¡Vos podes ayudarnos!

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lunes, 31 de diciembre de 2012

Un año realmente nuevo

Por. Roberto Velert, España*
 
En uno de esos momentos de conversaciones a corazón abierto, me preguntaba un amigo si somos los seres humanos los que con nuestra abulia, egoísmo y nuestro fatalismo, haremos que el año no sea mejor.
No siempre las preguntas están bien hechas, hay veces que es más difícil preguntar que responder. La contestación en este caso, se me daba implícita. Salvo en los años en que ciertos fenómenos naturales desencadenan fuerzas destructivas, somos los seres humanos los que lo estropeamos casi todo.
Un año nuevo es para mí –y supongo que para mucha gente como un folio en blanco : me siento responsable de él, de su blancura sin contaminar.
Lo que ya no sé si es la abulia, el egoísmo y nuestro fatalismo, quienes echan a perder los años, o “Desde el Corazón” pienso que es más bien la actividad insensata y desenfrenada, egoísmo y la inmoralidad en tantas esferas de los hombres, que alardean de que el mundo depende de sus manos, cuando es sólo, quizá, la destrucción del mundo lo que de ellas depende.
La victoria de contribuir a un mundo mejor se edifica sobre la verdad, el valor y la fe, y el miedo la mentira y la incredulidad cuando se instalan, como el virus de los ordenadores mentales, lo primero que destruyen es el valor, la verdad y la fe . Con lo cual difícilmente conoceremos las potencias contrarias o porque las mentiras nos las disminuirán o porque el miedo las acrecentarán o porque la falta de confianza nos hará desconfiados de todo y de todos. Y así ni el año 2013, ni ningún otro, podrá empezar bien.
A los problemas, mientras nos sea dado hay que cogerlos de frente . Estudiarlos con objetividad, averiguar su gravedad e importancia, y luego ya oponérseles con buen espíritu, fortaleza del ser interior y sana confianza.
En España, el año 2013, se abre además de con serias crisis económicas, con dos miedos: general, uno y otro, particular; uno, el peligro que supone el humillante paro, otro, el peligro que produce el despotismo político que con sus corrupciones pisotea el vivero de nuestra democracia . Por descontado, existen otros miedos: las empresas en crisis, la sociedad en crisis, la familia en crisis, la moral en crisis, la religión en crisis.
¿Para qué sirven los Partidos?; para poco. Hacen su juego partidista basándose en necias falsedades; utilizando ideales fingidos, paradigmas de honor, bienestar social, libertades, grandes palabras desprovistas de médula. Los grandes conceptos –Patria, amor, moral, heroísmo, ética, bondad, civismo‑ somos nosotros, y sin nosotros se vacían. De ahí, que la insup erable lección evangélica, es señalar que en lugar de maldecir la oscuridad que nos rodea, vale mucho más encender una vela “y no ponerla debajo del almud”. La sencilla invitación a encender una vela y ponerla en lugar que alumbre, además de estar llena de sabiduría, es una clara invitación a la esperanza.
En un mundo como el nuestro, donde la oscuridad es densa: fanatismo, subdesarrollo en contraste con hedonismo, analfabetismo ético, discriminación racial, hambre, terrorismo cruel y de guante blanco, guerras…, de poco sirve maldecirla, lamentarnos y quedarnos con los brazos cruzados sin hacer nada, ya que entonces la oscuridad se vuelve más profunda y no hay camino de salida posible.
En un tiempo semejante, lo que verdaderamente hace un año nuevo es saber encender con decisión una pequeña luz de esperanza, porque ésta, unida a otras luces de muchos hombres de buena voluntad, podría dar a nuestro mundo un rostro más humano.
Si se encendiera la luz de la fe, de la comprensión, de la fraternidad, de la justicia, de la solidaridad real no de fachada, muchas cosas en nuestra sociedad podrían cambiar. Se trata de optar por no meramente maldecir, sino de encender una luz, comenzar a actuar coherentemente, con la esperanza puesta en un año mejor, donde la luz del bien vencerá a la oscuridad del mal, en donde los hombres seducidos por el ejemplo de Jesús, estaremos aprendiendo a ser hermanos .
Aportando como cristianos posturas humanizadoras cuando la política está cayendo en un burocratismo inhumano; honrados servicios al bien común, cuando tantos se mueven por intereses particulares, posturas críticas transformadoras, cuando los poderes se olvidan de las necesidades reales del pueblo, ejemplos de capacidad creativa cuando la sociedad cae en la vulgaridad y en el ocio de la constante diversión. Una luz capaz de cambiar las estructuras sociales injustas, evitar la acumulación de la riqueza en pocas manos, crear una energía que impida que las decisiones socio-económicas sean monopolizadas por quienes se creen los dioses de este mundo y en su contra intentar un reparto equitativo de las cargas fiscales. En suma, trabajar para que el pueblo alcance un nivel elevado de bienestar, de cultura y genuina espiritualidad y de conciencia ciudadana solidaria.

Será así que haremos UN AÑO REALMENTE NUEVO.
 
*Autores:Roberto Velert
©Protestante Digital 2012

viernes, 28 de diciembre de 2012

El Dios que viene a nosotros

Por. Juan María Tellería, España*
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que traducido es: Dios con nosotros. (San Mateo 1, 22-23)
No dejamos de escuchar o de leer, casi a diario, previsiones no demasiado alentadoras en relación con el año próximo, el 2013 que, Dios mediante, iniciaremos dentro de muy poco. De hecho, para muchos de nuestros conciudadanos, estas Navidades no se presentan lo que se dice con grandes alegrías. Más bien en muchos hogares se vivirán con desasosiego y con incertidumbre. El que haya cada vez más nostálgicos de décadas pasadas no excesivamente lejanas y, lo que es más preocupante, el que aumente el número de jóvenes que idealizan un pasado reciente que no han conocido, pero del que oyen hablar de continuo de manera elogiosa, refleja sin duda una profunda crisis, no ya económica, sino moral y espiritual de nuestra sociedad. Épocas como esta que vivimos, y todas en realidad, necesitan esa presencia de Jesús que recordamos de forma especial en este período de Adviento.
Las palabras recogidas en el Evangelio según San Mateo y que hemos leído más arriba nos invitan a una reposada reflexión sobre la realidad a la que apunta el Adviento, ese hijo de una virgen que va a nacer y que llevará el nombre de Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Reposada y realista.
Ya de entrada, no podemos lanzar las campanas al vuelo de forma insensata (¡e insensible!) y decir como si tal cosa aquello de que “si Dios está con nosotros, todo nos irá bien”. Estas palabras, u otras parecidas, suelen ser pronunciadas, en líneas generales, por aquellos a quienes efectivamente les va todo bien (al menos en apariencia), y, tal como hemos comprobado en persona y hasta la saciedad, pueden resultar —de hecho resultan— altamente ofensivas para aquellos que están pasando por situaciones difíciles. Quienes se encuentran sumidos en problemas acuciantes y sin solución inmediata, máxime si son creyentes, al escuchar alegatos de este calibre se ven todavía más afligidos con una nueva carga, suplementaria e innecesaria, por no decir cruel, que se suele traducir en el pensamiento siguiente: ¿será que todo me va mal porque Dios no está conmigo? Y como consecuencia: ¿qué he de hacer para que Dios esté conmigo? Es decir, que tales afirmaciones, muy propias de esas filosofías anticristianas que se cobijan bajo el nombre de teología de la prosperidad o Healthy and Wealthy Gospel, entre otros hallazgos del mismo tenor, tienden por un lado al desánimo de las personas, y por el otro, a un legalismo más o menos larvado no demasiado distinto del paganismo antiguo y moderno. Por decirlo de forma clara: hacen la labor del diablo.
Cuando leemos las palabras escritas por San Mateo 1, 22-23 dentro del conjunto general de su Evangelio, o de cualquier otro de los evangelios canónicos, nos encontramos con una doble realidad en relación con la venida del Emmanuel. En primer lugar, Dios con nosotros significa una presencia divina en medio de la humanidad —la persona de Jesús de Nazaret, el Ungido del Señor— no precisamente con grandes visos de triunfo ni con unas manifestaciones arrasadoras. Si por un lado las palabras y los hechos portentosos de Jesús imparten consuelo y sanidad a muchos, por el otro es innegable la dura realidad que él mismo vive, o sus propios discípulos, identificados con los más pobres y los menos favorecidos de la sociedad. El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza. Resulta sorprendente comprobar, leyendo los Evangelios entre líneas, las situaciones de extrema dureza por las que pasa Jesús con los suyos, sin que jamás haga uso de su poder divino para aliviar sus propias necesidades. El conocido di que estas piedras se convierta en pan, recibe como respuesta tajante del Nazareno que no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Emmanuel no es Dios con nosotros para hacernos a todos ricos, prósperos y con una salud o una vitalidad inmune al decurso del tiempo. No es un Dios con nosotros-espectáculo, que cosecha grandes aplausos y aparece en todos los medios de comunicación del momento, sino más bien alguien que, pese a lo que pudiera parecer, pasa completamente desapercibido incluso en su propio entorno. En una época y un país —Palestina— en que los aspirantes a mesías eran legión y surgían hasta de debajo de las piedras, Jesús debió aparecer a ojos de muchos como uno más, un taumaturgo del montón, de los que abundaba la zona. No nos debe extrañar que el testimonio histórico sobre su persona sea casi nulo, con solo alguna que otra pincelada aquí o allá, y siempre en conexión con sus discípulos y seguidores posteriores. Emmanuel no significa, por tanto, triunfo ni popularidad; no quiere decir éxito ni riqueza, sino solidaridad con el sufrimiento, con la angustia, con el dolor humano.
Y como consecuencia, Dios con nosotros conlleva la idea de la dignificación del ser humano, o mejor aún, de la re-dignificación del ser humano, dado que la persona es digna ya por creación (hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza), aunque luego pierda su dignidad —o se la hagan perder— de muchas maneras. Al hacerse uno con nosotros por medio de la encarnación en María, Jesús participa de nuestra condición y, en tanto que Hijo de Dios, nos otorga un valor, una estimación, que nadie tiene derecho a quitarnos: la dignidad de ser personas humanas, y por tanto, imagen de Dios en el mundo. La pasión que soportaría años más tarde; la cruz a la que subiría en el Calvario; la muerte vencida para siempre en la mañana de la Resurrección, reforzarían de forma imperecedera el valor del hombre como especie, como gran familia, como personas individuales, de tal manera que el anuncio del Evangelio quedaría indisolublemente unido a aquellos eventos trágicos entendidos como el triunfo de Dios. Emmanuel es, por tanto, Dios con nosotros de una vez por todas, como estamos llamados a recordar cada período de Adviento, cada Navidad. Aunque las cosas no vayan bien ni tengan visos de ir mejor el año que viene o las décadas próximas. Aunque no tengamos lo que en nuestra sociedad se considera éxito, ni seamos ricos, ni nuestra salud se encuentre en su mejor momento. Nada de ello nos puede apartar de la realidad de su presencia en medio de nosotros.
 
Feliz Navidad a todos.

Autor/a: Juan María Tellería

Es pastor y en la actualidad profesor y decano del CEIBI (Centro de Investigaciones Bíblicas),Centro Superior de Teología Protestante.

Fuente: Lupaprotestante

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Navidad, algo más que caridad

Por.  Manuel López, España*
“¡Dime cómo es tu Adviento y te diré la Navidad que esperas!”, leo en una web de doctrina social cristiana. Qué bien… si no fuera porque ahí nos duele cuando bajamos del arrebatamiento emocional de las alturas espirituales a la cruda realidad de este valle de lágrimas.
A ver. A uno de cada dos jóvenes españoles, desearle “Feliz Navidad” puede sonarle a frase hueca, cuando no a broma pesada. No tener trabajo ni esperanza de conseguirlo, tan solo la perspectiva de tener que salir del país a buscarse la vida a saber dónde no parece panorama propicio para el goce del espíritu navideño que estos días nos recuerdan a todas horas la musiquilla y los estribillos de los villancicos.
Se dice pronto, pero ahora mismo ya son 1,7 millones de familias las que tienen a todos sus miembros en paro. Uno de cada cuatro españoles está en el desempleo: seis millones sobre una población activa de 23 millones de ciudadanos en edad laboral. 2.500 parados nuevos cada día.
“Los mercados”, ya se sabe, tan contentos: la destrucción de empleo, acompañada de los brutales recortes en educación, sanidad, servicios sociales, escalada de subida de impuestos y tasas, corrupción, represión policial, etc., en un escenario obsceno de orgía de la usura bancaria está siendo un “éxito” rotundo.
Mal que pese en los despachos eclesiásticos, lo cierto es que “adviento” no es palabra que esté de moda. “En algunas iglesias cristianas”, define el Diccionario, “tiempo litúrgico de preparación de la Navidad, en las cuatro semanas que la preceden”.
Muy generosa definición, por cierto, pues así como está claro que adviento no es voz familiar entre la ciudadanía laica, hemos de convenir que en el imaginario de los creyentes cristianos el adviento se focaliza en el encendido de una nueva vela en el culto del domingo y poco más. Terminado el culto, cada cual a su casa y hasta el siguiente domingo.
Urge -entre tantas otras cosas, pero esto es lo que toca ahora- reivindicar el sentido del Adviento. En las iglesias -excepto en la tuya y la mía, que son perfectas- el tiempo de Adviento va ligado a postales cursis con las consabidas leyendas en obsoleta caligrafía de colegio de señoritas bien. La “celebración” queda limitada a un acto rutinario en el orden de culto para el que tantas veces el mayor interés que se pone es en que haya una caja de cerillas a mano, ahora que cada vez fuma menos gente, por lo que raro es que alguien lleve un mechero encima.
O sea, que, exagerando un poco -o no tanto-, puede decirse que en no pocos casos -hablo de las iglesias en general, insisto, no de la tuya y la mía, que, como nadie ignora, son perfectas- el Adviento se queda en un punto digamos protocolario del programa del “espectáculto” con el encendido de la vela. Cuando, a eso de las 13:15 horas acaban en la acera las despedidas tras el culto, la vela del Adviento ya ha sido apagada hasta la reedición del trámite del encendido de las antiguas y la nueva vela en el culto del domingo siguiente…
“San” Lunes, y los siguientes santos días de la semana son teórico adviento en el Diccionario. Adviento práctico, menos.
Dejé dicho en mi Café para todos del número anterior -“Aburre Calvino” (“…y Lutero”)- que tenía unos parrafillos medio redactados en torno a la manipulación a mi juicio flagrantemente interesada, tan pseudocalvinista como pseudoluterana, de conceptos manipulables como son la Fleissigkeit y la Strenge. “Lo llaman laboriosidad y austeridad”, añadía, “pero no es sino codicia e inmisericordia”.
En mala hora mezclaron a Calvino y Lutero en esta ofensiva criminal contra nosotros los europeos del Sur. Y en peor hora, si cabe, incautos y desmemoriados creyentes van y se apresuran a hacer coro a los depredadores del Estado del Bienestar que tan caro nos costó conseguir.
“Noche de paz”… y justicia social
Tiempo de paz, tiempo de amor… Alegría, alegría, llega la Navidad. Es el tiempo de confraternizar, de acordarse de las buenas obras los que tienen los posibles que no las conciencias a salvo. Sentar un pobre a la mesa por Navidad molaba entre lo más selecto y piadoso de la cristiana gente pudiente en épocas pasadas. Ahora, imposible, con 200 nuevos parados cada hora.
Un año más -salvo en tu iglesia y la mía, claro está- muy mucho me temo que siga sin registrarse allá un gran entusiasmo por incluir en el orden de culto la lectura del Magnificat de María:
Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos… Lc. 1:51-53.
Los poderes fácticos, ya se sabe, tan contentos con que iglesias, oenegés, organizaciones caritativas y demás le hagan al Estado el trabajo sucio de sustituir derechos por caridad.
El debate de fondo latente caridad vs. derechos sociales -el germen de una “Operación Magnificat”- sigue estando ahí a la espera de que de una vez por todas nos atrevamos a ponerlo sobre el tapete….
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Publicado en la sección del autor “Café para todos”, El Eco Bautista, 4/2012.

Autor: Manuel López es periodista, fotógrafo, profesor de Comunicación e Imagen y consultor de prensa. Editor adjunto de "Periodistas en Español" (www.periodistas-es.org). Bautista. Miembro de Cristianos Socialistas.

Fuente: Lupaprotestante

lunes, 24 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO 2013


En estos días recordamos el nacimiento del Mesía, nos pone un sentimiento de amor y paz. Recordamos a todos nuestros seres queridos, amigos, amigas y a todos los que visitan nuestro blog. Es por ello, que les deseamos con todo amor una Feliz Navidad y prosperidad y bendiciones para año 2013.
Son los deseos de TRANSFORMANDO VIDA, EL BLOG DE LUIS EDUARDO CANTERO

domingo, 23 de diciembre de 2012

Análisis sobre textos de comunidades gnósticas-cristianas permiten a pastor bautista graduarse como doctor en Filosofía

Por. José Aurelio Paz, Cuba*

“Los textos de esta Biblioteca Nag Hammadi, contentivos de las voces milenarias de los inconformes del tiempo y de la historia, que lucharon y murieron por un mundo mejor, son un desafío urgente a los saberes del mundo de hoy”, concluyó en su defensa de tesis el pastor bautista y doctor en ciencias ahora, reverendo Uxmal Livio Díaz, quien acaba de obtener tal grado científico, la semana que concluye, en la Universidad de La Habana, cuando le fuera otorgado, por los nueve miembros del panel examinador, por unanimidad.
Al respecto, Díaz expresó a ALC que “Lo más notable fue el ambiente de mutuo respeto y la deferencia que mostraron hacia mi persona como pastor y cristiano militante. Quizá es la primera vez, que a ese nivel se discute un tema filosófico con de ese contenido. Hubo muchas preguntas y los oponentes fueron concienzudos en su trabajo y con mucha consideración.”
En su argumento, la parte oponente del tribunal examinador expresó: “Construir historia resulta asunto sumamente difícil, mucho más a partir de textos tan antiguos y prácticamente desconocidos, en los cuales abundan las lagunas informativas y cuya comprensión e interpretación requiere, del estudioso, asumir una lógica histórico-lógica particular que le permita ubicarse y adentrarse en contextos y experiencias que por fuerza de la realidad le son ajenas.”
La síntesis de la tesis parte del enunciado de que siempre toda historia oficial tiene su contraparte en otros análisis que la desmontan, a partir de diferentes visiones y versiones, de ahí que “La Biblioteca Nag Hammadi ha sido ese testigo que, después de 16 siglos de enterramiento, y que con una voz divergente, a lo hasta ahora comúnmente aceptado, detalla la vida y obra de la comunidades gnósticas-cristianas de ese tiempo, y sus luchas emancipatorias por la libertad, la igualdad y la solidaridad en cuanto a una comunidad o conjunto de comunidades, así como la batalla de las mujeres por su reconocimiento y participación como tales, en contra de la exclusión misógena que padecían.”
En su análisis como oponente, la investigadora y doctora en ciencias Ofelia Pérez cruz, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas del CITMA, además de felicitar la profundidad con que el aspirante logró enfrentar tan difícil texto y explicarlo a la luz de estos días, dijo de la tesis: “Documento esencialmente filosófico e histórico, resultó todo un reto para una profesional, con algún conocimiento de la religión, pero de formación esencialmente psicosociológica. Como reto entonces, aparté los temores o limitaciones que en principio me representó y me dediqué de lleno a participar de ella, dialogarle, preguntarle y sobre todo, aprender. Porque ese ha sido el principal resultado de mi lectura del material. Un aprendizaje que agradezco y es parte ahora de esta llamada oponencia gratificar al autor y tutor del texto por el logro de tan sublime obra.”
El doctor Uxmal Livio Díaz, (Guantánamo, el 6 de Febrero de l938), realizó estudios de Teología en el Seminario Teológico Bautista de Cuba Oriental, en la ciudad de Santiago de Cuba, en el cual se recibió como Bachiller en Teología en 1961. A la vez, cursó dos años de estudios de Sociología en la Universidad de Oriente. Entre 1964-1966 hizo estudios especiales de teología e idiomas (inglés y alemán) en el Seminario Teológico Bautista de Ruschlikon, en Suiza y en la Universidad de Zurich y el Instituto Goethe en Ulm, Alemania, para finalizar estudios de postgrados en la Escuela Ecuménica de Estudios Posgraduados en Bossey, Ginebra. Entre l980-1984, se incorporó, desde su inicio, a la Facultad de Estudios Dirigidos de la Universidad de la Habana, donde alcanzó la Licenciatura en Derecho.
Desde 1975 hasta 1980, el editor y co-autor del libro “Cristo vivo en Cuba” publicado por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, trabajó con la Conferencia de Iglesias del Caribe (CCC), y entre sus múltiples actividades ha escrito innumerables artículos y ponencias, tanto en Cuba como en el extranjero, y ha dictado conferencias en Centros de Estudios Superiores y Universidades en Canadá, Estados Unidos de América, Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Guyana, Panamá , Puerto Rico, Alemania y la Unión Soviética.
Fuente: ALCNOTICIAS

viernes, 21 de diciembre de 2012

Si no creyera en la esperanza…

Por. Nancy Cardoso Pereira, Brasil*
.¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermana?
-¡No lo sé! ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? ¿De mi hermana?
-¿Qué has hecho? ¡Oigo la sangre de tu hermano, de tu hermana clamar a mí desde la tierra!
Dos preguntas acerca de la vida humana, de la vida de la tierra. Responder es hacer teología.
¡No! Yo no quiero utilizar términos como “ecología” o “medio ambiente” o “cuestiones ecológicas” y “cuestiones ambientales” dejando intactos los mecanismos de reproducción social que destrozan y hacen de la vida algo inviable. Digo que se trata de la vida amenazada y del modo de producir y reproducir la vida de la que estamos hablando. Hablamos del cuerpo: el mío, el suyo, el nuestro, cuerpo social, el cuerpo del mundo. Tampoco se trata de identificar responsabilidades difusas, de todos y de nadie. Identificar. Nombrar. Denunciar. Impedir que los violentos continúen violentando las vidas de hermanos y hermanas, y de la tierra.
El desafío que tenemos por delante es el de abandonar las generalidades y las superficialidades de una teología prejuiciosa, de oportunismos de jerarquías religiosas y prácticas pastorales ingenuas para correr el riesgo de encontrar en nuestra propia tradición elementos de crítica y de creatividad que nos proporcionen las condiciones de participar de forma honesta, apasionada y responsable en este debate y en sus compromisos. Las preguntas que se nos presentan son estas:
-¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermana?
-¿Qué has hecho? ¡Oigo la sangre de tu hermano clamando desde la tierra!
-¡No sé! ¿Acaso soy el guardián de mi hermano, de mi hermana?
Somos prejuiciosos, oportunistas e ingenuos porque aceptamos la pérdida y la degradación de la vida como algo natural y racional en nombre del progreso y de la tecnología. No tenemos el cuidado y el coraje de reconocer que hay minorías que se apropian de los beneficios en una forma de propiedad y de lucro que sacrifica la vida de las mayorías pobres de la humanidad y destruye la naturaleza y la biosfera. ¡Hacemos la teología del “no sé”!
-¿Dónde está tu hermano y tu hermana?
La teología del “¡no sé!” o del “¿acaso” se expresan en forma de reformas, ajustes superficiales, cambios marginales que no se comprometen con la radicalidad de las preguntas.
El texto bíblico va más lejos, exige más. Dificulta las respuestas evasivas: “Si hubieras hecho lo correcto irías con la cabeza alta. Pero como no lo has hecho… el pecado está junto a la puerta, como una fiera que amenaza. ¿Podrás dominarla?” (Génesis 4, 6-7).
Pero, por qué Dios no acepta las dos ofertas. El Dios de esta memoria rechaza legitimar el fruto de la acción violenta y del pecado. Aquí asumo que Caín representa la agricultura que está bajo un sistema económico de explotación, movido por un afán de lucro y dominación. ¡Caín opta por las ofertas de cabeza baja! Fue reprobado. ¡No! Caín no puede dominar la violencia de su modo de vida… porque es sistémica. Esta es la función del ritual: evaluar, escudriñar, revelar los metabolismos de la producción… y elegir. ¡Preferir!
Caín no soporta vivir sin la legitimación divina. Llama a Abel al campo -porque al fina le dice de lo que se trata: ¡de la tierra! La violencia de Caín ya estaba estructurada en la oferta de Caín y, por eso, él no agradó a Dios. El modo de vida y de producción de Caín incluía una negación de la vida de Abel y de otros grupos humanos y por eso fue reprobado. ¡Lo importante es que Dios escoge, elige, escoge este modo de vida y no aquel!.
Las ofertas no se ofrecen por sí mismas. La función de la religión en los intercambios económicos no está en el establecimiento de reglas y procedimientos, sino en la transmisión de valores, esto es en la formulación de valores económicos, formateando jerarquías y consolidando mecanismos de medición.
El ritual de oferta/demanda está contenido en el mecanismo cultural de expresar valor, esto es aquello que puede ser dado e intercambiado en las cosas que están guardadas, preservadas. No se trata de valores esenciales de los seres o las cosas que generan una diferencia entre lo preservado y lo aceptable en la forma de la oferta, sino que se trata de las lógicas sociales que confieren valor y consolidan medidas de significado y función en los intercambios rituales. Dios aparece en el texto haciendo una pregunta origen de toda teología. ¿DÓNDE ESTÁ TU HERMANO? La respuesta de Caín es conocida y también anima muchas, tantas teologías: “NO LO SÉ, ¿ACASO SOY GUARDIÁN DE MI HERMANO?”.
El texto insiste en mantener la pregunta teológica. Más que una simple pelea entre hermanos, el texto localiza el pecado como fiera amenazadora que espera y obstruye la puerta… Y Dios pregunta: ¿PUEDES DOMINAR A ESTA FIERA?
La fiera, deseo revoltoso y violento que mata al hermano y encharca la tierra de sangre, está en nuestra puerta, en nuestra cara, en los espacios de poder, y si no es dominada devora y destruye. Si lo hiciéramos bien, andaríamos con la cabeza erguida, tendríamos la confianza de que vivimos en un mundo de hermanos y hermanas en una relación de vida con la tierra y el planeta. Pero la fiera está suelta, la fiera nos mantiene dentro de casa asustados, amedrentados, cómplices de su gula devoradora. ¡No! Nosotros no tenemos que enfrentarnos con el pecado destructor de las vidas y de la tierra. Prejuiciosos, amedrentados, ingenuos, oportunistas.
¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermana?
La tierra muere y sangra: ¿Y qué haces?
¿Hasta cuándo nos vamos a dejar dominar por la fiera? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que el Kapital controle la puerta, vaya suelto por el mundo devorando y robando? Una forma básica del terror del capital se da en una forma de propiedad que arranca al campesinado de la tierra y somete a la agricultura a un negocio que sigue la lógica del lucro dejando a las poblaciones desvalidas y vulnerables por la acción depredadora de los monopolios industriales y financieros.
-“Si hubieras actuado bien, andarías con la cabeza erguida… pero como no lo has hecho… el pecado está junto a la puerta, como una fiera acorralada. ¿Podrás dominarla?” (Génesis 4, 6-7).
Tierra, agua, simiente, árboles, subsuelo, animales, el mar, el planeta sometido al mecanismo de apropiación y explotación privada, protegidos por el derecho de contaminar y de poseer ¡Fieras! ¡Bestias! ¡Monstruos! Movidos por los deseos de liberalización, desregularización y globalización. ¡Y no me diga, “no sé”! No insista en “¿Acaso soy responsable?” con artificios y mentiras de un desarrollo sostenible que no enfrenta a la fiera del capitalismo. ¡Ya no podemos responder, ya no podemos creer… hagamos silencio! Si ya no podemos creer en cada herida, ni creer en algo puro, no sabremos nunca lo que significa creer en la esperanza: escuchemos voces marcadas por el amor y la lucha de quien vive y se organiza por otro mundo posible, de sumak kawsay, del bien vivir que aprendemos de las luchas latinoamericanas.
Si no creyera en la locura
de la garganta del sinzontle,
si no creyera que en el monte
se esconde el trigo y la pavura…
Si no creyera en la balanza,
en la razón del equilibrio,
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza
De forma especial, nosotros militantes cristianos –hombres y mujeres- asumimos el compromiso con nuestro pueblo y como voces de:
  1. denunciar las relaciones históricas y actuales del cristianismo hegemónico con el capitalismo y su lógica de sacrificio de vidas, modos y formas de vida;
  2. denunciar el cristianismo aprisionado por los intereses de élites mundiales en intercambios de favores que proporcionan y apoyan la acumulación y concentración de riqueza, que legitiman las formas sistemáticas de explotación del trabajo humano y de la naturaleza;
  3. renegamos y denunciamos el capitalismo y toda adoración del capital, toda religión del consumo y todo fundamentalismo occidental que se esconde y se alimenta de espacios teológicos y comunitarios cristianos;
  4. negamos cualquier uso de la fe cristiana y de la Biblia como justificación para la guerra, del pillaje de la naturaleza, de los modos de mida y de sus conocimientos;
  5. enfrentarnos a la teología y a las prácticas pastorales de un pensamiento dualista que naturaliza y legitima una política de opresión generalizada: una dominación de la naturaleza es inseparable de una dominación del humano sobre el humano, particularmente del hombre sobre la mujer;
  6. nos afirmamos como una religión entre otras, un pueblo de fe entre otros pueblos de fe y llamamos a todos los cristianos y cristianas a que luchen por la justicia, amen la misericordia y anden humildemente con su Dios por la faz de la tierra (Miqueas 6,8)
 
* Nancy Cardoso Pereira. Agente da Comissão Pastoral da Terra (CPT) na região Sul Rio, professora de teologia e história da Universidade Severino Sombra, Vassouras, Rio de Janeiro.
 
Traducción. Joana Ortega-Raya
Fuente: Lupaprotestante

martes, 18 de diciembre de 2012

Discípulo, testigo y maestro: José Míguez Bonino (1924-2012)

Julio de Santa AnaJulio de Santa Ana

Autor: Julio de Santa Ana,  es Doctor en Ciencias Religiosas por la Universidad de Estrasburgo, Francia. Fue director de la revista Cristianismo y Sociedad, de la Comisión de las Iglesias y su Participación en el Desarrollo del Consejo Mundial de Iglesias, del Centro Ecuménico para el Servicio a la Educación y la Evangelización Popular (CESEP, Brasil) y profesor del Instituto Ecuménico de Bossey. Algunos de sus libros recientes son: Sustainability and Globalization and (1999), Religions today. Their challenge to the ecumenical movement (2006) y Beyond idealism. A way ahead for ecumenical social ethics (2006). Es un teólogo protestante de larga trayectoria y enorme contribución ecuménica
Discípulo, testigo y maestro: José Míguez Bonino (1924-2012)
Hay personas que se afirman de tal manera en su existencia que no necesitan vanagloriarse, ser altaneros, jactanciosos o arrogantes para formar parte naturalmente de quienes se destacan por sus cualidades. Más aún, estas personas no intentan hacerse notar, poner en evidencia su reputación, crédito o fama para que redunde en su prestigio y renombre. Son seres que se distinguen más bien por su sencillez, su afabilidad, sobresaliendo de tal manera que -sin quererlo- llegan a ser ejemplo para otros. La distinción que trasuntan en su existencia es una marca de su elegante manera de ser. Tanto en la vida como en la muerte nos muestran sendas por las que es bueno caminar. Lo que he escrito ha estado rondando mi mente por ocasión del deceso de José Míguez Bonino, que fue uno de nuestros guías espirituales, gran teólogo y un testigo fiel del evangelio de Jesucristo.

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Fuente: Lupaprotestante

domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Cómo sabemos que Dios está con nosotros? Lectura para la humildad y abrazar el Misterio

Por. Ángel Manzo Montesdeoca, Ecuador*
”La teología más profunda y más seria es la más sencilla,
la que puede entender cualquiera”
Karl Rahner
Todo esto sucedió en cumplimiento de lo que el Señor había dicho por medio del profeta: Una virgen quedará embarazada y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Mt 1,22-23
Que Dios se ha vuelto en propiedad y exclusividad de muchos, no es cosa que sorprenda. Desde las religiones y la experiencia personal, Dios se ha convertido en una cuestión individual, la que podría tener su lugar, pero cuando la experiencia cruza las fronteras de la propiedad privada, Dios se ha vuelto “mio” y se conjuga solo en primera persona; al menos que se acepten las reglas de mi propio camino, ya que “fuera del mio” no se puede llegar a él. De allí que muchos, para evitar la osada manipulación de Dios y su nombre, prefieran referirse a él como el Misterio.
El conocer, poder y tener
Resulta que los seres humanos con nuestra limitada comprensión nos apropiamos de Dios, para reflejar nuestros deseos, ideales y anhelos. Unos se expresan con el “Dios me dice”, otros con el “Aquí está Dios”, y no falta quienes opten por afirmar “allá no puede estar Dios”. Más, siendo honestos y colocando nuestras limitaciones con sus ignorancias en su lugar, conscientes de la herencia occidental de la teología en su sed de saber, es mejor renunciar a la osadía de conocer a Dios; por la actitud de acoger y participar del encuentro con el Misterio. No sé trata si Dios es como pensamos o nos imaginamos, se trata de disfrutar su misterio, dejarnos abrazar por él. Así el camino no será la competencia o la búsqueda de la verdad (según cada religión); sino el participar juntos de la experiencia de percibir, que Dios se ha hecho real entre nosotros.
Que no se me malentienda, no planteo una renuncia a la inteligencia de la fe como antagónica al sentido humano por acoger a Dios desde la pereza intelectual; más bien propongo asumir otro camino, aquel que renuncia a hacer de Dios su posesión y desea que Dios sea todo y en todos. Ya que por las vías del conocer, que equivale a poder, y todo poder desemboca en un tener, Dios se vuelve sujeto de consumo para quienes cuentan con las facultades y posibilidades de acceder a él. Pero el Misterio no se compra ni estudia, se contempla.
El nosotros del pueblo
Ya de por sí la situación de José se ponía como solemos decir “color de hormigas”, aun con la visita del ángel, no era un escape o fuga de la realidad, sino una manera de animar, un acompañar desde la realidad. ¿Qué era cosa de Dios? Es el gran misterio para José, tanto que el trato del angélico se hace entre el inconsciente del sueño, ¡semejante estado se requería para asimilar el asunto! Si es cosa de Dios o del diablo, aun no lo comprende José, claro para quienes ya saben el final de la película el asunto está claro, pero entendamos al hombre que acaba de recibir la noticia que será padre de un hijo que no es suyo.
Lo que a primera instancia comprendió José fue que se trataba de un asunto humano y pecaminoso, era cosa de otro hombre, y ante lo que se debe ser consecuente: mejor dejar a María. El sueño será la forma como Dios explicará sus asuntos a José, y hasta allí llega la narración. Ahora en Mateo 1,22-23, estamos ante la mirada del narrador, para quien desde su teología, siendo fiel al judaísmo, todo estaba escrito. Aunque evidentemente se trata de un texto totalmente fuera de contexto en el que se menciona el embarazo de una virgen o doncella como señal de una guerra en el libro de Isaías 7,14, y el niño aparece como la señal de Dios, quien a pesar de todo mantiene la promesa de proteger a su pueblo. Pero ante esta nueva situación de José, el niño surge como la señal renovada que Dios continúa con su pueblo, no lo ha abandonado, sino que ha llegado para salvar al pueblo de sus pecados. No es un Dios de las religiones de la época o de los monopolios de grupos de sabios, es Dios con el nosotros del pueblo.
“Es cosa de Dios José”, parece decir el narrador o la comunidad matiana, “Esto que te acontece como tragedia humana, es una manifestación de Dios con su pueblo”, se insiste. “Dios está con nosotros, entiéndelo José”, entiéndalo la comunidad del primer siglo que leyó y escuchó el relato. Pero bueno, si así lo dice el narrador, y testimonia lo que hoy conocemos como el evangelio de Mateo en el Nuevo Testamento, así fue.
¿Con nosotros o sin nosotros?
Sin embargo, me asalta la pregunta: ¿Cómo sabemos que Dios está hoy con nosotros? Cuando Dios, desde los discursos de algunos predicadores se ha vuelto parte del comercio y el tranzar: un pacto por aquí, una siembra por allá, un sacrificio espiritual en billete verde (no necesariamente ecológico, por sí acaso). Donde cada religión celebra que “ellos tienen a Dios”, desde la creencia que “otros no lo tienen”, unos tienen al Dios más fuerte y otros dios más débil; al punto que no se sabe qué celebran: el tenerlo o el supuesto que los otros no lo tienen y ellos sí; como cosas de niños; ¡pero va, no ofendamos a los niños!, quienes son nuestros maestros en cosas de la fe, mejor no ofenderlos con nuestras sabidurías adultas (Lc 18,1-5).
La verdad es que a estas instancias recapacito que la pregunta: ¿Cómo sabemos que Dios está con nosotros?, va por la misma lógica: el saber; y en estos días, ojalá siempre, renuncio a la pretensión y orgullo natural del conocimiento que da el saber. Ya no me complico con saber si Dios está conmigo o no, yo dejaré tranquilo a Dios, y trataré de discernir mejor lo que pasa en mi patria, esta que es parte de esa Patria Grande que llamamos América Latina y El Caribe, lo que Dios hace en Europa, África y Asia.
Otro modelo de desarrollo
Si Dios está o no con nosotros, no es lo que interesa, lo que sé es que mi país decidió plantear un nuevo modelo económico de desarrollo, más humano, más social, más ético, menos instrumental, no desde la lógica de lo que otros dicen; sino que se atrevió a pensar desde sí, y en comunidad con nuestra herencia ancestral, y parece que las cosas avanzan, y hasta nos convertimos en referentes de otros modelos de desarrollo; tanto que el filósofo italiano Gianni Vattimo cuando le preguntan si algún país se acerca al de sus sueños, respondió: “La Venezuela de Chávez. El Brasil de Lula. La Bolivia de Morales. La Argentina de Kirchner. El Ecuador de Correa…”[1]
Si Dios está con nosotros o con otros, no lo sé; pero sí sé que en el Ecuador los mayores presupuestos se asignan a educación, salud, e inversión social, ¿qué aun hay mucho por hacer?, claro que sí, pero algo nuevo sucede aquí, y ojalá continúe.
Personas con discapacidad
No sé si Dios está con nosotros, muchos dicen que al mencionarse la Pachamama en la Constitución del Ecuador, Dios nos ha abandonado, a lo mejor tienen razón o quizás se equivocan, solo le pido a Dios que no sea así. Pero sí sé que hoy las personas con discapacidad han sido visibilizadas, atendidas y reinvindicadas en su dignidad. Lo que la sociedad muchas veces ocultó, y evadió asumir con las personas con discapacidad, hoy estamos devolviéndoles la justicias que se les negó, y avanzamos por el camino de los derechos de todos los seres humanos sin distinción de raza, sexo o religión.
Espíritu ecológico
Sé que hay más Iglesias en nuestro país, y el mundo entero, y la violencia ha tenido considerable aumento, no sé si Dios nos ha abandonado o nosotros lo estamos abandonando yendo tras otros dioses: el del poder por ser las iglesias más grandes, el de la pretensión de la verdad absoluta. Si Dios está con nosotros o no, ¿quien sabe?, ¿tal vez nos abandonó por nuestro pecado o está con nosotros por su sola gracia? Lo que sí es visible es que la tierra y el agua hoy son sujetos de derecho en el Ecuador. Nuestra teología de la creación y rol mayordómico no fue la que impulsó una mayor conciencia del cuidado de nuestra casa común la tierra, no ha sido la iglesia la que comprendió que “todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra”.
Censos y realidad
¿Estará Dios con nosotros solo por profesar una religión? No lo sé, tal vez sí, quizás no; pero creo que sí está con muchas mujeres que participaron del primer censo de violencia de género. Hoy sabemos técnicamente su realidad, ya no se trata de especulaciones o exageraciones de mujeres, si en Dios hay toda verdad, pues la verdad salió a la luz.
Aunque las iglesias se rehúsan a pensar en una pastoral para las personas homosexuales, o solo se promueva el discurso de condenación y el “varón eres”. Hasta mientras, se inicia el primer censo de personas de la comunidad LGBT. Ahora si esto traerá “un castigo más del cielo” por preocuparse por un grupo vulnerable en el país, al que se reconocen sus derechos, y si por ello Dios nos abandona y se aleja de nosotros, por lo menos me alegro que se haya hecho justicia con un grupo de seres humanos discriminados por la sociedad, que Dios esté con ellos.
Otra actitud
Lo evidente en el texto bíblico no es que José entendió que Dios estaba con él, eso fue lo que otro dijo, quien veía las cosas desde otra experiencia. El camino de la vida mucha veces se hace como un recorrido de presencias y ausencias, y en ocasiones hasta de incertidumbres, lo que sí parece ejemplar y digno de resaltar en José, es que supo acoger la experiencia de Dios en su vida con silencio, en todo el relato José no dice absolutamente nada, pero al mismo tiempo su silencio dice mucho. ¿Será esta la mejor manera de responder hoy?, desde un silencio que acoge el Misterio de Dios en la vida que nos invita a un hablar menos y hacer más, un poseer menos y dar más. A no pretender conocerlo todo y tener un cambio de actitud. ¿Será? Ya no responderé que no lo sé, ni que lo sé; mejor sigo el ejemplo de José…
Oración
“Buen Jesús, hoy quiero renunciar a las pretensiones que me ofrece el saber y el conocer; las que siempre llegan a convertirse en una forma de dominio y control sobre los demás, y hasta la osadía de controlarte a ti, Dios todo amor. Quiero sentirte más en la vida, dame la capacidad para descubrirte no como un logro de piedad, sino como una dádiva, un gesto de tu amor primero”.



 [1] http://www.lavanguardia.com/lacontra/20121129/54356773789/la-contra-gianni-vattimo.html

*Ángel Manzo es ecuatoriano, Pastor de la Iglesia TEAMO de la ACyM en Guayaquil, ministerio que dirige con su esposa Dolores, y sus hijos: Samantha, Andrés, Cristopher y Madelaine. Expositor del programa radial Reflexiones de Actualidad que se transmite por HCJB2, por más de 10 años al aire. Licenciado en Ciencias Humanas y Religiosas, Master en Teología Practica por FATELA, actualmente cursando la Maestría en Estudios Teológicos (UNA), participa en diversas actividades de educación bíblica teológica en América Latina y El Caribe.

Fuente: Lupaprotestante

jueves, 13 de diciembre de 2012

Gravitación pública de los evangélicos en el Extremo Sur. La República Argentina

Por. Hilario Wynarczyk, Argentina*
El campo de fuerzas
El conjunto de las iglesias evangélicas en la Argentina (un país con un poco más de 40 millones de habitantes) es variado, complejo y dinámico. Las múltiples y heterogéneas iglesias evangélicas forman un sistema, o una gran familia, si se quiere. A la vez forman también un campo de fuerzas, como asimismo las familias suelen serlo. Muchos elementos comunes las unen (por eso forman un sistema) pero interpretaciones e intereses divergentes las colocan en situaciones de tensión, alejamientos y conflictos que son parte y dínamo del curso de su historia. Por tales razones asumimos que forman un campo de fuerzas. En este sentido el campo evangélico resulta igual a un caleidoscopio de colores que se unen o separan en diferentes momentos, dándole formas a variadas combinaciones, de acuerdo con el movimiento de las influencias externas y las dinámicas internas
Sin embargo, con el fin de encuadrar analíticamente el colectivo de las iglesias y sus federaciones en este país del lejano sur del mapa latinoamericano, es posible trazar una simplificación. El procedimiento propuesto nos permite hablar de dos polos del campo evangélico, o dos polos del sistema. Uno es el polo de los conservadores-bíblicos, que de esa manera clasifico tomando en cuenta para este fin su lectura mayormente literalista de la Biblia. El polo así indicado contiene dos sectores. Uno es el sector de los evangelicales (dentro de este conjunto las más importantes son las iglesias de los Bautistas y de los Hermanos Libres). El otro es el sector de los pentecostales.
A su vez, el siguiente polo es el de los históricos-liberacionistas, que llamo históricos porque provienen de las reformas luterana y calvinista y el tronco anglicano con sus derivaciones; y liberacionistas por hallarse orientados hacia el progresismo y la convivencia ecuménica con sectores que también podrían ser considerados progresistas de la Iglesia Católica Apostólica Romana. En su ámbito incluimos a las iglesias Evangélica Metodista Argentina, Evangélica del Río de la Plata (descendiente de la Iglesia Evangélica de Alemania), Luterana Unida, Reformada Argentina, de los Discípulos de Cristo, Anglicana, Presbiteriana y otras.
Quedan afuera de este conjunto analítico dos organizaciones religiosas de notable presencia pública, la Iglesia Universal del Reino de Dios, conocida como IURD, y la Iglesia Internacional de la Gracia, irradiadas desde el Brasil hacia la Argentina y hacia otros países, incluidos los europeos. Estas iglesias, muy populosas y llamativas por su presencia en la televisión y en edificios que antes fueron cines del centro de las ciudades, no se encuentran en comunión con el resto de las iglesias del polo conservador bíblico y sus respectivas federaciones, a la vez que por sus rasgos peculiares se diferencian de un modo tan radical que resultan pasibles de admitir el nombre de iglesias para-pentecostales o iso-pentecostales (iglesias paralelas y parecidas a las pentecostales pero considerablemente diferentes de aquéllas y diferentes incluso de las poderosas variantes neopentecostales). Con criterios idénticos, no incluimos las iglesias Nueva Apostólica, Adventista del Séptimo Día, Christian Science y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida popularmente como de los mormones. Estas iglesias no se parecen a las pentecostales pero se auto-excluyen de las federaciones evangélicas.
Luego de tales aclaraciones ya podemos ir a nuestro punto central. Nuestro enfoque estará dirigido a las iglesias del polo de los conservadores-bíblicos.
Las magnitudes del sistema
Los evangélicos pueden estar en el orden del 10 al 13 % de la población argentina, basándonos en cálculos aproximados, porque no existen en realidad datos científicamente más precisos. En lo personal me inclino a trabajar sobre la hipótesis del 10 %, la más conservadora, que transportada a números absolutos significa unos 4 millones de personas. Los conservadores-bíblicos por su parte componen el 95 % de este capital demográfico, tal vez, y entre ellos predominan los pentecostales, situados por mis estimaciones en el orden de los 2 millones y medio de personas. En cuanto a los que técnicamente llamamos aquí “evangelicales”, podrían estar en el orden de 1.300.000 personas.
La asidua observancia de las prácticas religiosas es una característica de este conjunto, definida básicamente como la regular asistencia a los templos. Ese es el valor práctico o carácter de indicador que le damos al concepto de ser cristianos “observantes”. Los evangélicos se congregan en unos 12 a 15 mil templos diferenciados entre sí en un rango que va desde humildes locales comerciales usados como sedes de congregaciones manejadas por “obreros cristianos” hasta enormes instalaciones que en las que se sitúan los nodos de redes asociadas de templos –algunos relativamente importantes– y células y pequeñas iglesias, que en su conjunto pueden sumar miles de adherentes en cada una de las redes.
A su vez los católicos romanos observantes, para completar un panorama de lo que podría ser el conjunto del cristianismo que regularmente concurre a los templos con sus oficios religiosos, pueden hallarse en el orden del 5 al 10 % de la población. En fin, aceptamos que los cristianos observantes (lo reiteramos: en el sentido aquí propuesto) son algo así como el 20 % de la población de la Argentina. O sea: unos 8 millones de personas. Una persona de cada cinco.
La dispersión real de las cifras es otra, porque los porcentajes de presencia evangélica en la sociedad argentina oscilan con los niveles socioeconómicos. En áreas urbanas de clase media y media-alta de la ciudad a la vez conocida como Capital Federal o Ciudad Autónoma de Buenos Aires, podemos aceptar tentativamente que hay un evangélico cada 25 personas (4 % de la población). En sectores populares del Conurbano Bonaerense, un cinturón de municipios que rodean la principal ciudad del país y constituyen con ella una megalópolis metropolitana de 13 millones de habitantes, la cifra puede subir al nivel del 25 % de la población: un evangélico cada 4 personas.
Los evangélicos como sujeto cívico que protesta
En la década de los 90, los evangélicos construyeron una presencia pública llamativa por causa de la protesta por la igualdad de cultos, en el contexto asimétrico marcado por la posición de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que el sistema jurídico favorece a partir del artículo 2 de la Constitución o Carta Magna, cuyo texto afirma que el Estado la sostiene. El estatus especial de la Iglesia Católica (cuyos defensores más radicales sostienen que es anterior al Estado argentino, lo cual es verdad) resulta completado por otros elementos del aparato legal y varios tratados internacionales.
En ese contexto los evangélicos llegaron a hacer dos grandes concentraciones en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires, figura rectora de la Plaza de la República, en los años 1999 y 2001, luego de un proceso extenso, que aquí no podríamos detenernos a explicar. Posteriormente, en el 2003 hicieron otra de tales reuniones, pero no obtuvieron el mismo nivel de éxito. En definitiva esta clase de movilizaciones colectivas perdió presencia en el espacio público argentino, por motivos que no están estudiados, y jamás se produjo ningún cambio sustancial en la legislación argentina en materia de iglesias y comunidades religiosas. Sin embargo sucedió otra cosa que llamó la atención de los medios. Las federaciones evangélicas, mancomunadas especialmente para ese fin a lo largo de la década del 90 (cuando el campo de fuerzas se cohesionó sintiéndose agredido desde el exterior), llegaron a constituir al conglomerado evangélico en un notorio sujeto colectivo de la vida cívica de la Nación, que dialogaba con miembros del episcopado católico y el Estado, y así fue por un lapso de tiempo. Las condiciones ambientales democráticas del momento, impactadas por la Reforma de la Constitución en 1994 (en la que el pastor y teólogo José Míguez Bonino, de la Iglesia Metodista, alcanzó un sitial de legislador), contribuyeron al movimiento colectivo.
Por otra parte, y en un nivel de análisis ahora diferente al que llevamos adelante en el presente texto, pocas dudas caben, de que las iglesias evangélicas les han permitido a cuantiosas personas encontrar un punto de pertenencia dentro de redes sociales, y un enclave de significación, sentido existencial y esperanza. Las iglesias evangélicas han contribuido a la constitución de sujetos, individuales y colectivos, a través de una teología que afirma la presencia activa del Espíritu en la vida de las personas, y a través de la liturgia y la enseñanza procura realizarla. Estas son, desde la perspectiva sociológica, otras consecuencias de la dinámica de las iglesias evangélicas, en las cuales en este análisis en particular no vamos a entrar ahora.
Incursiones en la política
A partir del restablecimiento del sistema democrático (tras una dictadura que se extendió por el lapso de 1976 a 1983, al cabo del cual los principales responsables recibieron condenas o son juzgados, tarde pero al fin, por genocidio sobre sus propios conciudadanos), algunos evangélicos intentaron crear partidos políticos confesionales pero sus intentos fracasaron. Estas iniciativas cobraron mayor fuerza en la década de 1990. En todas sus variantes, sin embargo, los proyectos fracasaron hasta desaparecer de la escena pública. En parte estas experiencias fueron reflejos de otras experiencias del espacio latinoamericano, que tampoco se consolidaron, con excepción de “la bancada evangélica” del Brasil.
Más tarde, en votaciones que tuvieron lugar entre el 2003 y el 2009 aparecieron candidatos evangélicos en varias tendencias políticas. Estos evangélicos ya no pretendían formar partidos políticos de evangélicos. En dicho lapso, de cinco candidatos, casi todos evangelicales, tres consiguieron cargos luego de varios intentos fallidos. Y de nueve candidatos pentecostales ninguno obtuvo un cargo.
Al comienzo de la década siguiente, habría de acuerdo con mis hipótesis estadísticas (recuerde el lector que estas son “hipótesis estadísticas”, y no afirmaciones incuestionables), un caudal de unos 3.000.000 de votantes evangélicos en la Argentina. Dentro de esa cantidad existiría, nuevamente, un predominio demográfico de las iglesias del polo conservador bíblico, o en otros términos: evangelicales y pentecostales.
Entre los meses de julio y agosto del 2011, alrededor de un centenar de candidatos de extracción evangélica participó electoralmente encuadrado en varios partidos, pero es posible distinguir su notable presencia en las variantes del peronismo opuestas al peronismo “kirchnerista” situado en el poder. Un fenómeno muy local y argentino, el de la multiplicidad de las manifestaciones históricas del peronismo, a escala nacional se tornaba evidente para los nativos, aunque resulta difícil de comprender para los habitantes de otros países, los vecinos incluidos. De esta manera, unas diez personas del centenar evangélico consiguieron cargos, en general cargos de menor relevancia. Al mismo tiempo, la figura femenina que desde unos años antes se había constituido en emblemática de la presencia evangélica en la política, defendiendo posiciones conservadoras en temas de familia y bioética, perdió el sitio de legisladora conseguido luego de haber iniciado su carrera política con una agrupación de corte liberal y evolucionado en forma independiente hasta la constitución de un “mono-bloque” conocido como Valores para Mi País. La economista Cynthia Hotton, hija en términos eclesiales del ámbito de los Hermanos Libres, no dejó sin embargo de ser una personalidad con bastante presencia en los medios, y sólida y constante vocación política.
Otras formas de la presencia y la ausencia cívica
Hasta este momento del análisis, los datos nos remiten a la conclusión de que los evangélicos, aunque lograron ponerse de manifiesto como un sujeto cívico a raíz de sus movilizaciones de protesta por la igualdad de culto, en 1999 y 2001 en el Obelisco de la Plaza de la República, no alcanzan hoy a ejercer una mayor incidencia pública fuera de su propio espacio religioso. Pero es imprescindible llevar en cuenta que aquí hablamos de incidencia pública en el sentido de una incidencia cívica. Básicamente queremos expresar con esto, que los evangélicos no colocan ni sostienen puntos en la agenda pública de la política, la educación, la economía, y a lo sumo circulan ubicados a la sombra de una protesta mayor de tipo conservador en materia de bioética, cuya fuerza principal está en las manos de los obispos católicos, quienes al mismo tiempo tienen una línea de crítica hacia la política nacional en términos de lo que consideran desviaciones que amenazan a las instituciones republicanas y la equidad social.
Una constatación simple que permite sustentar por un camino indirecto aquella afirmación, es la de que poco y nada los evangélicos existen en el “diálogo inter-religioso” (que no es lo mismo que el “movimiento ecuménico”, especialmente vigoroso en décadas anteriores). En efecto, están presentes los católicos, que funcionan como el motor del diálogo mencionado, y junto con ellos los judíos y musulmanes, y algunos pastores luteranos. Las actividades de este movimiento alcanzan una manifestación pública a través del suplemento semanal “Valores Religiosos”, albergado como otros suplementos específicos y muy variados entre sí, dentro del diario Clarín.
¿A qué atribuirle este déficit de gravitación pública?
Algunas personas en el ámbito de nuestro análisis comienzan a cuestionarse esta situación y a preguntarse por las causas. Delante de esas inquietudes, en el espacio de este artículo únicamente podemos presentar algunas líneas explicativas que funcionan como hipótesis o supuestos cuya elucidación demandaría al menos unas horas de reunión y debate. Son por otra parte hipótesis y reflexiones desde mi personal perspectiva, con un enfoque centrado en el numeroso y dinámico polo que hemos denominado de las iglesias conservadoras bíblicas.
Parte de la explicación del problema se encuentra, en primer término, en el proceso histórico de crecimiento de las iglesias evangélicas, en buena medida a través de sectores de la población de menores ingresos y niveles de instrucción, sectores que han permanecido ajenos a la reflexión política y social. En esto no encajan las iglesias que crecieron a través de los procesos migracionales desde Europa hacia la Argentina y a lo largo de líneas luteranas y calvinistas o asociadas con las tradiciones anglicanas y sus derivaciones en el metodismo.
Aquella característica básica, localizada en la estructura social, se vio reforzada históricamente por la difusión de la herencia teológica que inducía al apartamiento del “mundo” y muy específicamente del mundo de la política, un fenómeno comprensible y muy estudiado ya por los sociólogos clásicos en referencia al movimiento anabaptista y sus consecuencias ulteriores en las respuestas milenaristas al estado del mundo.
A la fusión de las causas, unas estructurales y otras históricas, se les sumó la influencia de corrientes periodísticas y de opinión pública que en la Argentina calificaron a los evangélicos como “sectas”, en un proceso infamante que hallaba un notable soporte en la discriminación jurídica todavía vigente en el país. El síndrome del etiquetamiento negativo, muy fuerte en las décadas de 1980 y 1990, con la vuelta al sistema democrático y la difusión desbordante de las iglesias pentecostales sobre todo, se constituyó en una de las causas de la movilización de protesta por la igualdad de cultos a la que nos hemos referido en otros párrafos de este mismo artículo y en una investigación exhaustiva condensada en el libro “Ciudadanos de dos mundos, el movimiento evangélico en la vida pública argentina, 1980-2001”.
Asociados entre sí, y reforzándose mutuamente, los factores teológicos, de posición social y recepción de agravios, pudieron incidir en la percepción que las iglesias se forjaron de ellas mismas como colectivos religiosos subalternos o de segunda clase. Si así fuese, la construcción subjetiva podría explicar la búsqueda de reconocimiento público de parte del Estado, por momentos escasamente reflexiva y desprovista en especial de una capacidad de análisis crítico de la realidad social y política, rasgo que suele ponerse de manifiesto en los dirigentes evangélicos.
Por un camino contrario, las condiciones del crecimiento de estas iglesias –que ya en la década de 1990 había alcanzado un 9 % de la población, de acuerdo con estimaciones de varias fuentes imprecisas pero convergentes– sumadas a la dinámica vertiginosa tipo carismático que alimenta buena parte de su funcionamiento (decimos carismático en sentido amplio, sin referencia a una corriente en particular), posiblemente inducen a una sobrevaloración mesiánica de lo que realmente las iglesias pueden significar en la sociedad argentina. La idea de impacto, presente en el discurso de algunos dirigentes como el deseo de “ser de impacto” en la Argentina, imaginada ésta como espacio cívico, no deja de aparecer unida por un mismo lazo con la pulsión salvacionista, de parte de actores que tendrían la capacidad de purificar la sociedad y elevarla desde aquél que sería por principios el lugar pecaminoso. Y en definitiva este deseo dirigido hacia la civitas como su objeto de transformación no deja de ser una continuidad del discurso forjado en la arena religiosa, comprensible en su interior pero ajeno a los extraños.
Unas breves conclusiones
Analizada desde otra perspectiva, la sobrevaloración del propio sujeto de alguna manera mesiánico, es en sí misma discutible cuando reúne las condiciones para avanzar en una dirección opuesta a los valores del pluralismo inherente a la democracia, y de la rica herencia protestante de pensamiento cívico que –sobre todo en materia de separación de religión y Estado–, tuvo algunas figuras señeras en la historia de la Argentina, y alcanzó entre los históricos-liberacionistas varios compromisos significativos desde la década de 1970 en materia de defensa de los derechos humanos.
El camino señalado por la herencia protestante es, por otra parte, el único que puede garantizar el fundamento teórico para un reclamo por la abolición de cualquier monopolio religioso instalado en el derecho eclesiástico del Estado, tema que les interesa particularmente a las iglesias mayoritarias del campo evangélico de la Argentina, entre las cuales se ponen de manifiesto, a mi entender, los déficits de la orientación cívica aquí analizados.
Mientras tanto, por fuera de temas de moral sexual y reproductiva, otros numerosos ítems que a la sociedad nacional la preocupan desde la perspectiva del amor, la justicia y la ética pública, continúan siendo áreas de vacancia cívica –y quizás de vacancia también del discurso profético–, en el panorama de nuestro análisis, que en razón de su complejidad nos impide sin embargo aventurarnos a la afirmación de conclusiones que por su tono definitivo podrían resultar injustificadas y arrogantes.

*Los lectores de Lupa Protestante pueden encontrar reseñas de estos libros en los siguientes links: Ciudadanos de dos mundos y Sal y Luz a las naciones



Hilario Wynarczyk, es doctor en sociología y profesor de la Universidad Nacional de San Martín, UNSAM, en la ciudad de Buenos Aires, República Argentina. Reconocido como el sociólogo que más exhaustivamente ha estudiado a los evangélicos y en particular a los pentecostales en la Argentina, escribió dos libros que condensan los principales resultados de sus investigaciones sobre los temas de esta nota: “Ciudadanos de dos mundos. El movimiento evangélico en la vida pública argentina, 1980-2001” (UNSAM Edita, sello editorial de la Universidad Nacional de San Martín, 391 páginas) y “Sal y luz a las naciones. Evangélicos y política, 1980-2001” (Instituto Di Tella y Siglo XXI Iberoamericana, 222 páginas).

lunes, 10 de diciembre de 2012

Adviento, día 7: Entre lo sencillo anda Dios

Por. Harold Segura C., Costa Rica*
«A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María». Lucas 1.26–27 – NVI
La escena trascurre entre la mayor sencillez posible; nada extraordinario a la simple y común apariencia humana: un pueblo cualquiera de la vieja Galilea, una mujer joven (una de las tantas que vivían en Nazaret) y un noviazgo entre la joven y uno de los carpinteros del pueblo. Con este telón de fondo ocurre lo extraordinario (lo que está más allá de lo cotidiano): un ángel anuncia el nacimiento del Hijo del Altísimo (1.32).
Por cierto, todas las escenas de la Navidad son protagonizadas por gente común; ocurren en lugares periféricos sin destacada resonancia cultural o política. El Hijo del hombre no nace en los palacios del rey, ni en los alrededores del gran templo.
El nacimiento de Jesús no se respalda por una sofisticada campaña publicitaria, ni por técnica alguna de esas que abundan hoy en los medios religiosos. Ni vestidos llamativos, ni lugares reconocidos, ni gente famosa. Así decidió Dios hacerse un ser humano y así desarrolló su plan de redención.
Dios anda entre lo sencillo y a la gente sencilla la convierte en instrumentos de su Reino. Lección para tener en cuenta en medio de nuestros afanes de mercadeo eclesiástico.
Para seguir pensando:
«El niño de Belén, el joven desconocido de Nazaret, el predicador rechazado, el hombre desnudo en la cruz, él pide mi atención completa. La tarea de nuestra salvación se lleva a cabo en medio de un mundo que continúa gritando y abrumándonos con sus demandas y promesas. Pero la promesa se esconde en la rama que saldrá del tronco, una rama a la que nadie le presta atención».
Henry Nouwen

Oración:

Para que el Espíritu nos haga personas agradecidas que podamos descubrir las señales de la gracia de Dios en los sucesos más cotidianos y sencillos de esta vida.
 
Adviento, día 8: En la aridez de nuestro desierto
«En el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernaba la provincia de Judea, Herodes era tetrarca en Galilea, su hermano Felipe en Iturea y Traconite, y Lisanias en Abilene; el sumo sacerdocio lo ejercían Anás y Caifás. En aquel entonces, la palabra de Dios llegó a Juan hijo de Zacarías, en el desierto».
Lucas 3.1–2 – NVI
La ubicación histórica del texto es exacta y no deja lugar a dudas: se ofrece el nombre del emperador, del gobernador de la provincia, del tetrarca y se muestran las relaciones familiares entre estos. Además, se ofrece información acerca de la jerarquía religiosa del momento; igual, con nombres propios.
Nada de esta historia tan divina sucede fuera de esta tierra. La llamada historia sagrada no se desarrolla en una realidad distinta a la nuestra. Para que Dios manifieste su amor no necesita un escenario celestial desprovisto de los trucos políticos y las simulaciones de los religiosos. No; la palabra de Dios llega, como le llegó a Juan (3.2), entre Tiberio, Herodes, Anás y Caifás, para ofrecer alternativas de vida que den esperanza.
El evangelio de Jesús, siguiendo la tradición de los profetas del Antiguo Testamento, no nos invita a escapar de la realidad terrenal, sino a escuchar en medio de ella la voz de Dios y a ser agentes de trasformación. Juan, hijo de Zacarías, recibió el encargo de ser una «voz de uno que grita en el desierto» (3.4). Ese es también nuestro encargo; gritar que hay agua viva (Jn 7.38) en este desierto árido de nuestra época.
Para seguir pensando:«Haz, Dios mío, que pueda ser en el mundo el sacramento tangible
de tu amor: ser tus brazos, que atraen y llegan a convertir en amor toda la soledad del mundo».
Chiara Lubich

Oración:

Más de 167 millones de personas viven en situaciones de pobreza en América Latina. Oremos para que el cumplimiento de la Misión cristiana en estas tierras contribuya a crear condiciones de mayor justicia y equidad.
 
Adviento, día 9: Creatividad solidaria
 
«Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús».
Lucas 5.18–19 – nvi
La necesidad es la madre de la inventiva, reza el viejo proverbio. E inventiva, por cierto, es lo que sobra en estas tierras de tantas necesidades. Las personas que viven en condiciones de pobreza, inventan mil maneras de sobrevivir con míseros ingresos; las madres, cabeza de familia, idean soluciones extraordinarias para sostener a sus hijos e hijas… y la lista continúa, y es extensa, de originalidades sobrehumanas.
En el texto de hoy nos encontramos frente a un grupo de hombres que usó su inventiva para acercar a su amigo paralítico a Jesús, fuente de la vida. Es la creatividad por solidaridad; esa que tanta falta nos hace.
La solidaridad no es un patrimonio exclusivo de los ricos (grandes donantes); es un valor humano que nos moviliza a tomar acciones en favor de alguien en particular o grupo de personas necesitadas. Y tanto pueden lograr los ricos (y deben hacerlo) como las demás personas sin importar su condición social o económica.
Las grandes trasformaciones humanas que favorecen el desarrollo de los pueblos vienen de la mano de quienes, con creatividad y decisión, actúan para beneficiar al prójimo, como aquel grupo que sube «a la azotea y, separando las tejas», cambian la historia de su amigo.
Para seguir pensando:
«Vamos a andar, vamos a andar,
Hijos con hijos del cielo, ¡busquemos juntos la paz!
Las iglesias son sepulcros si no proclaman verdad
Si no cierran las heridas y si no enseñan a andar».
Federico Pagura
Oración:
Cada año, alrededor de todo el mundo, mueren más de siete millones de niños y niñas menores de cinco años; eso equivale a la muerte de novecientos infantes por hora. Pidamos a Dios que nos dé creatividad para revertir en vida la historia de muerte de los niños y niñas de esa edad que viven en los países más pobres. Oremos para que renazca en todos nosotros la solidaridad.
 
*Harold Segura C., pastor y teólogo colombiano, Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International. Reside en San José, Costa Rica
 
Fuente: Lupaprotestante

viernes, 7 de diciembre de 2012

Adviento, día: Esperanza transformadora

Adviento, día 4: Predicadores de otro estilo

Por. Harold Segura C., Costa Rica*
«Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino. Los discípulos objetaron: —¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?». Mateo 15.32–33 – nvi
¡He aquí un predicador diferente! A él le interesa el bienestar espiritual de su auditorio, pero no por eso deja sin atender sus necesidades físicas y materiales, como el cansancio que los agobia después de una extenuante jornada o el hambre que los acosa. Él no quiere despedirlos como lo han hecho otros maestros de la fe: que se vayan con hambre, aunque se desmayen, pues se han ido llenos de palabras que satisfacen el alma.
La homilética de Jesús (el arte de su predicación) no se concentra exclusivamente en las filigranas de la retórica discursiva. Él habla bien y llama la atención por su fina pedagogía, pero hablar bien es también actuar en concordancia con lo que se predica. Él tiene genuino interés en lo que dice (es palabra de salvación), pero igual interés en las necesidades de quienes escuchan lo que él dice. Por eso no quiere despedirlos con hambre.
Jesús les transmitió de inmediato la preocupación a sus discípulos. Estos le explicaron que era imposible conseguir pan para tanta gente en un lugar despoblado. Ni había dinero, ni había dónde conseguir pan.
Al final, como sabemos, el problema se resolvió con un milagro. Hubo pan para todos los oyentes y sobraron varias cestas. El objetivo de la predicación se logró: se anunció el reino de Dios con palabras y con obras; se habló del amor de Dios y también se demostró.
Para seguir pensando:
«El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio».
Teresa de Calcuta
Oración:
Para que la proclamación del evangelio por parte de nuestras iglesias no sea un discurso sólo de palabras, sino también un testimonio de vida.

Adviento, día 5: Una fe que tiene sentido

«Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca». Mateo 7.24–25 – NVI
La fe es una manera de construir la vida; no es un credo para adornar la existencia con una discreta pizca de religión. La fe que tienen sentido es la que le da sentido a la existencia.
Por lo anterior, Jesús presenta su propuesta espiritual en palabras relacionadas con la construcción de una casa levantada sobre firmes fundamentos y que se mantiene en pie aun cuando caen las lluvias, crecen los ríos y soplan los vientos.
Lo que pone a prueba la fe no son las preguntas del catecismo, sino las cuestiones prácticas que plantea la vida diaria. Entre las alegrías y tristezas, las gratificaciones y las frustraciones vamos demostrando con nuestras actitudes la veracidad de nuestras creencias espirituales. Y el fundamento es uno: Jesús y sus palabras. ¡No existe cimiento más seguro!
Oír las palabras del Maestro y practicarlas resume la esencia de nuestra fe (7.24). Seguir a Jesús es ser un oyente de la palabra (K. Rahner), al mismo tiempo que un actuante de ella. Oír y hacer; oír lo que él nos dice por medio del Espíritu y traducir en la cotidianidad el significado de esas palabras eternas para nuestra condición temporal. Así se distinguen los discípulos del Maestro; por el fundamento de su vida.
Para seguir pensando:
«Lo distintivo de la acción cristiana es el seguimiento de Cristo. Cristo Jesús es la encarnación personal, viva y determinante de su causa: encarnación de un nuevo estilo de vida».
Hans Küng
Oración:
Por la renovación de la fe cristiana en nuestro mundo; para que sea una fe que oriente el sentido de vida y la esperanza que necesitamos

Adviento, día 6: Conforme a nuestra fe

«Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: —¿Creen que puedo sanarlos? —Sí, Señor —le respondieron. Entonces les tocó los ojos y les dijo: —Se hará con ustedes conforme a su fe». Mateo 9.28–29 – NVI
Jesús reconoce la necesidad apremiante de los ciegos y sabe que tiene poder para sanarlos, pero antes del milagro entabla un diálogo con ellos acerca de su fe. La pregunta fue directa y la respuesta breve e inmediata; para ellos no había tiempo para discusiones extensas que pusieran en riesgo su posibilidad de ver. Afirmaron que creían que Jesús podía sanarlos.
Pero, ¿qué significa que Jesús actuara conforme a la fe de ellos?, ¿significa acaso que si no hubieran tenido esa fe Jesús no hubiera operado el milagro? No lo sabemos. Pero lo cierto es que algunas cosas no suceden si no creemos, si no media la fe auténtica y sincera.
La fe, cuando se vincula a la vida, a la libertad y a la esperanza, es una fuerza trasformadora que nos moviliza y nos convierte en agentes de trasformación; es una convicción vital que produce en nosotros deseos de vivir y de luchar para que la vida sea plena, para que la luz de Jesús venza la oscuridad de nuestras cegueras.
Una fe así inspira la esperanza, como ocurrió en el caso de estos ciegos. Ellos entraron a la casa donde se hallaba Jesús, se le acercaron, respondieron a su pregunta y recibieron lo que esperaban. Su fe no los paralizó (como suele suceder a veces); los impulsó a actuar e ir en búsqueda del Maestro.
¡Cuántas cosas buenas podrían suceder en este mundo si tan solo tuviéramos la fe que nos moviliza! Muchas cosas sucederían conforme a esa fe.
Para seguir pensando:
«¡Ah, perdóname, Jesús, si desvarío al exponer mis deseos, mis esperanzas, que rayan en lo infinito! Perdóname… ¡y cura mi alma dándole todo lo que espera!».
Teresa de Lisieux
Oración:
Por las iglesias y organismos cristianos que trabajan en programas de movilización juvenil con miras a la trasformación de nuestras sociedades.

*Harold Segura C., pastor y teólogo colombiano, Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International. Reside en San José, Costa Rica.

Fuente: Lupaprotestante

jueves, 6 de diciembre de 2012

Adviento, día 3: La perfecta y desconcertante voluntad de Dios

Por. Harold Segura C. Costa Rica*
«En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: “Te alabo, Padre, Señordel cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se lashas revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. […]”».
Lucas 10.21 -NVI
¿Qué cosas son las que alegran a Jesús? ¿Cuáles son las que lo hacen reír y alabar alPadre? Una de ellas la encontramos en este texto bíblico. A él le alegra la forma desconcertante en la que actúa el Padre, sobre todo al hacer que los pequeños («los queson como niños») sean grandes dentro de su Reino… y descubrir que los grandes son enrealidad muy pequeños.Jesús no solo acepta que Dios actúe así, sino que también comparte esa perspectivaque lo llena de alegría. Está de acuerdo en que a los que casi nunca han tenido oportunidades en este mundo se les dé trato preferencial (¿VIP?) como agentes de sus proyectos salvíficos. El Maestro actuó en consonancia con esta perspectiva del Padre: se acercó a los niños y a las niñas, dialogó con los pecadores, sanó a los enfermos, valoró a los maltratados, exaltó el lugar de las mujeres y se volvió amigo de publicanos despreciados. Todo esto lo practicó con profunda alegría.Hacer la voluntad de Dios tiene que ver hoy también con aquello que produce nuestras alegrías… meta difícil de alcanzar en una época cuyas alegrías dependen de las cosas que podemos comprar (consumismo) o de las apariencias sociales que logramos proyectar (arribismo). A los cristianos y cristianas se nos invita a actuar como Jesús actuó (1Jn 2.6). En ese camino de vida encontramos los motivos de la verdadera alegría.
Para seguir pensando:
«Tengo la alegría de que la vida es finalmente más fuerte que la muerte;que como nadie puede detener la venida de la primavera,nadie puede detener la justicia de los pobres,el triunfo de los mejores deseos del ser humano».
Leonardo Boff
Oración:
Para que el Señor nos ayude a discernir su voluntad y nos llene de su gracia paracumplirla con alegría

Autor: Harold Segura C., pastor y teólogo colombiano, Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International. Reside en San José, Costa Rica.
Fuente: Lupaprotestante

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Adviento, día 2: Los presumidos fiduciarios de la fe

Por.Harold Segura C, Costa Rica* 
«—Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano. Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:
—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe».

Mateo 8.8–10 – NVI
En este episodio, la persona a quien Jesús señala como ejemplo de fe es una que se encuentra fuera del círculo de la religión oficial. Este hombre ni es maestro de la ley, ni funcionario de la sinagoga; es un centurión del ejército romano. En otras palabras, es un militar que viene ante Jesús interesado por la salud de uno de sus subalternos. ¡Vaya a saber lo que pensaron los discípulos cuando lo vieron venir!
El lenguaje del centurión es pragmático; su concepto de autoridad es propia de quienes ejercen las funciones militares: órdenes breves y obediencias incondicionales. Así, bajo esa mentalidad propia de su oficio interpretó la fe en Jesús. Y por su sencillez y sinceridad (de la que se derivó una teología) recibió lo que pidió y, además, fue elogiado por creer como pocos.
Ya Jesús nos ha acostumbrado a verlo usar como ejemplo a los que menos esperamos y a enjuiciar y cuestionar a los supuestos fiduciarios de la fe. Para él lo que más vale es la sencillez del corazón, la solidaridad con el necesitado (el centurión intercede por su siervo paralítico) y la humildad de quien lo busca pidiendo auxilio. Para él está primero lo que hacemos, sin importar quién lo haga; solo después cuenta lo que creemos en su forma dogmática o doctrinal. ¡Qué desconcierto para los religiosos de todos los tiempos!
Para seguir pensando:
«El milagro no fue que Dios dividiera las aguas del Mar Rojo, sino que, una vez divididas, el pueblo fuera lo bastante fiel como para estar dispuesto a caminar confiadamente entre las murallas de agua. Esa es también nuestra tarea».
Joan Chittister
Oración:
Para que el Señor renueve la fe de quienes nos llamamos cristianos y cristianas; para que esa fe tenga una proyección práctica en nuestra vida diaria.
 
*Harold Segura C., pastor y teólogo colombiano, Director de Relaciones Eclesiásticas de World Vision International. Reside en San José, Costa Rica.