¡Vos podes ayudarnos!

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sábado, 31 de diciembre de 2011

El pastor y su papel santificador en la iglesia. ¿Cuáles son las seis dimensiones que debe imitar el pastor de Jesús al guiar a su rebaño?

Estimados (as) colegas, consiervos, amigos (as), pastores y el público en general que visita mi blog.
Durante este año hemos compartido una serie de temas, que de una u otra manera nos afecta nuestra vida personal, espiritual y social. Es por ello, que deseo concluir este año con un tema, que no solo le afecta a un siervo de Dios, sino a todos (as) aquellos (as) que están inmerso en el trabajo con personas, especialmente aquellos que somos guías o modelos para las nuevas generaciones. Me permito y agradezco a Ministerio LOGOI reproducir y compartir con ustedes el siguiente tema del pastor y su papel santificador en la iglesia. ¿Cuáles son las seis dimensiones que debe imitar el pastor de Jesús al guiar a su rebaño? Lean el artículo y verán.
Espero que este artículo y como los demás que le hemos compartido de LA RED DE ENCUENTRO: TRANSFORMANDO VIDA sean de gran bendición para su vida y ministerio que realiza en la visión del Reino de Dios. ¡Les deseo Feliz año, que Dios les de salud, felicidad, paz en medio de la tormeta o dificultad alguna, éxito en todo lo que emprenda y sobre todo muchas bendiciones en el año 2012! Que puedan alcanzar todas sus metas. Y agradezco por sus comentarios. Les dejo un texto biblico Jeremias 29: 11.
Un abrazo, TRANSFORMANDO VIDA, el blog de LUIS EDUARDO CANTERO
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Happy New Year!
We pray the New year brings you lots of happiness, joy, and success.
May you reach all your goals. May God shower His abundant blessings upon you all year round.
TRANFORMANDO VIDA

viernes, 30 de diciembre de 2011

Sociedad de Estudios Pentecostales otorgará premio a trayectoria y aportes del doctor Carmelo Álvarez

El doctor en estudios teológicos y pastor puertorriqueño Carmelo Álvarez, acaba de recibir la noticia de que la Sociedad de Estudios Pentecostales le otorgará, en el 2012, el "Lifetime Achievement Award", con el cual reconocerá su trayectoria, aportes y logros en el estudio, la investigación y sus publicaciones sobre el pentecostalismo.
Álvarez, quien es asiduo colaborador de ALC, recibirá el premio en el banquete oficial que dará cierre a la Asamblea Anual de la Society for Pentecostal Studies (Sociedad de Estudios Pentecostales), el 3 de marzo de 2012, en Virginia Beach.
Actualmente es misionero-consultor de la Junta de Ministerios Globales de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), en los Estados Unidos y Canadá, así como en la Iglesia Unida de Cristo.
Su labor principal está enfocada en el área de educación teológica y asesoramiento a iglesias e instituciones en ese rubro, sobre todo en el tema referido al pentecostalismo, tanto en América Latina como en el Caribe. También ha sido misionero en México, Costa Rica, Chile y Venezuela.
Ha trabajado en Estados Unidos como profesor de Historia del cristianismo en el Seminario Teológico Cristina, en Indianápolis, Indiana. Allí fue director de estudios multiculturales y decano de los estudiantes. Además ha sido profesor visitante en varias instituciones de educación teológica en los Estados Unidos, Europa, Asia, Latinoamérica y el Caribe.
Carmelo Álvarez está casado con la reverenda y doctora Raquel Rodríguez, directora para América Latina y el Caribe de la División de Mision Global, Iglesia Evangélica Luterana en América. Su sentido ecuménico del acompañamiento pastoral y su solidaridad con las iglesias más pobres han hecho que sea considerado en alta estima, en diversos países.
Ha liderado viajes de estudio a Cuba, con grupo de estudiantes de teología, a fin de compartir y conocer la realidad de la mayor de las islas de Las Antillas.
Al recibir la noticia, Álvarez, dijo que nunca hubiera logrado el honor que constituye tal designación, sin el apoyo de su esposa y sus hijas, así como el de la Junta de Ministerios Globales de las Iglesias Discípulos de Cristo y Unida de Cristo, en los Estados Unidos y Canadá. También de su denominación originaria en “mi Puerto Rico, fuente primordial de mi vida y mi ministerio”, y el cariño del obispo-presidente Gamaliel Lugo y su obispo auxiliar Eseario Sosa, además del Consejo Nacional Pastoral, del cual formo parte y a las congregaciones en toda Venezuela; “ustedes son una bendición grande en mi ministerio y, por ello, haré público mi dedicación de este reconocimiento a ustedes”, expresó.
ALC quiere sumarse al regocijo de quienes reconocen en Carmelo, como comúnmente se le conoce, a un hombre de Dios, sencillo, solidario, dispuesto a ayudar siempre en la búsqueda de una perspectiva abarcadora y solidaria del mensaje de Jesucristo con los pobres de la tierra.


Fuente: ALCNOTICIAS, Argentina
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Quién no ha vivido una experiencia como esta:
Como agentes de turismo… son unas gran promotoras
Por Federico Saint Romain El blog del Rally Dakar
Las chicas del stand de Perú, muy amablemente accedieron a unas preguntas, pero a la hora de enumerar el trazado del país para el que representan en el "village" del Rally Dakar, los nervios le jugaron una mala pasada. Mirá su perlita acá:



jueves, 29 de diciembre de 2011

Cuento ganador del concurso de Union hipasnomericano de escritores: Navidad Maracucho

Por. Obed Juan Vizcaíno Nájera, Venezuela*


Caminaba José por las calles iluminadas de Maracaibo, ya había terminado su faena de trabajo. No había recolectado mucho dinero, el trabajo de empaquetador en el supermercado había sido muy duro e improductivo este día. La gente solo daba las monedas pequeñas que quedaban del vuelto de sus compras. Trabajaba después del colegio, muchos de sus compañeros de clases hacían lo mismo. Llevando las mercancías a los carros veía los manjares que llevaba la gente a su casa, algunos compraban juguetes. José se imaginaba si podía llevar a su casa estas cosas, esos productos para hacer las hallacas, los perniles, turrones. Solo se imaginaba a su madre y hermanos con una gran sonrisa. Por el estacionamiento del gran centro Comercial, se movía entre los carros y en las esquinas lejanas “el Chuki”, un hombre que conversaba mucho con los niños y niñas que llevaban las mercancías a los carros de los clientes del Supermercado. Algunos le tenían temor y otros hablaban con él con naturalidad.
El Chuki, les ofrecía ganarse unos cuantos miles de bolívares fáciles, tan solo tenían que vender en sus escuelas y en sus barrios la droga que él distribuía. José siempre le tuvo temor a ese hombre malvado que llegaba en su gran carro negro. Nunca se le acercó, nunca permitió que se le acercara, siempre, por extraño que fuera pensaba en su madre y en sus hermanos menores.
Cada centavo que le daban lo guardaba en sus bolsillos con la esperanza de poder reunir lo suficiente para llevar a su casa el dinero necesario para su madre. En el fondo de su corazón sabía que no podía comprar las cosas que deseaba para su mamá, hermanos y para el mismo.
Nunca conoció a su papa, ni a los padres de sus dos hermanitos, creció haciéndose hombre prematuramente, ayudando a mantener su hogar. Su madre lavaba y planchaba ropa ajena y su humilde pero acogedora casa era la herencia de sus abuelos, por lo menos tenían un techo en el cual cobijarse. Deseaba ayudar más y poder decir a su madre que dejara de trabajar.
No podía jugar todos los días, debía trabajar de lunes a lunes, ni los domingos era una opción para poder descansar. Le daba gracias a Dios que el 24 de Diciembre caía en domingo, era el año 1995, el cumpliría 10 años, ya se sentía hombre. Él había nacido un día Martes 24 de Diciembre de 1985. Ya comenzaba a percibir al mundo de otra manera, y comprendía su pobreza.
En ese año, sentía que debía darles a sus hermanos y a su madre un verdadero regalo, para eso estaba dispuesto a trabajar todo lo que pudiera. Era viernes primero de diciembre, la navidad no lo había tomado desprevenido, muy de mañana se iba a clases y luego se iba al supermercado a carretear las compras que otras personas hacían para sus casas.
Un día al llegar a su casa fue directo a su cama, fue a contar el dinero a su cama, apartó lo que le daba a su madre todos los días, unas monedas para sus hermanos, para que compraran sus golosinas y casi nada para él, lo que le alcanzara para comer dos empanadas y un jugo. Se levantó de la cama y se comió la arepa que su madre le había preparado con jamón y queso. Mientras comía escuchaba una gaita en la radio: “Di mamá, di papá, si un juguete me traerá san Nicolás en navidad, mi cartita le envié, yo le mando a decir que muy bien me porté, que se acuerde de mi que no quiero creer, que para navidad nosotros los pobres él no les trae ná”
Esa era la pregunta que siempre se hacía, donde estaba San Nicolás para ellos, para él y sus dos hermanos. No se atrevía a decirla en voz alta para no entristecer a su madre, una vez se atrevió a hacerla y su madre se deprimió tanto que estuvo una semana sin hablar, y todo porque era la semana que antecedía al 24 de Diciembre.
Este año iba a ser diferente, el en su corazón de niño grande creía que San Nicolás era un cuento inventado por la gente que tiene para pagar los juguetes de sus hijos e hijas, pero que prefieren engañarles con una historia, una mentira que ellos llaman “piadosa”. Recibió unas cartas de sus dos hermanos menores, en las cuales solicitaban los juguetes para la noche del 24 de Diciembre. José se propuso en su corazón que ese no sería una noche de Navidad de desilusión.
Varios días después en la mañana, al llegar al supermercado le esperaba una noticia no muy grata, era miércoles de Diciembre. El Chuki y varios jóvenes fueron apresados en el estacionamiento por la Policía, estaban vendiendo drogas y distribuyendo entre quienes habían caído en la tentación del dinero fácil sin trabajar mucho. El Chuki había salido gravemente herido y se decía que había fallecido, se enfrentó a la policía. Los Jóvenes que estaban con él fueron apresados, iban llorando en el vehículo policial, cada uno de ellos gritaban llamando a sus madres.
Ese día, trabajó muy duro hasta tarde, hubo un momento en el cual le dio gracias a Dios por mantenerse lejos de la mala compañía. Le dio gracias a Dios por el recuerdo de su madre y hermanos, eso le libró de caer en las garras del delito.
Al salir del trabajo, se dirigió a su casa, con lo que había ganado, contó el dinero del día, sumó el dinero que tenía guardado y salió para el centro comercial, a comprar ropa y juguetes para sus hermanos. Para su madre había acordado con una costurera del barrio confeccionarle un vestido nuevo, hermoso, como su madre se lo merecía. La tela la había comprado tres meses antes, era esos colores que a su madre le encantaban. Esa sería una gran navidad para él y su familia. El dinero no alcanzó para comprarse para él nada, pero estaba completamente feliz, sus hermanos y su madre tendrían una Feliz Navidad.
Llegado la noche del sábado 23 de Diciembre del año 1995, cuando sus hermanos estaban dormidos, José entregó a su madre todos los presentes, la ropa de sus dos hermanos menores, los juguetes y el vestido para ella. Su madre recibió todos los regalos de manos de José, pero enseguida sintió una gran tristeza, José no había comprado nada para sí. Ella sabía que José se estaba sacrificando por ella y por sus hermanos. José se fue a dormir y su madre quedó sentada en la mesa, era tanta la emoción de su hijo que no cenó, se quedó dormido sin comer, o quizás estaba cansado.
Al fondo desde un radio vecino, Maritza oía aquella gaita: “Di mamá, di papá, si un juguete me traerá san Nicolás en navidad, mi cartita le envié, yo le mando a decir que muy bien me porté, que se acuerde de mi que no quiero creer, que para navidad nosotros los pobres él no les trae ná”. Maritza se acostó pensando levantarse temprano a hacer una diligencia. Se levantó a las seis de la mañana, abrió su escaparate y tomó el dinero que ella había ahorrado y se fue al mercado. A las 9 de la mañana del 24 de Diciembre de 1995, José todavía dormía. Ella no quiso despertarlo esto permitió que durmiera hasta tarde. Ella se fue a la cocina para hacer los platos que a sus hijos les gustaba.
A José, le despertó el aroma de la rica comida que su madre preparaba en la cocina, olía a navidad toda su casa. Se levanto y corrió hacia el comedor, el olor a dulces de piña y lechosa inundaba la casa, sobre la mesa había de todo. Sobre la silla donde se sentaba estaba una ropa de su talla, unos zapatos nuevos. Viendo el asombro de su hijo, con una sonrisa le dijo:
-Feliz Cumpleaños hijo, Feliz Navidad, yo también tengo mis ahorros-

Fuente: Obed Juan Vizcaíno Nájera.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Chávez dice que EEUU pudo desarrollar "tecnología para inducir el cáncer"

Por juan barreto


El presidente venezolano, Hugo Chávez, especuló este miércoles con que Estados Unidos haya desarrollado una "tecnología para inducir el cáncer", después de que la argentina Cristina Kirchner se sumara al grupo de mandatarios latinoamericanos aquejados por esa enfermedad.
"¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa hasta ahora?", se preguntó en referencia a Estados Unidos a la vez que enviaba su "solidaridad" y "cariño" a Kirchner y le deseaba una pronta recuperación.
Chávez, quien asegura haber vencido el cáncer que le fue diagnosticado en junio, afirmó no querer "lanzar ninguna acusación temeraria", pero insistió en la "extrañeza" que le produce el hecho de que a cinco mandatarios o ex mandatarios de América Latina se les haya diagnosticado cáncer desde 2009.
"Es muy difícil explicar a estas alturas", incluso "con la ley de las probabilidades, lo que nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros en América Latina. Al menos es extraño, muy extraño", añadió el presidente durante un acto con las Fuerzas Armadas retransmitido por los medios de comunicación.
"Quizá se descubra dentro de 50 años" ese supuesto plan estadounidense para inducir el cáncer, dijo el presidente, en el poder desde 1999. "No lo sé, sólo dejo la reflexión", agregó.
Chávez acusa con frecuencia al gobierno de Estados Unidos, con el que mantiene tensas relaciones diplomáticas, de estar detrás de unos supuestos planes para echarle del poder tras las elecciones presidenciales de octubre de 2012, en los que aspirará a un tercer mandato.
El presidente se mostró por otro lado convencido de que Kirchner "vencerá" el cáncer de tiroides, del que será operada el 4 de enero.
Explicó haber conversado telefónicamente con su homóloga argentina luego del anuncio de su enfermedad, el martes, y haberla encontrado de "muy buen ánimo".
Igualmente, le dio "la bienvenida" a la cumbre de "vencedores del cáncer" que Chávez propone celebrar a principios de 2012 y a la que se prevé que se unan sus pares de Brasil, Dilma Rousseff, y Paraguay, Fernando Lugo, y el ex gobernante brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Chávez le manifestó a Kirchner sus "mejores deseos por el pronto restablecimiento de su salud, al tiempo que le ratificó todo su apoyo moral", según un comunicado divulgado previamente por la cancillería venezolana.
El mandatario fue operado en junio en Cuba de un tumor cancerígeno cuya ubicación nunca ha revelado.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante una ceremonia en Caracas, el 17 de diciembre de 2011.

Fuente: AFP&Yahoo! Noticias

martes, 27 de diciembre de 2011

Navidad: lo que hay detrás del árbol y Papá Noel

Por. Óscar Margenet Nadal, España
Es intención de esta nota informar sobre el origen de símbolos que forman parte de nuestra vida y que poco o nada tienen que ver con los propósitos de Dios.

No se puede negar la lucha que los cristianos tenemos día a día, por aquello que omitimos hacer -a sabiendas de que eso es lo que Dios desea que hagamos- y todo lo otro que hacemos a pesar de que Dios no nos pidió que lo hiciéramos. Existe el riesgo de celebrar cualquier día de guardar del almanaque, sin saber por qué lo hacemos. Esas fechas son muy apreciadas por la industria y el comercio pues mueven tentadoras sumas de dinero, por lo que resultaría poco menos que imposible cambiarlas o cancelarlas; pero, ello no implica dejar de analizar qué hay detrás de ellas en la Historia. Lo realmente peligroso en esto es asumir posiciones extremas sólo frente a cuestiones visibles, mientras continuamos siendo indulgentes en muchas otras que nos llenarían de vergüenza si los demás se enterasen, aunque sepamos que no escapan al conocimiento divino.
Sin embargo, no es intención de esta nota el entrar a analizar las razones que esgrimimos para justificar nuestra conducta en cada caso, sino la de informar sobre el origen de símbolos que forman parte de nuestra vida y que poco o nada tienen que ver con los propósitos de Dios . También, la de alentarnos a revisar nuestras creencias a la luz de la Palabra y de la Historia.
¿POR QUÉ UN ÁRBOL ES SÍMBOLO DE LA NAVIDAD?
Antiquísimas civilizaciones consideraban al árbol como el símbolo ideal de la vida . La importancia de la fertilidad representada en la firmeza y erección de los troncos de los árboles, era una característica de muchas de las culturas paganas registradas por la historia secular. Unos 2600 años antes de Cristo, los babilonios, por ejemplo, asociaban todo lo vertical con el dios Falo; por ese motivo tenían muchas esculturas de piedra con la forma del miembro reproductor masculino. Una serie de representaciones encontradas en excavaciones arqueológicas, demuestran que hubo muchas culturas que idolatraban a los árboles.
Había en Babilonia una reina de nombre Semíramis, a quien llamaban “Reina del Cielo”, que afirmaba haber visto que de un tronco muerto nacía un árbol verde . Se creyó que el tronco era Nimrod, su fallecido esposo (al que se menciona en la Biblia en Génesis 10:8-12) y que el árbol verde era un hijo concebido por ella, cuando aún era virgen. Por eso al niño Tamuz lo identificaron como a una encarnación de Nimrod.
Semíramis, con el tiempo, fue adoptando distintos nombres: Astarot, Diana, Isis, Astarte; y se la siguió adorando –siempre- como “Reina del Cielo”. Su hijo Tamuz pasó a ser Baal y Ra; pronto, esa adoración de la diosa madre con su hijo se extendió a los confines de la tierra (China, India, Japón, entre otras culturas). El Imperio Romano la adoptó e incorporó en la Iglesia Católica Romana, dando lugar a la adoración de la Virgen y el Niño, a partir del siglo V. Este tema da mucha tela para cortar, y lo haríamos en otro momento. Desde allá y entonces hasta Sigmund Freud con su Teoría Psicoanálitica hay cientos de historias sobre el árbol, que pasan por los druidas y sus rituales bajo los robles, y que San Bonifacio (680-750) intenta reconducir al cortar un pino y asociarlo al nacimiento de Jesús para evangelizar a los paganos .
El árbol se incorpora por ser invierno el 25 de diciembre (fecha impuesta para la Navidad, como ya explicamos en la nota anterior) y esta tradición pasó de Alemania (1605) a Finlandia (1800), a Inglaterra (1829), a EE.UU poco después y a España (1870) según la Biografía de José Osorio y Silva. Los adornos que se le colocan al árbol tienen su significado, según sea la historia. No es pérdida de tiempo entrar en Google y leer de qué trata esto de “armar el arbolito” que tanto atrae a los niños y a no pocos adultos.
¿DE DÓNDE SALE PAPÁ NOEL?
Papá Noel, Santa Claus, Santa, San Nicolás, Colacho, Viejo Pascuero, Father Christmas, Pere Noel, Babbo Natale, Pare Nadal, son algunos nombres con los cuales se conoce universalmente al personaje que simboliza la Navidad y trae regalos “a los niños que se portan bien”. Se cuenta que hubo un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia , en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una persona rica que decidió ayudar a quienes necesitaban ropa, alimento, educación, por lo que fue venerada en la Edad Media. Sus restos se conservan en la basílica de San Nicolás, Bari, Italia.
Producto de esa veneración se fueron añadiendo a su historia elementos locales, según los países, que lo presentaron como conduciendo un trineo tirado por uno o más renos, los que le llevaban surcando los cielos en su reparto de regalos, lo que explica por qué es que podía cumplir con todos en una sola noche. Al principio se lo vestía de verde, como Nicolás. Pero, a partir de 1931 la hoy poderosa Coca Cola lo adoptó como ícono de su empresa y popularizó los colores rojo y blanco que lo identifican con ella.
REFLEXIONES NAVIDEÑAS
Desde que nacemos nos incorporamos automáticamente a costumbres generacionales ya establecidas; y, si no existiesen, las crearíamos. Por eso, asociamos las fechas tradicionales con recuerdos de familia y los dorados momentos de nuestra niñez. Eso ocurre con la Navidad. La Navidad requiere un riguroso autoexamen de nuestra parte, para dejar de seguir ofendiendo a Dios, el creador que nos hizo a su imagen y nos dio la capacidad de pensar. Ese examen surge de una lectura seria de la Biblia, la Palabra Revelada por Dios.
A lo largo del Antiguo Testamento leemos acerca de un Dios que no acepta compartir nuestra adoración a Él con sustitutos creados por el hombre. Dios recuerda al pueblo de Israel que es mejor obedecer a Sus mandatos y estatutos que seguir los dictados del propio y engañoso corazón. Pero, ese pueblo contumaz se dejaba invadir por las tradiciones y costumbres de los pueblos vecinos y de las tierras que Dios le permitía conquistar. Una de esas reiteradas desobediencias por las que Dios les amonestó y castigó vez tras vez, fue su inclinación a construir altares a Baal en las partes altas y boscosas. Nosotros no somos diferentes a los israelitas; cuando dejamos de obedecer a Dios caemos fácilmente en los mismos pecados.
Ocurre que la idolatría no es patrimonio de los paganos; el corazón del hombre es idólatra por naturaleza. Nos hacemos un ídolo de todo: la mujer o el hombre que amamos; nuestros hijos, el pastor de nuestra iglesia, el equipo de fútbol del que somos fanáticos, cantantes de moda, trabajo, dinero, nosotros mismos. El síndrome del Edén, cuando Adán y Eva caen en pecado, es la desobediencia. Uno desobedece a alguien cuando obedece a otro (o a sí mismo). Dios nos manda obedecerle por nuestro propio bien; porque nos ama, al punto de habernos enviado a su Hijo Jesucristo para perdonarnos. Pero, Él quiere que le obedezcamos al 100%. No le basta con mi diezmo, cumplir con el programa de la iglesia, oración, ayuno, lectura de Su Palabra, altar familiar, honestidad, generosidad; Él desea mi corazón, mi mente y mi voluntad. Cristo vino a redimirnos íntegramente; por lo tanto desea que nos rindamos íntegramente a Él.
Si no deseamos ser y hacer como todos los demás, nuestros principios deben ser coherentes con Su Palabra. El acto de apartar de nosotros prácticas culturales que invocan a Dios y a Jesucristo en vano, debe estar acompañado por los diarios actos de apartar de nosotros los pecados ocultos en nuestro interior. Y para esa tarea nadie está capacitado. Es el Espíritu de Dios el que lo hace. El Evangelio es el poder de Dios que puede salvar a todo el que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Romanos 1:16-17) Que ese enorme poder ( dunamis , dinamita) haga explosión también en esta Navidad y nos cambie la vida a muchos para que adoremos a Dios en espíritu y verdad. Será, entonces sí, ¡una Feliz Navidad!

El 1º de enero de 2012: ¿Existieron los Reyes Magos?


Foto: copyright (c) 123RF Stock Photos
©Protestante Digital 2011

lunes, 26 de diciembre de 2011

EL SALVADOR NACIÓ EN UN MUNDO CONFLICTIVO (Mt 2.1-12)

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, México.

1. El relato de Mateo: la pregunta de Herodes
Las narraciones del nacimiento de Jesús no ahorran la presentación de los contextos, así sea de manera muy resumida. Al inicio del cap. 2 de Mateo, la mención del rey Herodes remite a una época particularmente conflictiva en la historia de Judea, pues su dominio sobre el país, obtenido de manera peculiar, había establecido una serie de situaciones que pusieron en entredicho la estabilidad social y religiosa. Llamado “el grande”, fue declarado rey por los romanos y reinó 33 años, hasta el 4 a.C. Hijo de Antópater, un idumeo, y de Kypro, una mujer nabatea, a quien se le buscó a toda cosa algún antecedente de esa raza, siempre fue considerado espurio por no tener sangre judía. Fue, en realidad, un palestino de cultura helenística dedicado al servicio de Roma, que dominaba Palestina desde que fuera conquistada por Pompeyo (63 a. C.). Herodes fue nombrado primero gobernador de Galilea (47) y posteriormente “tetrarca” para dirigir las relaciones de Roma con los judíos (41); pero hubo de huir ante el ataque de los partos, que apoyaban en el trono a Antígona, la última reina de la dinastía asmonea o macabea, representante de la resistencia judía contra la dominación política y cultural grecorromana. El Senado romano lo nombró rey de los judíos por indicación de Marco Antonio, con el encargo de recuperar Judea de manos de Antígona en 40 a.C. y combatió con ella durante tres años hasta que conquistó Jerusalén y la decapitó (37).
Su ilegitimidad dinástica y su indiferencia religiosa le hicieron impopular entre los judíos, especialmente frente al partido de los fariseos, quienes nunca le juraron fildeidad. Se vio obligado a establecer un régimen basado en el terror, con una persecución sangrienta de la antigua familia reinante (incluyendo el asesinato de su propia esposa asmonea, su suegra, su cuñado y tres de sus hijos. Inició la construcción del templo, que se inauguró entre el 20 y 19 a.C., para congraciarse con el pueblo, pero no alcanzó a verlo terminado, pues se concluyó hasta el año 64.[1] Ése fue el contexto de su obsesión por consolidarse en el trono frente a posibles pretendientes, y la razón de ser de su actuación ante el nacimiento de Jesús, pues no dudó en fingir una fe que no tenía para asegurarse que podía intervenir y evitar cualquier competencia para su poder (2.8). A la pregunta tan directa de los magos de oriente, “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” (2.2a), su respuesta es la turbación, el enojo, la misma que toda la ciudad de Jerusalén, subraya el texto (2.3).
Las rebeliones estaban a la orden del día, y Herodes deseaba impedirlas a toda costa, por lo que no vacilaría en ahogar cualquier forma de mesianismo, así fuera la más elemental, para no poner en riesgo su fuerza. Su trato con los magos, de una cordialidad impresionante, no impidió que actuase con una astucia política ejemplar y, fiel a su estilo, casi los convence de regresar a informarle los pormenores del nacimiento de Jesús. Pero no contaba con que el propio Dios intervendría, a la manera antigua, para impedir, en ese primer momento, que Herodes le hiciese daño al niño. En ningún momento, Herodes se aparta de la manera en que había accedido al poder ni de las intrigas palaciegas que lo caracterizaron durante todo su reinado que, dividido en tres partes bien definidas, no dejó de causar controversias en la sociedad judía, atenazada por el dilema de la aceptación o el rechazo de la dominación romana y de la imposición de costumbres culturales que poco tenían que ver con el pasado religioso de Israel. El panorama, sumamente complejo, es condensado por los relatos y únicamente la cercanía cronológica y la familiaridad de los primeros lectores puede explicar la escasez de datos adicionales.
2. Jesús nace en medio de un proyecto de muerte
No obstante lo anterior, queda bien claro que Mateo no se propuso hacer un retrato de Herodes como gobernante, sino que, mediante algunas pinceladas, describió su actitud dominante ante el nacimiento de un posible competidor. La profecía de Miqueas, enunciada por los religiosos a quienes consultó, no movilizó en absoluto a éstos, quienes mostraron una total indiferencia y dejaron que el gobernante actuara en función de su “razón de Estado”, es decir, de sus intereses propios y del servicio que le prestaba a Roma como testaferro que era. Lo que Mateo contrasta muy bien es cómo esta “historia secreta de la salvación” sigue su curso en medio de las intrigas políticas y del manejo discrecional de la situación por parte de Herodes, quien trató de utilizar como informantes a los extranjeros que llegaron buscando el lugar del nacimiento del nuevo rey, es decir, con una propuesta abiertamente política. En el fondo, ellos estaban desconociendo como tal al propio Herodes y se lo expresaron abiertamente. Tal actitud política, nada diplomática, debió causar también un gran malestar, pues todo el esfuerzo encaminado a hacerse aceptable ante el pueblo se desmadejaba por completo ante una postura como ésa. Por ello, el “tejido espiritual” de la narración se despliega más en el ámbito de la cotidianidad doméstica y en ese nivel se da el encuentro con el niño y su madre, por lo que la actitud de entrega de los presentes, fue también un reconocimiento espiritual y político del mesías. Los magos, como elementos gentiles que eran, cumplieron su objetivo y vinieron a darle una legitimidad universal al niño.
Cuando se escribe el evangelio, la comunidad de la que procede está en abierta oposición hacia los judíos. “De ahí sus ataques a la piedad farisea y a la interpretación casuística de la Ley, que delatan ignorancia del significado verdadero de la Escritura”.[2] Eso se aprecia claramente en las dificultades para manejar el contenido de los profetas, evidenciadas en la interpretación de Miqueas. Finalmente, lo que la sociedad judía y sus dirigentes había hecho fue aceptar y legitimar a regañadientes la imposición romana de un gobernante sanguinario, quien lejos de comprender las inclinaciones teológicas originales del pueblo, se sirvió de ellas para subordinarlas a su proyecto personal con el objetivo de mantener la dominación. Mateo denuncia abiertamente la infidelidad de Israel a su llamamiento de ser “luz de las naciones” y demuestra, paso a paso, en este caso, en la historia misma del nacimiento de Jesús, cómo un proyecto de muerte (la matanza de los niños inocentes, 2.13-23) rodeó el episodio de la encarnación del Hijo de Dios en el mundo. Mayor crítica profética, imposible. Cuando Jesús, José y María se exilian en Egipto, el enviado de Dios comienza a recorrer de nuevo el camino de su pueblo:
Con esta perícopa muestra Mt que la oposición de los poderes enemigos será incapaz de impedir la realización del designio de Dios; que el éxodo comenzado por Jesús llegará a su término para Israel.
Dios sigue velando por la suerte de su Mesías. Los que detentan el poder pasan (muerte de Herodes), pero el poder se perpetúa con las mismas características de crueldad (Arquelao). […]
Mateo contrapone el rey Herodes al rey de los judíos que ha nacido (2.2), el poder y la tiranía del primero a la debilidad del segundo (niño). “El rey de los judíos” será el título en la cruz de Jesús (27.37), expresión máxima de su debilidad.[3]


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[1] Cf. André Paul, El mundo judío en tiempos de Jesús. Historia política. Madrid, Cristiandad, 1982, pp. 50-54.
[2] J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1981, p. 13.
[3] Ibid., p. 30.

domingo, 25 de diciembre de 2011

ENCARNACIÓN, NAVIDAD Y PROYECTOS HISTÓRICOS DE FE (Is 9/ Lc 2)

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, Méxcio

1. La encarnación divina: su trasfondo teológico e histórico
Toda fiesta cristiana tiene un referente teológico de fondo: en el caso de la Navidad, se trata de la encarnación del Hijo de Dios en el mundo. Esta afirmación, de tan repetida en el ámbito cristiano, ha perdido su capacidad de sorprender, pero implica algo muy grande, que rebasa nuestra capacidad de comprensión: el Creador del Universo, por su libre voluntad, en un momento determinado de la historia, decidió incorporarse a la dimensión de lo contingente y transitorio, de lo mortal y efímero, asumiendo todos los riesgos. Para cobijar esa presencia inédita entre la humanidad, aun cuando muchas religiones intuyeron siempre la posibilidad de que seres divinos experimentaran la posibilidad de hacerse humanos o se mezclaran con la humanidad (Génesis 6 es un testimonio bíblico de ello), según las Escrituras judeo-cristianas, Dios eligió sumarse a un proyecto histórico de fe que fue la tradición heredada de Israel en los primeros años de nuestra era. Expresarlo de esta manera no significa hacer a un lado toda la parafernalia que se ha creado para celebrar el rostro más visible de la encarnación, de la humanización divina, la Navidad, sino más bien se trata de hurgar en la dinámica de esa tradición para redefinir su perfil y tomar de él lo que con el nacimiento de Jesús de Nazaret en Belén de Judea se establecería como la razón de ser de un grupo de comunidades que reivindicaron su nombre y su acción en el mundo.
Se ha identificado muy bien la metáfora de la luz como parte de un proyecto histórico de fe que se remonta a una época en que la nación de Israel estaba a punto de pasar a la historia como proyecto político derivado de la orientación religiosa espiritual del éxodo de las tribus hebreas desde Egipto. La continuidad de dicho proyecto pasó por una serie de transformaciones que desembocaron en la idea de que Israel, como pueblo y nación escogida por Yahvé, sería una luz para todas las gentes (“Luz de las naciones”, Is 42.6b-7; 49.6), para toda la humanidad. Pero este proyecto no pudo realizarse debido a que, como siempre, las estrecheces nacionalistas y raciales impidieron que ese pueblo se sumase a las intenciones universales de Yahvé para hacerse presente en medio de toda la humanidad. De ahí que las palabras de Isaías 9 resuenen tan intensamente hoy como entonces: “Aunque tu gente viva en la oscuridad,/ verá una gran luz./ Una luz alumbrará/ a los que vivan/ en las tinieblas. […] / Nos ha nacido un niño,/ Dios nos ha dado un hijo:/ a ese niño se le ha dado/ el poder de gobernar;/ y se le darán estos nombres:/ Consejero admirable, Dios invencible,/ Padre eterno, Príncipe de paz./ Él se sentará en el trono de David,/ y reinará sobre todo el mundo/ y por siempre habrá paz./ Su reino será invencible,/ y para siempre reinarán/ la justicia y el derecho./ Esto lo hará el Dios todopoderoso/ por el gran amor que nos tiene”.
La tendencia divina a abajarse, a vivir en el mundo desde la debilidad y la humildad del niño aludido, no desde el poder, se tradujo en diversos momentos en una visión marcada por el dominio sobre toda la tierra a través de un mesianismo que se remontó por encima de estas esperanzas paradójicas para transformarse en un nuevo proyecto político que tampoco se concretó. La predicación de Isaías sobre este “niño gobernante” se situó en un ambiente de crisis: “…la luz —que generalmente simboliza salvación, esperanza y liberación en la literatura isaiana (60.1)— posiblemente alude y representa a Ezequías, el nuevo monarca judío, hijo de Acaz”.[1] La frase que alude al pueblo intenta renovar la esperanza de ese proyecto histórico de fe: “‘El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz’, pues al finalizar el periodo de dolor y destrucción regresarán la felicidad y el contentamiento como ‘en el día de Madián’. […] La fuente de esperanza del pueblo […] no se fundamenta en la fuerza de las armas ni en lo elaborado y eficiente de las estrategias militares, sino en la capacidad divina de intervenir en medio de la historia para salvar a su pueblo”.[2]
2. Dios lanza en Belén un nuevo proyecto histórico de fe
En el evangelio de Lucas, es el anciano Simeón, al tomar en sus brazos al recién nacido, quien alude al viejo proyecto de ser luz para todas las naciones: “Ahora, Dios mío,/ puedes dejarme morir en paz./ ¡Ya cumpliste tu promesa!/ Con mis propios ojos/ he visto al Salvador,/ a quien tú enviaste/ y al que todos los pueblos verán./ Él será una luz que alumbrará/ a todas las naciones,/ y será la honra/ de tu pueblo Israel” (2.29-32).
La nueva comunidad (la ekklesia, qahal, “los y las convocados”), el anuncio de una completa nueva humanidad es el nuevo proyecto histórico de fe iniciado por Jesús de Nazaret y se basa precisamente en el proyecto de Isaías. La utopía divina comienza a hacerse realidad en el pesebre de Belén y las personas sencillas que recibieron la revelación directa de la encarnación divina se colocan en una dimensión universal que no hubieran advertido de otra manera. María misma, al recibir la anunciación del ángel, alcanza niveles de profetisa partiendo de una realidad rutinaria y sometida a los dictados de fuerzas terrenales superiores y abiertamente enemigas de los proyectos divinos. El mensaje que unifica al profeta Isaías (en sus tres secciones) y a Lucas es justamente la intención de trascender fronteras mediante un pueblo surgido alrededor de la fe mesiánica que se comienza a consumar en la persona de Jesús. Él es mesías, pero no porque vaya a acceder al poder por la fuerza, sino por el hecho de partir desde el anonimato y el silencio para mostrar al mundo su amor y salvación. Los mesías transitorios (gobernantes, políticos y líderes), ejercen una función de reflejo muy débil e imperfecto de la luz divina del Salvador.
El evangelista Lucas, el más atento y preocupado por la situación socio-política del momento, instala en su relato el nacimiento del único Mesías como parte del proceso de la teología a la que estaba adscrito, la paulina, y así demostrar la importancia de cada suceso dentro de la historia de salvación. La simplicidad de los personajes y su estricto apego a la ley religiosa los hace creíbles y los coloca, así, en el horizonte de una acción divina que se comprenderá paulatinamente. María, como receptáculo y vehículo de esta manifestación divina, “guarda todas estas cosas en su corazón” (2.19) y se sitúa al lado de los ángeles y pastores en un contrapunto divino-humano, celestial y terrenal que compone el escenario para el inicio de la acción redentora de Jesús. Y todo ello en el marco de la irrupción de este nuevo proyecto histórico de fe que habrá de mostrarse con mayor intensidad en los años futuros. De ahí que hoy necesitemos preguntarnos también desde qué proyecto histórico asumimos la fe en el nacimiento del Hijo de Dios en el mundo, más allá de los meros dogmas y, sobre todo, desde el compromiso de servicio y promoción del Reino de Dios en el mundo.

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[1] Samuel Pagán, Isaías. Minneapolis, Augsburg, 2007, p. 74.
[2] Ibid., pp. 74-75.

sábado, 24 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD Y UNIDO POR EL MENSAJE DADO POR JESUS

"El Verbo Eterno de los cielos, con nuestra débil carne se desposa" Que la contemplación del misterio de Navidad aumente nuestra fe para reconocer en el frágil Niño de Belén al Rey de las naciones. Pongamos sólo en Él nuestra confianza y entreguémonos enteramente al servicio de este Rey durante el 2012."
Feliz Navidad.
Te desea su Director de
TRANSFORMANDO VIDA
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Es Navidad…
Lo fuerte se manifiesta en lo débil
La sabiduría en el escándalo
Lo invisible en lo visible
La madurez en el Niño
La Gloria en lo escondido
La acogida en el abandonado
DIOS EN EL SER HUMANO
(Mis momentos diarios con Dios)

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Sellados con gracia
Léase: Génesis 18.9-15
“Por eso Sara no pudo aguantar la risa”
(Génesis 18.12, VPEE)
En nuestra familia, la
Navidad siempre fue una noche de espera jubilosa. La costumbre de cantar villancicos con mi familia y la expectativa de abrir los regalos me mantenía despierta después de mi hora regular de dormir. Los regalos venían en diferentes formas: no solamente en paquetes decorados escondidos bajo las luces del árbol, sino también con palabras de apoyo y gestos de amor. Los regalos son símbolos del amor del que los otorga. El regalo de Dios a Sara la sorprendió tanto que se rió con incredulidad. El regalo fue que ella sería madre y cumpliría la promesa de Dios a Abraham. Siglos más tarde, el linaje de Abraham nos traería a Jesucristo, nacido de una joven llamada María. Al igual que Sara, María estaba sorprendida por las noticias de parte de Dios. Sara se rió. María
reflexionó. Su llamado fue el de ser la madre del regalo eterno de Dios al mundo. Durante la época de Navidad, recordamos que Dios vino al mundo en Emanuel, «Dios con nosotros». Jesús es un recordatorio del amor eterno de Dios para cada uno de nosotros. Recibimos este regalo con gozo, sabiendo que Dios lo preparó con amor y lo selló con su gracia.
Autor: Sra. Carlene L. Hodge (Tennessee, EUA)
Pensamiento para el día: El mejor regalo que podemos dar es el amor de Dios en Cristo.
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Emanuel
¡Dios humanidad!
Transitas por este mundo,
hecho carne, sentimiento y dolor,
constancia y liberación.
¡Dios esperanza!
Nos das aliento en las luchas cotidianas,
de los pueblos que caminan las rutas necesarias
del compromiso y de la liberación.
¡Dios humildad!
Te ofrezco mi corazón como pesebre,
como cuna de tus sueños que son los míos.
Te ofrendo mi esfuerzo cotidiano,
Mis lágrimas y mis alegrías que son tuyas.
¡Dios realidad!
Permite en este tiempo que cuide tu fragilidad,
niño nacido en nuestra tierra que se libera,
del imperio que siempre persiste en las ambiciones
de quienes se han convertido en lobos sanguinarios
de hombres y mujeres de nuestra tierra.
¡Dios hermano!
Ejemplo solidario hecho cotidianidad,
vives en nosotros y a través de nuestras acciones.
Somos tus brazos y manos tendidas a los débiles,
aquellos olvidados por la sociedad y la religión,
dignificados por tu acción y amor infinitos.
¡Emanuel!
Dios eternamente con nosotros y nosotras,
transitamos contigo caminos de divinidad.
Construcción de Nueva Humanidad,
Hombres y Mujeres libres,
¡Cielo y Tierra Nuevos!

Obed Juan vizcaíno Nájera.
Maracaibo - Venezuela.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Reflexión sobre la Navidad

Durante las tres últimas semanas en este espacio se ha estado dialogando con los textos bíblicos para encontrar nuevos desafíos a nuestra espiritualidad, en esta etapa que según el Calendario Litúrgico se conoce como Adviento. Es un período en el que nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús; un tiempo de afirmar la venida gloriosa de Cristo y su disposición a ser parte de la renovación continua del universo.
Aunque la imagen más popular con la que se identifica el adviento es la mujer embarazada, existen otras manifestaciones cotidianas del adviento: la espera de los enamorados para expresar su amor, la esperanza del campesino en su nueva siembra, el pronóstico de buen tiempo para los pescadores, la ilusión de los padres en que sus hijos tendrán mejores oportunidades. Es la oración por pasar el grado, del niño al que se le reprocha poca inteligencia. Es la ansiedad de los pre-escolares de aprender las primeras letras. Es el tímido primer amor de quien asegura: “Ella es mi novia, pero todavía no lo sabe”
El adviento es el cambio en el ritmo del corazón porque se aproxima un suceso que nos cambiará la vida. Es el estremecimiento que hace que todo parezca nuevo, algo semejante a lo que dice el escritor francés Exupery en El principito, en palabras de la zorra cuando explica en qué consiste domesticar: “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz. Mientras más avance la hora, más feliz me sentiré. Y ya a las cuatro me agitaré y me inquietaré: ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si no vienes a una hora fija, no sabré nunca a qué hora adornar mi corazón...” ¿Cuáles sueños o proyectos cambian el ritmo de nuestro corazón?
El pueblo de Israel estuvo anticipando la llegada del Mesías durante siglos. La lectura de hoy nos relata el cumplimiento de ese sueño, acontecimiento que se conoce como Navidad y que también es motivo de celebración. Hacia finales del siglo IV de nuestra era, la iglesia de Roma comenzó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, porque ese era el día de la fiesta del Sol Invicto, una celebración popular que adoraba al sol como un dios. La iglesia, que ahora contaba con el apoyo del emperador romano, fue transformando el contenido de aquella fiesta en la celebración cristiana de la Navidad, y donde Jesús comenzó a ser adorado como el verdadero Sol de Justicia. Con el nacimiento del niño Dios se celebra el misterio de la encarnación. “(...) el paso de la divinidad a la humanidad”.
El relato de Lucas nos dice que María aceptó ser parte de aquel proyecto y decidió asumir un embarazo que podía costarle la vida, José se sobrepuso a los comentarios, y a la censura social y religiosa; el sacerdote Zacarías recibió la visión de un ángel que le prometía un hijo y con esto recuperaba el respeto popular la pareja que no había podido disfrutar de la maternidad y de la paternidad, el bebé Juan saltó en el vientre de su madre, los ancianos, Simeón y Ana miraron al niño como quien observa la salvación de Dios. Todos ellos participaron en el proyecto de Dios. Sus vidas fueron transformadas en la medida que se comprometían con la llegada de un nuevo reino. La Navidad es una oportunidad para la transformación individual y social. De todos depende el cumplimiento del sueño, o que la esperanza crezca.
El canto de María conocido como el Magníficat exalta la grandeza de un Dios que se interesa por los humildes “(...) su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada” NVI, Lc.1, 50-53.
La manera en que Jesús llega nos indica los objetivos y aspiraciones de su reino: no quiere lugares privilegiados, no presume de poderes, está en relación cercana con la naturaleza, le gusta ser amado por la gente sencilla, por los pobres, por aquellos pastores que honrados con el anuncio de su nacimiento salieron inmediatamente a conocerlo.
Cuando las frases o los ritos pierden su esencia es como si no existieran, cuando los eslogans se automatizan y decimos que el imperio es malo porque lo escuchamos siempre y no por convicción, o cuando decimos que un mundo mejor es posible, como una frase hecha, estamos paralizados, estamos negando la posibilidad de transformación. Cuando etiquetamos las religiones con juicios de valor (buena-mala), o clasificamos a las personas anteponiendo nuestros prejuicios de lo que deben ser o no, limitamos nuevos nacimientos, quizás maneras más sensibles de acercarnos a la paz que proclamaron los ángeles, para las mujeres y hombres de buena voluntad.
Dios permita que la navidad tenga para nosotras y nosotros una nueva estrella que nos lleve a abrazar al niño Dios.
La pequeña muerte. Eduardo Galeano.
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande ha de ser, si matándonos nos nace.
(Cortesía de la Red de Liturgia del CLAI)
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Guerra del Golfo: conflicto EEUU - España (HUMOR)

Algo antigua, se trata de una grabación de una tensa conversación entre la armada de EEUU y un interloctor español poco antes de la guerra del Golfo. Fuentes fidedignas afirman que es real. El final es inesperado y desde luego, no podrá dejar de reir.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¿Cómo vivir cristianamente en una sociedad consumista? (¿y cómo celebrar cristianamente la Navidad?)

Por.Juan Stam, Costa Rica*
El consumismo[1] es un fenómeno muy particular, que no es exactamente idéntico con la avaricia o el egoísmo. Éstos son pecados individuales y personales, mientras el consumismo[2] es colectivo, es una cultura en la cual todos vivimos y participamos de una u otra manera. Como cultura social, nos envuelve a todos, mayormente de forma inconsciente. El consumo normal llega a ser consumismo cuando el comprar y el consumir llegan, inconscientemente, a ser compulsivos. Puede tomar la forma de “consumo conspicuo”, de comprar lujos para ostentarlos ante los demás, pero también puede tomar la forma opuesta, el impulso irresistible de comprar cosas solo porque están baratas (“consumismo de gangas”)
Consciente o inconscientemente, activa o pasivamente, de una u otra forma, todos somos parte de esta sociedad de consumo, como veremos si analizamos algunas de sus características:
Supremacía de valores materialistas. Es revelador la frecuente pregunta, “¿Cuánto vale fulano?”, para preguntar cuánta riqueza tiene. La misma palabra “riqueza” se suele entender en sentido económico, sin considerar valores morales, espirituales y sociales. En los mercados, “cuánto vale” se entiende como “cuánto cuesta”, que en realidad es algo muy distinto. Muchos dichos del pueblo reflejan estas mismas actitudes:
“Tanto tienes, tanto vales”
“Poderoso caballero es don dinero”
“Quíen dijo penas mientras las alforjas están llenas”
“Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión“
“El dinero no produce la felicidad pero produce algo tan parecido que es asunto de especialistas”
Puede ser sorpresa darnos cuenta de que vivimos en una sociedad materialista, y que ese materialismo penetra mucho en la iglesia. Es importante reconocer que hay diferentes tipos de materialismo. El materialismo metafísico afirma que sólo lo material es real. El materialismo histórico,en cambio, apela a lo económico como clave para entender el proceso histórico. Pero más sutil es el materialismo práctico de laactual sociedad capitalista. El materialismo consumista no afirma que sólo lo material es real sino que a fin de cuentas sólo lo material importa.
En varios pasajes de los evangelios Jesús advierte contra esta visión materialista-consumista de la vida: Lo repudia directamente en su palabra al rico insensato: “la vida de una persona no consiste en la abundancia de sus bienes” (Lc 12:15). Los tesoros de este mundo son frágiles; fácilmente se pierden, los ladrones las roban, se herrumbran y se quiebran (Mat 6:19). Los tesoros del reino venidero son imperecederos (6:20). En el pasaje paralelo en Lucas, Jesús aclara que es por compartir las riquezas que se convierten en tesoros eternos (Lc 12:32-34). Al materialista Jesús le dice, “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida, ¿y quién se quedará con lo que has acumulado?” (Lc 12:20).
Nos toca a cada uno examinarnos y preguntarnos cuáles son las verdaderas prioridades de nuestra vida. En el transcurso de una semana, ¿qué es lo que más ocupa mis energías y mis esfuerzos? ¿Qué es lo que me da más satisfacción: ganar mil dólares, gastar mil dólares o regalar mil dólares? Si son las dos primeras, la primacía de ganar y gastar, estoy atrapado en el consumismo, a lo mejor sin darme cuenta. Solo la prioridad de compartir — hacer de la vida un proyecto de servir a Dios y a los demás — da verdaderas riquezas que perduran.
En el consumismo el consumo se considera una finalidad en sí, un valor propio inherente. Entonces vivimos para consumir (lo máximo posible), en vez de consumir (un mínimo conveniente) para vivir (mucho más plenamente). Es una cultura del consumo por el consumo. En su extremo, para muchas personas, el consumo es la meta suprema de su existencia. Un eslogan popular, que aparece todavía en muchas camisetas en inglés, reza “I shop, therefore I am” (“Hago compras, luego existo”). Es una relectura de la fórmula fundante del pensamiento del filósofo Descartes, “cogito, ergo sum” (“Pienso, luego soy”). Hay que dudar de todo, dijo Descartes, pero de una cosa no puedo dudar: si estoy aquí pensando, entonces existo o no estaría dudando. Hoy día, cuando algunos ni piensan, hay que reformular la consigna: “Hago compras, por eso (y para eso) existo”.
Un pionero en el análisis del consumismo fue Thorstein Veblen. En su clásico La teoría de la clase ociosa (1899) estudió los patrones de gastos de los “nuevos ricos” de la época con un alto componente de “consumo conspicuo” u “ostentoso”.[3] Ante la pregunta de por qué la gente compraba lujos que no necesitaban, descubrió que muchos de los muy ricos empleaban su fortuna para exhibir su estatus social y su superioridad económica en vez de la utilidad efectiva de lo comprado. Así la compra de joyas exorbitantes, ropa lujosa, mansiones y limosinas constituye consumo conspicuo o aun “invidioso” (sic), una forma más específica, consumo con la intención de causar envidia en otros. En décadas recientes el lujo ostentoso de las diosas de Hollywood a menudo ha sido consumo conspicuo. En otro sentido, la tiranía de “la moda” hoy día presiona a muchas personas a gastar mucho dinero para demostrar que están al día y tienen buen gusto.
Un reciente artículo de Roberto Torres Collazo analiza “La dictadura del consumismo”, precisamente en la época de Navidad. Los modernos medios de comunicación han perfeccionado los métodos de la mercadotecnia para hacernos desear cosas que sin ellos no hubiéramos deseado ni mucho menos necesitado. Su propaganda y sus “promociones” dictan muchas de nuestras decisiones. Nos manipulan para sacarnos el dinero, y en las temporadas electorales nos manipulan para creer toda la propaganda engañosa y votar por los y las candidatos que más les paguen a ellos. Los medios en gran medida nos han reducido a simples comparadores. Han convertido el “homo sapiens” en “homo emptor”, compradores por esencia.[4]
Junto con el consumismo va creciendo una pasión por acumular sin límites. Parece que el afán de acumular se apodera de la persona, impulsándole a querer siempre más y más, sin parar de acumular. La misma palabra griega para “avaricia” es un compuesto de un verbo y un adverbio, “tener” y “más”. Llega a ser obsesiva; la persona no puede vivir sin estar ganando más. Sólo por un milagro de gracia divina un ser humano va a decir “ya tengo suficiente, no quiero tener más”. Pertenece al proceso adquisitivo ser infinito, en ese sentido; suele ser un cáncer que crece en el corazón y en la vida.
Las escrituras ven muy negativamente a esta mentalidad de acumular. Del rey de Tiro dice, “Has acumulado mucha riqueza… Con tus muchas riquezas te has vuelto arrogante” (Ez 28:4-5; cf. Hab 2:6). “Ay de los que juntan casa a casa”, denuncia Isaías, “y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo” (Is 5:8). Según Eclesiastés 5:10, “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad”. Santiago condena esa mentalidad en los ricos del primero siglo: “Han amontonado riquezas, ¡y eso que estamos en los últimos tiempos!” (Stg 5:3).
Un fenómeno relacionado con el consumismo es el culto al éxito que es una característica de la moderna sociedad capitalista. Una sociedad basada en la competencia va a acentuar la diferencia entre los exitosos y los no exitosos, generalmente medida por su fortuna pero también por su fama (que generalmente van de la mano). Produce una sociedad estratificada por los grados de éxito logrados por cada individuo. Una sociedad de muchas comparaciones odiosas es el resultado lógico de nna economía basada en la competencia.
La peor expresión de este fenómeno es el desempleo, mucho peor porque es resultado del mismo sistema donde los trabajadores son esencialmente una mercancía en el “mercado laboral”, parte de la fórmula de ingredientes del éxito de otros.[5]
En 1973, en la Universidad de Tubinga, Hans Küng ofreció un brillante curso sobre “Teología de la gracia”. Como evangélico, escuché con sumo agrado las magistrales exposiciones de este renombrado pensador católico. Especialmente iluminador y conmovedor fue la actualización que hizo del tema. Hoy día, propuso, una de las formas de justificación por las obras es el éxito. Vivimos, afirmó Küng, en una “Leistungsgesellschaft”, una “sociedad de logros”, donde el valor de cada persona se mide por sus logros, Como todo sistema de justificación por obras y méritos, esto polariza la comunidad en “fariseos” y “publicanos”. Ambos resultados son anti-humanos y destructivos. Los “fariseos”, están confiados de su valor y mérito, ante la sociedad y ante su Dios, porque han logrado el éxito. Los “publicanos”, en cambio, se sienten fracasados y desacreditados por su poco o nulo éxito y sus pocos logros. Hoy día el prototipo por excelencia del “publicano” es el desempleado, que tiende a sentirse inútil, un cero a la izquierda, excluido del sistema y alejado del amor de Dios. Todo este sistema elitista es una negación del Dios de la gracia y una gravísima contradicción de la justificación por la fe.
Sin duda este análisis requiere mucho más profundización, y tampoco debemos generalizar más de lo que justifican los hechos. Pero la cultura consumista es una realidad innegable, y el primer paso para salir de ella es reconocer que existe y que estamos todos y todas metidos en ella. Sin embargo tampoco basta con sólo analizar y denunciar. Los profetas hebreos, que deben ser nuestros ejemplos hoy, denunciaban el mal de su pueblo pero también anunciaban la esperanza de cambios y al final del reino de Dios y su justicia. En ese sentido, ¿qué podemos hacer hoy para aportar a soluciones para este mal ético y social?
En primer lugar, habiendo reconocido estas realidades, debemos repudiar los anti-valores del consumismo y liberarnos de ellos. Como cristianos y cristianas, tenemos que hacer una gran declaración de independencia: no dejarnos reducir a meros consumidores; no dejarnos manipular por la propaganda para comprar cosas que no nos hacen falta; no medir a las personas por valores materialistas; y repudiar de una vez para siempre el culto al éxito. Contra los anti-valores del consumismo, debemos comprometernos con los valores cristianos y humanitarios de una sociedad alternativa. Lo expresó elocuentemente Facundo Cabral en muchos de sus canciones-sermones-adagios:
“Hay gente tan pobre, que lo único que tiene es dinero”.
“No es rico el que más tiene, sino el que menos quiere”
Aun más revolucionaria es la consigna de San Francisco de Asís:
◦“Deseo poco,
◦ y lo poco que deseo,
◦ lo deseo poco.”
Los extremos y abusos de nuestro consumismo hoy están estrechamente relacionados con el concepto de “propiedad privada” como un valor absoluto e incuestionable. Para la Biblia, estrictamente hablando, la propiedad privada no existe, porque Dios es el dueño de toda la tierra y nosotros no somos dueños sino mayordomos de bienes que no son nuestros (¡véase Lev 25:23!). En el Pentecostés “tenían todo en común” y “nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones” (Hch 2:44-45; 4:32). El papa Pablo VI expresó bien este principio bíblico cuando declaró que “toda propiedad privada lleva una hipoteca social”. Aunque hoy día tenemos una economía de mercado y de propiedad privada, estos modelos bíblicos deben relativizar radicalmente nuestra pasión por acumular bienes personales a espaldas del bien común social.
Esta visión bíblica de la vida económica revolucionará nuestra actitud hacia el salario mensual. Lo normal es pensar, “Este sueldo es mío, ¿de él, cuánto debo dar a Dios y al prójimo? y el resto por supuesto me toca a mí”. Ahora vamos a pensar, “Dios me ha confiado la mayordomía de este sueldo pero ni un centavo me pertenece; ¿cuánto de él puedo retener para proveer una vida digna para mí y mi familia, y cómo sirvo a Dios y a los pobres con todo el resto?”
Segundo, nuestra liberación del consumismo significará simplificar radicalmente nuestro estilo de vida. La propaganda comercial y la presión social nos llevan a comprar muchas cosas que de hecho no nos hacen falta. Complicamos la vida más de la cuenta, y nos acomplejamos con ansiedad por mantener “un nivel de vida”. Pero la misma abundancia de cosas materiales suele ser obstáculo para un “nivel de vida” humana y espiritual.
No cabe duda que para la mayoría de nosotros nos convendría simplificar significativamente nuestra vida. Un bello ejemplo de eso es la fiesta de tabernáculos en Israel. Todo el pueblo — los que poseían mansiones y que ocupaban humildes chozas — por una semana vivían en enramadas en el patio, sin refri, televisor ni micro hondas (diríamos hoy), cocinando con leña, todos iguales unidos en una vida sencilla y solidaria.[6]
Lejos de consumismo y de cualquier teología de la prosperidad (versión religiosa del consumismo materialista), esta ética bíblica de las finanzas nos llevará a hacer de toda nuestra vida un proyecto de servicio a Dios y al prójimo en vez de un proyecto de acumular y consumir. Podemos tomar como modelo el famoso sermón de Juan Wesley, “Sobre las riquezas”, con sus tres puntos:
(1) Gana todo lo que puedas (pero justa y honestamente)
(2) Ahorra todo lo que puedas (estilo sencillo de vida)
(3) Dar todo lo que puedas, a Dios y a los pobres.
Dios ama al dador alegre, pero parte de la sociedad consumista comercial es la obligación de dar regalos de cumpleaños y de Navidad, a veces regalar por presión social más que por amor sincero y por gozo. Una actitud bíblica hacia mi sueldo hará mucho para liberarme de esa obligatoriedad, pues no estoy “sacrificando”, quitando algo de “mi sueldo”, sino al contrario, para eso Dios me ha confiado determinada cantidad de dinero más allá de mis necesidades básicas.
Aquí quiero agradecer a nuestra hija Rebeca por habernos enseñado la alegría de dar regalos. Para Rebeca, dar regalos lindos y bien escogido es una pasión, uno de sus proyectos vitales. Rebeca es aeromoza con American y no le sobran recursos, pero sí le sobra amor y tiene un montón de amigos y amigas, desde niños y niñas hasta ancianos, de toda cultura, religión y raza y todos relativamente pobres. Como ella vive en Miami, vive pendiente de las ofertas, pero casi sólo para sus amigos y amigas. Es capaz de ver en febrero, en un precio alcanzable, un regalo maravilloso para el cumpleaños de alguna amiga en noviembre. Otro principio de Rebeca es de comprar de unos amigos para dar a otros amigos (p.ej. alguna amiga que vende cosméticos, o artesanías. pasteles etc). Ha sido emocionante acompañar a Rebeca en sus visitas a esta tropa de amigos que tiene y ver la alegría de niños y viejos al abrir sus regalos. ¡Gracias, Rebeca, por habernos enseñado tanto!
Es interesante, y muy importante, que en los evangelios los únicos “regalos navideños” se dan a Jesús mismo. Los pastores no trajeron regalos, y los magos no dieron nada a José y María ni ellos intercambiaron regalos tampoco. Sólo muchos siglos después comenzó la costumbre de dar regalos en la Navidad, costumbre que el siglo pasado se comercializó vergonzosamente. En la Navidad, el único regalo que importa es la entrega total de nuestra vida (incluso billetera y cuenta bancaria) a Jesucristo el Señor, y de esa entrega nacerá una vida de compartir en vez de acumular y consumir.
En esta Navidad haremos bien en tomar al corazón las palabras del martir Oscar Arnufo Romero:
◦Que no se dé como limosna lo que ya se debe de justicia.
◦Y que antes de hacer caridades baratas, regalitos, fiestas navideñas, etc.,
◦revisemos nuestra justicia social,
◦que no puede haber paz de Navidad
◦si no hay verdadera justicia en las relaciones de los salvadoreños.
◦¡Es esa la Paz que anhelamos!” …
◦No busquemos a Cristo
◦entre las opulencias del mundo,
◦las idolatrías de la riqueza,
◦los afanes del poder,
◦las intrigas de los grandes.
◦Allí no está Dios.
◦Busquémoslo entre
◦los niños desnutridos que
◦se han recostado esta noche
◦sin tener qué comer.

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[1] Este artículo es la conclusión de dos anteriores, “¿Qué es la avaricia” (set 1, 2011) y “Jesús y las riquezas” (24 oct 2011).
[2] Si Jesucristo es un verbo, no un sustantivo”, como tan acertadamente nos ha enseñado Ricardo Arjona, entonces “cristiano” y “cristiana” tampoco deben entenderse como sustantivos sino como adverbios: Se trata de vivir y actuar cristianamente.
[3] Por supuesto, el consumo conspicuo es muy antiguo; cf. Stam Apocalipsis Tomo II (2003:101-2) y Haciendo Teología, Tomo II (2005:332-2).
[4] Ver el artículo sobre la avaricia, citado en la primera nota.
[5] Esto fue vergonzosamente evidente en la reciente crisis de Wall Street, cuando millones de empleados perdieron no sólo su empleo sino también sus bonos y acciones, sus fondos de pensión, su seguro médico, y lo peor, su dignidad humana. En cambio muchos ejecutivos y otros privilegiados hasta ganaron más con la crisis.
[6] Ver “La Fiesta de las enramadas nos llama a un estilo de vida sencillo y solidario”, Stam Apocalipsis Tomo II (2003:151-153)


Sobre Juan Stam

Costarricense, Doctor en teología por la Universidad de Basilea, Suiza. Por muchos años fue profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano (hoy UBL), de la Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica, y de otras instituciones teológicas en San José. Es autor de muchos artículos y varios libros, en especial, el comentario a Apocalipsis de la serie Comentario Bíblico Iberoamericano.

Fuente: Lupaprotestante

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Teologizar con María en Navidad: Un diálogo a voces

Por. Ángel Manzo

Haciendo teología
desde la mitad del mundo
La primera vez que vi a María como teóloga fue gracias al libro que lleva por título Hacer teología junto a María (Ediciones Kairós), escrito por el teólogo luterano Valdir Steuernagel. Es uno de los libros más bellos que he leído, un libro que muestra con sencillez, claridad y profundidad la importancia del quehacer teológico. La teología no se puede separar del teólogo ni la predicación del predicador. Es el caso de María, quien en Lucas 1:26-38 aparece como una gran teóloga del pueblo. Símbolo de aquellos que viven su experiencia con Dios en esperanza de liberación y procuran que esa experiencia no pase desapercibida. Quieren comprenderla y disfrutarla, y si esto no es posible, por lo menos quieren acoger el misterio de Dios, que está más allá de las limitaciones humanas.
¡Sí, llega la Navidad! Sin embargo, de eso muy poco sabe María. Lo que sí sabe es que en su juventud recibió la visita de Dios por medio de su mensajero, y esa visita afectaría su vida enormemente. No sé si para ella era importante ser bendita entre las mujeres, pues a duras penas entendería qué significaba eso. ¡Si supieras, María, las polémicas que generarían estas bendiciones que te dio el angelito!
Lo cierto es que la visita de Dios por medio de un ángel trajo una noticia desconcertante. El anuncio le llegó a María cuando su vida estaba plenamente instalada, con el sueño de toda mujer judía cumplido, el de casarse, y con todos los planes que sólo los podía generar una boda. Y, de paso, una boda con un buen partido como José, descendiente de David. Así le llegó el anuncio de parte de Dios.
Propio de la introducción divina, el saludo fue un tanto especial, fuera de lo común: plenitud de gracia, el Señor está contigo. Inmediatamente la fe que trató de entender comenzó a despertar sospechas: ¿Qué clase de saludo es este? Las palabras de paz y calma preparaban lo que aún faltaba. Espérate, María: Vas a quedar encinta, tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, lo llamarán Hijo del Dios Altísimo. Será un rey, y su reinado no tendrá fin, le dijo el ángel.
Ay, si María fuera como las jóvenes de mi época, ¿qué pensaría del ángel?… ¿Qué cara le pondría la pobre María? Frunciría el ceño con dudas: ¿Será verdad? O pondría la mano en su boca y se preguntaría: “¿Estoy despierta o es un sueño?” O con auténtico sabor guayaco diría: “¿Qué mismo es esta vaina?” Perdóneme semejante especulación, pero ¡cuántas cosas pasarían por su mente y emoción! A la larga, lo que pudo hacer fue preguntar: ¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
La explicación divina y sobrenatural vino a calmar la limitación de entendimiento. Además, como nuestra mente necesita razones para creer, he aquí una evidencia real, observable y comprobable. Esta pariente tuya, la viejita que dicen que ya no puede tener hijos, sí, esa, Isabel (Elizabeth), va a tener un bebé (“a esa edad, ¡qué horror!”, dirán tal vez las mujeres jóvenes). Es más: ya tiene seis meses de estar encinta. Ella es prueba evidente, y hasta científica, que para Dios no hay nada imposible.
¿Y qué podía hacer la teóloga María ante palabras de tan alta costura? Sólo podía ir de la incredulidad a la credulidad, de la duda a la certeza, del temor a la confianza. ¿Qué otra cosa podía hacer? Su teología la llevó a decir: Yo soy la esclava del Señor; que Dios haga conmigo como su Palabra me ha dicho.
Es así como descubro que teologizar con María es sorprendernos, al igual que ella, con la visita de Dios en nuestra instalada vida: Dios llega e irrumpe de maneras que menos imaginamos. Dios sí que va a todo dar, arrasando con todo. Su sola Palabra nos provoca y nos invita a pensar: ¿Cómo así? ¿De qué se trata? Entonces la Palabra se hace más clara. La teología de María la llevó de la experiencia a la pregunta, y de la pregunta a las respuestas de la Palabra de Dios.
Sí, me gusta esa teología porque no me condena por reaccionar y experimentar. Me permite, con toda mi humanidad, preguntar, sorprenderme, sospechar, no guardarme cosas que siento y pienso. Al no soportar más, pregunto al Señor, en quien encuentro paz y sentido para la vida. Sólo entonces llega la Palabra de Dios con poder, para explicar lo inexplicable, para tranquilizar la limitada y frágil razón y ubicarme en la posición correcta: la de nuestra limitada humanidad y necesidad de fe.
Teologizar con María es ser un poco “rebelde” y atreverse a preguntar “¿cómo?” En medio de la explicación divina llena de majestad y grandeza acerca del niño que ella va a dar a luz, María se atreve preguntar “¿cómo?”, pues en el plano práctico se trata de su vientre, se trata de su vida. Además, María se atreve a dar sus razones, humanas razones, pero las únicas que conoce: no vivo con ningún hombre.
La teología de María no tiene pretensión de verdad divina ni dogma confesional. Esta teología es expresión de sensibilidad humana que reacciona ante lo divino porque la involucra y la afecta. Nada de aquellos dogmas que la mujer calle (perdónenme muchas mujeres y hombres). María no se calló ante el mismísimo ángel Gabriel. Sin embargo, se podría mal interpretar a María, pensando:
—¡Qué osadía! ¿Cómo va a afectar el adoctrinamiento sobre la sumisión de las mujeres?
— Siendo mujer, en vez de aceptar semejante privilegio, se atreve a cuestionar a Dios.
¡Ay, María! A buena hora no vives en esta época No quiero ni imaginarme lo que te dirían muchos pastores y pastoras por tu osadía.
Teologizar con María es saber escuchar y sentir la Palabra de Dios instalándose en la vida. En nuestra limitación humana, nuestras preguntas son como balbuceos de una fe que quiere creer, en algunos casos con la sinceridad de aquel hombre que dijo a Jesús: Creo Señor, pero ayuda mi incredulidad. Cuando la Palabra llega, el corazón ha sido preparado: la teología se ha encargado de hacerlo con las preguntas que el mismo misterio de Dios genera.
La Palabra de Dios llega de manera contundente y la teología solo puede guardar silencio: ha llegado el momento para que el misterio nos cautive, que las razones divinas (si la gracia así lo quiere) lleguen a nuestra vida, que el para Dios no hay nada imposible germine en la fe, y ante él solo podamos caer diciendo: Señor, hágase conmigo, conforme a tu Palabra.
¡Ay, María! Invítame a tu escuela donde aprendiste a hacer teología que me permita ser santo con preguntas sospechosas, que exprese mi humanidad, que dé lugar a la rebeldía y la duda, pero que ante todo caiga postrado ante el Señor de la Palabra, comprometido para hacer su voluntad.
¡Ay, María! Que en esta Navidad yo pueda hacer mi propia teología. Que el ángel me visite para que, a partir de la experiencia y de las preguntas y respuestas de la Palabra de Dios, algo suceda en mi vida. Supongo que en Nochebuena nadie me acusará de hereje por semejante osadía.
Un Ángel terrenal
que trata de aprender a ser
“manzo” y humilde de corazón
Poesía:
“La miseria crece en Belén”
“Un bebé entre animales”
“Parto en colchón de paja”
Titulares posibles
si hubiera habido diarios.
Aquella antigua historia
de un José carpintero,
con las manos curtidas
por maderas y clavos;
de María, asustada,
su vientre adolescente
con dolores de parto.
Sin lugar y con frío.
Solos.
Lejos de casa.
La sangre dando vida
y un bebé con su llanto.
Aquella antigua historia:
este Dios encarnado
este Dios con nosotros,
en medio de la mugre,
profundamente humano.
Marta Márquez


Fuente: Blog de René Padilla, Fundación Kairos.

martes, 20 de diciembre de 2011

Te busca y te nombra (*)

Por Carlos A. Valle, Argentina

“Yi Yi”, es una obra cinematográfica del director taiwanés Edward Yang. Allí, un niño pregunta a su padre si, dado que no nos está permitido ver la propia espalda, sólo conocemos la mitad de la verdad. Por eso quiere salir a fotografiar la espalda de la gente para resolver ese problema.
Sabemos que hay muchas cosas que sólo las sabemos “a medias”. Por muchas razones. Porque nuestra capacidad es limitada. Porque nuestro interés en conocer es relativo o, simplemente, la información que poseemos es parcial. Pero, quizás, la mayor razón es que solo podemos conocer en parte, y nuestros pasos se mueven siempre en la inmensidad del misterio.
En líneas generales, la teología ha tendido a constituirse en un círculo cerrado para asumirse como la única autoridad para referirse a Dios y, por lo tanto, sobre la totalidad de la vida, la presente y la del más allá.
Convengamos que la teología no ha estado muy dispuesta a abrir ese círculo. Generalmente ha mirado con sospecha a cualquier otra manifestación del pensamiento.
Hoy se constatan serios cuestionamientos a la religión. Novelistas, matemáticos, filósofos de las más variadas escuelas han revivido en estos últimos tiempos el tema de la existencia de Dios. No parecen ir en busca de la promoción de un movimiento anti-dios, sino manifestar su decisión de romper con la fortaleza en la que se ha amurallado el pensamiento.
En pocas palabras, se manifiestan con un fuerte rechazo a todos los absolutismos o posturas metafísicas que suponen la existencia de una verdad única. Insisten, como mucha ciencia moderna, que no hay certezas inamovibles, porque las verdades son parciales y relativas.
Gianni Vattimo, sobre el trasfondo de una vieja afirmación de Nietzche enmarca sus reflexiones en un concepto básico: “no hay experiencia de verdad que no sea interpretativa” y, añade, “soy un intérprete mientras que no sea alguien que mira el mundo desde afuera.” Eso significa reconocer que el conocimiento está sujeto al cambio histórico y cultural. Lo que Wittgenstein reconocía con cierto apremio existencial: “Es preciso que incesantemente me sumerja en las aguas de la duda.”
Sabemos que siempre está presente la tentación de separar los mundos y dejar los cuestionamientos como no vinculantes. Cuesta ver que la teología esté dispuesta a percatarse de estos reclamos y manifieste algún interés por empezar a reconocer que teología no solo la hacen los teólogos.
Surge la pregunta: ¿Hay alguna posibilidad que la teología considere que a ella tampoco les es permitido ver su propia espalda? Creo que Alberto Roldán con su obra “Te busca y te nombra” retoma un camino de diálogo escasamente transitado con la literatura. Él mismo recuerda que por l969 Roberto Ríos, un pastor metodista lo había procurado con un buen trabajo sobre “La novela y el hombre latinoamericano”.
Roldán habla de un “viaje de ida y vuelta” entre la teología y la literatura con lo cual pone a su mirada en una perspectiva ajena al dogmatismo, la descalificación o el cuestionamiento. Rolan Barthes pensaba que “La ciencia es basta, la vida es sutil, y para corregir esta distancia es que nos interesa la literatura.” Nos parece que Roldán da un paso más, desde su punto de vista hay que recibir la mirada de quien observa nuestras espaldas. Así, habla de “un movimiento continuo que va desde la literatura hacia los temas teológicos y de estos, el retorno a la literatura, como un movimiento de sístole y diástole del corazón o, cambiando de metáfora: como las olas del mar que vienen y van sin nunca detenerse.”
El muy buen prólogo del poeta y escritor mexicano Leopoldo Cervantes-Ortiz despliega una valiosa entrada a todo el libro y debería leerse con interés. Él recuerda que la revista Concilium fue propulsora del diálogo de la teología con las diversas ciencias. Así resalta lo que Hervé Rousseau, uno de sus escritores, afirma: “Si la teología acierta a ocupar un puesto privilegiado en esta experiencia, ¿no podrá representar por su parte la literatura un lugar teológico esencial en tanto que es capaz de expresar la experiencia cristiana mejor que la teología dialecticista?”
Roldán entiende que ha asumido su obra como “… un honor, quizás un atrevimiento, interpretar desde el prisma teológico el pensamiento de tan grandes escritores argentinos. Ofrezco el presente texto como un sencillo homenaje a tan preclaros pensadores de nuestra patria.”
No puede dejar de mencionarse que llama la atención la selección de autores a quienes se atreve a interpretar desde el prisma teológico y con los que procura dialogar. Toda selección es una valoración. Salvo Borges o en ciertos círculos Arlt –hace unos pocos años se publicó su obra completa-, los demás, mayormente, despiertan recuerdos de una época pasada, donde, entre otros, nos deslumbraban las dimensiones cósmicas del pensamiento de Murena o las ardorosas reflexiones de Martínez Estrada.
No es el propósito de este breve comentario hacer referencia a cada uno de los siete escritores que analiza Roldán pero, al menos, trazar en tres breves reflexiones una línea de pensamiento que, con ciertas libertades, los comprende,
En primer lugar, los escritores seleccionados escriben en un contexto religioso de marcada influencia católico romana. Un catolicismo marcadamente conservador de fuerte influencia en la sociedad. Personajes como Murena, Arlt y Ezequiel Martínez Estrada reflexionan al margen de esa corriente pero no necesariamente la cuestionan. Es importante destacar el capítulo dedicado a Leopoldo Marechal, quien además de ser ignorado por su adhesión al peronismo lo fue también por su compromiso de fe en una congregación evangélica. La indagación sobre el tema es todo un hallazgo.
En segundo lugar, varios de los escritores han sido parte de una elite intelectual, como Borges, Murena, Mallea, cuyas proyecciones, en buena medida, limitaron su proyección, sin que tomemos en cuenta otros factores como los políticos de diversa procedencia. La intención de Roldán de dar un salto en el tiempo y más allá de las divergencias que pudieran haber hecho declinar su voz, aparece como la de aquel que quiere rescatar aportes valiosos que denotan una postura teológica valiosa.
En tercer y último lugar, no se puede dejar de preguntar si este análisis de los singulares aportes- bien construido, estructurado y claramente comprensible- no tiene visos de una teología que busca corroboraciones antes que cuestionamientos, lo cual puede llevarle a condicionar sus conclusiones. Es claro que el autor tiene una postura particular. El título del libro, con la resonancia del tango, afirma con claridad la convicción de que en esas reflexiones, llamémoslas seculares, hay motivaciones más allá de sus mismos autores, y él quiere descubrirlas y celebrarlas.
Será importante reconocer que, en este contexto de los conocimientos limitados, deberíamos llegar a comprender -al decir del filósofo italiano Franco Volpi- que todos los verdaderos problemas teológicos “no tienen solución sino historia” porque solo conocemos en parte. Por eso damos la bienvenida a este valioso aporte de Alberto Roldán, que viene a reafirmar la necesidad de ahondar un diálogo abierto entre literatura y teología.

(*) De la presentación del libro “Te busca y te nombra –Dios en la narrativa argentina” de Alberto F. Roldán, Editorial Pronombre, 2011, llevada a cabo el 14 de diciembre de 2011 en Auditorio Kraft, Buenos Aires.


Fuente: ECUPRES/CRISTIANET

sábado, 17 de diciembre de 2011

Gran brecha salarial entre trabajadores nacionales y extranjeros: Diferencia de casi 50%

Los extranjeros cobran al año casi la mitad que los españoles. La diferencia de sueldos es algo menor en el caso de las mujeres.

El sindicato UGT ha denunciado que el salario medio anual de los trabajadores extranjeros en España alcanzó los 10.256 euros en 2010, casi la mitad que el de los nativos, que fue de 20.206 euros anuales.
La organización gremial señala también que entre 2008 y 2010, coincidiendo con la época más dura de la crisis, los varones extranjeros perdieron más de un 9% de poder adquisitivo, mientras que las mujeres ganaron un 4,23%. Las extranjeras cobraron una media anual de 9.001 euros en 2010, mientras que las españolas percibieron un promedio de 16.970.
El salario medio anual, sumando el de los españoles y el de los extranjeros, se situó en 2010 en 19.113 euros. De esta forma, el sueldo medio anual de los trabajadores extranjeros (10.256 euros) representó el año pasado el 53,66% del salario medio general.
En el caso de las mujeres extranjeras, su sueldo medio anual representaba el 47,09% del salario medio anual femenino (16.209 euros), mientras que en el de los varones, el porcentaje era del 57,81%.
11% DEL TOTAL DE ASALARIADOS
Según destaca UGT, las diferencias salariales entre nacionales e inmigrantes proceden especialmente de los tramos salariales intermedios, es decir, aquellos que se sitúan entre 0,5 y 4,5 veces el salario mínimo interprofesional (SMI). Por el contrario, en las bandas salariales por debajo de 0,5 y superiores a 4,5 veces el SMI, los extranjeros cobran de media más que los españoles.
En 2010, los trabajadores extranjeros suponían el 10,98% del total de asalariados. Se trata de un colectivo laboral menos feminizado y mucho más joven que el de los españoles. Además, las mujeres extranjeras tienen más dificultades para permanecer a lo largo de la vida laboral activa en el mercado laboral español que los hombres extranjeros. El sindicato explica que la brecha salarial entre españoles e inmigrantes se mantiene más o menos en los mismos términos si los datos se analizan por sexos.


Fuentes: Europa Press


© Protestantedigital

jueves, 15 de diciembre de 2011

EL “CANAL LUZ” ENFOCADO POR LAS CIENCIAS SOCIALES


Por Hilario Wynarczyk*

Comentario del libro “Antropología del pentecostalismo televisivo”, de Juan Mauricio Renold (Buenos Aires, Editorial Biblos, 2011).

El pentecostalismo como tema científico
Las iglesias pentecostales se han caracterizado por su particular relación con el mundo. Una relación de calumnia del mundo, rechazo y huida. Y una relación de avance colonizador. Por consiguiente el mundo es un núcleo de significación crucial para entender el fenómeno pentecostal y es necesario entender qué es el mundo y dónde queda el mundo.
La tarea nos demanda algunos indicadores empíricos. Los encontramos en los vicios del alcohol, el cigarrillo, el baile y la participación en comités políticos donde convergen los vicios. Esta lista podría llegar a incluir el cine y el teatro. En definitiva el mundo es el conjunto de prácticas sociales que se oponen a la vida en santidad. El mundo es la sociedad y la cultura, un espacio de la existencia donde los pentecostales suelen transitar desde los peldaños inferiores.
Pero en su pulsión escatológica hacia la difusión de la palabra y los testimonios de la acción del Espíritu Santo, los pentecostales resultan pragmáticos usuarios de los medios tecnológicos con los que producen música de adoración y alabanza, reuniones masivas y en definitiva una gama de industrias culturales.
De esta manera, en un proceso gradual de apropiación de recursos y transformación de recursos, evolucionaron los pentecostales desde la oralidad de los templos y las calles hasta el nivel de la televisión. Al mismo tiempo la teología de los pentecostales caminó desde la esperanza en la vida más allá de la historia humana hacia la teología de la prosperidad y la reformulación apostólica de las grandes iglesias neopentecostales que le enseñan a los creyentes que “¡¡¡“El Espíritu Santo te dice que hay un mundo mejor del que has vivido”!!!” y cuando lo dicen se trata de una concreta realidad aquí (1).
Trazado este espacio de la realidad y de la indagación científica, surge después para las ciencias sociales, el problema y el desafío de hacer un estudio empírico del fenómeno, porque el movimiento pentecostal se ha extendido con una diversidad de presencias más allá de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, en Rosario, en Córdoba, en Mendoza, en Neuquén, y así por el estilo.
No resulta posible trazar discursos omniabarcativos y por el contrario hacen falta estudios enfocados en ciudades y congregaciones hasta crear una masa crítica de productos nacidos del esfuerzo de unos investigadores, y otros investigadores, hasta que sea posible sobre la base de esos estudios precedentes establecer generalizaciones empíricas que los trasciendan, y funden renovaciones quizás a la teoría.
El estudio de Juan Mauricio Renold
En esta perspectiva que personalmente asumo desde mi experiencia en el oficio, considero que el esfuerzo de Juan Mauricio Renold se inscribe, y merece una valoración positiva inicial.
Su libro “Antropología del pentecostalismo televisivo” es el resultado de un estudio de antropología social, enfocado en varios planos de análisis. Uno de tales planos de análisis es el de la Iglesia Evangélica Misionera Argentina, una congregación pentecostal fundada en 1984 en la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, donde Juan Mauricio Renold vive y desempeña su actividad de investigador y docente universitario. Otro plano es el del matrimonio pastoral constituido por José María Silvestri y su esposa Mabel de Silvestri. Otro plano es el del Canal Luz Satelital que las dos personas desde su ministerio religioso y esta iglesia desarrollaron como un emprendimiento local de proyección internacional. Finalmente, el anclaje de la investigación queda establecido sobre el material discursivo y ritual de las emisiones del Canal Luz Satelital, tanto de producción propia como de otros pastores de Argentina y del exterior.
Juan Mauricio Renold hizo su trabajo partiendo de un manejo exhaustivo de la literatura acerca del pentecostalismo y las fuentes de investigación empírica en esta materia producidas en la Argentina, que a su vez tomó cuidadosamente en cuenta para enmarcar su estudio. Posteriormente siguió la marcha atravesando las principales dimensiones del problema, con rigor metodológico en el manejo y el análisis de los datos, y arribó más allá del potencial descriptivo y el estudio de los significados del material simbólico para los actores, a la construcción de sistemas explicativos y generalizaciones que harían posible su aplicación a otros estudios. Esta posibilidad de replicación y contrastación de los hallazgos y los encuadres metodológicos forma parte de las aspiraciones del autor a raíz de su identificación con ideas básicas del estructuralismo como enfoque epistémico preocupado por la elaboración de modelos.
En definitiva la construcción de las ciencias sociales como la de cualquier territorio del vasto continente en el que nosotros nos movemos se nutre de piedras bien talladas y mosaicos que unos a otros se complementan hasta que nuevos arquitectos abren ciclos de renovación por medio de nuevas ideas.
Colocado en este proceso colectivo e histórico, este aporte de Juan Mauricio Renold, que a rigor es uno más en una serie de estudios y publicaciones que viene realizando, con el mismo criterio sistemático que lo enriquece, está llamado a ser de conocimiento necesario para las investigaciones sobre pentecostalismo con enfoque en la industria mediática religiosa, su lingüística y su eficacia simbólica en el contexto de la República Argentina. Opino que será necesario tomar en cuenta sus resultados, pero también su método.
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(1) Tomado de la página 190 del libro de Renold.

Nota del Editor: Este artículo de Hilario Wynarczyk fue presentado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en el marco del “X Congreso Argentino de Antropología Social” el 2 de diciembre del 2011.


Hilario Wynarczyk es Doctor en sociología y especialista en investigación de temas del campo evangélico