégicas, enfocadas y eficaces para seguir avanzando el Reino de Dios en la tierra.
SOBRE EL AUTOR
Rev. Mag. Wilbur Madera, de México, ha sido pastor por más de 10 años. Licenciado en Educación en la Universidad Autónoma de Yucatán en Mérida. Con una Maestría en Divinidad en el Seminario Teológico Reformado (RTS) de Orlando, Florida, EE.UU. Es Profesor del Seminario Teológico Presbiteriano San Pablo y Pastor de la Iglesia Presbiteriana Shalom de Mérida, Yucatán. El Pastor Madera es casado, tiene dos hijos y reside con su familia en Mérida, Yucatán, México.

jueves, 27 de enero de 2011

Encuesta: Iglesias con sitios web que no aprovechan

Aunque la mayoría de las iglesias tienen un sitio web, existe un abismo entre las congregaciones que utilizan sus sitios sólo para la comunicación de una sola vía y los que maximizan su presencia en línea con tecnología interactiva.
Ese es el hallazgo de un nuevo estudio patrocinado por Axletree Media, afiliado de LifeWay quien realizó una encuesta entre 1,003 iglesias protestantes. El resultado de dicha encuesta reveló que mientras el 78 por ciento tiene una página web, menos de la mitad de las congregaciones utilizan sus sitios para los propósitos interactivos como la obtención y difusión de las peticiones de oración (43 por ciento), el registro de personas para eventos y actividades (39 por ciento) y los procesos de la automatización de la iglesia (30 por ciento).
El informe de la encuesta, dado a conocer por Baptist Press, reveló que la mayoría de las congregaciones con un sitio web lo usan para la comunicación de una sola vía. Un total del 91 por ciento proporcionan información a los potenciales visitantes en línea y 79 por ciento proporcionan información a la congregación. Cincuenta y siete por ciento estimulan el aumento de la asistencia y participación en la congregación y el 52 por ciento para solicitar voluntarios para oportunidades de ministerio.
“Muchas iglesias están usando su sitio web como un anuncio de las Páginas Amarillas que se caracteriza por brindar información básica y actualizaciones frecuentes,” dijo Scott McConnell, director de LifeWay Research en una cita publicada por BP. “Esto contrasta con las iglesias que utilizan su sitio web como una recepcionista de la iglesia que toma registro de las personas que van a asistir a los próximos eventos, recogen las peticiones de oración y obtienen voluntarios.
“No hay nada malo en usar un sitio web de la iglesia simplemente para dar instrucciones de cómo llegar a la Iglesia o publicar sus creencias”, añadió McConnell. “Sin embargo, debemos darnos cuenta de que cada vez más personas esperan poder interactuar en línea sin tener que conducir o realizar una llamada telefónica a la iglesia”.
Las iglesias más grandes son más propensas que las pequeñas a utilizar sus sitios web de forma interactiva. Cincuenta y dos por ciento de las congregaciones con 500 o más asistentes tratan de utilizar su sitio web para “permitir más procesos en (su) iglesia para que ésta sea más automatizada”, en comparación con el 15 por ciento de las iglesias con uno a 49 asistentes.
Por otro lado, las iglesias grandes y pequeñas son igualmente propensas a usar sus sitios web para proporcionar información a los visitantes potenciales. También hay poca diferencia entre las iglesias grandes y pequeñas que utilizan sus sitios web para proporcionar información a sus congregaciones.
Frecuencia
El estudio también encontró diferencias en la frecuencia de uso del sitio web. Cuarenta por ciento de las iglesias con sus sitios web actualizan la página una vez por semana y 15 por ciento lo hacen más de una vez por semana. Pero casi la mitad de las iglesias con los sitios web (42 por ciento) la actualizan una sola vez al mes o menos. Eso incluye un 7 por ciento que se actualizan una vez al año o menos.
Entre los factores que contribuyen a que las iglesias ofrezcan más contenidos y servicios en línea, se encuentran, el tiempo limitado entre el personal de la iglesia (46 por ciento), los limitados recursos financieros (41 por ciento), el tiempo limitado entre los voluntarios (el 39 por ciento) y el poco interés expresado por la congregación de tener más contenidos o servicios en línea(35 por ciento).
Bill Nix, director general de Axletree Media lamentó que más iglesias no se aprovechen de los recursos del ministerio en línea.
“Con el bajo costo de la tecnología en línea hoy en día, cualquier congregación de cualquier tamaño puede construir y mantener un sitio web útil”, dijo Nix. “Además, la actualización de un sitio web se ha vuelto tan fácil que ninguna iglesia tiene que sentirse como si carece de los conocimientos tecnológicos para tener una presencia en Internet.”
Las fotos digitales son la tecnología más comunes utilizadas entre las iglesias con sitios web y la única tecnología utilizada por la mayoría de las congregaciones. Ochenta y dos por ciento utiliza fotografías digitales en sus ministerios en línea, 47 por ciento utiliza archivos de audio o podcasts, el 31 por ciento utilizan archivos de vídeo digital, 26 por ciento utilizan mensajería de texto, y 26 por ciento de las congregaciones utilizan los blogs.

Fuente: Cristianos.Com

miércoles, 26 de enero de 2011

El servicio de las mujeres en la Iglesia. La base bíblica

N. T. Wright, Reino Unido

Una ponencia de la conferencia para el simposio, “Hombres, Mujeres y la Iglesia”, por el entonces obispo de Durham, Dr. N.T. Wright. St. John's College, Durham, 4 de septiembre de 2004. (Trad. de Eva Navarro)

Estoy muy agradecido a los organizadores por invitarme a dar esta importante conferencia, y solo lamento que a causa de otros deberes he sido incapaz de tomar parte en vuestras reuniones. Vengo a vosotros justo después de celebrar el 900 aniversario del traslado de los huesos de St. Cuthbert a la catedral de la calle de enfrente, y con un sentido consecuente de nuestra enorme deuda con las generaciones pasadas, en gran parte con los que, como Cuthbert, se decidieron por vivir en santidad, celebrando la buena creación de Dios y enlutándose por la maldad humana que la desfigura y a nosotros con ella, tomando un camino entre los caminos del mundo diferente del Reino de Dios. Y lo tomo como que, aplicado apropiadamente, esto es a grandes rasgos lo que esta conferencia tiene intención de hacer: renunciar a los moldes en los que el mundo que nos rodea intenta meternos, y abrazar el camino diferente que es el camino del Reino de Dios, en el cual, hasta la fecha, descubrimos el cumplimiento del plan y el orden creados por Él. Es en ese espíritu que deseo ofrecerles algunas reflexiones que están, me temo, muy lejos de ser completas o totalmente resueltas. El asunto de hoy no ha sido un área de investigación primaria para mí y muchos de vosotros conocerán la literatura secundaria mucho mejor que yo. Esto tampoco va a ser una de esas redes de arrastre completas a través de todos los textos bíblicos relevantes. Pero hay una o dos cosas que puedo añadir, y realmente mis reflexiones sobre 1 Timoteo 2, que dejaré para casi el final, son de hecho la razón principal por la que permití que me persuadieran de aceptar esta invitación.

1. Observaciones preliminares

Primero, algunas observaciones preliminares sobre la clase de discusión que refleja esta conferencia. He leído algo de vuestra literatura con gran interés pero con la sensación de que existe una brecha cultural definida. Para mí está claro que la manera en que CBE está tratando sus cuestiones particulares viene de un contexto americano muy específico - específico no por ser americano sino por reflejar algunas subculturas americanas particulares. Sé un poco sobre esas subculturas - por ejemplo, las batallas sobre distintas ediciones de nuevas traducciones bíblicas, algunas usando lenguaje inclusivo y otras no - y sé, que en esto como en muchas otras cosas, las encendidas discusiones americanas no se pueden trasplantar simplemente a la escena británica sin algunos ajustes bastante serios. Al igual que con las reacciones a la película de Mel Gibson, muy a menudo simplemente vemos las cosas de manera diferente. Y en mi propia iglesia el problema principal sobre encontrar caminos hacia la igualdad masculina/femenina en el ministerio viene, no tanto desde dentro del derecho Evangélico (aunque hay por supuesto un elemento significativo ahí), sino desde dentro del movimiento Anglo-Católico tradicional para el cual la Escritura nunca ha sido el punto central de la discusión, y realmente a menudo no se le hace caso enteramente. Por lo tanto deseo aconsejar a esta conferencia que se guarde simplemente de trasplantar una discusión sin reconocer que el suelo de aquí hace cosas diferentes a todos los tipos de plantas.

En segundo lugar, me preocupo un poco sobre la palabra "igualdad" y el lenguaje "igualitario", etc. Reconozco lo que se dice, por supuesto, y si no apoyase ese punto probablemente no estaría hablando ahora aquí; pero esas palabras llevan tanta carga en nuestras variadas culturas que yo me pregunto si es sabio, si ayuda realmente a la causa que desean resaltar, destacar esos términos de la manera en que lo hacen. No solo es la palabra un trapo rojo para todo tipo de toros que quizás no necesiten ser irritados de esa manera (aunque algunos sí lo necesiten); está siempre en peligro de ser inexacta, demasiado amplia, implicando para muchos (incorrectamente por supuesto, porque uno no puede vigilar lo que oirá la gente en términos técnicos) no sólo igualdad sino también identidad. Asimismo, utilizar la palabra "complementario" y afines para denotar una posición que diga no sólo que los hombres y las mujeres son diferentes sino que esas diferencias significan que las mujeres no pueden ejercer el ministerio, o alguna clase de ministerio, dentro de la iglesia, es, pienso yo, una vergüenza; como sugeriré, pienso que la palabra "complementario" es una palabra demasiado buena e importante como para dejarles ese lado del argumento todo para ellos.

Reconozco, entonces, como todos debemos hacer, que esta discusión ocurre dentro del contexto cultural más amplio de múltiples discusiones sobrelapadas e interconectadas, para las que las muchas variedades del feminismo por un lado y las guerras culturales modernas/postmodernas en curso por otro lado, proporcionan dos de muchos postes indicadores. Parte del problema, particularmente en los Estados Unidos, es que las culturas llegan a estar tan polarizadas que a menudo se asume que si marcáis una casilla en un lado del formulario, vais a marcar una docena de otras casillas en la misma página del formulario - sin darse cuenta de que la página en sí misma es altamente arbitraria y vinculada a una cultura. Tenemos que reclamar la libertad, en Cristo y en nuestras diferentes culturas, para nombrar y designar los temas uno por uno con sabiduría y claridad, sin asumir que una decisión en un punto nos compromete a una decisión en otros. Sospecho, de hecho, que parte del actual problema que ha generado CBE es precisamente la asunción entre muchos evangélicos americanos de que tienes que comprar el paquete entero o estás siendo desleal, y de que vosotros existís porque deseáis decir eso sobre este tema, y quizás sobre muchos otros también (¿el control de las armas? ¿Irak?), la línea dura de derechas estándar se ha dejado estafar hacia una postura sub-Cristiana o incluso una postura no Cristiana. De todos modos, ya es suficiente, sólo quería señalar los contextos dentro de los cuales estamos hablando vosotros y yo, y advertir contra cualquier clase de absolutismo en nuestras posiciones especiales.

Me han pedido hablar, no sobre la relación entre los sexos en general ni siquiera sobre el matrimonio, sino acerca del ministerio de las mujeres. Ésa es una limitación agradable de mi tema, y voy a limitarlo más aún, pero deseo fijar mis observaciones dentro de un marco particular de la teología bíblica que tiene que ver con Génesis 1. Mucha gente ha dicho, y yo mismo lo he dicho bastante a menudo, que la creación del hombre y de la mujer en sus dos géneros es una parte vital de lo que significa que los seres humanos son creados a semejanza de Dios. Ahora lo considero un error. Después de todo, no sólo el reino animal, según lo observado en el mismo Génesis, sino también el reino vegetal, según lo observado por la referencia a la siembra, tienen masculino y femenino. El factor de los dos géneros no es en absoluto específico de los seres humanos, sino que existe en una buena cantidad del resto de la creación. Esto no quiere decir que no sea importante, más bien significa que es lo más importante de todo; ser varón y hembra, y descifrando lo que eso significa, es algo que la mayoría de la creación está llamada a hacer y a ser, y a menos que vayamos a caer en una especie de gnosticismo, donde el modo en que las cosas están en la creación se considera como secundario y gastado contra lo que vamos a hacer ahora con ello, tenemos que reconocer, respetar y responder a esta llamada de Dios para vivir en el mundo que Él ha hecho y como las personas que Él nos ha hecho. Es sólo que no podemos utilizar el argumento de que el ser varón-más-hembra es de alguna manera lo que significa realmente el ser portadores de la imagen de Dios.

Esto nos lleva agradablemente al texto que vosotros mismos hacéis central a vuestro propio movimiento, Gálatas 3. 28, y la primera sección exegética de esta conferencia va a ofrecer algunas reflexiones sobre él.

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Fuente: Lupaprotestante

martes, 25 de enero de 2011

Los teólogos podemos usar el cine como un para comprender otras culturas y otros tiempos

"Los teólogos podemos usar el cine como un 'laboratorio' para comprender otras culturas y otros tiempos". Chris Simmons
Entrevista con Chris Simmons, teólogo y teórico del cine.
Estimado Chris, gracias por compartir este tiempo con FIET. ¿Cómo ha sido tu formación académica?
—Bueno, soy del Oeste de Carolina del Norte, e hice mis estudios en la Universidad de Carolina del Norte, en el nivel de Bachillerato, en dos áreas: literatura inglesa y periodismo. Trabajé en algunos periódicos por un tiempo. Luego creí que necesitaba un cambio y fui a vivir a China, en donde, durante el comunismo, fui sometido a una corte marcial y ese tipo de prácticas. Luego volví a mi país, y luego de estudiar teología a un nivel de Maestría (en Westminster Theological Seminary) me di cuenta de que la pasión que ya sentía por el cine y las películas podía llevarme hacia una reflexión teórica como un nuevo acceso a la vida cotidiana.
Me sentía un poco “culpable” por el hecho de haber estudiado teología por muchos años, y finalmente “no querer ser pastor”. En este punto me fue de mucha ayuda Harvie Conn, quien fue prácticamente un tutor para mí en aquellos años…a mediados de los ‘90. Harvie me ayudó a comprender que en la vida uno tiene que hacer aquello que “lo apasiona”. Para mí es el cine (por eso finalmente estudié cine en la Universidad de New York y luego en la de Chicago). El cine nos permite cruzar fronteras rápidamente, de todo tipo, geográficas, temporales, culturales, étnicas, etc. Por otro lado, estoy muy interesado en debates teóricos como la Modernidad y la Post-modernidad, la hermenéutica, la lingüística, la epistemología, antropología, ontología, etc. Mi tesis doctoral está centrada en Thomas Harper Ince, un cineasta y guionista poco conocido, que representa una suerte de “link” entre la cultura pre-moderna y victoriana, y la cultura moderna y posmoderna de “masas”.
Otra persona que me marcó en mis años de formación fue Raymond Dillard, de quien aprendí la profundidad del proyecto en el que trabajo hoy en día… ¿cómo entender aquello que tiene “significado” para una cultura determinada…? ¿En qué cosas pone la gente el “sentido” de su vida? Y cosas por el estilo… Me enseñó cómo relacionar diferentes horizontes, cómo leer la cultura como un “texto”, etc.
Bueno, veo allí mucha influencia de Ricoeur y Gadamer
Sí, efectivamente, ¡por supuesto! También Ted Turnau, de Praga, ha trabajado mucho sobre esto en relación al cine.
¿Has oído hablar del “BAFICI”?
Mmm… creo que he oído algo, pero me interesaría saber más…
Bueno, se trata del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, se realiza aquí todos los años. Vienen cineastas de todo el mundo. Es un evento realmente importante aquí y también para todo el “mundo” del cine independiente. Sabemos que en estos días disertarás sobre El secreto de sus ojos (Campanella, 2009), pero ¿qué otros comentarios tendrías acerca del cine argentino y latinoamericano?
Bueno, recuerdo La historia oficial (Puenzo, 1985), de aquí, Estación Central (Salles, 1998), de Brasil, Como agua para chocolate (Arau, 1992) y Amores Perros (González Inárritu, 2000) de México. Todas me gustaron y cada una explora distintos temas de la realidad latinoamericana… pero todavía tengo mucho por ver y aprender…
¿Puede la teología aprender del cine?
El cine puede ayudar mucho a la teología si ésta está interesada (como creo que debe estarlo) en la “reapropiación” de un texto como la Biblia. El cine es un instrumento vital para entender una cultura, sus ideales y miserias, sus pasiones y sus preocupaciones. A través del cine la teología puede aprender cómo encarnar su mensaje y al a vez ser profética… Tomemos por caso los Estados Unidos. La teología allí está atrapada por una “cultura paralela”. Hay todo un sistema, que pasa por las Iglesias, los seminarios, las conferencias, las publicaciones (libros, revistas, Internet, etc.) en los cuales problemas como “el milenio” y escuelas como los pre y post milenialistas son moneda corriente. Sin embargo, eso no tiene nada que ver, en un sentido, con la
cultura norteamericana… los americanos en sí no están interesados en eso, y la teología haría muy bien ilustrándose sobre otros temas a partir del cine. Yo rompí ciertos esterotipos en distintos contextos. Cuando estudié cine en la Universidad de New York, la mitad de mis compañeros eran gays o bisexuales, etc. Sin embargo, siendo cristiano, me recibieron muy bien, pues en una cultura posmoderna, nadie tiene la prerrogativa de ser poseedor de una teología objetiva o una verdad absoluta…
¿Qué piensas de directores como David Lynch, Brian De Palma o David Fincher?
Bueno, comencemos con Brian De Palma. En los últimos diez o quince años ha decaído un poco en relación al gran cineasta que supo ser (en el sentido de haber dominado prácticamente la escena norteamericana de cierto tipo de cine en EEUU). Forma parte de una tendencia que fue fuerte en los ’80, marcada por el exceso, el disrupted excesses. Si pensamos en Carrie (1976) o Scarface(1983), recordaremos cómo es posible una exhibición ostensible de violencia, en un marco de verosimilitud. Esto de algún modo se retomó con el performance studies de fines de los ochenta y principios de los noventa. Recordemos por ejemplo el flesh dress, el cual fue una terrible crítica a la mirada de la mujer como un objeto. Todo esto está intentando llamar la atención del observador, romper su insensibilidad. Mencionaste David Fincher… ¿me podrías recordar algunos de sus Films…?
Bueno, inició con Alien 3, luego hizo Seven, The Game, The Fight Club, The curious case of Benjamin Button, Panic Room, y ahora recientemente Social Network… ah, también Zodiac… OK, ahora recuerdo bien. Sí, me gusta. Ya vi la última, Social Network. Allí plantea, entre otras cuestiones, el modo en que el mercado y la lógica del mercado afecta las relaciones sociales y una persona común y corriente, que con diversas contradicciones intenta establecer relaciones sociales (aunque es muy tímido y todo lo demás), nos hace ver los insospechados resultados a los que puede llevar una decisión de una persona… ¿Cuál era el otro…?
David Lynch
Ah!!! Bueno, David Lynch es un director que tiente tanta libertad en sus funciones que… realmente es difícil para el espectador poder entenderlo. ¿Has visto Eraserhead? No ¿En serio? ¡Deberías verla!
Bueno. Lo haré.
Se trata de ingresar al interior de la mente de una persona… es cierto que muchas personas se van del cine, pero ver esta películas es realmente una experiencia.
Recuerdo también aquélla película con un Nicolas Cage, en el desierto…
Sí, Wild at Heart. Gran película. Mi novia salió del cine, ¡me dejó sólo viéndola!
Bueno, a mí me pasó algo similar con Apocalypsis Now, Director’s cut.
Ah! Sí, esa película es una de las mejores exploraciones acerca del asesino interior que hay dentro de cada uno de nosotros… creo que de un modo similar a las geniales exploraciones de Kubric.
Bueno, el otro nombre que quería mencionarte era ese…
Sí, creo que no nos da el tiempo siquiera para empezar a hablar de él. Era realmente brillante.
En 1964 Susan Sontag, en su crítica a la escuela hermenéutica, fue muy tajante al afirmar que una verdadera crítica del arte debía separar la forma del contenido. El crítico debía centrarse en lo estético por sobre lo intelectual… ¿Crees que muchos evangélicos pasan directamente hacia una crítica intelectual o incluso moral de los Films…? En otras palabras, y para dar un ejemplo, ¿son los evangélicos libres como para disfrutar o tener placer con Films del tipo American Beauty (Sam Mendes, 1999), o más bien rechazan este tipo de expresiones artísticas por razones “morales” (o incluso “religiosas”…)?
Harvie Conn hablaba siempre de dos tipos de teólogos, unos que están allá arriba en la montaña, y otros que están abajo, en la calle, caminando entre la gente. Uno de los grandes aportes de la Teología de la Liberación (más allá de todo lo discutible) es haber tomado consciencia de esa necesidad de que el teólogo esté entre la gente, de tener esa sensibilidad hacia la cultura popular. Si uno quiere tener acceso al “mundo”, a la cultura popular, las películas sirven precisamente para eso, para transportarlo a uno a múltiples culturas populares. Y ahí uno va dándose cuenta de cuánta influencia tenemos, como individuos, del ambiente que nos rodea. Hay teóricos que nos han llamado la atención sobre eso. Por ejemplo el término “personalidad” es una construcción histórica, propia de la “modernidad”, en la que todo tiene que estar “en orden”. Pero los posmodernos no aceptan eso. Igualmente, hay otros tipos de acceso al fenómeno del cine. Tomemos por caso a André Bazin; era un católico que vivía en Francia después de la Segunda Guerra mundial. Su tema central es la finitud humana, el hecho de que todos vamos a morir… Todos luchamos en nuestras almas con este problema de nuestra muerte. Además, estamos limitados en tiempo y espacio; pero lo que el cine (y la TV hoy) nos permiten es trascender esas
limitaciones. No podemos ser “omnipresentes”, sino “presentes” con la dirección del director de cine y el guionista. Por otra parte, como decía un poeta, el director de cine tiene el privilegio recrear la realidad a lo largo de su imaginación; la riqueza es infinita.
Los teólogos a veces se ven frustrados al acceder al fenómeno del cine porque creen que está completamente corrompido por el mercado, como si lo único que interesara fuera “hacer dinero” con las películas. De a poco se está superando esa parcialidad. Mi idea es que podemos usar el cine como un “laboratorio” para comprender otras culturas y otros tiempos. En Slumdog Millonaire se trata de un producto claramente enfocado a satisfacer a una cultura global. No estoy de acuerdo con los posmodernos, para quienes toda nuestra realidad es una construcción social, que estamos totalmente determinados por nuestro contexto. La ideología nos traspasa, es cierto. Pero lo que creo es que la cultura es el recurso, el acercamiento al sentido profundo de una sociedad.
Hemos aprendido de Max Weber y de Jürgen Habermas que la Modernidad fue un proceso de “racionalización” y fragmentación de la cosmovisión clásica (que en Occidente era cristiana). Estosautores hablan de “autonomía de esferas”: la cuestión de la verdad va hacia la Ciencia, la cuestión de la justicia va al Derecho, y la cuestión estética va a la Crítica del Arte. En este terreno, la Escuela de Frankfurt hizo una opción clara por el arte como un espacio en que la sociedad pudiera encontrar “autenticidad”, en particular en las sociedades occidentales “avanzadas”. Es el cine un espacio en el que podamos encontrar autenticidad, en el cual la Iglesia también pueda decir algo, o la teología, en un lenguaje “no académico”…? Está la iglesia lista o preparada para un desafío así, por ejemplo, hacer películas…?
Sí, creo que este problema es real y que la teoría del “desinterés” nos puede iluminar en cómo resolverlo. No se trata de que estemos destinteresados por el arte, sino desinteresados en el “valor de uso”, por así decir, de aquello que estamos contemplando…
¡Bueno, eso sería La crítica del juicio de Kant! Sí, ¡exacto! Bueno, no todos los evangélicos son iguales, pero es cierto que la mayoría, lo que llamamos “fundamentalismo”, tienen problemas para disfrutar del arte, o en este caso del cine, dejando de lado las cuestiones morales o religiosas… están más bien en ese “mundo paralelo” del que hablábamos antes… El problema es cuando los evangélicos queremos salir de ese “mundo paralelo”… hoy en día no puedes hablar en términos dogmáticos u “objetivos”. No creo que todo sea “relativo”, pero sí es mucho más relativo de lo que en general los evangélicos creen… somos personas, y como personas somos limitadas.
¿Cuál es tu opinión acerca de la relación histórica entre Hollywood y la industria de la guerra? Por ejemplo, Oliver Stone filmó Born on the Fourth of July (1989) y Platoon (1986) sin apoyo del Pentágono, a raíz de su postura crítica para con la guerra. Para Stone fue mucho más caro filmar esas películas, de lo que hubiera sido si habría tenido una mirada más “amigable” para con la industria de la guerra… ¿qué nos dice esto acerca de la “autonomía del arte” o incluso de la voz profética que la iglesia y la teología deben tener con problemas como la guerra o los derechos humanos?
Oh, ¡sí! Eso es real. Realmente es un problema. A mí en particular no me gusta mucho Oliver Stone… porque allí la ideología está demasiado expuesta o explícita… pero sí son graves problemas los que aparecen. Pero claro que Born on the Fourth of July es una gran película… Muy bien, muchas gracias por tu tiempo, Chris.
No, gracias a ustedes, nos vemos en cualquier momento por allí…el domingo predicaré en una iglesia de Buenos Aires.*


♦♦♦
*Chris Simons predicó en la Comunidad Evangélica Restauración en Cristo, el domingo 14 de noviembre de 2010, 10.30 Hs.., donde ejerce el ministerio pastoral el Dr. Alberto F. Roldán.
Av. Belgrano 4180 – www.recristo.com.ar

Fuente: Teologia y cultura: www.teologos.com.ar

Entrevista y traducción: David Roldán
Fotos: Richard Smith & David Roldán

lunes, 24 de enero de 2011

Sociología y fe cristiana

Por. Carlos Mnez. Gª, México*
A Ruth Saldivar y Luz Galindo, sociólogas al servicio del Reino

Hacia finales del 2010 recibí un correo electrónico en el que una cristiana estudiante de sociología me confiaba sus dificultades para conciliar su materia de estudio con su fe. También me compartió que se sentía sola, con escasos apoyos epistemológicos y de acompañamiento por parte de la comunidad de creyentes a la pertenece. Me solicitó algunas orientaciones acerca de cómo relacionar las creencias cristianas con una disciplina, la sociología, que critica a la fe y la presenta como una construcción social ilusoria y hasta falsa.
No pretendo tener la capacidad para responder las preguntas de la estudiante. Tampoco considero poseer las cualidades como para solucionar sus inquietudes y brindarle respuestas acabadas a las mismas. Solamente voy a compartir ciertos descubrimientos que me han ayudado a lidiar con las ciencias sociales en general, y la sociología en particular, y mi entendimiento de la Revelación bíblica.
Me parece que la actitud de mi joven colega, la socióloga que está en busca de respuestas a sus dudas, es la adecuada. Bien podía ella hacer por lo que han optado otros y otras que comparten su fe y hacen de las ciencias sociales su profesión: mantener una estricta separación entre lo que creen “espiritualmente” y la disciplina de sus estudios. Quienes así proceden adoptan por entero las propuestas epistemológicas y hermenéuticas de ciertas escuelas de pensamiento sociológico que todo lo explican como socialmente condicionado.
Los cristianos no pueden simplemente recibir cualquier paquete de conocimientos sin atreverse a preguntar sobre la solidez de esos saberes. Hace muchos años leí una frase de un filósofo, Gastón Bachelard que me sacudió cognoscitiva y existencialmente: “La fuente de todo conocimiento es la pregunta”. Hay que cuestionar, preguntar si lo que se da como respuesta irrebatible es consistente y soporta la corrosión de la crítica.
Me atrevo a sostener que en la Biblia tenemos una enseñanza poco valorada, me refiero a que en Las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis, se nos anima a ser preguntones. Hay en la Palabra lo que llamo una teología de la pregunta. Jesús fue un maestro de los cuestionamientos. En muchas ocasiones hizo partícipes activos de sus enseñanzas a sus oyentes, recurriendo a preguntarles con el fin de que no fueran receptores pasivos sino oidores dialogantes.
En la pedagogía de Jesús jugó un rol muy importante la interpelación. Por medio de narraciones, las parábolas por ejemplo, buscaba respuestas de su auditorio. Tal vez son más los momentos en que encontramos a Jesús, en el Nuevo Testamento, en un ejercicio de exposición/preguntar/responder a individuos y/o grupos, que dando discursos sin permitir la intervención de sus oyentes. Jesús estimulo a sus interlocutores para que le cuestionaran, de la misma manera que les preguntó incesantemente para que ellos y ellas descubrieran el sentido profundo de sus enseñanzas.
Percibo que una de las razones de desasosiego de la socióloga que me hizo llegar sus inquietudes, es que en su comunidad la ven con cierta sospecha porque sus estudios la llevan a preguntar sobre afirmaciones que los demás dan por sentadas sin problema alguno. No sería raro que incluso, como en otros casos que he conocido de estudiantes cristianos de ciencias sociales, le hubiesen aconsejado que mejor estudiara una disciplina que no pusiese en riesgo su fe. Éste es un gran equívoco, porque entonces estaríamos reconociendo que la fe cristiana es muy endeble, que ante cualquier soplo de conocimientos humanos se tambalea y cae irremediablemente.
Es cierto que la sociología nace como resultado de presuposiciones metodológicas que colocan en tela de juicio a la Revelación. Parte de la afirmación de que estamos solos y solas en el Universo, que es necesario dejar atrás el estado de las explicaciones teológicas, que necesariamente son ilusorias, abandonar la etapa metafísica, condicionada por lo abstracto, y en su lugar transitar a la era científica y positiva. Así lo estableció a quien se considera el fundador de la sociología, el francés Augusto Comte (1798-1857).
La pretensión de cientificidad, de objetividad plena, también marcó a distintas tendencias sociológicas posteriores a Comte. Tuvo que pasar mucho tiempo para que al interior de la propia comunidad sociológica se pusiera en cuestionamiento la pureza epistemológica de quienes daban explicaciones mecanicistas al comportamiento de las sociedades y de las personas en la sociedad. A ese desenmascaramiento contribuyó una ala del marxismo, la menos dogmática y cerrada, al sostener, me parece que correctamente, que era un engaño la “ideología de la neutralidad ideológica”.
Un ejemplo de sociología científica que parte de presuposiciones justificadoras del orden social establecido, es el de la sociología funcionalista norteamericana. Esta escuela es muy prolífica en estudios de movilidad social ascendente (el paso de la pobreza a estratos socioeconómicos superiores); mientras que es ciega a los múltiples casos de movilidad social descendente, es decir de empobrecimiento, como lo observó atinadamente el sociólogo de El Colegio de México, Claudio Stern.
Una aportación de la sociología del conocimiento, aplicada a la lectura de la Biblia, es que las ideas se forjan en contextos socioculturales específicos, no surgen espontáneamente. Hay trasfondos que gestan determinadas representaciones ideológicas e identitarias, éstas responden a imaginarios prohijados en contextos históricos que son resultado de factores sedimentados en una sociedad equis.
La afirmación joanina de que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, puede leerse como que el Mesías se historizó, o tal vez podemos decir que se sociologizó. De ahí que las herramientas sociológicas son de enorme utilidad cuando echamos mano de ellas para reconstruir el mundo social en el que tuvieron lugar los hechos y las palabras de Jesús y sus discípulos neotestamentarios.
De la abundante bibliografía que puedo recomendar sobre el tema de las condiciones sociales existentes en tiempos neotestamentarios, y el esencial conocimiento de esas condiciones para una comprensión más amplia de la Palabra, son indispensables las obras de Wayne A. Meeks, entre ellas Los primeros cristianos urbanos. El mundo social del apóstol Pablo (Ediciones Sígueme) y El mundo moral de los primeros cristianos (Editorial Desclée de Brouwer). De Bruce Malina son esclarecedores El mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antropología cultural (Editorial Verbo Divino), y (en coautoría con Richard L. Rohrbaugh) Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I. Comentario desde las ciencias sociales (Editorial Verbo Divino). De carácter introductorio y bien desarrollado es el libro de John E. Stambaugh y David L. Balch, El Nuevo Testamento en su entorno social (Editorial Desclée de Brouwer). Bengt Holberg hace un interesante recorrido por la historia de los acercamientos sociológicos para explicar el contexto de las primeras comunidades cristianas en Historia social del cristianismo primitivo. La sociología y el Nuevo Testamento (Ediciones El Almendro).
Una cosa es tener adecuadamente en perspectiva la realidad social en que se gestaron las narraciones de la Biblia. Otro tópico muy diferente es incurrir en sociologismos que niegan la trascendencia, el Espíritu en sentido bíblico, de la historia de la salvación que se promete en Génesis y alcanza su consumación en Apocalipsis. Es necesario aprender a construir tanto un buen acercamiento sociológico a Las Escrituras, como embarcarse en el discipulado que no se deja sujetar ni amoldar por las tendencias de los tiempos (Romanos 12:2).
No podemos, no debemos ser, meros reproductores de paradigmas culturales, estamos llamados a ser ciudadanos y embajadores de un Reino que no procede de este mundo (Juan 18:36).

*Carlos Mnez. Gª es sociólogo, escritor, e investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano.

Fuente: © Carlos Martínez García, ProtestanteDigital.com

domingo, 23 de enero de 2011

Iglesias norteamericanas continuan producciendo películas

Después del éxito que han tenido varias iglesias en los Estados Unidos produciendo películas con mensajes cristianos, Calvary Church en Memphis, TN presenta su aporte a la pantalla gigante con el filme “The Grace Card” (Carta de Gracia), producida en conjunto con Graceworks Pictures.
Inspirados por el modelo de Sherwood Pictures, ministerio que creó Fireproof (A Prueba de Fuego), el Dr. David Evans y su esposa Esther Evans decidieron dedicar sus recursos económicos y experiencia dirigiendo obras de teatro, para incursionar en el cine.
El doctor Evans es un exitoso optómetra conocido en la ciudad de Memphis por producir por más de 15 años la obra de la pasión de Cristo en Calvary Church, su iglesia local. En la cinta The Card Grace, él hace su debut como director y productor ejecutivo de la película. "El punto es capturar la audiencia por el corazón", dice el director David Evans.
La película se centra en una inusual pareja policiaca. Mac (Michael Joiner) quien está profundamente amargado tras la trágica pérdida de su hijo en un accidente. La amargura y el dolor que arrastra por 17 años corroen el amor por su familia y lo dejan enojado contra Dios… y prácticamente con el mundo entero. La tensión crece cuando le asignan como compañero a Sam Wright (Mike Higgenbottom) un destacado agente en la policía quien al mismo tiempo ejerce las funciones como pastor y un amante padre de familia.
¿Acaso puede Mac aceptar la gracia de un Dios al cual abandonó y de un compañero a quien detesta? ¿Pueden estos dos personajes unir fuerzas para ayudarse mutuamente cuando les es prácticamente imposible sobrellevar las diferencias?
El racismo y la dicotomía entre lo secular y lo sagrado son algunas temáticas particulares de esta película, de las cuales pocas en el genero del "cine cristiano" han ahondado. Sin embargo, el mensaje principal y enfático es la Gracia. En una de las líneas del filme Sam lo expresa de la siguiente manera: "Todos buscan su propia justicia, pero lo que necesitamos en Gracia".
La primera presentación previa al lanzamiento oficial de la película en Miami se realizó el pasado 18 de enero en AMC Sunset Place 24, bajo la organización de Daviz Zafra, director de Salmos Music, y con la participación de representantes de los medios de comunicación entre otras personalidades.
Los esposos Evans, quienes han estado itinerando a lo largo de los Estados Unidos, expresaron su complacencia y gratitud tras el recibimiento de “The Grace Card” (Carta de Gracia) en el sur de la Florida.
"Hemos estado presentando esta película en muchas ciudades y hasta el momento nadie nos había recibido tan calurosamente y con tanta expectativa como en Miami”, comentó Esther Evans, quien además tuvo la dicha de contar con la presencia de miembros de su familia que viven en Miami y difundir el filme dentro de un público hispano que le trae recuerdos de sus raíces cubanas.
La película será lanzada por Affirm Films y Provident Films, bajo la distribución de Samuel Goldwyn Films, las tres compañías que han estado asociadas con Fireproof y Facing The Giants.
El día oficial del lanzamiento de la película es febrero 25 de 2011. Para reservaciones, difusión, lista de horarios y salas de cine, visitar el sitio: www.thegracecardmovie.com
“Cada día tenemos la oportunidad de restablecer relaciones y sanar heridas profundas al extender y recibir la gracia de Dios. Ofrece la carta de gracia y nunca subestimes el poder del amor de Dios”, concluyó el director de la película.

Te presentamos el trailer de la película



Fuente: Entrecristianos.

sábado, 22 de enero de 2011

¿Qué enseña la Biblia sobre “maldiciones generacionales”?

Por Juan Stam, Costa Rica*

Una de las muchas novedades teológicas de nuestra época es la doctrina de “maldiciones generacionales”, que enseña que una persona puede nacer bajo una sentencia de castigo (”maldición”) por pecados que cometieron sus antepasados. A menudo esa maldición se entiende en términos mágicos como un maleficio, con una especie de hechicería santa. Así resulta que uno puede nacer cargando la maldición de sus padres, abuelos o hasta bisabuelos. Y como la humanidad es bastante pecadora, sería de suponer que muy pocas personas hayan nacido sin alguna maldición a cuestas.
Entre los que más han predicado esta doctrina, en forma muy elaborada, son los pastores Edwin y Ana Lucía Orozco del programa “DiosTV”. Afirman que esa maldición queda en el esperma y el óvulo que forman el feto, por lo que hay reemplazar el ADN del pecado con el ADN de Dios. Otro aspecto de esta enseñanza es el concepto de la iniquidad como la corrupción interna que trae maldición generacional. En palabras de ellos:
La Iniquidad es transmitida al ser humano desde su concepción y se hacen (sic) más fuertes en cada generación, se robustece de maldición, pero que los padres tienen la potestad de establecer herencia de bendición para los hijos cortando estas raíces de iniquidad.
Debemos de entender que estamos marcando una generación futura a partir de hoy al romper estos ciclos de iniquidad, porque mientras estas raíces estén activadas en nosotros afectará nuestra vida y la de nuestras generaciones futuras.
Dios es un Dios de Generaciones y las iniquidades de nuestros ancestros seguirán en nosotros hasta que logremos cortarlas; estas raíces que constituyen el elemento oculto en nuestro ser, en nuestras emociones más íntimas y del apego que podamos tener con la realidad a la que estemos atado, cortando con estas iniquidades les damos así a nuestros hijos un futuro libre, un camino allanado, un destino profético que Dios nos ha heredado, le daremos las llaves que triunfen en todo siempre cuando ellos no activen estas raíces.
Es obvio que el aspecto “generacional” de toda esta enseñanza se basa en el segundo mandamiento del decálogo y unos textos más en Éxodo y Deuteronomio:
…yo soy Jehová tu Dios,[i] fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
y hago misericordia a millares [de generaciones],[ii]
a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Éxodo 20:5 (cf. Deut 5:9)
…¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso;
tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad,
la rebelión y el pecado…
que visita la iniquidad de los padres
sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos
hasta la tercera y la cuarta generación. (Ex 34:6-7)
Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel,
que guarda el pacto y la misericordia
a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta mil generaciones;
y que da el pago en persona al que le aborrece,
destruyéndolo. (Deut 7:9)
Aunque el idioma hebreo tiene varias palabras para “maldición”, estos textos no mencionan ninguna de ellas. Dicen más bien que Dios “visita” los pecados sobre las sucesivas generaciones. El sentido principal de este verbo hebreo es igual que “visitar” en castellano. Su sentido básico es “preocuparse por”; la NVI lo traduce bien con “estar pendiente de” (Sal 8:4 “tomarlo en cuenta”; cf. Job 7:17). Dios visita la tierra y la riega (Sal 65:9). Muchas veces este mismo verbo hebreo significa visitar para salvar (Ex 3:16; 4:31; ¡el relato del éxodo! Cf. Gén 50:24-25; Rut 1:6), pero en otros textos, como los que acabamos de citar, significa visitar para castigar (Isa 13:11; Jer 5:9,29 hebreo).[iii]
Además, los textos básicos, en Éx 5 y Deut 20, no hablan de “iniquidad” sino de “maldad”, y Ex 34:7, que menciona la iniquidad, la rebelión y el pecado (como sinónimos funcionales), no afirma que Dios los convierte en maldiciones generacionales sino que en su misericordia los perdona. ¿Cómo es, entonces, que Dios visita la iniquidad hasta la tercera y la cuarta generación, si ya la perdonó? La respuesta está en el concepto bíblico de la persona humana como ser social, en una solidaridad corporativa. La Biblia no conoce el individualismo de nuestro pensamiento moderno, de personas como entes en sí, independientes de la comunidad a que pertenecen. Entonces, la maldad tiene consecuencias morales y sociales sobre la familia y la sociedad, y en esas consecuencias Dios está “visitando” a su pueblo.
Es claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar “maldiciones generacionales”. No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros (”nos visita”). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados. Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el texto inspirado.
Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones. Es posible que “cuatro generaciones”, más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad.[iv] De cualquier forma, “donde el pecado abundó [cuatro generaciones], la gracia sobreabundó [mil generaciones]“. Si existieran “maldiciones generacionales”, tiene que haber también “bendiciones generacionales”, y eso acumuladas sobre mil generaciones. El teórico ADN de esta teoría tendría que codificar centenares de pecados y muchos miles de bendiciones, y sin duda el saldo sería a favor de la bendición y las misericordias de Dios.
Para concluir, debemos mencionar que otros textos bíblicos refutan la idea de un castigo divino contra familiares inocentes. El mismo libro de Deuteronomio aclara que “los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado” (Dt 24:16; cf. 2R 14:6). El profeta Ezequiel se opone enérgicamente a esta doctrina de castigos y méritos heredados e insiste en la responsabilidad personal de cada uno:
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
¿Qué pensáis vosotros, los que usáias este refrán sobre la tierra de Israel,
que dice: Los padres comieron las uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen la dentera?…
He aquí que todas las almas son mías;
como el alma del padre, así el alma del hijo es mía;
el alma que pecare, esa morirá.
Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia…
éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor…
El que guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas,
éste no morirá por la maldad de su padre;
de cierto vivirá…
Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?
Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia…
el alma que pecare, esa morirá;
el hijo no llevará el pecado del padre,
ni el padre llevará el pecado del hijo;
la justicia del justo será sobre él,
y la impiedad del impío será sobre él. (Ezq 38:1-5,9,17-20).[v]
En conclusión: lejos de fundamentarse fielmente en la Palabra de Dios, la enseñanza de “maldiciones generacionales” es un abuso del texto bíblico. Es otra especulación fantasiosa de algunos predicadores que no se cansan de inventar nuevas doctrinas para deslumbrar a su público y mantenerlos cautivos de sus aberraciones. Lejos de ser un mensaje fiel a la Palabra, es otro intento de manipularla, y manipular al público creyente.
Todas estas especulaciones contemporáneas plantean una pregunta muy seria: ¿en qué punto una simple enseñanza equivocada llega a ser una herejía? ¿No será que tenemos que redescubrir el concepto y la realidad de la herejía?
Es hora de levantar la voz de protesta contra estas novedades anti-bíblicas.

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[i] Sobre el nombre “Jehová” ver nuestro artículo, “Yo soy el que soy”, 15 de junio de 2010. En este ensayo citaremos la versión Reina Valera, por ser ésa en la que se basa el concepto de maldiciones generacionales.
[ii] Es claro, tanto por la lógica como por el paralelo en Deut 6:9, que la palabra “millares” aquí significa “mil generaciones”.
[iii] En todos estos textos el verbo hebreo es PaQaD, “visitar”, aunque a veces la traducción no lo indique. En Jeremías 23:2 PaQaD se emplea primero de pastores que no “visitaban” a las ovejas (no se preocupaban por ellas), y después de Dios al “visitarlos” con castigo.
[iv] Si hay un bisabuelo con bisnietos, las cuatro generaciones pueden estar viviendo simultáneamente. “Cuatro generaciones” parece significar “toda la familia”, los que están vivos en determinado momento.
[v] El capítulo 18 de Ezequiel nombra específicamente un gran número de pecados sociales e insiste en la práctica de la justicia y el bien social.

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Fuente: FUNDACION KAIROS, Argentina.