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jueves, 31 de marzo de 2016

Cuando la indiferencia es una atroz violencia



Por. Juan Ramón Junqueras, España*
El vínculo entre el evangelio y la responsabilidad social de los cristianos se manifiesta claramente en el proyecto de Jesús. La Biblia insiste en que, cuando predominan la pobreza, la injusticia y la opresión, la fe que habla sólo a las necesidades espirituales de la gente, fallando en demostrar una férrea voluntad de cambiar las cosas, es una adoración falsa (Isaías 58). Como lo expresó Gandhi: “Debemos vivir en nosotros mismos los cambios que queremos ver en el mundo”.
Un seguidor y verdadero creyente en Jesús no puede tratar con indiferencia las desigualdades materiales, ni la manifestación de poder y privilegios que hiere a tantos, y conduce al empobrecimiento de muchos. El evangelio invita a solidarizarse con todos los que sufren, para juntos recibir, incorporar y compartir las buenas nuevas de Jesús, y mejorar la vida. Hay veces cuando la indiferencia puede llegar a ser una de la más atroz de las violencias.
Nuestra sociedad ha tratado de despersonalizar la pobreza, hablando en términos de programas, organizaciones y estructuras. Sin embargo, la pobreza es personal. Los pobres, los marginados, los discapacitados, los inmigrantes son personas. Ésta es la gente de la que habla Jesús vez tras vez en su enseñanza y en su predicación. Busca dignificarlos, y desafía a los cristianos a asumir su deber de constituirse en una bendición para ellos.
Como tal, el seguidor del maestro de Nazaret debe involucrarse en esta situación humana. No puede argumentar que no es culpable de que estas personas sean pobres, y no tengan sitio en nuestro mundo racista, clasista y perturbado. La crisis, la parálisis que sufre esta sociedad es una creación humana. Y para quienes son unos privilegiados, ignorar a los pobres constituye una contradicción entre la confesión de fe y la conducta.
Los seguidores de Jesús han de responder a la pregunta que Caín formuló a Dios: “¿Soy yo, acaso, guarda de mi hermano?” (Génesis 4, 9b). ¿Cómo puedo llamarme seguidor de Cristo cuando no cuido de mi prójimo? ¿Cómo puedo pretender representar al Reinado de Dios, y no ocuparme de manera seria y práctica de las personas que están incluidas en su Reino?
Creer en Dios es creer en la vida de todos, especialmente en la vida de los pobres. La fe cristiana no permite pactar con la muerte de los pobres, ni sublimar sus miserias en nombre de la cruz o de una vida futura. Creer es crear. Ha de serlo. Crear espacios de fe y de acción, donde la vida digna pueda abrirse camino.
Allí donde se agrede la vida, se agrede a Dios. Allí donde el cristianismo no propaga ni anima la vida, allí donde las prácticas de los cristianos y sus dirigentes no crean espacio para la vida, y para aquello que manifiesta la presencia de la vida —la alegría, la libertad, la creatividad—, allí habrá que preguntar a qué Dios se anuncia y se adora.
Ir ampliando el Reinado de Dios aquí en la tierra o, lo que es igual, ir facilitando el nacimiento de una sociedad alternativa sin excluidos, sigue siendo hoy —y tal vez hoy más que nunca— el gran reto de los seguidores de Jesús. Esto es a lo que más se dedicará Jesús durante toda su vida; por esta causa morirá y por esto, como confirmación de la verdad de su camino, resucitará al tercer día.
El desafío constante que la pobreza presenta a los seguidores de Jesús es acompañar, sin ningún tipo de reparo, la proclamación de la verdad acerca del amor, la compasión y el interés por los otros, con actuaciones a favor de la justicia social y la dignidad de todos los seres humanos. Descubrir maneras concretas de aliviar las cargas del pobre y el necesitado. Verlos como personas con quienes los seguidores de Jesús son uno en Dios.
La Biblia lo deja claro: la responsabilidad social de los cristianos hacia los que sufren la injusticia social no es de menor importancia que la predicación del evangelio —ni es opcional— porque son lo mismo. Es una parte integrante del evangelio.

*Juan Ramón Junqueras. Estudió Teología en Francia y ha sido pastor cristiano adventista en Suiza y en España. Se especializó en medios de comunicación. Dirigió durante seis años el programa de radio ONGente. Actualmente es empresario. Su gran pasión es escribir sobre Jesús de Nazaret, e intentar que su mensaje conecte con la mentalidad posmoderna.

Fuente: Lupaprotestante, 2016.

miércoles, 30 de marzo de 2016

El pastor cristiano pentecostal argentino Guillermo Prein sobre los tres primeros años del papado de Francisco



El pastor cristiano pentecostal argentino Guillermo Prein analiza en esta entrevista de Pulso Cristiano los tres primeros años del papado de Francisco, que se cumplieron el 13 de marzo de 2016.
–¿Qué evaluación hace de los tres primeros años del papado de Francisco? ¿Defarudó, cumplió o superó sus expectativas?
–En principio debo reconocer, quizás por no ser católico romano, mi ausencia de expectativas en cuanto al papado de Jorge Bergoglio. Sí, soy un observador.
Reconozco que los días que vivimos son intensos, los sucesos son repentinos y esa realidad afecta a todos quienes, de una forma u otra, tenemos la responsabilidad de guiar una grey. En este sentido, ante la radicalización de las guerras y la pobreza, los cambios sociales y comunitarios, ha habido declaraciones esperanzadoras de parte del Papa, las cuales quedaron en los tímpanos y retinas de la humanidad como pasos de avances determinados hacia una modernización del catolicismo, sin embargo, las decisiones tomadas resultaron dirigirse en sentido contrario a lo prometido por sus dichos.
–Luego de la llegada de Jorge Bergoglio al papado, ¿observó cambios en la relación de la Iglesia Católica Romana con las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo? ¿Cuáles fueron esos cambios? ¿Fueron positivos o negativos?
En lo personal, aprecio grandes cambios en la relación de la Iglesia Católica Romana para con la Iglesia Evangélica en el mundo entero y, en especial, en nuestro país, Argentina.
La dialéctica se ha acercado, pero en el campo de las acciones, la lejanía es cada vez mayor. Basta recordar el avance del catolicismo en algunas provincias sobre la educación laica, estableciendo la obligatoriedad de la enseñanza del catecismo romano en las escuelas públicas. Acción que demuestra que las declamaciones de igualdad no pasan de lo demagógico. Igual análisis podemos hacer de todos los puntos de desigualdad, desde el sostenimiento “constitucional”, que nos obliga a quienes no somos católicos a sostener compulsivamente a dicha institución eclesial.
De haber sido verdaderas las promesas de cambio, con una expresa renuncia a dichos privilegios, se hubiese forzado a un cambio institucional maravilloso.
El actual Papa conoce perfectamente todas las prebendas del catolicismo en nuestro país, hubiese sido un excelente comienzo dar un paso de renuncia en nuestra patria, para luego llevar a cabo en forma definitiva y general el desapego a todo lo material tan proclamado. Muchas necesidades podrían solucionarse en nuestra sociedad si las partidas de dinero que se utilizan para solventar un credo fueran redistribuidas como corresponde.
Obviamente no ignoramos los aportes estales en el campo de la educación confesional, medios de comunicación y sus pautas publicitarias, aportes para planes sociales… y demás. Cada peso dado aumenta la desigualdad.
Soy defensor del estado laico, por lo tanto no expreso esta inequidad en procura de beneficios. Creo que cada confesión religiosa debe ser sostenida por sus miembros.
Sin embargo, es evidentemente que la política de acercamiento desplegada ha dado su fruto en la pastoral argentina y de muchos lugares del mundo. Evidencia esto las declaraciones de pastores en ese sentido, tema sobre el cual mucho se ha escrito.
La Iglesia Evangélica es amplia, plural y diversa, por lo tanto, en su seno convivimos quienes creen que se han dado pasos positivos y quienes tenemos profundas dudas sobre la sinceridad e intención de los mismos.
Creo que debemos estar atentos a los frutos, dejando de lado la retórica.
Es en el campo de lo institucional, social, político, económico y teológico donde debemos ver cambios rotundos y sostenidos, para dar vuelta una página oscura de la historia, en la cual la sangre ha corrido siempre del mismo bando.
Solo para dar un ejemplo sencillo, mucho he escuchado en boca de ministros evangélicos sobre la cristocentridad del Papa, pero sus actitudes y devociones públicas constantes hacen que uno presuma que tales afirmaciones fueron hechas con el fin de satisfacer la conocida postura evangélica ante tales credos y prácticas.
–¿Qué desafíos planteó y aún plantea el papado de Francisco a las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo, y en sus pastores y dirigentes?
–Sería muy triste que la Iglesia Evangélica se sintiera desafiada por un Papa o un credo.
La tarea evangelizadora y pastoral de la Iglesia está en permanente desafío al contemplar las distintas problemáticas en los diferentes lugares del planeta.
Jesús nos encomendó llevar el Evangelio a toda criatura en todo el mundo, ese es nuestro desafío. Una vez alcanzadas las gentes y los pueblos, debemos enseñarles a guardar Sus enseñanzas y cuidar de las vidas. En este sentido, la inserción de la Iglesia en la sociedad debe ser todo lo profunda que pueda. Los problemas de la gente son nuestros problemas.
Creo que Mateo 25 nos da un panorama de los tiempos en los cuales vivimos y nos advierte, primero a estar velando lejos de toda distracción, como las vírgenes que tenían aceite en sus lámparas, luego a usar los talentos que en nosotros han sido depositados para cumplir nuestra misión y, finalmente, tener muy en claro los parámetros del juicio que hará el Señor, los cuales marcan nuestra conducta para estos días: cuidar a los necesitados y proveer solución para sus dolores; visitar a los encarcelados y recoger a los forasteros o inmigrantes, para expresarme con mayor claridad, recordando que para JESÚS no existen los ilegales, porque cuando creó la Tierra, no diseñó frontera alguna, eso es obra de los hombres.
Cabe remarcar que estas palabras son puntos de un mismo mensaje proclamado por el Señor ante quienes ya había hablado de las señales del fin.

martes, 29 de marzo de 2016

Hilario Wynarczyk los tres primeros años del papado de Francisco



El sociólogo argentino Hilario Wynarczyk analiza en esta entrevista de Pulso Cristiano los tres primeros años del papado de Francisco, que se cumplieron el 13 de marzo de 2016.
–¿Qué evaluación hace de los tres primeros años del papado de Francisco? ¿Defraudó, cumplió o superó sus expectativas?
–Respecto del papado de Francisco Primero mis expectativas eran mayormente sociológicas. Y tiendo sobre todo a enfocarlo a Francisco como un líder de una lucha en tres frentes.
En el frente interno, él asumió el desafío de limpiar las finanzas y los problemas relacionados con la pedofilia que corroen el Vaticano y la imagen de la Iglesia.
Las informaciones de público conocimiento indican que Benedicto XVI habría hecho un balance del problema y llegado al punto de sentirse fuera de las condiciones necesarias para enfrentarlo, debido en parte quizás a su edad.
La actual gestión del Vaticano ha hablado de hacer algo al respecto pero todavía en los últimos tiempos salieron a luz acciones de malversación de fondos.
Por otra parte los dirigentes del clero no han comunicado los nombres de los sacerdotes pedófilos en diversos países ni los han entregado a la justicia.
En la sociedad civil quienes delinquen en esa forma encuentran sus nombres expuestos al público y enfrentan causas judiciales.
Por otra parte, Francisco Primero ha hecho un esfuerzo para que divorciados vueltos a casar no se alejen, y alejen a sus hijos, del seno de la Iglesia Católica.
En el frente externo considero yo que hay un esfuerzo de Francisco Primero para formar una especie de coalición inter-religiosa y de naciones que fortalezca a Occidente frente al avance del fundamentalismo musulmán, pese a lo cual, este fundamentalismo continúa cometiendo ataques impresionantes y países occidentales (incluyendo Rusia) siguen bombardeando, multitudes sufren padecimientos atroces.
También en el frente externo y como una dimensión de la posibilidad de crear una coalición, el discurso de Francisco se dirige muy enfáticamente al problema de la pobreza y la degradación de la naturaleza, que conducen siempre a conflictos sociales y estos jaquean los cimientos de las naciones.
Hace poco, en febrero la visita de Francisco a México despertó expectativas y preguntas.
En primer término me llamó la atención el recurso a una nomenclatura religiosa pre moderna, diría que de la era colonial, al referirse a la Virgen María como Reina y Emperatriz de América.
Por otra parte, Francisco llegó a México, el Estado movilizó 13.000 personas de la policía y las fuerzas armadas para brindar seguridad a su presencia y los encuentros que suscitaría.
Francisco fue conducido a una base militar desde donde un helicóptero lo llevó al sitio donde debió dar una misa con público multitudinario, compuesto en su mayoría seguramente por gente de los escalones inferiores de la economía.
A este público, y posteriormente a uno similar en la frontera de México con los Estados Unidos, Francisco le habló demostrando pena (misericordia sería la palabra técnica) hacia los pobres y excluidos.
Francisco enfatizó como siempre lo viene haciendo, la demonización de las riquezas, el mercado, el deseo egoísta de riquezas y el maltrato a la naturaleza.
El Papa les hablaba a las multitudes los pobres de las multitudes no podrían ser en realidad alcanzados por esta parte del mensaje, pues no tienen acceso a las riquezas ni pueden maltratar demasiado a la naturaleza.
En última instancia les hablaba a los ricos y poderosos para que fuesen personas más buenas. No sé aquí qué eficacia sociopolítica real podría tener este discurso.
Excepto una que para mí es muy clara: Francisco funciona como un héroe social galvanizador de un discurso que se difunde a todo el orbe y sintetiza la preocupación por la igualdad social y el respeto a la Madre Tierra.
Esta síntesis y difusión sustentada en un enorme capital simbólico es en sí mismo una gran tarea, porque se trata de un discurso relacionado con preservar la Humanidad y con líneas básicas de los Evangelios.
En otro plano, que nos acerca a las preocupaciones teológicas, me atrevo a decir parafraseando la retórica y las argumentaciones de Michel Foucalt en un breve libro titulado La prosa de Acteón, que la experiencia de México nos coloca delante de la inmensa genealogía que va desde el Omnipotente del Libro del Génesis al crucificado de los Evangelios y desde éste al vicario que es un pontífice espiritual y al mismo tiempo un César.
En esta secuencia se difracta la difícil comprensión del significado y la naturaleza de la Iglesia, un tema marcado por contradicciones presentes en la reflexión a partir del libro del Apocalipsis, retomadas por San Agustín y por el mismo Benedicto XVI, y por intelectuales como Giorgio Agamben.
Pero en definitiva y en síntesis, a mí me gustaría que Francisco hablase también de las clases medias y los trabajadores que con sus impuestos y generación de riqueza sostienen el Estado que a su vez se hace cargo con ese dinero, de la educación, la salud, la seguridad, las obras de infraestructura y los subsidios a los desvalidos del sistema social, que son una gran multitud y se encuentran también desvalidos frente a las posibilidades de ser utilizados como masa de maniobra para acciones políticas, problema que necesita gestiones de reincorporación al mundo del trabajo y revalorización de la cultura del trabajo, insistentemente tratado en público por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
No obstante eso, con admiración rescato de todo el trabajo de Francisco la asunción del rol de un hombre valiente que enfrenta los problemas de la Iglesia que le toca dirigir y asume un papel de galvanizador de un discurso hacia todas las latitudes del Orbe, haciendo que en diversas maneras la reflexión cunda en la sociedad.
–Luego de la llegada de Jorge Bergoglio al papado, ¿observó cambios en la relación de la Iglesia Católica Romana con las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo? ¿Cuáles fueron esos cambios? ¿Fueron positivos o negativos?
–Creo que hubo cambios con pocas consecuencias. Francisco ya antes de ser Papa, siendo arzobispo en la ciudad de Buenos Aires, apoyó encuentros del catolicismo carismático con los evangélicos creando mucha simpatía entre estos, hasta el punto de que algunos de sus dirigentes de los sectores teológicos más conservadores llegaron a hablar de Francisco como un Siervo de Dios, sobre todo luego que advino Primado de la Iglesia Católica.
Posteriormente ha habido viajes inter religiosos al Oriente Próximo y otras actividades, donde siempre han ocupado los espacios, solamente o principalmente, representantes del catolicismo, el judaísmo y la religión musulmana.
Creo que esto ha sido mayormente un intento de contribuir a una especie de alianza de monoteísmos, asociados a su vez Estados, para fortalecer una coalición capaz de crear un cerco alrededor del fanatismo musulmán radical, que apoyándose en recursos violentos tiende a imponer sus reglas a los otros musulmanes, a sostener negocios para estructurar un Estado o varios Estados con forma de califatos. y recuperar el dominio que en períodos muy lejanos tuvo sobre España.
En todos estos viajes y estas reuniones, los evangélicos no han participado, o aparecieron mayormente en artículos periodísticos algunos pastores de corrientes protestantes de altísima significación histórica e intelectual, pero demográficamente muy minoritarias.
–¿Qué desafíos planteó y aún plantea el papado de Francisco a las iglesias evangélicas de su país, de América latina y del mundo, y en sus pastores y dirigentes?
–Creo que el principal desafío a las iglesias evangélicas en la Argentina es la de ser capaces sus dirigentes, de asumir conductas públicas como las de la Conferencia Episcopal Argentina, CEA.
La CEA periódicamente emite documentos con críticas que podríamos llamar críticas proféticas, a favor de la democracia, el sistema republicano, el respeto a las leyes, la lucha contra la pobreza y el narcotráfico, las formas de la corrupción enquistadas en la esfera pública y el problema de los subsidios a los multitudinarios caídos del sistema social que no resultan orientados a incorporarse a la cultura del trabajo y tal vez podrían llegar a servir como masa de maniobra de convocatorias políticas.
Los líderes de las iglesias evangélicas, pero en este momento pienso en las demográficamente más numerosas, no hablan de estas cosas o cuando hablan de algunas de ellas lo hacen apelando con un tono que suena ingenuo a recitaciones de versículos bíblicos, mientras es necesario hablar de sociedad, economía y política, en términos de sociedad economía y política, accesibles a todas las personas por encima de su confesiones religiosas.
En fin, se trata de hablar un lenguaje secularizado, dirigido hacia la sociedad secular, debajo del cual pueden resonar como ecos los valores de la fe religiosa.
El colectivo de los evangélicos enfrenta otro desafío y es que, particularmente en la Argentina, las iglesias del protestantismo histórico-liberacionista, tecnicismo con el que me refiero a las iglesias protestantes que décadas atrás adhirieron al Movimiento Ecuménico, cuentan con altos niveles de calificación intelectual entre sus pastores y profesores de teología, pero al día de hoy institucionalmente atraviesan una crisis que en algunos espacios, como la enseñanza teológica, es crucial.
Cambiar este panorama resulta trabajoso porque en las iglesias evangélicas más numerosas, el público que las compone posee menores calificaciones socioeconómicas y culturales, las formaciones teológicas de los pastores manifiestan, creo yo, tensiones muy serias con las ciencias sociales, a la vez que una rígida adhesión al literalismo bíblico también conocido técnicamente como “inerrancia bíblica”.
Pero al mismo tiempo, es posible advertir interesantísimas participaciones de dirigentes evangélicos a niveles municipales y provinciales en el interior de la Argentina.

Hilario Wynarczyk es Dr. en Sociología, Máster en Ciencia Política con Orientación en Teoría y Método, Licenciado en Sociología. Brindamos una lista de sus artículos y libros relacionados con las respuestas a Pulso Cristiano.
“Encuentros inter-religiosos en el Luna Park. Datos y reflexiones (Parte 1)”. En: Lupa Protestante – Revista cristiana de teología, cultura y opinión. Barcelona (Cataluña, España): Ateneo Teológico, 11 octubre 2013. http://www.lupaprotestante.com/lp/blog/encuentros-inter-religiosos-en-el-luna-park-datos-y-reflexiones-parte-1/
“Encuentros inter-religiosos en el Luna Park. Datos y reflexiones (Parte 2)”. En: Lupa Protestante – Revista cristiana de teología, cultura y opinión. Barcelona (Cataluña, España): Ateneo Teológico, 16 octubre 2013.
http://www.lupaprotestante.com/lp/blog/encuentros-inter-religiosos-en-el-luna-park-datos-y-reflexiones-parte-2/
“¿Una gláznot de la Iglesia Católica? ¿Cómo funciona? ¿Hasta dónde llegará?”. En: Lupa Protestante, Barcelona, Ateneo Teológico, 4 abril 2014: http://www.lupaprotestante.com/lp/blog/una-glaznot-de-la-iglesia-catolica-como-funciona-hasta-donde-llegara/
“Tiempo de señales a un año de papado de Bergoglio. Hasta donde irá todo”. En: Cordialmente, Publicación del Movimiento Pastores por la Gente. 21 abril, 2014
http://www.cordialmentepxg.com/2014/04/21/tiempo-de-senales-a-un-ano-de-papado-de-bergoglio-3-hasta-donde-ira-todo/
En pos del ‘efecto Francisco’: un relato con números”. Buenos Aires: Red de Estudios de la Diversidad Religiosa. 2015 (mayo 11).— En: Cordialmente, Publicación del Movimiento Pastores por la Gente (26 mayo 2015). http://www.cordialmentepxg.com/2015/05/26/en-pos-del-efecto-francisco-un-relato-con-numeros/
“La iglesia católica en la encrucijada: dos metáforas soviéticas”. En: Renold Juan Mauricio & Frigerio Alejandro (compiladores). Visiones del Papa Francisco desde las ciencias sociales. Rosario, Argentina: Universidad Nacional de Rosario Editora. Pp. 67-76. 2014 (salido de imprenta 2015).
Ciudadanos de dos mundos. El movimiento evangélico en la vida pública argentina. 1980-2001. Buenos Aires: UNSAM Edita, Sello Editorial de la Universidad Nacional de San Martín. 2009. (392 páginas).
Sal y luz a las naciones. Evangélicos y política en la Argentina (1980-2001). Buenos Aires: Instituto Di Tella y Siglo XXI Editora Iberoamericana. 2010. (222 páginas).
Los dos tratados son derivaciones de su tesis doctoral aprobada en la Universidad Católica Argentina, UCA.