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sábado, 31 de diciembre de 2016

MUERTE DEL SOLDADO PENTECOSTAL | CONSECUENCIAS



Por.  Por. Hilario Wynarczyk, Argentina
Tercera y última nota que analiza las consecuencias del asesinato del soldado pentecostal Omar Carrasco. Tema candente en el año de la Reforma Constitucional de 1994, que cobra notoriedad nuevamente. 
Durante el año 2005, monseñor Antonio Baseotto titular del Vicariato Castrense, técnicamente conocido también como Ordinario Castrense, suscitó un conflicto oponiéndose al Ministro de Salud de la nación, Ginés González García, por la campaña que dicho ministerios hiciera a favor del uso de anticonceptivos. En una carta al Ministro, Baseotto sostuvo que “Más vale que le pongan una piedra de molino y los hundan en el mar a quienes escandalizan a los pequeños”, tomándose del texto de Mateo, capítulo 18, versículo 6, en el que Jesús no hablaba de temas de bioética, sino de los que obstaculizan a otros el camino de la fe.
Al tomar estado público las manifestaciones del obispo Baseotto, éstas fueron asociadas con los llamados “vuelos de la muerte”, consistentes en la práctica de lanzar personas al mar, luego de torturadas, como parte de las tácticas de la represión ilegal durante la dictadura 1976-1983 para conseguir informaciones y exterminar personas sin dejar rastros.
Era fácil inferir de aquellas palabras, aunque la inferencia fuese erronea, que Baseotto lo amenazaba al Ministro con que sería pasible de un lanzamiento desde un avión al mar, como consecuencia de su toma de posiciones en asuntos de bioética.
El choque tomó dimensiones públicas al dar lugar a extensas notas en 23 ediciones del diario Clarín, 6 del diario La Nación, 6 del diario Página 12, otras en Infobae (diario dedicado mayormente a finanzas) y el Buenos Aires Herald. También en revistas, incluyendo el mensuario Criterio de orientación católica liberal.
En último análisis es importante notar aquí que detrás del problema de este vicariato se encuentra siempre latente el de las relaciones entre la dirección de la Iglesia Católica y los militares en la historia política del país. Pero en definitiva entre el Vaticano, que designa a los obispos y cuenta con una notable empatía en sectores diversos de la vida del país, y el Estado Argentino.
CONCLUSIÓN
De este modo hemos trazado un periplo a lo largo de una década, que comienza con un asesinato en un cuartel en 1994 y llegando al año 2005 roza la problemática del rol de las instituciones religiosas en el desempeño de capellanías militares, los privilegios de una iglesia sobre los otros credos, y los conflictos del Estado argentino con la dirigencia de la Iglesia Católica.
El curso de los acontecimientos es descriptible como un proceso en crecimiento, o una cadena de agregación de valor, que permite detenerse en muchas consideraciones sobre la dinámica de metamorfosis de problemas que pueden evolucionar convirtiéndose en problemas de la sociedad civil y de la esfera pública, de manera que actores religiosos devienen también en actores políticos.
En medio del camino cabe reconocer la crueldad de lo que sucedió con el joven Omar Carrasco, que el Poder Judicial cumplió con su papel aunque su actuación dejó notar fallas, y que el Poder Ejecutivo suspendió la conscripción obligatoria a los ciudadanos.
Pero, sin dudar de la positiva importancia de la acción del presidente Carlos Saúl Ménem en relación al Servicio Militar Obligatorio, un aspecto que no podemos obviar es que el mismo no fue derogado por una Ley del Poder Legislativo de la Nación sino “suspendido” por un Decreto Presidencial. Jurídicamente esto significa que el decreto puede ser anulado por otro decreto del Poder Ejecutivo sin pasar por el Congreso. Esa posibilidad puede ser analizada críticamente como una puerta potencialmente abierta para alguna clase de política de control social, en cualquiera de los sentidos ideológicos y las formas prácticas que esta perspectiva podría asumir. Lo cual, de ser así, significaría una Caja de Pandora, si no directamente, y en el peor de los casos, un retroceso en la vida de la democracia y la República.
Dr. Hilario Wynarczyk
Doctor en Sociología (Universidad Católica Argentina, UCA)
Máster en Ciencia Política (Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil, UFMG)
Licenciado en Sociología (Universidad de Buenos Aires, UBA)
Profesor de Metodología y Taller de Tesis (Universidad Nacional de San Martín, UNSAM)
Integrante de los consejos directivos de:
Asociación de las Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (ACSRM)
Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)
Pertenece a:
Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)
Programa Latinoamericano de Estudios Socio-Religiosos (PROLADES)
Ha sido integrante del Consejo de Expertos de las Secretaría de Culto de la Nación
Investigador y escritor

Fuente: Cordialmentepxg

viernes, 30 de diciembre de 2016

MUERTE DEL SOLDADO PENTECOSTAL | RESONANCIA



Por.  Por. Hilario Wynarczyk, Argentina
Segunda de tres notas que analiza la resonancia del asesinato del soldado pentecostal Omar Carrasco. Tema candente en el año de la Reforma Constitucional de 1994, que cobra notoriedad nuevamente. 
A partir de la entrada en escena de parte de FACIERA, la protesta por el crimen del soldado Carrasco escaló un peldaño y pasó al de la protesta institucional de los evangélicos por su reconocimiento como actores de la sociedad civil frente al Estado.
El Secretario General de FACIERA declaró en El Puente, que los dirigentes evangélicos se proponían hacer llegar dos propuestas al Ministerio de Defensa, al Congreso, a los medios, y al Presidente de la Nación: la abolición del servicio militar y la apertura del ejercicio de capellanías a los otros cultos. Para entonces, las capellanías estaban exclusivamente en manos de sacerdotes católicos apostólicos romanos dentro de la esfera de incumbencia del Vicariato Castrense.
Luego de la dictadura, estas capellanías fueron continuamente objeto de críticas y una destacable en términos jurídicos provino desde el interior mismo de la militancia católica, como puede observarse en el libro de Emilio Mignone: Iglesia y dictadura. El papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar, publicado en 1999 por la Universidad Nacional de Quilmes.
Casi enseguida, el 10 de julio de 1994, el diario Clarín, en su revista dominical Viva le dio una amplia cobertura al caso Carrasco e hizo notar que en el Ejército existía discriminación religiosa. Este hecho solía ser señalado en la Argentina con relación a los judíos, usualmente discriminados para seguir carreras militares. Pero surgía claramente colocado ahora con relación a la principal minoría religiosa del país.
De esta manera, se produjo una sinergia entre la información periodística y el reclamo institucional de los evangélicos, en un momento que el proceso de reforma de la Carta Magna de la Nación, como un factor coadyuvante, tornaba políticamente favorable.
Pero debemos tener en claro que si bien los hechos fueron muy importantes para los evangélicos en su relación con el Estado nacional, marcando su identidad y su reclamo, la cuestión de la pertenencia religiosa de Carrasco, a excepción del significativo tratamiento de la revista Viva, no alcanzó enorme relevancia en la sociedad argentina y no adquirió mayor espacio mediático. Y sin embargo, trajo consecuencias.
FIN DEL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO
En aquel mismo mes de Julio de 1994, el presidente Carlos Saúl Menem, secundado por el general Martín Balza, anunció que el Servicio Militar Obligatorio sería reemplazado por un servicio militar profesional y voluntario.
El caso del joven pentecostal precipitó la decisión del Poder Ejecutivo, pero, a rigor, la idea de abolir el Servicio Militar Obligatorio, en una fase de notable desprestigio de las Fuerzas Armadas, ya venía siendo discutida por los organismos de Derechos Humanos, en los cuales intervenían los evangélicos de otro segmento del mismo universo de iglesias. Se trata ahora de los metodistas, luteranos y reformados calvinistas (entre otros, que incluían también pentecostales), más afines al Movimiento Ecuménico y los énfasis teológicos en problemas sociales de justicia, con sus necesarias tangencias en la Teología de la Liberación. Las iglesias de esta parte del mundo evangélico se hallaban vinculadas mayormente en la FAIE, Federación Argentina de Iglesias Evangélicas. Y con respecto al tema de la abolición del Servicio Militar Obligatorio enfatizado por “el caso Carrasco” la voz de estas iglesias se hizo notar a través del MEDH, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
Así, en septiembre de 1994, el abogado Carlos Saúl Menem, Presidente de la Nación, comunicó que los capellanes evangélicos serían aceptados en las cuarteles (El Puente, septiembre, página 32). Los dirigentes evangélicos, con el Secretario de Culto de la Nación, comenzarían a trabajar en un proyecto de ley para regularizar las capellanías militares. Algo que nunca fue concretado.
Pero de todos modos, los evangélicos venían desarrollando un área de capellanías especialmente dirigida hacia las prisiones, con notable éxito y buena aceptación de parte del estado, sobre todo de la Provincia de Buenos Aires, que reconocía obviamente, inferimos, la contribución de las iglesias al control social, y destinaba un espacio a lo que se denominaba “el pabellón de los evangélicos”, un fenómeno también notorio en la Provincia de Santa Fe. De un modo afín, los pastores evangélicos venían desarrollando un ministerio menos notorio, dirigido al personal de las fuerzas de seguridad y defensa a través de la Confraternidad Cristiana Evangélica de Miembros de Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Argentina (CCEMFASA), entidad que sostenía relaciones fraternales con la Asociación de Compañerismo Militar Cristiano Mundial (AMCF, siglas en inglés). Estas acciones tenían que ver mayormente con las iglesias afines a las tradiciones evangelicales y pentecostales.
LAS CONDENAS A LOS CRIMINALES
El 31 de enero de 1996, el subteniente Ignacio Canevaro fue condenado por el Tribunal Oral de Neuquén a 15 años de prisión, y los dos soldados ocupados del “avivamiento” –Cristian Suárez y Víctor Salazar– a 10 años. Al Sargento Carlos Sánchez, que actuó como encubridor, la Justicia lo condenó a 3 años. Sin embargo, todos ellos obtuvieron un beneficio de rebaja de años de prisión que favorece a los presos (sistema del 2 x 1) por el tiempo que permanecen privados de libertad sin condena definitiva.
Diez años más tarde, en marzo de 2006, ahora durante la gestión del presidente Néstor Kirchner, también procedente del vasto y heterogéneo mundo peronista, “el caso Carrasco” entró en una fase conocida como “Caso Carrasco II”. El Consejo de la Magistratura suspendió a Rubén Caro, juez federal de Zapala que investigó el homicidio, a fin de someterlo a un juicio político por presunto mal desempeño en la investigación (Clarín, 2 de marzo de 2006, página 17, y edición del 3 de marzo, página 6).

Dr. Hilario Wynarczyk
Doctor en Sociología (Universidad Católica Argentina, UCA)
Máster en Ciencia Política (Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil, UFMG)
Licenciado en Sociología (Universidad de Buenos Aires, UBA)
Profesor de Metodología y Taller de Tesis (Universidad Nacional de San Martín, UNSAM)
Integrante de los consejos directivos de:
Asociación de las Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (ACSRM)
Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)
Pertenece a:
Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)
Programa Latinoamericano de Estudios Socio-Religiosos (PROLADES)
Ha sido integrante del Consejo de Expertos de las Secretaría de Culto de la Nación
Investigador y escritor

Fuente: Cordialmentepxg

jueves, 29 de diciembre de 2016

MUERTE DEL SOLDADO PENTECOSTAL: LOS HECHOS



Por. Hilario Wynarczyk, Argentina
Primera de tres notas que analiza los acontecimientos del asesinato del soldado pentecostal Omar Carrasco. Tema candente en el año de la Reforma Constitucional de 1994, que cobra notoriedad nuevamente.  
Los hechos a los que se refiere este artículo tienen lugar y su punto de partida en 1994, que en la Argentina significó el año de la Reforma de la Constitución, un proceso político orientado a modernizar la Carta Magna y defender la democracia. La Convención Constituyente se reunía en Santa Fe y Paraná, dos ciudades de fuerte tradición relacionada con las anteriores Convenciones Constituyentes y la primera capital (Paraná) de la Confederación de Provincias que tomaron luego la forma de la República Argentina. La Reforma del 94, desde el punto de vista del análisis del poder (es decir, de la política), fue el resultado del “Pacto de Olivos”, cerrado entre el Presidente de la Nación Carlos Saúl Menem, proveniente del peronismo (un mundo que necesita una explicación segmentada para la cual no tenemos espacio en este artículo), y don Raúl Ricardo Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, primer presidente luego de la dictadura militar 1976-1983, marcada en sus postrimerías por la nefasta “Guerra de Malvinas” de 1982, donde fueron destinados a la muerte muchos jóvenes del país.
CRIMEN Y OCULTAMIENTO
El 3 de marzo de 1994 Omar Carrasco ingresó al grupo de Artillería 161 en Zapala, provincia de Neuquén, para cumplir el Servicio Militar Obligatorio, genéricamente conocido en Argentina como “la colimba”.
Omar era miembro de una pequeña congregación pentecostal, flaquito y tímido. En la localidad donde vivía, Cultral-Có (provincia de Neuquén) trabajaba de repartidor de pollos.
El 6 de marzo, un subteniente mandó a dos soldados veteranos a que lo “aviven” mediante tradicionales ejercicios de cuerpo a tierra y saltos de rana conocidos como “baile”. El subteniente también era muy joven.
Los dos responsables del “avivamiento”, por extraña coincidencia con el uso de la palabra “avivamiento”, que en el universo conceptual de los pentecostales en la década del 90 se refería a la “visitación del Espíritu Santo a la Argentina”, lo dejaron en coma.
Cuando Sebastiana y Franciso Carrasco fueron a visitar a su hijo, el Ejército les dijo que había desertado. Pero un mes después del “avivamiento”, el 6 de abril, apareció el cuerpo de Omar. Las pericias científicas mostraron que permaneció inconsciente en una cisterna para agua. Tenía una costilla rota que le perforó el pulmón, un magullón profundo en un ojo presumiblemente fue hecho con un instrumento de metal, tal vez una pala. Habría muerto a causa de hemorragias internas, el 8 de marzo.
REACCIONES DE ORGANIZACIONES EVANGÉLICAS
En su edición de Mayo de 1994 el mensuario El Puente le dedicó al caso la portada y una nota (página 31). El periódico El Puente, que a partir del año 2016 dejó de ser publicado, representaba la voz mayormente de las iglesias evangelicales y pentecostales. Carrasco, sostenía El Puente, fue muerto por su fe. Carrasco tenía estándares morales más altos que los usuales en la cultura que lo rodeaba: no robar, no mentir. Por ese motivo resultó una víctima. De hecho la narración de El Puente fue inscripta en el marco de interpretación de la realidad del cristianismo apegado a la teodicea del sufrimiento: con su muerte, el jovencito Omar Carrasco pagó el precio de ser un cristiano.
En su edición de junio (portada y página 25) nuevamente El Puente colocó el tema. Pero esta vez apuntó al problema de la discriminación religiosa en los cuarteles, desplazando la cuestión hacia la arena de debate jurídico. Este dato es importante porque se refiere a una estructura del Estado nacional que durante el período 1976-1983 concentró la suma del poder en el contexto de una dictadura más tarde condenada por atrocidades de lesa humanidad.
Ese mismo mes de junio de 1994, la Federación Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, FACIERA, tomó intervención en el asunto. En línea con lo que dijimos respecto de El Puente, esta asociación congregaba a las iglesias que pertenecen mayormente a corrientes evangelicales y pentecostales (aunque los pentecostales tienen sus propias federaciones). En una descripción muy genérica, y quizás imprecisa, de lo que es su posición al interior del heterogéneo universo de iglesias evangélicas de la Argentina, podríamos destacar algunos de sus rasgos: el énfasis en la conversión y los problemas morales de familia y sexualidad (por contraste con un énfasis menor en problemas sociopolíticos), junto con su comprensión marcadamente literalista de la Biblia, y un caudal demográfico mayoritario dentro del universo evangélico. Pero al mismo tiempo, estas iglesias han mostrado siempre un interés en reclamar un reconocimiento de parte del Estado.

Dr. Hilario Wynarczyk
Doctor en Sociología (Universidad Católica Argentina, UCA)
Máster en Ciencia Política (Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil, UFMG)
Licenciado en Sociología (Universidad de Buenos Aires, UBA)
Profesor de Metodología y Taller de Tesis (Universidad Nacional de San Martín, UNSAM)
Integrante de los consejos directivos de:
Asociación de las Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur (ACSRM)
Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR)
Pertenece a:
Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)
Programa Latinoamericano de Estudios Socio-Religiosos (PROLADES)
Ha sido integrante del Consejo de Expertos de las Secretaría de Culto de la Nación
Investigador y escritor

Fuente: Cordialmentepxg